lunes, 23 de diciembre de 2013

"EL ODIO Y EL RENCOR ENVENENAN EL ALMA"

EL ANGELUS DEL PAPA FRANCISCO: TEXTO COMPLETO

El Santo Padre Francisco rezó la oración mariana del Ángelus con los miles de fieles y peregrinos que se habían dado cita en la Plaza de San Pedro en el IV Domingo de Adviento.

Antes de invocar a la Madre de Dios, el Obispo de Roma recordó que en esta ocasión el Evangelio nos relata los hechos que precedieron al nacimiento de Jesús, y que el evangelista Mateo nos los presenta desde el punto de vista de San José, el esposo prometido de la Virgen María:

«Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En este IV Domingo de Adviento, el Evangelio nos relata los hechos que precedieron al nacimiento de Jesús, y el evangelista Mateo los presenta desde el punto de vista de San José, el esposo prometido de la Virgen María.

José y María vivían en Nazaret; aún no habitaban juntos, porque el matrimonio todavía no se había celebrado. Mientras tanto, María, después de haber acogido el anuncio del Ángel, estaba encinta por obra del Espíritu Santo. Cuando José se da cuenta de este hecho, permanece desconcertado.

El Evangelio no explica sus pensamientos, pero nos dice lo esencial: él trata de hacer la voluntad de Dios y está dispuesto a la renuncia más radical. En lugar de defenderse y de hacer valer sus propios derechos, José elige una solución que para él representa un enorme sacrificio. Y el Evangelio dice: “Como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto” (1, 19).

¡Esta breve frase resume un verdadero y propio drama interior, si pensamos en el amor que José tenía por María! Pero también en semejante circunstancia, José desea hacer la voluntad de Dios y decide, seguramente con gran dolor, despedir a María en secreto.

Es necesario meditar sobre estas palabras, para entender cuál fue la prueba que José tuvo que sostener en los días que precedieron el nacimiento de Jesús. Una prueba semejante a la del sacrificio de Abraham, cuando Dios le pidió a su hijo Isaac (Cfr. Ge 22): renunciar a lo más precioso, a la persona más amada.

Pero, como en el caso de Abraham, el Señor interviene: ha encontrado la fe que buscaba y abre un camino diverso, un camino de amor y de felicidad: “José – le dice – no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo” (Mt 1, 20).

Este Evangelio nos muestra toda la grandeza de espíritu de San José. Él estaba siguiendo un buen proyecto de vida, pero Dios reservaba para él otro designio, una misión más grande. José era un hombre que escuchaba siempre la voz de Dios, profundamente sensible a su secreto deseo, un hombre atento a los mensajes que le llegaban de lo profundo del corazón y de lo alto.

No se obstinó en perseguir su proyecto de vida, no permitió que el rencor le envenenara el ánimo, sino que estuvo listo para ponerse a disposición de la novedad que se le presentaba de modo desconcertante. Y así, ¡era un hombre bueno! No odiaba, y no permitió que el rencor le envenenara el ánimo. 

¡Pero cuántas veces a nosotros el odio, también la antipatía, el rencor nos envenenan el alma! ¡Esto hace mal! No lo permitan jamás, él es un ejemplo de esto. Y de este modo José se volvió más libre y grande aún. Aceptándose según el designio del Señor, José se encuentra plenamente, más allá de sí mismo. Esta libertad suya de renunciar a lo que es suyo, a la posesión de su propia existencia, y esta plena disponibilidad interior suya a la voluntad de Dios, nos interpelan y nos muestran el camino.

Nos disponemos entonces a celebrar la Navidad contemplando a María y a José: María, la mujer llena de gracia que ha tenido el coraje de encomendarse totalmente a la Palabra de Dios; José, el hombre fiel y justo que ha preferido creer al Señor en lugar de escuchar las voces de la duda y del orgullo humano. Con ellos, caminamos juntos hacia Belén».
De News.va

Comentario evangélico para el domingo 22 de diciembre de 2013. José Antonio Pagola.

El evangelista Mateo tiene un interés especial en decir a sus lectores que Jesús ha de ser llamado también “Emmanuel”. Sabe muy bien que puede resultar chocante y extraño. ¿A quién se le puede llamar con un nombre que significa “Dios con nosotros”? Sin embargo, este nombre encierra el núcleo de la fe cristiana y es el centro de la celebración de la Navidad.
Ese misterio último que nos rodea por todas partes y que los creyentes llamamos “Dios” no es algo lejano y distante. Está con todos y cada uno de nosotros. ¿Cómo lo puedo saber? ¿Es posible creer de manera razonable que Dios está conmigo, si yo no tengo alguna experiencia personal por pequeña que sea?
De ordinario, a los cristianos no se nos ha enseñado a percibir la presencia del misterio de Dios en nuestro interior. Por eso, muchos lo imaginan en algún lugar indefinido y abstracto del Universo. Otros lo buscan adorando a Cristo presente en la eucaristía. Bastantes tratan de escucharlo en la Biblia. Para otros, el mejor camino es Jesús.
El misterio de Dios tiene, sin duda, sus caminos pero se puede decir que, en la cultura actual, si no lo experimentamos de alguna manera dentro de nosotros, difícilmente lo hallaremos fuera.ara hacerse presente en cada vida.  Por el contrario, si percibimos su presencia en nuestro interior, nos será más fácil rastrear su misterio en nuestro entorno.
¿Es posible? El secreto consiste, sobre todo, en saber estar con los ojos cerrados y en silencio apacible, acogiendo con un corazón sencillo esa presencia misteriosa que nos está alentando y sosteniendo. No se trata de pensar en eso, sino de estar “acogiendo” la paz, la vida, el amor, el perdón… que nos llega desde lo más íntimo de nuestro ser.
Es normal que, al adentrarnos en nuestro propio misterio, nos encontremos con nuestros miedos y preocupaciones, nuestras heridas y tristezas, nuestra mediocridad y nuestro pecado. No hemos de inquietarnos, sino permanecer en el silencio. La presencia amistosa que está en el fondo más íntimo de nosotros nos irá apaciguando, liberando y sanando.

Karl Rahner, uno de los teólogos más importantes del siglo veinte, afirma que, en medio de la sociedad secular de nuestros días, “esta experiencia del corazón es la única con la que se puede comprender el mensaje de fe de la Navidad: Dios se ha hecho hombre”. El misterio último de la vida es un misterio de bondad, de perdón y salvación, que está con nosotros: dentro de todos y cada uno de nosotros. Si lo acogemos en silencio, conoceremos la alegría de la Navidad.
Por José Antonio Pagola

Investigando estafas

C.S.I. Las Vistillas: investigando estafas

lego detectiveHabitualmente, cuando escuchamos la palabra estafa pensamos en dinero. Y, efectivamente, la estafa es un delito económico. Pero si estrapolamos las características de la estafa al resto de nuestra vida, nos puede ayudar mucho a no ser estafados en otros ámbitos de la vida, no sólo en lo económico, ya que también podemos ser estafados en lo afectivo y lo espiritual.
La característica fundamental de la estafa, lo que ayuda al autor a conseguir su objetivo, es el engaño. El estafador hace ver que ofrece un bien para obtener su beneficio. Tenemos un primer ejemplo de estafa en el Génesis, con Adán y Eva. Esta estafa sería de tipo espiritual, en la que el hombre se aleja de Dios.

Estudiemos el engaño de forma esquemática:


  • La serpiente presenta la tentación como un bien. La serpiente no le dice a Eva que no haga caso a Dios, sino que le presenta su engaño como la auténtica Verdad: Dios te ha dicho una cosa, pero la Verdad es otra. Es decir, las tentaciones, siempre se nos van a presentar como algo bueno.
  • La estafa, a corto plazo, es beneficiosa para la víctima. Es decir, durante un tiempo, la víctima cree haber salido beneficiada. El estafador sacrifica el corto plazo por el largo. Así vemos cómo Eva tras comer la manzana percibe su bondad y recomienda a Adán que también coma.
  • Las consecuencias de la estafa intentan ser solucionadas con parches, sin acudir a la raíz. Tras ser estafados, Adán y Eva se dan cuenta de que están desnudos, y en lugar de acudir a Dios, se visten con hojas de higuera.

Esta misma dinámica la podemos ver en nuestras vidas diarias, cuando somos estafados vitalmente, con conceptos erróneos de felicidad, amor, diversión, libertad, relación con Dios… Podemos poner ejemplos: se nos presenta el amor como una acumulación sentimientos buenos compartidos entre dos personas (lo cual tiene parte de verdad), nos entregamos a esa forma de vivir el amor y en el corto plazo nos resulta positivo, pero a largo plazo solemos constatar un vacío en la relación que no sabemos cómo llenar. A partir de aquí, las soluciones suelen ser dispares, porque el disfrute a corto plazo nos engaña y nos hace ver que nuestro problema no es la forma de vivir el amor, sino cualquier otra.

En la vida diaria, cuando constatamos que algo va mal, lo importante es no caer en la desesperanza de pensar que “la vida es así”, sino buscar la Verdad. La Verdad en el Amor, la Felicidad, la Libertad…
¡Ojo con las estafas! Están por todas partes, y sólo Cristo, Camino, Verdad y Vida nos muestra cómo y por dónde caminar.
En próximos artículos iremos descubriendo estafas concretas, en las que caemos a diario.
Fuente: Seminario de Madrid.

Nacimiento de San Juan Bautista


Evangelio según San Lucas 1,57-66.

Cuando llegó el tiempo en que Isabel debía ser madre, dio a luz un hijo.

Al enterarse sus vecinos y parientes de la gran misericordia con que Dios la había tratado, se alegraban con ella.

A los ocho días, se reunieron para circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre dijo: "No, debe llamarse Juan".

Ellos le decían: "No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre".

Entonces preguntaron por señas al padre qué nombre quería que le pusieran.

Este pidió una pizarra y escribió: "Su nombre es Juan". Todos quedaron admirados.

Y en ese mismo momento, Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios.

Este acontecimiento produjo una gran impresión entre la gente de los alrededores, y se lo comentaba en toda la región montañosa de Judea.

Todos los que se enteraron guardaban este recuerdo en su corazón y se decían: "¿Qué llegará a ser este niño?". Porque la mano del Señor estaba con él.
De News.va