martes, 3 de enero de 2017

El decálogo de Juan XXIII: sólo hoy, intentaré hacer el bien




1. Sólo por hoy trataré de vivir exclusivamente este día, sin querer resolver de una sola vez el problema de mi vida.

2. Sólo por hoy pondré el máximo cuidado de mi aspecto: cortés en mis modales, no criticaré a nadie y no pretenderé mejorar o disciplinar a nadie, salvo a mí mismo.

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3. Sólo por hoy me adaptaré a las circunstancias, sin pretender que las circunstancias se adapten todas a mis deseos.

4. Sólo por hoy dedicaré diez minutos de mi tiem­po a una buena lectura; recordando que como el ali­mento es necesario para la vida del cuerpo, así la buena lectura es necesaria para la vida del alma.


5. Sólo por hoy haré una buena acción sin decírselo a nadie.
 
6. Sólo por hoy haré por lo menos una cosa que no deseo hacer; y si me sintiera ofendido procuraré que nadie lo sepa.

7. Sólo por hoy seré feliz, en la certeza de que he sido creado para la felicidad, no sólo en este mundo, sino también en el otro.

8. Sólo por hoy haré un programa detallado. Quizá no lo cumpliré cabalmente, pero lo redactaré. Y me guardaré de dos calamidades: la prisa y la indecisión.

9. Sólo por hoy creeré firmemente, aunque las circunstancias demuestren lo contrario, que la buena pro­videncia de Dios se ocupa de mí como si nadie existie­ra en el mundo.

10. Sólo por hoy no tendré temores: De manera par­ticular no tendré miedo de gozar de lo que es bello y de creer en la bondad.

Articulo publicado por Mercabá
Aleteia


Siria: oración ecuménica por la paz, en Alepo liberada



En Siria la frágil tregua alcanzada el 30 de diciembre con la mediación de Rusia, Turquía, con apoyo de Irán y de la que quedó fuera el Estado islámico está resistiendo. Una tregua amenazada también por hechos imprevistos, como el reciente atentado en Turquía.
En la ciudad de Alepo, el patriarca Mar Ignatios Aphrem II, primado de la Iglesia siro-ortodoxa ha presidido el primero de enero una oración por la paz en Siria en la catedral siro-ortodoxa de Efrén, junto a obispos cristianos y al obispo maronita Josph Tobji.
En esta iniciativa de oración común, al comienzo del nuevo año y con motivo de la Jornada Mundial por la Paz, han participado también sacerdotes de la Iglesia siria-ortodoxa, el obispo caldeo Antoine Audo y el reverendo Ibrahim Nseir, de la Iglesia Evangélica Árabe.
El Patriarca, los obispos y todos los presentes han rezado juntos por la paz en Siria y por el fin de la violencia, y en la oración han pedido de nuevo el retorno a sus hogares de los dos metropolitanos de Alepo desaparecidos en abril de 2013, el greco ortodoxo Boulos Yazigi y el sirio ortodoxo Mar Gregorios Yohanna Ibrahim.
El 13 de diciembre, monseñor Georges Abou Khazen, vicario apostólico de Alepo para los católicos de rito latino, le indicó a ZENIT: “La ciudad de Alepo finalmente esta por ser completamente liberada y unificada después de cuatro largos años de división y de muerte sembrada por varios grupos armados sirios y no sirios”. Indicó también que “estos grupos pertenecen todos a la galaxia del fundamentalismo islámico e imponían a la población los preceptos y las formas de vida que enseña el fanatismo, totalmente extrañas a la tradición del pueblo sirio”.
Zenit

3 de enero: Santísimo Nombre de Jesús


Ocho días después de su nacimiento el hijo de María recibió el nombre de Jesús, que significa Salvador, como lo había ordenado el ángel Gabriel antes de que María concibiera. El Evangelio menciona la razón de ser de dicho nombre: «Porque va a salvar a su pueblo del pecado». Jesús iba a obrar la Redención con los más atroces sufrimientos, «humillándose –dice San Pablo– no sólo hasta la muerte sino hasta la muerte de cruz. Por ello Dios lo exaltó (…) y al nombre de Jesús se doble toda rodilla».
La fiesta del Santísimo Nombre de Jesús, instituida en el año 1721, es la fiesta titular de la Compañía de Jesús. Durante un tiempo no tuvo hueco en el Misal Romano hasta que fue restablecida por San Juan Pablo II. «Al nombre de Jesús toda rodilla se doble, en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor para gloria de Dios Padre». (Flp, 2, 10-11).
J.M. Ballester Esquivias (@jmbe12)
Alfa y Omega

Alberto Ortega, nuncio en Irak y Jordania: «Es importante plantear el regreso de los cristianos


La batalla para liberar Mosul del Daesh ha dejado al millón de personas que quedan en la ciudad en una situación «muy difícil», cuenta a Alfa y Omega desde Irak monseñor Alberto Ortega, nuncio en este país y en Jordania. Desde la ofensiva del Daesh en 2014, en Mosul «apenas quedan cristianos. Tuvieron que irse para no renegar de su fe»; como los del resto de la llanura de Nínive. Tras expulsar a los yihadistas de gran parte de esta zona, desde el 17 de octubre las fuerzas iraquíes y una coalición internacional disputan a los yihadistas, barrio a barrio, la capital de la provincia. Escasean el agua, la electricidad y los alimentos, y es muy difícil conseguir asistencia sanitaria. Más de 100.000 personas han abandonado la ciudad. «La mayoría están en campos de refugiados», explica el nuncio. Afortunadamente, «está llegando ayuda internacional», y varias instituciones de la ONU «y otras se están empeñando seriamente» en asistirlos. A través de Cáritas, también «la Iglesia intenta ayudar en la medida de sus posibilidades».
¿Cómo han recibido los cristianos la liberación de sus pueblos?
Con satisfacción y esperanza. Sin embargo, cuando han podido acercarse se han quedado tristes al ver la situación de las iglesias y las casas. Muchas han sido quemadas. Habrá que hacer un gran trabajo de reconstrucción. Todavía hay que quitar las minas, limpiar la zona para que sea segura y garantizar la infraestructura mínima para volver. No obstante, la vida recomienza muy poco a poco. Ojalá muchos cristianos y otros grupos puedan regresar cuanto antes.
¿Cuáles son las necesidades más urgentes de la población?
Además de la asistencia humanitaria, una necesidad urgente es la paz y la reconciliación. Un gran desafío es poder trabajar todos juntos, más allá de pertenencias religiosas o étnicas, en la construcción de la sociedad. Será también la mejor manera de contrarrestar el terrorismo. El terrorismo es una plaga que hay que afrontar no solo a nivel militar, sino político, económico… y sobre todo a nivel de las ideas, promoviendo la educación, el dialogo y la colaboración. Como dice el Papa en el mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, «que la caridad y la no violencia guíen el modo de tratarnos».
En esta guerra hay muchos actores regionales e internacionales…
Es triste constatar que muchas veces los intereses regionales e internacionales de países o grupos condicionan la política en modo tal que se provoca el sufrimiento de muchos. Por eso es fundamental poner en el centro de toda política la dignidad de la persona y el bien común.
¿Es realista pensar que los cristianos vuelvan, cuando sus vecinos han podido colaborar o beneficiarse de la presencia del Daesh?
Es muy importante plantearse el regreso de los cristianos, así como de otros grupos minoritarios. Como han dicho los últimos Papas, sería inimaginable pensar en Medio Oriente sin cristianos. La disminución de su número es una grave pérdida para la Iglesia y toda la sociedad. Por supuesto que para regresar tienen que tener las condiciones adecuadas de seguridad, de vivienda, de trabajo, etc. Es responsabilidad de todos. Además habrá que reconstruir las heridas que hayan podido producirse en la convivencia y en la confianza mutua. Pero con la ayuda del Señor todo se puede superar. En este sentido me gusta recordar la dimensión social de la misericordia. Cada vez me convenzo más de que la misericordia es la única posibilidad de una verdadera convivencia.
¿Tienen futuro en Oriente Medio?
El futuro de los cristianos se puede ver condicionado por la política hasta cierto punto, pero hay siempre un elemento que la supera. Muchas veces, la persecución ha hecho a los cristianos todavía más fuertes en su fe y, de un modo misterioso, ha favorecido incluso la difusión del cristianismo. Los cristianos tienen una misión fundamental que cumplir en todas partes, y sobre todo en Medio Oriente, que es Tierra Santa. Ser conscientes de esta misión, que es continuación de la del Señor, les ayudará a permanecer y estar presentes en contextos no fáciles. Por eso, gracias a Dios, creo que siempre habrá futuro para ellos en Medio Oriente.
María Martínez López

El Papa Francisco exige «tolerancia cero» ante los curas pedófilos


En una misiva dirigida a todos los obispos, les insta a tomar «el coraje necesario para implementar todas las medidas necesarias y proteger en todo la vida de nuestros niños, para que tales crímenes no se repitan más»
El Papa Francisco ha instando a los obispos a mostrar «tolerancia cero» ante los casos de abuso sexual de menores por parte de miembros del clero,en una carta con motivo de la festividad de los «Santos Inocentes» difundida este lunes.
«Tomemos el coraje necesario para implementar todas las medidas necesarias y proteger en todo la vida de nuestros niños, para que tales crímenes no se repitan más. Asumamos clara y lealmente la consigna “tolerancia cero” en este asunto», animó el Pontífice.
En la misiva dirigida a los obispos el pasado 28 de diciembre, Francisco invitó a los obispos a escuchar «el llanto y el gemir de estos niños” y también de la Iglesia, que, dijo, «llora no solo frente al dolor causado en sus hijos más pequeños, sino también porque conoce el pecado de algunos de sus miembros».
«El sufrimiento, la historia y el dolor de los menores que fueron abusados sexualmente por sacerdotes. Pecado que nos avergüenza. Personas que tenían a su cargo el cuidado de esos pequeños han destrozado su dignidad», lamentó Bergoglio.
Como ya ha hecho en otras ocasiones, el Papa expresó sus disculpas por estos hechos, por «el pecado de omisión de asistencia, el pecado de ocultar y negar y el pecado del abuso de poder», y llamó a unirse al dolor de las víctimas.
Francisco repasó las dramáticas situaciones que afectan a millones de niños en todo el mundo, con motivo de la festividad de los Santos Inocentes, celebrada el 28 de diciembre.
Recordó, «a modo de ejemplo», que en la actualidad 75 millones de niños han tenido que interrumpir su educación a raíz de las emergencias y las crisis prolongadas, y que en 2015 el 68 % de las víctimas de trata sexual fueron niños.
Francisco señaló que un tercio de los niños que han tenido que vivir fuera de sus países lo han hecho a causa de «desplazamientos forzosos». «Vivimos en un mundo donde casi la mitad de los niños menores de 5 años que mueren lo hacen a causa de la malnutrición», lamentó.
Añadió que en 2016 se calcula que 150 millones de niños han realizado trabajo infantil, «viviendo muchos de ellos en condición de esclavitud». Por último, valiéndose de un informe realizado por Unicef, el Santo Padre advirtió de que «si la situación mundial no se revierte», en 2030 serán 167 millones los niños que vivirán en la extrema pobreza, 69 millones de menores de 5 años morirán entre 2016 y ese año y 60 millones de niños no asistirán a la escuela básica primaria.
Por eso, el Papa ha instado a los obispos a cuidar a la infancia. «No dejemos que les roben la alegría. No nos dejemos robar la alegría, cuidémosla y ayudémosla a crecer», instó.
Agencias
Alfa y Omega

COMENTARIO AL EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN (1,29-34) POR EL PAPA FRANCISCO:




"He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado", ¡pero quita el pecado con la raíz y todo! Esta es la salvación de Jesús, con su amor y su mansedumbre. Al oír esto que dice Juan el Bautista, que da testimonio de Jesús como Salvador, debemos crecer en la confianza en Jesús.

Muchas veces tenemos confianza en un médico: es bueno, porque el médico está para sanarnos; tenemos confianza en una persona: los hermanos, y las hermanas están para ayudarnos. Es bueno tener esta confianza humana entre nosotros. 

Pero nos olvidamos de la confianza en el Señor: esta es la clave del éxito en la vida. La confianza en el Señor: encomendémonos al Señor. "Pero, Señor, mira mi vida: estoy en la oscuridad, tengo esta dificultad, tengo este pecado...", todo lo que tenemos: "Mira esto: ¡yo confío en ti!"

Y esta es una apuesta que tenemos que hacer: confiar en Él y nunca decepciona. Nunca, ¡Nunca! Escuchen bien, chicos y chicas, que comienzan la vida ahora: Jesús nunca decepciona. Nunca. Este es el testimonio de Juan: Jesús, el bueno, el manso, que terminará como un cordero: asesinado. Sin gritar. Él ha venido a salvarnos, para quitar el pecado. El mío, el tuyo y el del mundo: todo, todo.» (S.S. Francisco, 19 de enero de 2014).

ESTE ES EL HIJO DE DIOS (Evangelio de hoy)





Lectura del santo Evangelio según san Juan (1,29-34):

Al día siguiente, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó: «Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije: "Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo." Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua para que sea manifestado a Israel.»

Y Juan dio testimonio diciendo: «He contemplado el Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre Él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: "Aquél sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ése es el que ha de bautizar con Espíritu Santo." Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.»

Palabra del Señor

El Papa a los Obispos: “Protejan a los niños del mundo de los nuevos Herodes”

“Hoy en nuestros pueblos, lamentablemente, se sigue escuchando el gemido y el llanto de tantas madres, de tantas familias, por la muerte de sus hijos, de sus hijos inocentes”, lo escribe el Papa Francisco en la Carta dirigida a los Obispos con ocasión de la Fiesta de los Santos Inocentes, celebrado el 28 de diciembre pasado y publicado hoy por la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
En la misiva, el Santo Padre recuerda la alegre noticia del anuncio del nacimiento del Salvador, hecha por el ángel a los pastores. “Nos hace bien escuchar una y otra vez este anuncio – afirma el Pontífice – volver a escuchar que Dios está en medio de nuestro pueblo. Esta certeza que renovamos año a año es fuente de nuestra alegría y esperanza”. Por ello, en estos días podemos experimentar cómo la liturgia nos toma de la mano y nos conduce al corazón de la Navidad, nos introduce en el Misterio y nos lleva paulatinamente a la fuente de la alegría cristiana.
“Como pastores – precisa el Papa – hemos sido llamados para ayudar a hacer crecer esta alegría en medio de nuestro pueblo. Se nos pide cuidar esta alegría”. Pero la Navidad, mal que nos pese, señala el Obispo de Roma, viene acompañada también del llanto. “Los evangelistas no se permitieron disfrazar la realidad para hacerla más creíble o apetecible. Al contrario, nos anuncian el nacimiento del Hijo de Dios también envuelto en una tragedia de dolor”. Es el gemido de dolor de las madres que lloran las muertes de sus hijos inocentes frente a la tiranía y ansia de poder desenfrenada de Herodes.
“Un gemido que hoy también podemos seguir escuchando – subraya el Pontífice – que nos llega al alma y que no podemos ni queremos ignorar ni callar”. Ya que, contemplar el pesebre es también contemplar este llanto, es también aprender a escuchar lo que acontece a su alrededor y tener un corazón sensible y abierto al dolor del prójimo, más especialmente cuando se trata de niños, y también es tener la capacidad de asumir que hoy se sigue escribiendo ese triste capítulo de la historia.
Hoy también a nosotros, Pastores, alienta el Papa Francisco, se nos pide lo mismo, que seamos hombres capaces de escuchar y no ser sordos a la voz del Padre, y así poder ser más sensibles a la realidad que nos rodea. “Estamos invitados a custodiarla de los Herodes de nuestros días. Y al igual que san José, necesitamos coraje para asumir esta realidad, para levantarnos y tomarla entre las manos. El coraje de protegerla de los nuevos Herodes de nuestros días, que fagocitan la inocencia de nuestros niños”. Estamos invitados a escuchar el llanto y el gemir de estos niños, afirma el Papa; escuchemos el llanto y el gemir también de nuestra madre Iglesia, que llora no sólo frente al dolor causado en sus hijos más pequeños, sino también porque conoce el pecado de algunos de sus miembros: el sufrimiento, la historia y el dolor de los menores que fueron abusados sexualmente por sacerdotes. Pecado que nos avergüenza, agrega el Pontífice. “Personas que tenían a su cargo el cuidado de esos pequeños han destrozado su dignidad. Esto lo lamentamos profundamente y pedimos perdón. Nos unimos al dolor de las víctimas y a su vez lloramos el pecado. El pecado por lo sucedido, el pecado de omisión de asistencia, el pecado de ocultar y negar, el pecado del abuso de poder”.
Hoy, recordando el día de los Santos Inocentes, concluye el Papa Francisco, quiero que renovemos todo nuestro empeño para que estas atrocidades no vuelvan a suceder entre nosotros. “Tomemos el coraje necesario para implementar todas las medidas necesarias y proteger en todo la vida de nuestros niños, para que tales crímenes no se repitan más. Asumamos clara y lealmente la consigna tolerancia cero en este asunto”.
(Renato Martinez – Radio Vaticano)