Sáname también de mi sordera:
Por no oir a mis hermanos que pasan hambre.
Por no oír a los ancianos que están solos.
Por no oír a los enfermos que sufren.
Por no oír a mis compañeros que me piden ayuda.
Por no oír a los niños que no sienten el amor de sus padres.
Jesús sáname también por:
Callar cuando veo injusticias y no me quiero complicar la
vida.
Callar cuando veo que en tú casa no nos comportamos como debemos.
Callar cuando debo corregir a los jóvenes y no lo hago por
miedo a su reacción.
Callar cuando te ofenden y no te defiendo como tú te mereces.
Señor, sáname cuando "no quiero oír o cuando callo", tantas veces en que sé que tú esperas algo diferente de mí.
H. Carmen