miércoles, 22 de junio de 2016

“La misericordia de Dios nos purifica de la hipocresía”, el Papa en la catequesis


Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
«Señor, si quieres, puedes purificarme» (Lc 5,12): es el pedido que hemos escuchado dirigido a Jesús por parte de un leproso. Este hombre no pide solamente ser curado, sino ser “purificado”, es decir sanado integralmente, en el cuerpo y en el corazón. De hecho, la lepra era considerada una forma de maldición de Dios, de impureza profunda. El leproso debía estar lejos de todos; no podía acceder al templo y a ningún servicio divino. Lejos de Dios y lejos de los hombres. Esta gente llevaba una vida triste.
No obstante esto, aquel leproso no se resignaba ni a la enfermedad, ni a las disposiciones que hacen de él un excluido. Para alcanzar a Jesús, no temía infringir la ley y entra en la ciudad – cosa que no debía hacer, le estaba prohibido –, y cuando lo encontró «se postró ante él y le rogó: Señor, si quieres, puedes purificarme» (v. 12). ¡Todo lo que este hombre considerado impuro hace y dice es expresión de su fe! Reconoce la potencia de Jesús: está seguro que tenga el poder de sanarlo y que todo dependa de su voluntad. Esta fe es la fuerza que le ha permitido romper toda convención y buscar el encuentro con Jesús y, arrodillándose delante de Él, lo llama “Señor”. La súplica del leproso muestra que cuando nos presentamos a Jesús no es necesario hacer largos discursos. Bastan pocas palabras, con tal que sean acompañadas de la plena confianza en su omnipotencia y en su bondad. Encomendarnos a la voluntad de Dios significa de hecho abandonarnos en su infinita misericordia. También yo les haré una confesión personal. En la noche, antes de ir a la cama, yo rezo esta breve oración: “Señor, si quieres, puedes purificarme”. Y rezo cinco “Padre Nuestros”, uno por cada llaga de Jesús, porque Jesús nos ha purificado con sus llagas. Pero si esto lo hago yo, pueden hacerlo también ustedes, en su casa, y decir: “Señor, si quieres, puedes purificarme” y pensar en las llagas de Jesús y decir un “Padre Nuestro” por cada una. Y Jesús nos escucha siempre.
Jesús es profundamente impresionado por este hombre. El Evangelio de Marco subraya que «conmovido, extendió la mano y lo tocó, diciendo: Lo quiero, queda purificado» (1,41). El gesto de Jesús acompaña sus palabras y hace más explícita la enseñanza. Contra las disposiciones de la Ley de Moisés, que prohibía acercarse a un leproso (Cfr. Lev 13,45-46), Jesús, contra la prescripción, Jesús extiende la mano e incluso lo toca. ¡Cuántas veces nosotros encontramos un pobre que viene a nuestro encuentro! Podemos ser incluso generosos, podemos tener compasión, pero generalmente no lo tocamos. Le ofrecemos la moneda, pero evitamos tocar la mano y la tiramos ahí. ¡Y olvidamos que esto es el cuerpo de Cristo! Jesús nos enseña a no tener temor de tocar al pobre y al excluido, porque Él está en ellos. Tocar al pobre puede purificarnos de la hipocresía y hacer que nos preocupemos por su condición. Tocar a los excluidos. Hoy me acompañan aquí estos jóvenes. Muchos piensan de ellos que era mejor que se quedaran en sus tierras, pero ahí sufrían mucho. Son nuestros refugiados, pero muchos los consideran excluidos. ¡Por favor, son nuestros hermanos! El cristiano no excluye a nadie, da lugar a todos, deja venir a todos.
Después de haber curado al leproso, Jesús le ordena de no hablar con nadie, pero le dice: «Ve a presentarte al sacerdote y entrega por tu purificación la ofrenda que ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio» (v. 14). Esta disposición de Jesús muestra al menos tres cosas. La primera: la gracia que actúa en nosotros no busca el sensacionalismo. Generalmente esa se mueve con discreción y sin clamor. Para curar nuestras heridas y guiarnos en el camino de la santidad ella trabaja modelando pacientemente nuestro corazón según el Corazón del Señor, para así asumir siempre los pensamientos y los sentimientos. La segunda: haciendo verificar oficialmente la sanación a los sacerdotes y celebrando un sacrificio expiatorio, el leproso es admitido en la comunidad de los creyentes y en la vida social. Su reintegración completa la curación. ¡Como había él mismo suplicado, ahora está completamente purificado! Finalmente, presentándose a los sacerdotes el leproso da a ellos testimonio acerca de Jesús y de su autoridad mesiánica. La fuerza de la compasión con la cual Jesús ha curado al leproso ha llevado la fe de este hombre a abrirse a la misión. Era un excluido, ahora es uno de nosotros.
Pensemos en nosotros, en nuestras miserias… Cada uno tiene la propia. Pensemos con sinceridad. Cuantas veces las cubrimos con la hipocresía de las “buenas maneras”. Y justamente entonces es necesario estar solos, ponerse de rodillas delante de Dios y orar: «Señor, si quieres, puedes purificarme». Y háganlo, háganlo antes de ir a la cama, todas las noches. Y ahora digamos esta bella oración: “Señor, si quieres, puedes purificarme”, todos juntos, tres veces. ¡Todos! “Señor, si quieres, puedes purificarme”, “Señor, si quieres, puedes purificarme”, “Señor, si quieres, puedes purificarme”. Gracias.
(Traducción del italiano, Renato Martinez – Radio Vaticano) (from Vatican Radio)


Francisco llega a Armenia “como siervo del Evangelio y mensajero de paz”


En un vídeo mensaje al pueblo armenio publicado la tarde del miércoles 22 de junio, el Papa Francisco manifiesta su alegría por este inminente viaje apostólico "al primer país cristiano".
A horas de su partida, el Obispo de Roma asegura llegar a esas tierras como hermano animado por el deseo de ver el rostro de los armenios, rezar juntos y compartir con ellos el don de la amistad. El Santo Padre recuerda la historia y las vicisitudes del amado pueblo armenio que suscitan en él "admiración y dolor".
"Admiración, porque han encontrado en la cruz de Jesús y en su ingenio la fuerza para volverse a levantar siempre, también de sufrimientos que se encuentran entre los más terribles que recuerde la humanidad. Dolor, por las tragedias que sus padres han vivido en su carne", subraya el Papa, pidiendo no permitir a los recuerdos dolorosos adueñarse de nuestro corazón.
"Como siervo del Evangelio y mensajero de paz deseo ir entre ustedes, para apoyar todo esfuerzo sobre el camino de la paz. Voy a su tierra bendita para reforzar nuestra comunión, avanzar sobre el camino de la reconciliación y dejarnos animar por la esperanza", concluye Francisco.
 Fuente: Religión Digital

Francisco: “La pena de muerte es una ofensa a la inviolabilidad de la vida”


"Deseo hoy alentar a todos a trabajar no sólo por la abolición de la pena de muerte, sino también por la mejora de las condiciones de reclusión, para que respeten plenamente la dignidad humana de las personas privadas de libertad", es el aliento del Papa Francisco a los participantes en el VI Congreso Mundial contra la Pena de Muerteque inició este 21 de junio en Oslo, Noruega.

El Evento organizado por Ensemble contre la peine de mort, en colaboración con la Coalición Mundial contra la Pena de Muerte tiene por objetivo "alcanzar y eliminar la obligatoriedad de la pena de muerte". Este congreso es el evento más importante sobre la pena de muerte, que reunirá a más de 1500 participantes, entre los que se encuentran más de 30 ministros, 200 diplomáticos, Premios Nobel de la Paz, parlamentarios, universitarios, abogados y defensores de los derechos humanos.

En su mensaje, el Santo Padre agradeció a todos aquellos que están comprometidos en construir un mundo libre de la pena de muerte, y asegura que: "de hecho, hoy día la pena de muerte es inadmisible, por cuanto grave haya sido el delito del condenado. Es una ofensa a la inviolabilidad de la vida y a la dignidad de la persona humana que contradice el designio de Dios sobre el hombre y la sociedad y su justicia misericordiosa, e impide cumplir con cualquier finalidad justa de las penas. Además, señala el Papa que, no hace justicia a las víctimas, sino que fomenta la venganza".

En el marco del Jubileo Especial de la Misericordia, el Pontífice recuerda que es una ocasión propicia para promover en el mundo formas cada vez más maduras de respeto a la vida y la dignidad de cada persona. No hay que olvidar que el derecho inviolable a la vida, don de Dios, agrega el Papa, pertenece también al criminal.

"Deseo hoy alentar a todos a trabajar no sólo por la abolición de la pena de muerte, concluye el Obispo de Roma, sino también por la mejora de las condiciones de reclusión, para que respeten plenamente la dignidad humana de las personas privadas de libertad". "Hacer justicia" no significa que se deba buscar el castigo por sí mismo, sino que las penas tengan como finalidad fundamental la reeducación del delincuente. Por ello, afirma el Papa, la cuestión debe ser encuadrada en la óptica de una justicia penal que sea abierta a la esperanza de reinserción del culpable en la sociedad. ¡No hay pena válida sin esperanza!

Texto completo del video mensaje del Papa Francisco
- VI Congreso Mundial contra la pena di muerte
- Saludo a los organizadores de este Congreso mundial contra la pena de muerte, al grupo de países que lo apoyan, especialmente a Noruega, país que lo acoge, y a todos los participantes: representantes de los Gobiernos, de las Organizaciones Internacionales y de la sociedad civil. Quiero además expresar mi agradecimiento personal, y también el de los hombres de buena voluntad, por su compromiso con un mundo libre de la pena de muerte.
- Un signo de esperanza es el desarrollo en la opinión pública de una creciente oposición a la pena de muerte, incluso como una herramienta de legítima defensa social. De hecho, hoy día la pena de muerte es inadmisible, por cuanto grave haya sido el delito del condenado. Es una ofensa a la inviolabilidad de la vida y a la dignidad de la persona humana que contradice el designio de Dios sobre el hombre y la sociedad y su justicia misericordiosa, e impide cumplir con cualquier finalidad justa de las penas. No hace justicia a las víctimas, sino que fomenta la venganza. El mandamiento «no matarás» tiene valor absoluto y abarca tanto a los inocentes como a los culpables.
- El Jubileo Especial de la Misericordia es una ocasión propicia para promover en el mundo formas cada vez más maduras de respeto a la vida y la dignidad de cada persona. No hay que olvidar que el derecho inviolable a la vida, don de Dios, pertenece también al criminal.
- Deseo hoy alentar a todos a trabajar no sólo por la abolición de la pena de muerte, sino también por la mejora de las condiciones de reclusión, para que respeten plenamente la dignidad humana de las personas privadas de libertad. "Hacer justicia" no significa que se deba buscar el castigo por sí mismo, sino que las penas tengan como finalidad fundamental la reeducación del delincuente. La cuestión debe ser encuadrada en la óptica de una justicia penal que sea abierta a la esperanza de reinserción del culpable en la sociedad. ¡No hay pena válida sin esperanza! Una pena clausurada en sí misma, que no dé lugar a la esperanza, es una tortura, no es una pena.
- Espero que este Congreso pueda dar un nuevo impulso al compromiso con la abolición de la pena capital. Por eso mismo, animo a todos los participantes a continuar con esta gran iniciativa y les aseguro mí oración.

Omella pide a los políticos "sentido común y altura de miras" en el ejercicio del poder


El arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, pidió ayer a los políticos que evitasen "la imposición y la confrontación" en el ejercicio del poder y les pidió que su consciencia prevalezca por encima de los intereses personales y de partido.

Las palabras de Omella se produjeron en una homilía con motivo de la festividad de Santo Tomás Moro, patrón de los políticos, y que todos los años se celebra el 22 de junio. Este año se adelantó "por motivos de agenda", subraya la diócesis. El arzobispo se encuentra en estos momentos en Roma participando de una reunión de la Congregación de Obispos.

Durante la Eucaristía, el prelado pidió a los políticos que tuvieran "sentido común y altura de miras" y afirmó sentir "dolor" por la falta de respeto por los Derechos Humanos y por el maltrato de inocentes e indefensos.

Por otra parte, el arzobispo lamentó que los políticos no hablen públicamente de Dios en sus alocuciones públicas y recordó que en otros países occidentales los cargos públicos acostumbran a empezar sus intervenciones invocando a Dios y encomendándose a él.
Finalmente, el arzobispo abogó ante los políticos congregados en la iglesia de Sant Ramon de Penyafort de Barcelona por comprometerse a favor de la justicia, la paz y la fraternidad.
 (RD/Agencias)


«EL CRISTIANO ES OTRO CRISTO»



Pablo, mejor que nadie, conocía a Cristo y enseñó, con sus obras, cómo deben ser los que de él han recibido su nombre... 

Y también dice: Vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí. 

Él nos hace ver la gran virtualidad del nombre de Cristo, al afirmar que Cristo es la fuerza y sabiduría de Dios, al llamarlo paz y luz inaccesible en la que habita Dios, expiación, redención, gran sacerdote, Pascua, propiciación de las almas, irradiación de la gloria e impronta de la substancia del Padre, por quien fueron hechos los siglos, comida y bebida espiritual, piedra y agua, fundamento de la fe, piedra angular, imagen del Dios invisible, gran Dios, cabeza del cuerpo que es la Iglesia, primogénito de la nueva creación, primicias de los que han muerto, primogénito de entre los muertos, primogénito entre muchos hermanos, mediador entre Dios y los hombres, Hijo unigénito coronado de gloria y de honor, Señor de la gloria, origen de las cosas, rey de justicia y rey de paz, rey de todos, cuyo reino no conoce fronteras. 

Estos nombres y otros semejantes le da, tan numerosos que no pueden contarse. Nombres cuyos diversos significados, si se comparan y relacionan entre sí, nos descubren el admirable contenido del nombre de Cristo y nos revelan, en la medida en que nuestro entendimiento es capaz, su majestad inefable. 

Del tratado de san Gregorio de Nisa, obispo, sobre el perfecto modelo del cristiano (PG 46, 254-255)
Fuente: News.Va.

Por sus frutos los reconocerán


Evangelio según San Mateo 7,15-20. 

Jesús dijo a sus discípulos: 

Tengan cuidado de los falsos profetas, que se presentan cubiertos con pieles de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. 

Por sus frutos los reconocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los cardos? 

Así, todo árbol bueno produce frutos buenos y todo árbol malo produce frutos malos. 

Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo, producir frutos buenos.
 
Al árbol que no produce frutos buenos se lo corta y se lo arroja al fuego. 

Por sus frutos, entonces, ustedes los reconocerán.