Este blog se crea con el objetivo de que todos los que formamos parte de de la comunidad cristiana, podamos expresar nuestras opiniones, consultar nuestras dudas y, sobre todo, ayudarnos unos a otros en este caminar con Jesús y hacia Jesús. Anímate y participa
lunes, 23 de diciembre de 2013
Comentario evangélico para el domingo 22 de diciembre de 2013. José Antonio Pagola.
El evangelista Mateo tiene un interés especial en
decir a sus lectores que Jesús ha de ser llamado también “Emmanuel”. Sabe muy
bien que puede resultar chocante y extraño. ¿A quién se le puede llamar con un
nombre que significa “Dios con nosotros”? Sin embargo, este nombre encierra el
núcleo de la fe cristiana y es el centro de la celebración de la Navidad.
Ese misterio último que nos rodea por todas partes y
que los creyentes llamamos “Dios” no es algo lejano y distante. Está con todos
y cada uno de nosotros. ¿Cómo lo puedo saber? ¿Es posible creer de manera
razonable que Dios está conmigo, si yo no tengo alguna experiencia personal por
pequeña que sea?
De ordinario, a los cristianos no se nos ha enseñado a
percibir la presencia del misterio de Dios en nuestro interior. Por eso, muchos
lo imaginan en algún lugar indefinido y abstracto del Universo. Otros lo buscan
adorando a Cristo presente en la eucaristía. Bastantes tratan de escucharlo en
la Biblia. Para otros, el mejor camino es Jesús.
El misterio de Dios tiene, sin duda, sus caminos pero se puede decir que, en la cultura actual, si no lo experimentamos de alguna manera dentro de nosotros, difícilmente lo hallaremos fuera.ara
hacerse presente en cada vida. Por el contrario, si percibimos su presencia en nuestro
interior, nos será más fácil rastrear su misterio en nuestro entorno.
¿Es posible? El secreto consiste, sobre todo, en saber
estar con los ojos cerrados y en silencio apacible, acogiendo con un corazón
sencillo esa presencia misteriosa que nos está alentando y sosteniendo. No se
trata de pensar en eso, sino de estar “acogiendo” la paz, la vida, el amor, el
perdón… que nos llega desde lo más íntimo de nuestro ser.
Es normal que, al adentrarnos en nuestro propio
misterio, nos encontremos con nuestros miedos y preocupaciones, nuestras
heridas y tristezas, nuestra mediocridad y nuestro pecado. No hemos de
inquietarnos, sino permanecer en el silencio. La presencia amistosa que está en
el fondo más íntimo de nosotros nos irá apaciguando, liberando y sanando.
Karl Rahner, uno de los teólogos más importantes del
siglo veinte, afirma que, en medio de la sociedad secular de nuestros días,
“esta experiencia del corazón es la única con la que se puede comprender el
mensaje de fe de la Navidad: Dios se ha hecho hombre”. El misterio último de la
vida es un misterio de bondad, de perdón y salvación, que está con nosotros:
dentro de todos y cada uno de nosotros. Si lo acogemos en silencio, conoceremos
la alegría de la Navidad.
Por José Antonio Pagola
Investigando estafas
C.S.I. Las Vistillas: investigando estafas
Habitualmente, cuando escuchamos la palabra estafa pensamos en dinero. Y, efectivamente, la estafa es un delito económico. Pero si estrapolamos las características de la estafa al resto de nuestra vida, nos puede ayudar mucho a no ser estafados en otros ámbitos de la vida, no sólo en lo económico, ya que también podemos ser estafados en lo afectivo y lo espiritual.
La característica fundamental de la estafa, lo que ayuda al autor a conseguir su objetivo, es el engaño. El estafador hace ver que ofrece un bien para obtener su beneficio. Tenemos un primer ejemplo de estafa en el Génesis, con Adán y Eva. Esta estafa sería de tipo espiritual, en la que el hombre se aleja de Dios.
Estudiemos el engaño de forma esquemática:
- La serpiente presenta la tentación como un bien. La serpiente no le dice a Eva que no haga caso a Dios, sino que le presenta su engaño como la auténtica Verdad: Dios te ha dicho una cosa, pero la Verdad es otra. Es decir, las tentaciones, siempre se nos van a presentar como algo bueno.
- La estafa, a corto plazo, es beneficiosa para la víctima. Es decir, durante un tiempo, la víctima cree haber salido beneficiada. El estafador sacrifica el corto plazo por el largo. Así vemos cómo Eva tras comer la manzana percibe su bondad y recomienda a Adán que también coma.
- Las consecuencias de la estafa intentan ser solucionadas con parches, sin acudir a la raíz. Tras ser estafados, Adán y Eva se dan cuenta de que están desnudos, y en lugar de acudir a Dios, se visten con hojas de higuera.
Esta misma dinámica la podemos ver en nuestras vidas diarias, cuando somos estafados vitalmente, con conceptos erróneos de felicidad, amor, diversión, libertad, relación con Dios… Podemos poner ejemplos: se nos presenta el amor como una acumulación sentimientos buenos compartidos entre dos personas (lo cual tiene parte de verdad), nos entregamos a esa forma de vivir el amor y en el corto plazo nos resulta positivo, pero a largo plazo solemos constatar un vacío en la relación que no sabemos cómo llenar. A partir de aquí, las soluciones suelen ser dispares, porque el disfrute a corto plazo nos engaña y nos hace ver que nuestro problema no es la forma de vivir el amor, sino cualquier otra.
En la vida diaria, cuando constatamos que algo va mal, lo importante es no caer en la desesperanza de pensar que “la vida es así”, sino buscar la Verdad. La Verdad en el Amor, la Felicidad, la Libertad…
¡Ojo con las estafas! Están por todas partes, y sólo Cristo, Camino, Verdad y Vida nos muestra cómo y por dónde caminar.
En próximos artículos iremos descubriendo estafas concretas, en las que caemos a diario.
Fuente: Seminario de Madrid.comparte este post:
Nacimiento de San Juan Bautista
Cuando llegó el tiempo en que Isabel debía ser madre, dio a luz un hijo.
Al enterarse sus vecinos y parientes de la gran misericordia con que Dios la había tratado, se alegraban con ella.
A los ocho días, se reunieron para circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre dijo: "No, debe llamarse Juan".
Ellos le decían: "No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre".
Entonces preguntaron por señas al padre qué nombre quería que le pusieran.
Este pidió una pizarra y escribió: "Su nombre es Juan". Todos quedaron admirados.
Y en ese mismo momento, Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios.
Este acontecimiento produjo una gran impresión entre la gente de los alrededores, y se lo comentaba en toda la región montañosa de Judea.
Todos los que se enteraron guardaban este recuerdo en su corazón y se decían: "¿Qué llegará a ser este niño?". Porque la mano del Señor estaba con él.
De News.va
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