El Papa Francisco dedicó
su catequesis de este Miércoles Santo a la aceptación de Jesús de la
humillación y muerte de cruz para salvarnos, y en cuyo sufrimiento podemos ver
el dolor de la humanidad.
El Obispo de Roma afirmó que si bien nos gustaría que Dios acabara, mediante un gesto de su omnipotencia, con la injusticia, el mal y el pecado, la pasión de Jesucristo “no ocurre por error”, sino que de este modo nos muestra su amor infinito.
El Obispo de Roma afirmó que si bien nos gustaría que Dios acabara, mediante un gesto de su omnipotencia, con la injusticia, el mal y el pecado, la pasión de Jesucristo “no ocurre por error”, sino que de este modo nos muestra su amor infinito.
Mientras nos revela que cuando todo parece perdido es cuando Dios interviene
con la potencia de su resurrección, que no es el “final feliz” de un cuento de
hadas, sino la prueba de que Dios actúa allí donde las fuerzas humanas ya no
dan más de sí.
Por eso, dijo el Papa, también nosotros, en los momentos de
mayor oscuridad, debilidad y flaqueza, debemos poner nuestra esperanza en Dios,
como hizo Jesús.
El Santo Padre invitó a vivir esta Pascua con la certeza de que, en Jesús, Dios nos ama y nos perdona. A la vez que pidió a nuestra Madre, la Virgen María, que nos acompañe en el camino de la cruz y del amor que Cristo nos enseña.
Hablando en nuestro idioma, el Papa Francisco dijo:
El Santo Padre invitó a vivir esta Pascua con la certeza de que, en Jesús, Dios nos ama y nos perdona. A la vez que pidió a nuestra Madre, la Virgen María, que nos acompañe en el camino de la cruz y del amor que Cristo nos enseña.
Hablando en nuestro idioma, el Papa Francisco dijo:
Resumen de la catequesis que el Papa Francisco
pronunció español:
Queridos hermanos y hermanas:
Hoy, en la mitad de la Semana Santa la liturgia nos presenta el triste hecho de la traición de Judas.
Queridos hermanos y hermanas:
Hoy, en la mitad de la Semana Santa la liturgia nos presenta el triste hecho de la traición de Judas.
Judas va a las autoridades y les dice simplemente: ¿Cuánto me van a dar si yo
lo entrego? ¡30 monedas! Y Jesús tiene precio, como cualquier mercadería en un
mercado. Y Jesús acepta esa humillación hasta la muerte de cruz.
En su sufrimiento y en
su muerte, podemos ver el dolor de la humanidad, el dolor de nuestros pecados,
y la respuesta de Dios a ese misterio del poder del mal. Dios toma sobre sí el
mal del mundo para vencerlo.
Su pasión no ocurre por error. Es la manera de
mostrarnos su amor infinito.
En esa pasión de Jesús contemplamos su grandeza y
su amor.
En esta Semana Santa nos hará bien, a todos, mirar el crucifijo, besar las llagas de Jesús y decirle gracias. Porque eso lo hizo por cada uno de nosotros. Pero Dios siempre interviene en el momento en que quizás uno no lo espera, y Jesús resucita.
La resurrección de Jesús no es el “final feliz” de un cuento de hadas, no es el “happy end” de una película, sino que es la prueba de que Dios actúa en el momento más difícil, en el momento más oscuro. La noche siempre es muy oscura un poquito antes de que empiece a amanecer.
En esta Semana Santa nos hará bien, a todos, mirar el crucifijo, besar las llagas de Jesús y decirle gracias. Porque eso lo hizo por cada uno de nosotros. Pero Dios siempre interviene en el momento en que quizás uno no lo espera, y Jesús resucita.
La resurrección de Jesús no es el “final feliz” de un cuento de hadas, no es el “happy end” de una película, sino que es la prueba de que Dios actúa en el momento más difícil, en el momento más oscuro. La noche siempre es muy oscura un poquito antes de que empiece a amanecer.
No bajemos de la cruz antes de tiempo. Y no olvidemos, en
esta semana, de besar muchas veces el crucifijo.