lunes, 19 de junio de 2017

Video-mensaje de Francisco: el Rosario, una oración que lleva paz a los corazones, a la iglesia y al mundo



“También yo rezo frecuentemente el Rosario delante a un mosaico: un pequeño mosaico de la Virgen con el Niño, donde parece que en el centro está María, cuando en realidad Ella, usando sus manos se vuelve una especie de escalera a través de la cual Jesús puede bajar en medio de nosotros”.
Así el papa Francisco explicó este domingo cómo la María lleva a Jesús, durante el video-mensaje enviado al santuario de la Virgen de Ta’ Pinu, en la isla de Gozo en Malta, en ocasión de la inauguración de un mosaico en el exterior de la basílica que representa los cuatros misterios marianos.
El Santo Padre les aseguró que “en un gran abrazo de mosaicos les esperan Jesús y su madre” y que recuerda “una oración contemplativa, simple, accesible a todos, grandes y pequeños: la oración del santo Rosario.
“En la oración del Rosario –aseguró el sucesor de Pedro– nos dirigimos a la Virgen María para que nos lleve cada vez más cerca a su hijo Jesús, para conocerlo y amarlo cada vez más”.
Señaló que “mientras repetimos ‘ Ave María’, meditamos los misterios, las etapas gozosas, luminosas, dolorosas y gloriosas de la vida de Cristo, pero también de nuestra vida: porque nosotros caminamos con el Señor”.
“Rezando llevamos todo a Dios: las fatigas, las heridas, los miedos, pero también las alegrías, los dones, las personas queridas… todo a Dios. Rezando le permitimos a Dios entrar en nuestro tiempo, recibir y transfigurar todo lo que vivimos”, dijo.
El Papa concluyó exhortando: “Sírvanse con frecuencia de este instrumento potente que es la oración del santo Rosario, porque lleva paz en los corazones, en las familias, en la Iglesia y en el mundo”.

Los niños endemoniados que desaparecen



Mercedes García Hurtado es hermana de la Caridad de Santa Ana y enfermera. Trabajó durante 25 años en un hospital psiquiátrico en Tarragona y en 2012 llegó hasta Costa de Marfil «porque siempre quise ser misionera, pero me quedé en España más de 20 años para cuidar a mi madre enferma». Además de atender el dispensario, Soro Gnenetcho –que quiere decir mujer del cielo, como la llaman en su aldea– atiende y hasta en ocasiones salva la vida a las personas con discapacidad intelectual o enfermedades psiquiátricas en un país lleno de tabús y creencias animistas que las consideran espíritus a los que hacen desaparecer. Mercè, como la llaman en su tierra, pide ayuda, porque se necesitan medios para las personas con discapacidad intelectual puedan tener las mismas oportunidades que los demás.
¿Cómo que desaparecen?
Los marfileños consideran que los enfermos mentales tienen demonios dentro porque han hecho algo mal. Sus familias los llevan a curanderos, cuando no los abandonan en el campo. El marabú practica un ritual místico y los hace desaparecer.
Pero… ¿dónde van a parar?
El ritual consiste en aplicar unas hierbas y esparcir agua sobre su cuerpo. Si es una serpiente, la persona comenzará a moverse y se transformará en una cobra, y entonces desaparecerá. Si es un genio comenzará a dar vueltas sobre sí mismo como un remolino y desaparecerá también. En cambio, si se trata de un hombre se quedará quieto, aunque, eso sí, el espíritu no desaparecerá de su cuerpo, pero su familia deberá aceptarlo y llevarlo de nuevo a casa. La gente que ha ido a estos curanderos nunca más aparece… no sabemos dónde están, nadie los vuelve a ver. Y la familia tiene que estar contenta, porque si no, al próximo embarazo también caerá la maldición.
¿Los matan?
No lo sabemos.
¿Y cómo trabaja una enfermera experta en psiquiatría entre tanta creencia mágica?
Es difícil, porque cambiar el mundo de las creencias es casi imposible. Por ejemplo, a las personas con síndrome de Down o a los epilépticos ni se los toca porque creen que son contagiosos, los echan de la escuela o el trabajo… Es todo un estigma.
Se quedarán pasmados cuando la ven a usted acercarse a los personas con enfermedades mentales.
Tanto que me llaman Soro Gnenetcho, que significa mujer del cielo. Ven extraordinario –pero en positivo– que me acerque a esos espíritus que echan espuma por la boca y los atienda con cariño y atención.
En un entorno así la parte evangelizadora también tiene pinta de ser difícil.
Es otro buen desafío. Aquí el cristianismo lleva 100 años, está muy poco arraigado. Pero, eso sí, en sus creencias también hay un solo dios, y además es mujer.
Entonces predican con sus obras.
Atendemos un pequeño dispensario al que vienen enfermos de todas las aldeas de alrededor. Son muy pobres, pero es curioso el culto a los muertos tan desarrollado que tienen. Cuando fallece alguien de la familia hacen un gran despliegue de actos, gastan todo lo que tienen en comidas… de hecho, no hay fecha para enterrarlos. Yo sé de familias que tienen un miembro sin enterrar desde hace 20 años porque no se han reunido todavía todos. Este momento es crucial para ellos, porque se tiene que hacer bien el traspaso a la otra orilla.
La clave, aunque parezca un lugar común, es la educación.
Sí, pero no creas, es difícil con los jóvenes. Aquí hay un rito, el del bosque sagrado, una iniciación en la que el muchacho entra en la edad adulta. Los jóvenes se pasan casi un año dentro del bosque sin poder salir. Si se ponen enfermos, tienen que curarse a base de hierbas, y muchos mueren en el intento. Si la novia o la madre va a ponerle un plato de comida y al día siguiente está intacto es que ha muerto. Las religiosas que están en la escuela están enfadadísimas porque, claro, los muchachos dejan durante mucho tiempo de ir a clase.
¿Y las mujeres?
No van al colegio. Aquí la mujer está para trabajar en el campo, para tener hijos –varones, porque si no corre el riesgo de ser abandonada– y para casarse de niñas con hombres mucho más mayores. Son un cero a la izquierda, son esclavas. Por ponerte un ejemplo de lo más cotidiano, en los funerales preparan comida para cientos de personas y, si hay solo una silla, el hombre nunca permitirá que ella se siente a descansar. Se sienta él.
Cristina Sánchez Aguilar
Con la colaboración de Obras Misionales Pontificias (OMP)
Alfay Omega

Cardenal Osoro, en el Corpus Christi: «Si nos alimentamos de Dios es posible ver, en los demás, hermanos»



«Que la Eucaristía sea siempre el lugar donde encontramos Vida y la forma también de dar Vida a todos los hombres». Con este deseo ha terminado el cardenal Osoro su homilía en la solemnidad del Corpus Christi, Día de Caridad.
El arzobispo de Madrid ha recordado que «la Nueva Jerusalén tiene que glorificar al Señor, porque Él nos trae la Paz, Él nos sacia» y que precisamente en este día «honramos la presencia real de Jesucristo en el misterio de la Eucaristía».
«Recordemos siempre y no olvidemos nunca al Señor» –ha pedido–, porque Él nunca se olvida de los hombres como, por ejemplo, cuando el pueblo de Israel pasaba «aflicción» y le entregó el maná. «No olvidemos nunca al Señor, Él nos alimenta como alimentó al pueblo de Israel y nos alimenta también a nosotros con su propia vida en el camino. […] Si nos alimentamos de Dios es posible ver, en los demás, hermanos; es posible entender el mandato de Jesús cuando nos dice que nos amemos los unos a los otros», ha aseverado.
En «un momento de la historia difícil» en el que «los enfrentamientos son reales», es necesario que «vivamos en comunión con Cristo y con los hermanos» –ha explicado–. «No es extraño que en este día se celebre el Día de Cáritas, es estar mirando las necesidades de los demás, de los más pobres […]. De lo que habéis comido, dad. Nos deis otra cosa. Dad a Dios. El Señor es fraternidad, es paz, es reconciliación, es compromiso con el otro…».
Nuevo director de Cáritas Madrid
En el marco del Día de Cariad, justo después de la homilía, ha tomado posesión como nuevo director de Cáritas Madrid Luis Hernández Vozmediano, que sustituye a Julio Beamonte Mayayo. El cardenal Osoro ha agradecido la labor de este último, incidiendo en el «bien» que la entidad caritativa de la Iglesia «ha querido regalar a todos los hombres». Y el canciller-secretario del Arzobispado, Alberto Andrés Domínguez, ha leído su nombramiento como caballero de la Orden de San Gregorio Magno.
Además, el vicario de Acción Caritativa, Javier Cuevas, ha agradecido la «entrega y generosidad» del hasta ahora delegado episcopal de Cáritas Diocesana, Pablo González Díaz, quien «ha lavado los pies» como el Señor y ha sabido «acompañar la búsqueda de un futuro con esperanza de tantas personas que caminan sin sentido».

Adelanto fotográfico: los madrileños acompañan al Señor por las calles

A pesar del calor, miles de madrileños han salido este domingo por la tarde a acompañar al Señor por las calles de Madrid en la solemnidad del Corpus Christi. La procesión ha estado encabezada por el cardenal Osoro, que esta misma mañana había subrayado que «si nos alimentamos de Dios es posible ver, en los demás, hermanos», y ha salido de la catedral pasadas las 19 horas para discurrir por las calles Mayor, Milaneses y Santiago, plaza de Ramales, plaza de Oriente, calle de San Quintín y calle Bailén, con vuelta a la plaza de la Almudena. 

COMENTARIO DE BENEDICTO XVI AL EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO (5,38-42)





... ¿Cuál es el sentido de esas palabras? ¿Por qué Jesús pide amar a los propios enemigos, o sea, un amor que excede la capacidad humana? En realidad, la propuesta de Cristo es realista, porque tiene en cuenta que en el mundo hay demasiada violencia, demasiada injusticia y, por tanto, sólo se puede superar esta situación contraponiendo un plus de amor, un plus de bondad. 

Este “plus” viene de Dios: es su misericordia, que se ha hecho carne en Jesús y es la única que puede “desequilibrar” el mundo del mal hacia el bien, a partir del pequeño y decisivo “mundo” que es el corazón del hombre.

Con razón, esta página evangélica se considera la charta magna de la no violencia cristiana, que no consiste en rendirse ante el mal —según una falsa interpretación de “presentar la otra mejilla” (cf. Lc 6, 29)—, sino en responder al mal con el bien (cf. Rm 12, 17-21), rompiendo de este modo la cadena de la injusticia. 

Así, se comprende que para los cristianos la no violencia no es un mero comportamiento táctico, sino más bien un modo de ser de la persona, la actitud de quien está tan convencido del amor de Dios y de su poder, que no tiene miedo de afrontar el mal únicamente con las armas del amor y de la verdad.

El amor a los enemigos constituye el núcleo de la “revolución cristiana”, revolución que no se basa en estrategias de poder económico, político o mediático. La revolución del amor, un amor que en definitiva no se apoya en los recursos humanos, sino que es don de Dios que se obtiene confiando únicamente y sin reservas en su bondad misericordiosa. 

Esta es la novedad del Evangelio, que cambia el mundo sin hacer ruido. Este es el heroísmo de los “pequeños”, que creen en el amor de Dios y lo difunden incluso a costa de su vida.

[…] Pidamos a la Virgen María, dócil discípula del Él nos ha amado, para ser misericordiosos como es misericordioso nuestro Padre que está en los cielos (cf. Lc 6, 36).

(Del Ángelus de Benedicto XVI el 18-2-2017)

EVANGELIO DE HOY: DEVOLVER BIEN POR MAL



Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,38-42):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Habéis oído que se dijo: "Ojo por ojo, diente por diente". Yo, en cambio, os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehuyas.»

Ángelus del Papa: En la Eucaristía Jesús alimenta nuestra fe, esperanza y caridad

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En Italia y en muchos países se celebran este domingo la fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo - a menudo se utiliza el nombre latino Corpus Domini o Corpus Christi. Cada domingo la comunidad eclesial se reúne alrededor de la Eucaristía, sacramento instituido por Jesús en la última cena. Sin embargo, cada año tenemos la alegría de celebrar la fiesta dedicada a este misterio central de la fe, para expresar en plenitud nuestra adoración a Cristo que se dona como alimento y bebida de salvación.
El pasaje del Evangelio de hoy, tomado de San Juan, es una parte del discurso sobre el "pan de vida" (cf. 6,51-58). Jesús afirma: "Yo soy el pan vivo bajado del cielo. [...] El pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo"(v. 51). Él quiere decir que el Padre lo envió al mundo como alimento de vida eterna, y que para ello Él se sacrificará a sí mismo, su carne. De hecho, Jesús, en la cruz, ha donado su cuerpo y ha derramado su sangre. El Hijo del hombre crucificado es el verdadero Cordero pascual, que hace salir de la esclavitud del pecado y sostiene en el camino hacia la tierra prometida. La Eucaristía es el sacramento de su carne dada para hacer vivir el mundo; quien se nutre de este alimento permanece en Jesús y vive por Él. Asimilar a Jesús significa estar en él, volviéndose hijos en el Hijo.
En la Eucaristía, Jesús, como lo hizo con los discípulos de Emaús, se pone a nuestro lado, peregrinos en la historia, para alimentar en nosotros la fe, la esperanza y la caridad; para confortarnos en las pruebas; para sostenernos en el compromiso por la justicia y la paz. Esta presencia solidaria del Hijo de Dios está en todas partes: en las ciudades y en el campo, en el Norte y Sur del mundo, en países de tradición cristiana y en los de primera evangelización. Y en la Eucaristía Él se ofrece a sí mismo como fuerza espiritual para ayudarnos a poner en práctica su mandamiento – amarnos los unos a otros como Él nos ha amado -, mediante la construcción de comunidades acogedoras y abiertas a las necesidades de todos, especialmente de las personas más frágiles, pobres y necesitadas.
Nutrirnos de Jesús Eucaristía significa también abandonarnos con confianza en Él y dejarnos guiar por Él. Se trata de recibir a Jesús en el lugar del propio "yo". De este modo el amor gratuito recibido de Jesús en la comunión eucarística, con la obra del Espíritu Santo, alimenta el amor por Dios y por los hermanos y hermanas que encontramos en el camino de cada día. Nutridos por el Cuerpo de Cristo, nos volvemos cada vez más y concretamente, Cuerpo Místico de Cristo. Nos lo recuerda el Apóstol Pablo: «La copa de bendición que bendecimos, ¿no es acaso comunión con la Sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el Cuerpo de Cristo? Ya que hay un solo pan, todos nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo Cuerpo, porque participamos de ese único pan».(1 Cor 10,16-17).
La Virgen María, que siempre ha estado unida a Jesús Pan de Vida, nos ayude a redescubrir la belleza de la Eucaristía, a nutrirnos de ella con fe, para vivir en comunión con Dios y con hermanos.
Ángelus domini...
(Griselda Mutual - Radio Vaticano)
(from Vatican Radio)