lunes, 8 de octubre de 2012

Hablar con Dios como un niño


Juan Pablo I, el Papa de la eterna sonrisa, dijo una vez: “Personalmente, cuando hablo solo con Dios y la Virgen, más que adulto prefiero sentirme niño. 

La mitra, el solideo, el anillo desaparecen; mando de vacaciones al adulto y también al obispo, para abandonarme a la ternura espontánea que tiene un niño delante de papá y mamá. 

El rosario, oración simple y fácil, a su vez, me ayuda a ser niño y no me avergüenzo de ello en absoluto”.

Esta semana te invito a rezar el Rosario con la candidez e inocencia de un pequeño niño que se abandona en los brazos de sus padres... y con la certeza de que no hay un lugar donde podamos estar más seguros y felices, presentemos a Dios nuestras intenciones, esperándolo todo de Él...

Tengo sed de Ti

Hablar con el Señor

Buenas tardes Señor, hoy he venido a tu casa, como tantos otros días, para estar contigo, hablar contigo, contarte mis cosas, o simplemente mirarte y perderme en tu amor. Pero hoy necesito sentirte más a mi lado, no sé que me pasa pero te necesito cerca, muy cerca. 

Vengo también a pedirte perdón, por mi egoísmo, por mirarme sobre todo a mí, por estar demasiado pendiente de mis problemas, de mis tristezas y olvidarme de los problemas de mis hermanos.

Señor, yo sé que me amas, sé que diste la vida por mí, sé que en la Eucaristía tú te das como alimento, yo te tomo y te siento en mi corazón. Pero Señor, no sé porqué no es suficiente, necesito sentirte más cerca  todavía,   necesito que estés siempre conmigo, 
¿ es egoísmo ?, ¿no sé amarte ?, ¿me falta fe?.

Quizás me falta fe y por eso no siento tu amor en cada momento, yo necesito ese amor. Señor aumenta mi fe y ayúdame, cuando te siento a mi lado no me hace falta nada más, también quisiera que los demás te conozcan y te amen, quiero que mis hermanos sientan también tu amor. Señor, ayúdame a dar ejemplo con mis obras, ayúdame a amar a los demás como tú me has enseñado.
H. Carmen

Sacerdotes