martes, 11 de abril de 2017

Los calvarios de nuestro mundo


"Los de Cristo son los gritos de dolor de tantos que continúan crucificados hoy"

 Las siete palabras que Jesús dijo en el Gólgota cuando estaba crucificado, continúan resonando hoy en tantos y tantos calvarios de nuestro mundo.
Si los Evangelios recogen estas siete frases de Jesús en la cruz, es la vida y los medios de comunicación los que nos presentan también cada día, y no solo durante la Semana Santa, las frases y los gritos de dolor de tantos hombres y mujeres que continúan crucificados y muriendo todavía hoy.
La primera de las frases de Jesús en la Cruz, "Padre, perdónalos porqué no saben lo que hacen" (Lc 23:34), resuena hoy en aquellos que saben perdonar y en los que piden perdón. Son los cristianos perseguidos en el Cercano Oriente y en otras partes del mundo, que, sin odio, antes de la muerte rezan por sus verdugos.
Son los crucificados de nuestro mundo que continúan perdonando como lo hizo Jesús. Y como nos pidió en el sermón de la montaña que también lo hiciésemos nosotros, y no una o dos veces sino "setenta veces siete". O como pedimos en el Padrenuestro. Esta palabra de Jesús resuena en aquellos que, viviendo centrados en el Evangelio, se abren a la dulzura del perdón a pesar de las circunstancias adversas o de los golpes de la vida.
La segunda de las Siete Palabras, "Te aseguro que hoy estarás conmigo en el reino de los cielos" (Lc 23:43), estaba dirigida al "buen ladrón", crucificado al lado de Jesús. También hoy son muchos los que hacen posible que la gente más marginada tenga un "paraíso", acogiendo a refugiados, acompañando a ancianos, haciéndose cargo de los niños abandonados, dando un techo y amor a los enfermos de sida o a inmigrantes.
Por eso la Iglesia, como decía el obispo Ramón Buxarrais, ha de ser aquel lugar donde la gente que no tiene nada, se encuentre a gusto. Esta palabra de Jesús en la cruz la podemos descubrir en aquellos que abren horizontes de esperanza a los desesperanzados, en los que fortalecen el amor y en los que superan las dudas que encuentran cada día en su camino.
La tercera de las palabras de Jesús es doble. Por una parte está la frase que Jesús dirigió a su madre: "Mujer, aquí tienes a tu hijo" y la que dirigió a Juan, el discípulo amado: "Aquí tienes a tu madre" (Jo 19:26-27). En nuestro mundo son también muchas las mujeres que se hacen cargo de un niño que no es suyo, adoptando criaturas con deficiencias físicas o psíquicas, o rechazados por sus padres, ofreciéndoles una casa y sobre todo el amor que estas criaturas no han conocido nunca.
Son mujeres que acogen niños abandonados y que se convierten en madres para estos pequeños que no han conocido a sus padres. Y son muchos los niños que por la solicitud de una familia, o a veces de una mujer sola, ven renacer en sus corazones el amor que no han tenido, por el hecho de haber sido abandonados o maltratados. Estas dos palabras de Jesús se actualizan en aquellas familias que son escuelas de amor, espacios donde se aprende a amar, cada día más a la manera de Dios. Son las familias que están enraizadas en aquel amor que espera incluso cuando la razón desespera.
La cuarta frase de Jesús, "¿Dios mío, Dios mío, porqué me has abandonado?" (Mc 15:34 y Mt 27:46), es el grito lleno de dolor del crucificado, cuando siente el silencio de Díos: un grito que continúa resonando en medio nuestro debido a tantas y tantas víctimas inocentes que se sienten abandonadas de Díos y de los hombres.
Es el grito de dolor de las mujeres maltratadas, de los niños que han sufrido abusos sexuales, de los inmigrantes o de los refugiados muertos en el Mediterráneo. Es el grito de soledad y de desesperación de los que no llegan a finales de mes o de los que son desahuciados.
En este grito de Jesús en la cruz está el dolor de los que han sido atacados con armas químicas en Siria, las víctimas del holocausto nazi o de la guerra de los Balcanes, los que murieron en Rwanda en las luchas tribales, los que han sufrido las inundaciones recientes en Colombia y todos aquellos que se sienten abandonados de Díos y de los hombres. Esta frase de Jesús se actualiza en los que desde el silencio, sin comprender la aparente "ausencia" de Dios, siguen confiando en un Padre que es Abbá y también en el otro, que siempre esconde en su interior un misterio de amor.
La quinta frase, "Tengo sed" (Jo 19:28), expresa el cansancio y el ahogo de Jesús a la cruz. Pero también la sed de justicia, de pan y de libertad, de cultura y de fraternidad.
En este grito de Jesús reconocemos la sed de aquellas personas que trabajan y luchan por un mundo mejor y más justo, desde Cáritas a Manos Unidas, desde Amnistía Internacional a Médicos Sin Fronteras y desde el mundo del voluntariado a aquellos que con acciones que parecen insignificantes, quieren construir una sociedad más fraterna y más acogedora, más libre y más abierta. En estas palabras de Jesús vemos también a aquellos que se esfuerzan en construir la única Iglesia de Cristo, un espacio donde las relaciones fraternas pongan al descubierto la verdadera imagen de Dios.
En la sexta frase, "Todo se ha cumplido" (Jo 19:30), vemos a los que caen derrotados, a los que son asesinados, a los que han perdido la esperanza y la alegría de vivir. Esta frase de Jesús la encontramos en los que aprenden a amar, en aquellos que enraizados en el amor esperan incluso cuando la razón desespera. Las palabras de Jesús se reproducen en aquellos que con firmeza y valentía, se levantan (y ayudan a levantar) de los tropiezos con las piedras que forman parte de nuestro camino.
Finalmente la última de las Siete Palabras de Jesús, "Padre en tus manos encomiendo mi espíritu" (Lc 23:46), expresa la confianza de Jesús en el Dios Abbá. Son palabras que se hacen realidad en los que viven con fidelidad y trabajan hasta la muerte para poner paz, para compartir el amor, para abrir caminos de esperanza, a pesar de tantas desesperanzas y tantas desesperaciones. Poner en las manos de Dios la propia vida es lo que hacen tantos y tantos presbíteros, religiosas y matrimonios, familias, jóvenes y ancianos que, a pesar de las dificultades de cada día, continúan confiando en Dios.
En las Siete Palabras de Jesús en la cruz, encontramos como una síntesis de su vida: la confianza en Dios, el perdón a los demás y la sed para comunicar el amor. En las Siete Palabras de Jesús reconocemos a aquellos que, con un corazón generoso, no olvidan el bien que reciben y no guardan rencor de ningún mal.
Son éstas, las palabras de aquellos que llevan la bondad en su sonrisa, que es mucho mejor que una montaña de razones. En las palabras de Jesús en la cruz reconocemos a los que llenos de la sabiduría de Dios, saben qué han de decir en cada momento y que conviene callar.
(Josep Miquel Bausset)

El cardenal Tagle invita a «conocer a un inmigrante» y difundir el espíritu de la Pascua


En su Mensaje pascual, el presidente de Cáritas Internationalis utiliza su biografía familiar para reivindicar el rostro humano de la migración
El arzobispo de Manila y presidente de Cáritas Internationaliscardenal Luis Antonio Tagle, ha difundido un Mensaje pascual en el que sugiere «conocer a un emigrante» y difundir el espíritu de la PascuaUtilizando su propia biografía familiar, el prelado reivindica el rostro humano de la migración, un proceso que, como él mismo afirma, «obliga a las personas a ir más allá de sus fronteras físicas y mentales, con sus capacidades al límite y las conduce por desiertos de soledad y rechazo».
Este es el mensaje íntegro:
Mensaje pascual del cardenal Luis Antonio Tagle,
presidente de Cáritas Internationalis
Mi familia comenzó con la emigración de un niño. Mi abuelo paterno nació en China. Su madre era muy pobre, por lo que envió a su hijo con un pariente que viajó a las Filipinas. Y ahí fue donde yo nací y crecí.
La migración es una oportunidad para que las personas prosperen como seres humanos. Es una oportunidad para crear una vida mejor para ellas mismas y generaciones futuras. Aunque fuerzas destructoras, como la guerra y la pobreza, trastornan la vida humana y la vida familiar, la migración nos muestra la nobleza del espíritu humano. Al igual que Jesús, en su calvario hasta la cruz, la migración obliga a las personas a ir más allá de sus fronteras físicas y mentales, con sus capacidades al límite y las conduce por desiertos de soledad y rechazo. No obstante, la gente soporta este viaje de sacrificio por una causa noble.
No debemos olvidar que la gente tiene el derecho a migrar y a decidir el lugar en donde cree que puede prosperar. Sin embargo, también tiene derecho a no emigrar y a vivir una vida digna en su tierra. Muchos quisieran quedarse en los países y aldeas donde nacieron, como estoy seguro le hubiera gustado a mi abuelo, pero cuando su país es desgarrado por la guerra o simplemente no te puede ofrecer un empleo y una vida estable, hay que tomar decisiones difíciles.
Es una bendición ser llamado a la presidencia de Caritas Internationalis también por la posibilidad de conocer a refugiados y migrantes, especialmente a quienes están detenidos. Esto ha hecho salir a la luz claramente el sufrimiento que los seres humanos se pueden infligir unos a otros. Las guerras y el odio se han vuelto sistémicos, en algunas partes del mundo, destruyendo vidas humanas y comunidades.
Aquellos que migran nos muestran «a todo color» las consecuencias del odio y la división, la injusticia y el prejuicio. No debemos olvidar nunca la dignidad inalienable y el valor de cada una de estas personas. Estamos llamados a fomentar el bien común de nuestra familia humana mundial, no sólo el bien de nuestras propias familias y países.
Los migrantes son un recordatorio viviente de que tenemos que ser custodios de la creación y cambiar sistemas injustos, porque muchos de ellos son víctimas del cambio climático o la pobreza, provocados porque los recursos de la Tierra no se comparten equitativamente.
En los migrantes también tenemos la oportunidad de maravillarnos ante la belleza de la persona y explorar la profundidad del amor y la atención de que son capaces personas como los voluntarios de Caritas y las comunidades.
Ninguna pena, dolor, cansancio ni fatiga puede eliminar por completo la generosidad, la compasión y la nobleza del corazón humano.
Conocer a los migrantes en medio de todas sus dificultades y escuchar sus anhelos y sueños me ha hecho preguntarme: ¿Qué es verdaderamente importante para mí? Las cosas que antes consideraba esenciales ahora no son nada, comparadas con los valores de la dignidad humana, la vida, la familia, el futuro y las generaciones venideras.
Yo espero que la migración mundial y la situación de los refugiados provoquen que todo el mundo haga un examen colectivo de conciencia y de nuestros sistemas de valores.
Comprendemos que cada país atraviese sus propias penas y sus propias luchas. Existe la tentación de decir: «¿Por qué tenemos que atender las necesidades de estas personas cuando tenemos que cubrir nuestras propias necesidades?». La gente puede decir que «la caridad empieza por casa», pero tenemos que recordarles que no debería terminar en casa. Podemos ampliar esa «casa».
Los países que utilizan las dificultades como excusa, para no atender las necesidades de los migrantes, saben cuáles son sus propias necesidades, que son las mismas que las de los migrantes. No dejemos que nuestra condición de necesidad nos separe de ellos, porque debería unirnos más a ellos, ya que todos sabemos lo que significa estar necesitado. Asimismo, los países que cierran sus fronteras a los extranjeros deberían recordar que, en el pasado, ellos fueron recibidos por otros países.
Al prepararnos a recibir al Señor resucitado, tengo tan sólo una simple sugerencia para los católicos, e incluso para los cristianos no-católicos: pónganse en contacto con un auténtico migrante. Muy a menudo se teme a la migración como noción y como movimiento. Nos olvidamos de que no es un fenómeno. Se trata de seres humanos.
Caritas lanzará una campaña mundial en septiembre para invitar a la gente a hacer justamente esto: encontrarse con los emigrantes, compartir sus historias y sus experiencias con ellos, y reconocer nuestra humanidad común.
Si les miran a los ojos, verán algo dentro de ustedes mismos que les puede conquistar, anulando el miedo y la resistencia. Tenemos miedo de algo que no conocemos. Y lo que conocemos, lo magnificamos y lo convertimos en una amenaza. Cuando entramos en contacto con seres humanos, de carne y hueso, vemos que todos estamos conectados. Al igual que los discípulos camino a Emaús, puede que no comprendamos de inmediato quién nos está acompañando en nuestro recorrido. Sin embargo, una vez que abramos nuestros ojos y nuestros corazones, seremos más acogedores con el extranjero.
Cáritas

Los coptos en Egipto: cristianos perseguidos


Los cristianos coptos se han convertido en una de las minorías cristianas más perseguidas del planeta. Su arraigo en la sociedad egipcia, el hecho de que sean una de las principales minorías cristianas en Oriente Medio, y su valentía a la hora de defender sus derechos, han situado a los cristianos coptos en el blanco de los atentados terroristas del Estado Islámico.
El 9 de abril, Domingo de Ramos, el Estado Islámico perpetró dos atentados en Egipto contra cristianos en los que murieron al menos 44 personas. ¿Quiénes son esta minoría?
La palabra «copto» deriva de la palabra griega «aigyptos». Por lo tanto «copto» y «egipcio» pueden considerarse casi como sinónimos.
Su lengua, el copto, deriva de la antigua lengua egipcia, aunque en la actualidad prácticamente solo se utiliza en el ámbito litúrgico. Casi todos los coptos egipcios tienen el árabe como lengua materna.
Según el Informe de Libertad Religiosa de Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), los cristianos representan el 4,95% de los 84 millones de egipcios, es decir, algo más de 4,1 millones de personas.
La mayor parte de los cristianos egipcios pertenecen a la Iglesia Copta Ortodoxa, aunque también hay una pequeña minoría católica.
Aunque la Iglesia Ortodoxa Copta nació en Egipto, y tiene su principal centro en este país, hay unos 65 millones de coptos repartidos en todo el mundo. Además de Egipto, cuentan con una importante presencia en Etiopía, Eritrea y los dos Sudán.
Fuera de Egipto, es especialmente pujante la comunidad copta de Etiopía, articulada en torno al Patriarcado Copto de Etiopía, donde el 62,8 % de sus 97 millones de habitantes (casi 61 millones) son cristianos, la mayoría también pertenecientes a la Iglesia Copta Ortodoxa.
Según la tradición, la Iglesia Copta Ortodoxa fue fundada por San Marcos en el primer siglo del cristianismo en la ciudad egipcia de Alejandría.
El cristianismo arraigó con fuerza en Egipto y cuando los musulmanes conquistaron el antiguo país de los faraones en el siglo VII, se encontraron con una sociedad profundamente cristiana.
Sin embargo, los siglos de dominación islámica hicieron que el cristianismo fuera retrocediendo de forma paulatina, con períodos de persecución y períodos de tolerancia, hasta llegar a su situación actual.
La tradición teológica, litúrgica, y cultural de la Iglesia Copta Ortodoxa constituye un patrimonio valioso que ayuda a comprender mejor la historia del cristianismo y la historia bíblica. Los monasterios coptos custodian una gran cantidad de manuscritos de gran valor para la comunidad cristiana.
A pesar de su denominación, la Iglesia Copta Ortodoxa no pertenece a la Comunión Ortodoxa. Los coptos no reconocen al Patriarca Ecuménico de Constantinopla como primado. La Iglesia Copta Ortodoxa se separó del tronco común cristiano durante el Concilio de Calcedonia, en el año 451.
Su actual Patriarca es el Papa Tawadros II, con el que el Papa Francisco mantiene una estrecha amistad.
Aunque la mayoría de los coptos pertenecen a la Iglesia Copta Ortodoxa, también hay una minoría perteneciente a la Iglesia Católica Copta, en comunión con Roma pero que sigue el rito copto. La relación entre ambas Iglesias es fluida y amistosa.
El diálogo ecuménico juega un papel esencial en la cohesión de los cristianos egipcios, un valor que el Papa Francisco tratará de potenciar en su visita a Egipto prevista para el 28 y 29 de abril.
ACI/Miguel Pérez Pichel

Egipto: realizaron los funerales de los mártires de los atentados terroristas



El funeral de las víctimas de la matanza llevada a cabo el Domingo de Ramos por un terrorista suicida en la ciudad de Tanta, al norte del Cairo, en la iglesia copta de San Jorge, se ha celebrado este domingo por la noche.
En la iglesia de San Jorge, en Tanta, se han registrado 29 muertes y más de 70 heridos, mientras que el ataque a la Iglesia de San Marcos en Alejandría a causado la muerte de otras 18 personas. En esta iglesia, donde también estaba presente el Patriarca Tawadros, la policía bloqueó el terrorista suicida que se hizo estallar fuera del lugar de culto.
En cuestión de horas, los fieles han construido las tumbas donde han sido enterrados los cuerpos de las víctimas, en la misma iglesia donde ha tenido lugar la masacre.
Lo indicó en Roma la agencia de noticias FIDES, precisando que el funeral se ha realizado el mismo día del atentado, porque la tradición litúrgica copta no prevé ceremonias funerarias durante la Semana Santa.
El funeral de Tanta ha sido celebrado por Anba Paula, Obispo copto ortodoxo de dicha ciudad, y han asistido otros obispos del Sínodo Copto. En el mensaje enviado por el patriarca copto ortodoxo al Obispo y a los fieles de la Diócesis de Tanta, leído durante la misa del funeral, se expresa la mirada de fe con la que muchos cristianos egipcios están experimentando los trágicos acontecimientos que les han afectado precisamente al comienzo de la Semana Santa.
«Con la celebración de la entrada de Jesús en Jerusalén», se lee en el mensaje del Patriarca, recibido en la Agencia Fides «nos hemos separado de nuestros queridos mártires de la iglesia de Mar Girgis en Tanta.
Ellos han sido llamados al cielo en el día de fiesta, para llevar las ramas de palma y de olivo ante Cristo. (...). Se habían preparado con el ayuno para celebrar los sagrados misterios, y rezando y alabando con todo el corazón, en el momento del martirio, han pasado a través del dolor, a la alegría de la gloria de la resurrección». En su mensaje, el Patriarca no pide que se oculte el dolor de la separación de los hermanos asesinados por los terroristas «porque los amamos», pero invita a todos a encontrar consuelo en la esperanza segura de que los mártires del Domingo de Ramos han sido recibidos por «el abrazo de Cristo», y ahora viven con Él.
Zenit

COMENTARIO DE BENEDICTO XVI AL EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN (13,21-33.36-38)




«Queridos hermanos y hermanas: 
... El nombre de Judas suscita entre los cristianos una reacción instintiva de reprobación y de condena. El significado del apelativo "Iscariote" es controvertido... algunos ven en ese apodo la simple trascripción de una raíz hebreo-aramea que significa: "el que iba a entregarlo". 

... La traición en cuanto tal tuvo lugar en dos momentos: ante todo en su gestación, cuando Judas se pone de acuerdo con los enemigos de Jesús por treinta monedas de plata (cf. Mt 26, 14-16), y después en su ejecución con el beso que dio al Maestro en Getsemaní (cf. Mt 26, 46-50). 

... Judas pertenecía al grupo de los que Jesús se había escogido como compañeros y colaboradores cercanos. Esto plantea dos preguntas al intentar explicar lo sucedido. La primera consiste en preguntarnos cómo es posible que Jesús escogiera a este hombre y confiara en él. 

Ante todo, aunque Judas era de hecho el ecónomo del grupo (cf. Jn 12, 6; 13, 29), en realidad también se le llama "ladrón" (Jn 12, 6). Es un misterio su elección, sobre todo teniendo en cuenta que Jesús pronuncia un juicio muy severo sobre él: "¡Ay de aquel por quien el Hijo del hombre es entregado!" (Mt 26, 24). 

Es todavía más profundo el misterio sobre su suerte eterna, sabiendo que Judas "acosado por el remordimiento, devolvió las treinta monedas de plata a los sumos sacerdotes y a los ancianos, diciendo: "Pequé entregando sangre inocente"" (Mt 27, 3-4). Aunque luego se alejó para ahorcarse (cf. Mt 27, 5), a nosotros no nos corresponde juzgar su gesto, poniéndonos en el lugar de Dios, infinitamente misericordioso y justo. 

Una segunda pregunta atañe al motivo del comportamiento de Judas: ¿por qué traicionó a Jesús? Para responder a este interrogante se han hecho varias hipótesis. Algunos recurren al factor de la avidez por el dinero; otros dan una explicación de carácter mesiánico: Judas habría quedado decepcionado al ver que Jesús no incluía en su programa la liberación político-militar de su país. 

En realidad, los textos evangélicos insisten en otro aspecto: Juan dice expresamente que "el diablo había puesto en el corazón a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarlo" (Jn 13, 2); de manera semejante, Lucas escribe: "Satanás entró en Judas, llamado Iscariote, que era del número de los Doce" (Lc 22, 3). De este modo, se va más allá de las motivaciones históricas y se explica lo sucedido basándose en la responsabilidad personal de Judas, que cedió miserablemente a una tentación del Maligno. 

En todo caso, la traición de Judas sigue siendo un misterio. Jesús lo trató como a un amigo (cf. Mt 26, 50), pero en sus invitaciones a seguirlo por el camino de las bienaventuranzas no forzaba las voluntades ni les impedía caer en las tentaciones de Satanás, respetando la libertad humana. 

En efecto, las posibilidades de perversión del corazón humano son realmente muchas. El único modo de prevenirlas consiste en no cultivar una visión de las cosas meramente individualista, autónoma, sino, por el contrario, en ponerse siempre del lado de Jesús, asumiendo su punto de vista. Día tras día debemos esforzarnos por estar en plena comunión con Él. 

Recordemos que incluso Pedro quería oponerse a Jesús y a lo que le esperaba en Jerusalén, pero recibió una fortísima reprensión: "Tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres" (Mc 8, 33). Tras su caída, Pedro se arrepintió y encontró perdón y gracia. 

También Judas se arrepintió, pero su arrepentimiento degeneró en desesperación y así se transformó en autodestrucción. Para nosotros es una invitación a tener siempre presente lo que dice san Benito al final del capítulo V de su "Regla", un capítulo fundamental: "No desesperar nunca de la misericordia de Dios". 

...Recordemos dos cosas. La primera: Jesús respeta nuestra libertad. La segunda: Jesús espera que queramos arrepentirnos y convertirnos; es rico en misericordia y perdón. 

Por lo demás, cuando pensamos en el papel negativo que desempeñó Judas, debemos enmarcarlo en el designio superior de Dios que guía los acontecimientos. Su traición llevó a la muerte de Jesús, quien transformó este tremendo suplicio en un espacio de amor salvífico y en entrega de sí mismo al Padre ... En su misterioso plan de salvación, Dios asume el gesto injustificable de Judas como ocasión de la entrega total del Hijo por la redención del mundo. 

... Aunque en la Iglesia no faltan cristianos indignos y traidores, a cada uno de nosotros nos corresponde contrarrestar el mal que ellos realizan con nuestro testimonio fiel a Jesucristo, nuestro Señor y Salvador. 
(De la catequesis de Benedicto XVI el 18 de octubre de 2006)

EVANGELIO DE HOY: ÚLTIMA CENA




Lectura del santo evangelio según san Juan (13,21-33.36-38):

En aquel tiempo, estando Jesús a la mesa con sus discípulos, se turbó en su espíritu y dio testimonio diciendo: «En verdad, en verdad os digo: uno de vosotros me va a entregar».

Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo decía. Uno de ellos, el que Jesús amaba, estaba reclinado a la mesa en el seno de Jesús. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo decía.

Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó: «Señor, ¿quién es?».

Le contestó Jesús: «Aquel a quien yo le dé este trozo de pan untado». Y, untando el pan, se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote. Detrás del pan, entró en él Satanás. 

Entonces Jesús le dijo: «Lo que vas hacer, hazlo pronto».

Ninguno de los comensales entendió a qué se refería. Como Judas guardaba la bolsa, algunos suponían que Jesús le encargaba comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a los pobres. Judas, después de tomar el pan, salió inmediatamente. Era de noche.

Cuando salió, dijo Jesús: «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en Él. Si Dios es glorificado en Él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijitos, me queda poco de estar con vosotros. Me buscaréis, pero lo que dije a los judíos os lo digo ahora a vosotros: "Donde yo voy, vosotros no podéis ir"»

Simón Pedro le dijo: «Señor, ¿a dónde vas?».

Jesús le respondió: «Adonde yo voy no me puedes seguir ahora, me seguirás más tarde».

Pedro replicó: «Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Daré mi vida por ti».

Jesús le contestó: «¿Con que darás tu vida por mí? En verdad, en verdad te digo: no cantará el gallo antes de que me hayas negado tres veces».

Palabra del Señor