martes, 19 de julio de 2011

LOS FARISEOS LE PIDIERON UN SIGNO A JESÚS

Los egipcios dudaron del Señor cuando Moisés los sacaba de Egipto:

-« ¿No había sepulcros en Egipto?, nos has traído a morir en el desierto; ¿qué es lo que nos has hecho sacándonos de Egipto? ¿No te lo decíamos en Egipto: "Déjanos en paz, y serviremos a los egipcios; más nos vale servir a los egipcios que morir en el desierto"?»

Los escribas y fariseos no creían en Jesús y le pedían un signo, una prueba. No les bastaba con todos los hechos realizados por Jesús, su palabra, sus milagros, el amor a los más desfavorecidos, su entrega total. Pero Jesús no quiso darles ningún signo, excepto el de Jonás, refiriéndose así a su muerte y resurrección.

"Esta generación malvada y adúltera reclama un signo, pero no se le dará otro que el del profeta Jonás. Porque así como Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del pez, así estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra tres días y tres noches. El día de Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay alguien que es más que Jonás."

Los israelitas dudaron del Señor, los coetáneos de Jesús no creyeron en Él. Nosotros sí creemos en Jesús, pero eso no es suficiente, debemos cumplir sus mandamientos. No basta con creer en Él, hay que quererle, confiar en él, no pedirle ni signos ni pruebas, seguirle con la confianza de que siempre hará lo mejor para nosotros.

Señor, ¡ayúdame a quererte y a aceptar siempre tu voluntad!

H de Carmen