Los sacerdotes necesitan más “apostolado de la oreja”. Lo ha indicado el papa Francisco a los participantes del Congreso promovido por el sector para la catequesis de las personas discapacitadas de la oficina de catequesis nacional italiana en ocasión del 25ª aniversario de su institución. Además, ha criticado la discriminación que las personas con discapacidad sufren en algunas parroquias.
Siguiendo su idea de que “leer discurso es aburrido”, el Santo Padre ha preferido dejar de lado el texto que llevaba escrito y responder a las preguntas que le habían hecho, improvisando, en el Aula Pablo VI ante una multitud entusiasmada y alegre.
En primer lugar, el Papa ha asegurado que “todos somos diferentes” y que “no hay uno que sea igual que otro”. Respondiendo a la primera pregunta que le ha hecho una de las participantes, el Santo Padre ha indicado que las diferencias nos dan miedo porque “ir al encuentro de una persona que tiene una diferencia grave es un desafío”. Es más cómodo –ha observado– no moverse, ignorar las diferencias. De este modo, el Papa ha precisado que “las diferencias son la riqueza” porque “yo tengo una cosa, y tú otra, y así hacemos algo grande”.
Asimismo, el Pontífice ha asegurado que un mundo donde todos fuéramos iguales “sería un mundo aburrido”. Además, ha reconocido que hay diferencias que son dolorosas pero también esas “nos ayudan”, “nos desafían” y “nos enriquecen”. Por eso ha invitado a no tener miedo nunca. Y para hacer este camino es necesario poner en común lo que tenemos.
Al respecto, el Santo Padre ha señalado un gesto muy bonito que tenemos las personas: el apretón de manos. Es un gesto muy profundo porque “pongo en común lo que tengo contigo”, “te doy lo mío y tú lo tuyo”. Y es que, tal y como ha precisado, “las diferencias son un desafío pero nos hacen crecer”.
La segunda pregunta, ha observado Francisco, le ha puesto en “dificultad”, porque tenía que explicar la discriminación que las personas con discapacidad sufren en algunas parroquias. Al respecto ha aseverado que la discriminación es una de las cosas más feas que hay entre nosotros. Y ¿qué tiene que hacer un párroco que no acepta a todos? “¡Convertirse!”, ha exclamado.
Del mismo modo ha explicado que si una persona quiere hacer la comunión tiene que tener una preparación, y si no entiende el lenguaje, por ejemplo porque es sordo, tiene que tener la posibilidad en esa parroquia de prepararse con el lenguaje de sordos. El Papa ha asegurado que la persona a la que le funcionan bien los cinco sentido no significa que sea mejor. “Si tú eres diferente, también tienes la posibilidad de ser el mejor”, ha aseverado.
En esta misma línea ha recordado las críticas que recibió el papa Pío X cuando decidió que había que dar la comunión a los niños. Muchos se escandalizaron porque creían que un niño “no entiende”. Y este Papa hizo “de una diversidad una igualdad”. Porque sabía –ha precisado– que el niño entiende, de otro modo, y cuando hay diferencias entre nosotros se entiende de otra forma.
Mientras recordaba que “cada uno de nosotros tiene un modo de conocer las cosas que es distinto” una niña con síndrome de down que se encontraba en primera fila, ha subido al escenario donde estaba sentado el Papa. Y así, Francisco ha aprovechado el gesto para asegurar que esta niña “no tiene miedo”, “corre el riesgo” y “sabe que las diferencias son una riqueza”. Nos ha dado una lección, ha indicado. Y por eso “nunca será discriminada, se sabe defender sola”, ha observado.
Por último ha respondido a la pregunta de un sacerdote sobre cómo acoger a todos. El consejo que ha dado el Papa a un sacerdote que no sabe acoger a todos es “cierra la puerta de la parroquia, o todos o nadie”. Y si el sacerdote dice que “yo entiendo a todos pero no puedo acoger a todos, porque no todos pueden entender”, la respuesta que le da el Papa es que “eres tú que no eres capaz de entender”.
Asimismo, reconociendo la gran labor en la pastoral que hace la Iglesia, el Santo Padre ha precisado que a muchos sacerdotes les falta más “apostolado de la oreja”, es decir, “escuchar”. Aunque el sacerdote diga que “es aburrido porque son siempre las mismas historias, las mismas cosas”, el papa Francisco ha recordado que “no son las mismas personas” y que “el Señor está en el corazón de cada uno”. Por eso, ha concluido el Pontífice, “tienes que tener la paciencia de escuchar a todos”.