Te pedimos, Señor,
que nos hagas estar dispuestos a entregarnos
como tú te entregas a nosotros en esta eucaristía.
Te pedimos que nos unas a los sufrimientos
que has soportado por nosotros
y a tu dolorosa agonía.
Tu sacrificio eucarístico
reconcilia cielo y tierra,
nos arranca de nosotros mismos,
nos absorbe en la llamada ardiente del Espíritu.
Haz que, comiendo tu cuerpo
y bebiendo tu sangre,
nos veamos libres de nuestro egoísmo.
¡ Haz que vivamos una existencia semejante a la tuya,
una existencia que anticipe la resurrección
porque lleva en sí la semilla de la inmortalidad
que es la comunión contigo,
Señor mío y Dios mío!
Carlo María Martini