lunes, 2 de enero de 2017

La no violencia, una propuesta realista



Al cumplirse 50 años de la instauración de la Jornada Mundial de la Paz, el Papa hace suya la aspiración original de Pablo VI de promover la resolución de las controversias en el mundo por las vías de la razón, el derecho, la justicia y la equidad.
La condena de la guerra ha ido concretándose en diversos mensajes papales cada 1 de enero como apuesta explícita por la no violencia, heterogéneo movimiento político de gran importancia en el siglo XX, protagonista en la descolonización de la India, el fin del apartheid en Sudáfrica o la caída del comunismo en Europa del este.
Benedicto XVI –recuerda Francisco– se refirió a la no violencia como una propuesta «realista» en un mundo donde sobra violencia, y donde solo «un plus de amor, un plus de bondad» es capaz de romper situaciones enquistadas.
En continuidad con su predecesor, Francisco presenta la no violencia como la forma de resolución de conflictos más acorde al Evangelio, aclarando a la vez que «no es un patrimonio exclusivo de la Iglesia católica». Ni tampoco exclusivamente un movimiento político, puesto que la no violencia comienza «dentro de los muros de casa» y en cada corazón humano, que el Papa define como «el verdadero campo de batalla en el que se enfrentan la violencia y la paz».
Alfa y Omega

COMENTARIO AL EVANGELIO DE SAN JUAN (1,19-28) POR SAN AGUSTÍN, OBISPO:



Juan era la voz, pero «en el principio ya existía la Palabra» (Jn 1,1). Juan, una voz por un tiempo; Cristo, la Palabra desde el principio, la Palabra eterna. Quita la palabra, ¿qué es la voz? Allí donde no hay nada para comprender, hay un ruido vacío. La voz sin la palabra percute el oído, y no edifica el corazón. 

Sin embargo, descubramos cómo las cosas se van encadenando en nuestro corazón que es lo que se trata de edificar: Si pienso en lo que debo decir, la palabra está ya en mi corazón; pero cuando te quiero hablar busco la manera de hacer pasar a tu corazón lo que ya tengo en el mío. 

Si busco, pues, cómo la palabra que ya está en mi corazón podrá unirse al tuyo y establecerse en tu corazón, me sirvo de la voz, y es con esta voz con la que te hablo: el sonido de la voz hace que llegue a ti la idea que está contenida en mi palabra. Entonces, es verdad, el sonido se pierde; pero la palabra que el sonido ha hecho llegar hasta ti está desde entonces en tu corazón sin haber abandonado el mío.

Cuando la palabra ha llegado hasta ti ¿no es verdad que el sonido parece decir, como Juan Bautista: «Él tiene que crecer y yo que menguar»? (Jn 3,30). El sonido de la voz ha resonado para hacer su servicio y después ha desaparecido como queriendo decir: «Esta alegría mía está colmada» (v. 29). Retengamos, pues, la Palabra; no dejemos que se marche la Palabra concebida en lo más profundo de nuestro corazón”.

EL TESTIMONIO DE JUAN (EVANGELIO DE HOY)



Lectura del santo evangelio según san Juan (1,19-28):


Éste fue el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a Juan a que le preguntaran: «¿Tú quién eres?»

Él confesó sin reservas: «Yo no soy el Mesías.»

Le preguntaron: «¿Entonces, qué? ¿Eres tú Elías?»

Él dijo: «No lo soy.»

«¿Eres tú el Profeta?»

Respondió: «No.»

Y le dijeron: «¿Quién eres? Para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado, ¿qué dices de ti mismo?»

Él contestó: «Yo soy la voz que grita en el desierto: "Allanad el camino del Señor", como dijo el profeta Isaías.»

Entre los enviados había fariseos y le preguntaron: «Entonces, ¿por qué bautizas si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?»

Juan les respondió: «Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia.»

Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde estaba Juan bautizando.

Palabra del Señor