lunes, 5 de diciembre de 2011

MISIÓN DE LOS DISCÍPULOS DEL SEÑOR

Meditación del Papa


"Él deja a sus Apóstoles y, a través de ellos, a todos nosotros - el mensaje -: "Vayan, entonces, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos (...) Y yo estoy con ustedes hasta el fin del mundo" (Mt 28,19). Como Jesús, los mensajeros de paz de su reino deben ponerse en camino, deben responder a su invitación. Deben caminar, pero no con la potencia de la guerra o con la fuerza del poder.

San JuanCrisóstomo, en una de sus homilías, comenta "Siendo corderos, venceremos y, aunque estemos rodeados de muchos lobos, conseguiremos superarlos". Pero si nos hacemos lobos, seremos derrotados, porque seremos privados de la ayuda del pastor". Los cristianos no deben nunca caer en la tentación de ser lobos entre los lobos; no es con el poder, con la fuerza, con la violencia que el reino de paz de Cristo se extiende, sino con el don de sí, con el amor llevado hasta el extremo, aún hacia los enemigos.

Jesús no vence el mundo con la fuerza de las armas, sino con la fuerza de la Cruz, que es la verdadera garantía de la victoria. Y esto tiene como consecuencia para quien quiere ser discípulo del Señor, su invitado, el estar también preparado a la pasión y al martirio, a perder la propia vida por Él, para que en el mundo triunfen el bien, el amor, la paz. Es ésta la condición para poder decirentrando en cada realidad "Paz sea a esta casa" (Lc 10,5). (Benedicto XVI, audiencia general, miércoles 26 de octubre de 2011)

Reflexión
El Papa nos enseña que no podemos llevar este mensaje por nosotros mismos, estando alejados del pastor, de Cristo. Sólo lograremos cumplir con este mandato misionario en cada una de las difíciles situaciones en las que vivimos, si estamos unidos a Cristo.

Y el Papa va más allá: "No es con el poder, con la fuerza, con la violencia que el reino de paz de Cristo se extiende, sino con el don de sí". No podemos aceptar pasivamente el mal que sugiere el mundo y mucho menos querer combatirlo con la fuerza.

Sólo podremos ayudar este mundo siendo de verdad lo que somos: cristianos, misioneros, apóstoles de Cristo. Y eso implica el don de nosotros mismos, salir de nuestras seguridades, de nuestras comodidades, para que elprójimo tenga también la paz y el amor de Dios, que nosotros debemos transmitir.