viernes, 7 de septiembre de 2012

SÁNAME, JESÚS


Jesús, tú que sanaste al sordomudo de su enfermedad.

Sáname también de mi sordera:
Por no oir a mis hermanos que pasan hambre.
Por no oír a los ancianos que están solos.
Por no oír a los enfermos que sufren.
Por no oír a mis compañeros que me piden ayuda.
Por no oír a los niños que no sienten el amor de sus padres.

Jesús sáname también por:
Callar cuando veo injusticias y no me quiero complicar la vida.
Callar cuando veo que en tú casa no nos comportamos como debemos.
Callar cuando debo corregir a los jóvenes y no lo hago por miedo a su reacción.
Callar cuando te ofenden y no te defiendo como tú te mereces.

Señor, sáname cuando "no quiero oír o cuando callo", tantas veces en que sé que tú esperas algo diferente de mí.
H. Carmen

Santa Regina. Virgen y Mártir

7 de septiembre: Santa Regina

Regina = "Reina", en latín

Hija de un ciudadano pagano de Alise, en Borgoña, la santa -cuya madre falleció al dar la luz- fue entregada a una nodriza que era cristiana y que la educó en la fe. 

Su belleza atrajo las miradas del prefecto Olybrius, quien, al saber que era de noble linaje, quiso casarse con ella, pero ella se negó a aceptarlo y no quiso atender los discursos de su padre, quien trataba de convencerla para que se casara con un hombre tan rico.

Ante su obstinación, su padre decidió encerrarla en un calabozo y, como pasaba el tiempo sin que Regina cediese, Olybrius desahogó su cólera haciendo azotar a la joven y sometiéndola a otros tormentos. 

Una de aquellas noches, recibió en su calabozo el consuelo de una visión de la cruz al tiempo que una voz le decía que su liberación esta próxima. Al otro día, Olybrius ordenó que fuera torturada de nuevo y que fuera decapitada después. 

En el momento de la ejecución, apareció una paloma blanquísima que causó la conversión de muchos de los presentes.
La devoción a la santa aumentó a partir del siglo VII.
EWTN