viernes, 13 de enero de 2017

Mensaje del Papa a los inmigrantes en EE. UU. días antes de la toma de posesión de Trump


En el momento de «turbulencia» que viven los inmigrantes en Estados Unidos, el Papa les invitó a través de un videomensaje a «acogerse bajo el manto de la Santa Madre de Dios»
En el momento de «turbulencia» que viven los inmigrantes en Estados Unidos, el Papa les invitó a través de un videomensaje a «acogerse bajo el manto de la Santa Madre de Dios». Con esta enseñanza de los monjes rusos, Francisco se dirigió a los participantes en la Misa principal de la Semana Nacional por la Migración, que se celebró en la iglesia Misión Dolores, en Los Ángeles. La celebración estuvo presidida por el arzobispo de la diócesis y vicepresidente de la Conferencia Episcopal del país, monseñor José Gómez.
«Somos una comunidad que tiene una Madre, y Jesús nos la dio a nosotros». Así se lo dijo la Virgen a san Juan Diego: «Niño Juanito, no tengas miedo. ¿No estoy yo aquí que soy tu madre?». Por eso, «una comunidad con una madre debe sentirse segura».
Naftalina para no apolillarse
A pesar del clima de incertidumbre y recelo ante las posibles medidas que podría tomar el presidente electo Trump tras su toma de posesión el 20 de enero, el Santo Padre orientó la mayor parte de su mensaje en otra línea, y pidió a las comunidades que salgan sin miedo a la calle. «Hay que salir y llevar el mensaje de Jesús». Esa gracia «no es para conservarla para mí, es para darla. Las parroquias a la calle, cualquier institución a la calle. Mi corazón, a la calle, abierto al que sufre… con las obras de misericordia».
El vídeo es parte de una entrevista concedida al fundador de Ministerios El Sembrador, Noel Díaz. El vídeo completo se emitirá el 29 de enero. Como adelanto, también se ve al Papa bromeando que el mejor regalo para algunos cristianos es «naftalina para que no se apolillen, porque están encerrados y se van a apolillar».
«Todos somos iguales»
En un mensaje posterior a la emisión del vídeo, el presidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, el cardenal Daniel DiNardo, afirma que el vídeo es «un excelente recordatorio de cómo la Iglesia universal nos congrega» y de que «todos somos iguales delante de Dios».
El cardenal resumió el «intenso debate sobre la reforma migratoria» que se producirá en las próximas semanas en una pregunta: «¿Tratará nuestra nación a todos los inmigrantes y refugiados, independientemente de su origen y religión, de forma que respete su dignidad inherente como hijos de Dios?».
La Iglesia, con los inmigrantes
«Cada período de inmigración anterior ha terminado fortaleciendo nuestra sociedad. Hay que mantener alejados de nuestras costas a los que intentan hacernos daño, pero los que huyen de la persecución y necesitan esperanza y están dispuestos a ayudarnos a construir una América mejor deben ser acogidos».
Durante la Eucaristía en Misión Dolores, monseñor Gómez también aludió a «la realidad política que estamos viviendo» para transmitir «un mensaje de esperanza, de que estamos unidos todos como inmigrantes», afirmó el prelado, originario de Nuevo León (México). «Estamos todos juntos. Nos vamos a apoyar unos a otros….Vamos a ver qué pasa con la realidad de la inmigración en Estados Unidos».
María Martínez López
Alfa y Omega

HIJO, TUS PECADOS TE SON PERDONADOS (EVANGELIO DE HOY)



Lectura del santo evangelio según san Marcos (2,1-12):

Cuando a los pocos días volvió Jesús a Cafarnaún, se supo que estaba en casa. Acudieron tantos que no quedaba sitio ni a la puerta. Él les proponía la palabra. 

Llegaron cuatro llevando un paralítico y, como no podían meterlo, por el gentío, levantaron unas tejas encima de donde estaba Jesús, abrieron un boquete y descolgaron la camilla con el paralítico.

Viendo Jesús la fe que tenían, le dijo al paralítico: «Hijo, tus pecados quedan perdonados.»

Unos escribas, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros: «Por qué habla éste así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados, fuera de Dios?»

Jesús se dio cuenta de lo que pensaban y les dijo: «¿Por qué pensáis eso? ¿Qué es más fácil: decirle al paralítico "tus pecados quedan perdonados" o decirle "levántate, coge la camilla y echa a andar"? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados ... »

Entonces le dijo al paralítico: «Contigo hablo: Levántate, coge tu camilla y vete a tu casa.»

Se levantó inmediatamente, cogió la camilla y salió a la vista de todos.

Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo: «Nunca hemos visto una cosa igual.»

Palabra del Señor

Carta del Papa Francisco a los jóvenes del mundo

Lo anunció el Card. Lorenzo Baldisseri, Secretario General del Sínodo de los Obispos, presentando la Carta del Papa – fechada en el Vaticano, el 13 de enero de 2017 - y el Documento Preparatorio para la XV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, prevista para octubre de 2018, y cuyo tema es: «Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional».
En su misiva, el Santo Padre exhorta a los jóvenes a participar activamente en el camino sinodal, porque el Sínodo es para ellos y porque toda la Iglesia se pone a la escucha de su voz, de su sensibilidad, de su fe. Así como de sus dudas y críticas.
Alentándolos a ‘salir’, siguiendo el ejemplo de Abrahán, el Obispo de Roma invita a los jóvenes «a escuchar la voz de Dios que resuena en el  corazón de cada uno a través del soplo vital del Espíritu Santo».
Tras señalar el anhelo de la juventud de construir «una sociedad más justa y fraterna» «hasta las periferias del mundo», lamenta las realidades de «prevaricación», «injusticia» y «guerra». Y que muchos jóvenes «están sometidos al chantaje de la violencia y se ven obligados a huir de su tierra natal. El grito de ellos sube a Dios, como el de Israel esclavo de la opresión del Faraón (cfr. Es 2, 23)».
Con las palabras de Jesús a los discípulos «Venid y lo veréis» (Jn 1,38), el Papa les asegura a los jóvenes que también a ellos «Jesús les dirige su mirada y los invita a ir hacia Él».
Recordando que en Cracovia, abriendo la Jornada Mundial de la Juventud, les preguntó si las cosas se pueden cambiar y ellos exclamaron juntos a gran voz «¡sí!», el Santo Padre destaca que «esa es una respuesta que nace de un corazón joven que no soporta la injusticia y no puede doblegarse a la cultura del descarte, ni ceder ante la globalización de la indiferencia. ¡Escuchen ese grito que viene de lo más íntimo! También cuando adviertan, como el profeta Jeremías, la inexperiencia propia de la joven edad, Dios los estimula a ir donde Él los envía: «No les tengas miedo, que contigo estoy para salvarte» (Jer 1,8)».
«Un mundo mejor se construye también gracias a ustedes, que siempre desean cambiar y ser generosos», escribe asimismo el Papa y alienta a los jóvenes a no tener «miedo de escuchar al Espíritu que les sugiere opciones audaces, no pierdan tiempo cuando la conciencia les pida arriesgar para seguir al Maestro».
«A través del camino de este Sínodo, yo y mis hermanos Obispos queremos contribuir cada vez más a vuestro gozo (cfr. 2 Cor 1,24)», reitera el Santo Padre encomendando a los jóvenes al amparo «de María de Nazaret, una joven como ustedes a quien Dios ha dirigido su mirada amorosa, para que los tome de la mano y los guíe a la alegría de un ¡heme aquí! pleno y generoso (cfr. Lc 1,38)».
(CdM – RV)
Texto completo de la Carta del Papa:
«Queridos jóvenes,
         Tengo el agrado de anunciarles que en el mes de octubre del 2018 se celebrará el Sínodo de los Obispos sobre el tema «Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional». He querido que ustedes ocupen el centro de la atención porque los llevo en el corazón. Precisamente hoy se presenta el Documento Preparatorio, que les ofrezco como una “guía” para este camino.
         Me vienen a la memoria las palabras que Dios dirigió a Abrahán: «Vete de tu tierra, de tu patria y de la casa de tu padre a la tierra que yo te mostraré» (Gen 12,1). Estas palabras están dirigidas hoy también a ustedes: son las palabras de un Padre que los invita a “salir” para lanzarse hacia un futuro no conocido pero prometedor de seguras realizaciones, a cuyo encuentro Él mismo los acompaña. Los invito a escuchar la voz de Dios que resuena en el  corazón de cada uno a través del soplo vital del Espíritu Santo.
         Cuando Dios le dice a Abrahán «Vete», ¿qué quería decirle? Ciertamente no le pedía huir los suyos o del mundo. Su invitación fue una fuerte provocación para que dejase todo y se encaminase hacia una tierra nueva. Dicha tierra, ¿no es acaso para ustedes aquella sociedad más justa y fraterna que desean profundamente y que quieren construir hasta las periferias del mundo?
Sin embargo, hoy, la expresión «Vete» asume un significado diverso: el de la prevaricación, de la injusticia y de la guerra. Muchos jóvenes entre ustedes están sometidos al chantaje de la violencia y se ven obligados a huir de la tierra natal. El grito de ellos sube a Dios, como el de Israel esclavo de la opresión del Faraón (cfr. Es 2, 23).
         Deseo también recordarles las palabras que Jesús dijo un día a los discípulos que le preguntaban: «Rabbí […] ¿dónde vives?». Él les respondió: «Venid y lo veréis» (Jn 1,38). También a ustedes Jesús dirige su mirada y los invita a ir hacia Él. ¿Han encontrado esta mirada, queridos jóvenes? ¿Han escuchado esta voz? ¿Han sentido este impulso a ponerse en camino? Estoy seguro que, si bien el ruido y el aturdimiento parecen reinar en el mundo, esta llamada continua a resonar en el corazón da cada uno para abrirlo a la alegría plena. Esto será posible en la medida en que, a través del acompañamiento de guías expertos, sabrán emprender un itinerario de discernimiento para descubrir el proyecto de Dios en la propia vida. Incluso cuando el camino se encuentre marcado por la precariedad y la caída, Dios, que es rico en misericordia, tenderá su mano para levantarlos.
         En Cracovia, durante la apertura de la última Jornada Mundial de la Juventud, les pregunté varias veces: «Las cosas, ¿se pueden cambiar?». Y ustedes exclamaron juntos a gran voz «¡sí»”. Esa es una respuesta que nace de un corazón joven que no soporta la injusticia y no puede doblegarse a la cultura del descarte, ni ceder ante la globalización de la indiferencia. ¡Escuchen ese grito que viene de lo más íntimo! También cuando adviertan, como el profeta Jeremías, la inexperiencia propia de la joven edad, Dios los estimula a ir donde Él los envía: «No les tengas miedo, que contigo estoy para salvarte» (Jer 1,8).
         Un mundo mejor se construye también gracias a ustedes, que siempre desean cambiar y ser generosos. No tengan miedo de escuchar al Espíritu que les sugiere opciones audaces, no pierdan tiempo cuando la conciencia les pida arriesgar para seguir al Maestro. También la Iglesia desea ponerse a la escucha de la voz, de la sensibilidad, de la fe de cada uno; así como también de las dudas y las críticas. Hagan sentir a todos el grito de ustedes, déjenlo resonar en las comunidades y háganlo llegar a los pastores. San Benito recomendaba a los abades consultar también a los jóvenes antes de cada decisión importante, porque «muchas veces el Señor revela al más joven lo que es mejor» (Regla de San Benito III, 3).
         Así, también a través del camino de este Sínodo, yo y mis hermanos Obispos queremos contribuir cada vez más a vuestro gozo (cfr. 2 Cor 1,24). Los proteja María de Nazaret, una joven como ustedes a quien Dios ha dirigido su mirada amorosa, para que los tome de la mano y los guíe a la alegría de un ¡heme aquí! pleno y generoso (cfr. Lc 1,38).
         Con paternal afecto,
FRANCISCO
         Vaticano, 13 de enero de 2017»
(from Vatican Radio)

Homilía del Papa: Para seguir a Jesús es necesario moverse

Para seguir a Jesús es necesario caminar y no permanecer detenidos con “el alma sentada”. Lo afirmó el Papa Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta. Al comentar el Evangelio del día – que narra la vicisitud del paralítico al que hicieron entrar por el techo en la casa en la que se encontraba Jesús, el Pontífice subrayó que la fe, si es auténtica, siempre nos hace correr riesgos, pero nos da la esperanza verdadera.
La gente sigue a Jesús, lo sigue por interés o para recibir una palabra de consuelo. El Papa Bergoglio destacó que incluso si la pureza de intención no es total o perfecta, es importante seguir a Jesús, caminar detrás de Él. Y afirmó que la gente se sentía atraída por su autoridad, por las cosas que decía o por cómo las decía. Sí, porque se hacía entender. Y también porque curaba y tanta gente iba detrás de Él para ser curada.
No a los cristianos detenidos que miran la vida desde el balcón y juzgan a los demás
“Otras veces – dijo también Francisco – la gente quería hacerlo Rey, porque pensaba: ‘¡Este es el político perfecto!’”. Y reafirmó que el problema más grande no eran los que seguían a Jesús, sino aquellos que permanecían “detenidos”:
“¡Los inmóviles! Aquellos que estaban en el borde del camino, miraban. Estaban sentados. Propiamente sentados. Allá estaban sentados algunos escribas: estos no seguían, miraban. Miraban desde el balcón. No iban caminando en su propia vida: ‘¡Balconeaban’ la vida! Precisamente allí: ¡jamás corrían ningún riesgo! Sólo juzgaban. Eran los puros y no se implicaban. También los juicios eran fuertes, ¿no? En su corazón: ‘¡Qué gente ignorante! ¡Qué gente supersticiosa!’. Y cuántas veces también nosotros, cuando vemos la piedad de la gente sencilla nos viene a la cabeza aquel clericalismo que tanto mal hace a la Iglesia”.
El Papa destacó que aquellos constituían un grupo de inmóviles: aquellos que estaban allí, en el balcón, mirando y  juzgando. Y añadió que hay otro tipo de inmóviles en la vida, refiriéndose así al hombre que, desde hacía 38 años, estaba cerca de la piscina: inmóvil, amargado y sin esperanza, y que “digería” su propia amargura. También aquel es otro inmóvil, que no seguía a Jesús y carecía de esperanza.
Para encontrar verdaderamente a Jesús es necesario arriesgarse
En cambio, esta gente que seguía a Jesús – prosiguió explicando Francisco – “se arriesgaba” con tal de encontrarlo, para encontrar lo que quería:
“Estos de hoy, estos hombres se arriesgaron cuando hicieron el agujero en el techo: corrieron el riesgo de que el dueño de la casa les hiciera una causa, los llevara ante el juez y les hiciera pagar. Se arriesgaron, pero querían ir a lo de Jesús. Aquella mujer enferma desde hacía 18 años se arriesgó cuando, a escondidas, sólo quería tocar el borde del manto de Jesús: corrió el riesgo de provocar vergüenza. Corrió el riesgo: quería la salud, quería llegar a Jesús. Pensemos en la Cananea: y las mujeres se arriesgan más que los hombres, ¡eh! Eso es verdad: ¡son mejores! Y esto debemos reconocerlo”.
Evitar tener el alma “sentada”, un alma cerrada que no tiene esperanza
Preguntémonos, dijo el Santo Padre: “¿Yo corro el riesgo o siempre sigo a Jesús según las reglas de la casa de seguros?”. Así, preocupados por no hacer una cosa u otra, no se sigue a Jesús, sino que se permanece sentados, como estos que juzgaban”:
“Seguir a Jesús, porque tenemos necesidad de alguna cosa, o seguir a Jesús arriesgando, significa seguir a Jesús con fe: ésta es la fe. Encomendarse a Jesús, fiarse de Jesús y con esta fe en su persona, estos hombres hicieron un agujero en el techo para hacer bajar la camilla delante de Jesús, para que Él lo curara. ‘¿Me fío de Jesús? ¿Encomiendo mi vida a Jesús? ¿Estoy en camino detrás de Jesús, incluso si hago el ridículo alguna vez?  ¿O estoy sentado mirando lo que hacen los demás, mirando la vida, o estoy sentado con el alma ‘sentada’ – digamos así – con el alma cerrada por la amargura, la falta de esperanza?’. Cada uno de nosotros puede hacerse estas preguntas hoy”.
(María Fernanda Bernasconi - RV).
(from Vatican Radio)