viernes, 21 de julio de 2017

“Nunca digas nunca” responde Francisco a un niño que le invita a una peregrinación



“¡Nunca digas nunca!”. Este es el consejo que el papa Francisco le dio a un niño de nueve años de edad, Andrea, que le invitó a una peregrinación.  Y añadió que para él “estar con los niños es la alegría más grande” que hay.
Lo informó hoy el diario italiano on-line ‘Il sussidiario‘, precisando que Andrea le había escrito diciéndole que el regalo de su primera comunión fue una peregrinación al santuario de Loreto.
“Estimado Andrea, fue hermoso recibir tu carta y saber de tu rica aventura vivida con la Unitalsi en la peregrinación a Loreto para los niños”, escribió el Pontífice.
El Santo Padre extiende su agradecimiento a los amigos de Loreto y revela: “Alguien me dijo que antes de mandar la carta la has leído a tus amigos, y cuando le has preguntado si estaban contentos de que me la enviarías, ellos aplaudieron con fuerza”. El sucesor de Pedro señala también que vio la foto que le hicieron llegar. “Los bendije de corazón” a ellos, sus papás, los voluntarios y sacerdotes responsables del Unitalsi, escribió el Papa.
La Unitalsi es una institución italiana que se ocupa del transporte de los enfermos a Lourdes y a otros santuarios, que se basa principalmente en la labor de médicos, enfermeros y voluntarios.
ZENIT

La Iglesia en Madrid pone en marcha una comisión contra la violencia de género



La Iglesia en Madrid ha puesto en marcha una comisión Por una vida libre de violencia contra las mujeres. Se da a conocer en el marco de la festividad de María Magdalena (22 de julio), mujer referente «porque en ella vamos a encontrar la imagen de muchas mujeres que sufren violencia»
En los cinco primeros meses de 2017 siete mujeres –de las 31 que se conocen hasta hoy– fueron asesinadas en Madrid, que capitanea la lista de muertes por violencia machista del año, seguida por Barcelona, Alicante y Toledo. Desde 2003, la Comunidad de Madrid encabeza el mapa de mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas con una cifra de 95 fallecidas, algunas con denuncias previas, otras sin ellas. También en 2016, la capital fue la tercera comunidad –solo adelantada por Valencia y Andalucía– con más mujeres inscritas en el registro central de víctimas de violencia de género del Ministerio de Justicia. En total, 3.200 solicitaron una orden de protección o medidas cautelares.
El Papa Francisco, tanto en Evangelii gaudium como en Amoris laetitia, condena la violencia contra las mujeres, a la que define como «una cobarde degradación del poder masculino». A esta condena se suma la archidiócesis de Madrid, que a finales de 2016 organizó las primeras jornadas a nivel diocesano sobre violencia machista. En su discurso, el vicario de Pastoral Social e Innovación, José Luis Segovia, afirmó que «la Iglesia toma partido de manera absoluta e incondicional por las víctimas» y reconoció que, «en nuestro propio seno, tenemos a no pocas mujeres maltratadas y también maltratadores». La prioridad para la diócesis, aseguró, «es ayudar a desclavar a estas mujeres de sus cruces y denunciar a los hombres que sin escrúpulos las han clavado en ellas».
Pepa Torres, religiosa apostólica del Sagrado Corazón, reconoce que «ya era hora de que la Iglesia tomase partido a nivel institucional para que las mujeres víctimas de violencia la sientan inequívoca, radical, afectiva y efectivamente a su lado, ya que no es admisible ninguna forma de abuso o agresión hacia las mujeres». Es cierto que «siempre ha habido cristianos comprometidos contra la violencia, pero había que hacer un trabajo de sensibilización y denuncia hacia el interior, y también hacia el exterior».
Una nueva comisión
Por eso acaba de ver la luz la comisión diocesana Por una vida libre de violencia contra las mujeres, que pertenece a la Vicaría de Pastoral Social e Innovación y que se da a conocer en el marco de la festividad de María Magdalena –22 de julio– «mujer a la que, en ocasiones, se le ha dado el papel de prostituta y que ha sido poco considerada. Nosotras la queremos poner de relieve, porque en ella vamos a encontrar la imagen de muchas mujeres que sufren violencia. Como a María Magdalena, las queremos visibilizar, darles el papel que tienen que tener en la Iglesia y en la sociedad», afirma Julia Almansa, directora de la Fundación Luz Casanova y miembro, junto a Torres y otras cinco mujeres, de la comisión.
Todo surgió a raíz de las primeras jornadas contra la violencia hacia la mujer. «Vimos la necesidad de hacer un trabajo continuo, como diócesis», señala Almansa. El primer paso será la difusión de un vídeo al que todos los madrileños podrán sumarse con un mensaje claro: «En nombre de Dios, ni una muerte más. Dios nos quiere vivas». El segundo paso será que «el día 22 las redes sociales se llenen de mensajes en los que la Iglesia se posiciona claramente y de manera radical contra la violencia y en el acompañamiento a las víctimas».
Este acompañamiento requiere una formación previa. Por eso, es clave en la propuesta de la comisión «trabajar en las parroquias y comunidades eclesiales para acercar las situaciones que están viviendo las víctimas», señala la directora de Luz Casanova. Un trabajo que se hará a partir de septiembre, y no sin dificultades en ocasiones, ya que «no siempre el papel de la Iglesia en este tema ha sido de desvelar, sino a veces de ocultar o de animar a las mujeres a la resignación. Por eso, nuestra labor es recordar que la violencia contra la mujer es contraria al Evangelio», añade Pepa Torres. «Queremos fomentar el buen trato, cómo son las relaciones igualitarias que te hacen crecer y cómo son las relaciones con un trato que te impide desarrollarte».
No es crear una red paralela
La comisión no tiene como objetivo «crear una red paralela de atención, porque ya existe y además nos sumamos a ella activamente», explica Inés Abril, también miembro de la comisión, trabajadora social y experta en temas de violencia contra la mujer. Lo que busca la nueva propuesta del Arzobispado de Madrid es «que los agentes pastorales tengan herramientas para detectar una posible víctima cuando alguien se acerca a la parroquia, que sepan sostener la conversación y derivar le caso. Que la víctima se sienta cómoda en este espacio, que se sepa que se la va a acoger, que no se la va a revictimizar», continúa Abril. Así, añade Torres, «romperemos por fin ese imaginario que muchos tienen de la Iglesia y de los cristianos de una postura tibia y de complicidad frente a la violencia. Aquí estamos para desmontar esa idea y sumarnos a las iniciativas de la sociedad civil que luchen contra esta lacra».
Cristina Sánchez Aguilar
@csanchezaguilar

Cáritas, servidora de los pobres



«Desvelar la situación de nuestros hermanos más frágiles es un deber de justicia que para nosotros es la medida mínima de la caridad»
Venimos de años en los que las necesidades sociales y económicas han sido muy duras para muchas familias. Durante este tiempo, Cáritas, como Iglesia samaritana, ha tratado de estar presente acompañando a las personas que sufren la pobreza en todas sus dimensiones. En el momento actual la mejoría de algunos indicadores socioeconómicos, y su correspondiente repercusión directa sobre las condiciones de vida de muchas personas, nos plantea un escenario más positivo, aunque esta tendencia resulta insuficiente para muchas de ellas todavía.
El año pasado atendimos a casi dos millones de personas en España con necesidades sociales intensas, y a otros dos millones fuera de nuestro país, desde los proyectos de Cooperación Internacional. Esta cercanía diaria es el mayor análisis de la realidad que podemos compartir. Conocemos la realidad de las familias desde el encuentro cotidiano que las 84.000 personas voluntarias realizan en las parroquias y centros sociales de la Iglesia. El Papa Francisco definió a Cáritas como «la caricia de la Iglesia a su pueblo», y nosotros queremos seguir siendo abrazo comprensivo a todas ellas. Sin duda, nuestra principal tarea es aliviar el sufrimiento concreto de las personas desde una caridad encarnada que se alimenta del Evangelio, y así lo seguiremos haciendo con todas nuestras fuerzas.
Pero la caridad cristiana, además de aliviar las necesidades, se ve impulsada a promocionar a las personas. En un contexto de desempleo amplísimo, a pesar de su considerable disminución, intervenir para que las personas más excluidas tengan acceso a un empleo es una prioridad de una «caridad inteligente» (Benedicto XVI) atenta a los signos de los tiempos. El pasado año, casi 17.000 personas accedieron a un empleo desde los programas de Cáritas.
No es un programa nuevo para la Iglesia, porque hace más de cuarenta años los llamados programas de lucha contra el paro se hicieron realidad en la mayoría de las diócesis en España para promocionar a las personas desempleadas.
Asimismo, tal y como recogen nuestros obispos en la instrucción pastoral Iglesia, servidora de los pobres, somos llamados a «un compromiso social que sea transformador de las personas y de las causas de las pobrezas, que denuncie la injusticia, que alivie el dolor el sufrimiento y sea capaz también de ofrecer propuestas concretas que ayuden a poner en práctica el mensaje transformador del Evangelio y asumir las implicaciones políticas de la fe y de la caridad» (n 40). La caridad no solo nos impulsa a la ayuda asistencial y promocional de las personas, sino también a un ejercicio transformador del individuo y de las causas de las pobrezas. La pobreza no es fruto del azar y la casualidad. La pobreza surge de procesos sociales, éticos y económicos que debemos afrontar para paliar sus efectos o para cambiar sus impactos. En este escenario, tal como venimos haciendo hace más de cincuenta años, Cáritas, desde la Fundación Foessa, analiza y evalúa la realidad social desde los efectos que tiene en los hogares más vulnerables. Informes que, a veces, son criticados desde diversas instancias. Tampoco es nada nuevo, porque desde el primer informe, que fue censurado en los años setenta, el resto han sido alabados por muchos y criticados por otros. Se nos atribuye agrandar los problemas sociales existentes y se obvia, por ejemplo, que mientras que en los años más duros de la crisis, en Cáritas señalábamos la existencia de doce millones de personas en riesgo de exclusión en España, el Instituto Nacional de Estadística y la oficina estadística de la UE hablaban de bastantes más. Desvelar la situación de nuestros hermanos más frágiles es un deber de justicia que para nosotros es la medida mínima de la caridad. Porque como afirmaba la Gaudium et Spes la «regla de la justicia es inseparable de la caridad» (n 69).
El reto no es pequeño. No siempre seremos reconocidos y puede que lleguemos a decepcionar a algunos. En ocasiones, también nos equivocaremos y tendremos que asumir nuestros errores para enmendarlos. Pero, tal como nos recordaba Juan Pablo II en Sollicitudo rei socialis, al «ministerio de evangelización en el campo social, que es un aspecto de la función profética de la Iglesia, pertenece también la denuncia de los males y de las injusticias»(n 41). Y continuaba alentándonos a que la denuncia fuera acompañada del anuncio profético que especialmente se revela en los rostros de las personas que acompañamos desde una espiritualidad encarnada.
Seguimos necesitando muchas manos que acaricien el dolor del mundo, recursos para mantener nuestros proyectos, seguimos precisando personas e instituciones con ideas para generar inclusión social y queremos construir esferas de debate público sobre las causas de la pobreza. Te necesitamos a ti, amable lector, para poder mantenernos a flote y seguir el rumbo de nuestra navegación: ser «servidora de los pobres».
Manuel Bretón, presidente de Cáritas Española
Alfa y Omega

«La depresión es una herida por la que puede entrar el amor de Dios»



La periodista italiana Milly Gualteroni trabajaba para las revistas Panorama, Vogue o Cosmopolitan. Se movía en los ambientes más sofisticados de Milán, pero pocos sabían que estaba enganchada a los fármacos y que arrastraba una depresión desde su juventud, debido a los suicidios de su padre y de su hermano y a otros traumas, como una violación. Cuenta su sanación y su conversión en Arrancada del abismo (Voz de Papel)
Santa Teresa decía que un santo triste es un triste santo. ¿No tenemos derecho a sentirnos tristes en algún momento de nuestra vida?
El ser humano está hecho de emociones y sentimientos, y entre ellas también está la tristeza. Lo que es diabólico es alimentar la tristeza, transformarla en un modo de vivir. El cristiano que de verdad vive en Cristo no puede no sentir la llamada de la alegría y de la vida verdadera, y eso ayuda a transfigurar todo sentimiento de tristeza que pueda nacer de manera instintiva en nosotros.
Entonces, un creyente no está vacunado ante la depresión…
La depresión no puede ser vivida como una culpa. Es una enfermedad que tiene causas múltiples y variadas, y ser creyente no previene necesariamente la posibilidad de caer en una depresión. La fe en Dios no es vacuna suficiente. Pero quien sabe que «cada uno de nuestros cabellos está contado» sabe también que cada circunstancia es una ocasión para seguir, a veces de manera misteriosa, las huellas de Jesús. Nada enseña tanta humildad y previene contra el orgullo, nada nos muestra nuestra total dependencia y nos educa en nuestra pobreza radical, como una depresión.
Para usted, la depresión ha sido «mi llamada hacia Dios»…
La depresión es una forma de sufrimiento físico, que tiene repercusión en la bioquímica cerebral. Yo intuí esto una vez que estuve internada en una clínica psiquiátrica. Entendí que Dios me estaba llamando. Cuando el hombre sufre entra en el misterio de la Cruz, esa es mi experiencia personal. Esta sociedad no cristiana nos ha hecho olvidar la relación fundamental con quien nos ha creado, y por eso no buscamos su ayuda. De ahí que la depresión puede ser una herida a través de la cual puede entrar el amor misericordioso de Dios, que te da calor, que te sana, que te envuelve.
Usted afirma que «el amor de Dios cura». ¿En qué consiste esta sanación? ¿Es completa y definitiva? ¿Es un camino que recorrer?
A la vuelta de un viaje a Lourdes me di cuenta de que estaba como fracturada por dentro, debido a que había pasado muchos años alejada de Dios. Esta lejanía puede ser sanada solo cuando volvemos a Él. Para mí fue una restauración de algo que se rompió de niña, cuando me alejé de la dimensión sobrenatural que todos tenemos. En cualquier caso, en paralelo a esta sanación del amor de Dios, es fundamental seguir un camino terapéutico con un profesional.
¿En qué medida las ciencias humanas –psiquiatría, psicología, terapia, los fármacos– pueden ayudar a sanar una depresión?

En lo que tiene que ver con mi experiencia, fue fundamental el retornar a Dios y recuperar el sentido auténtico de la vida. Pero no es suficiente, porque yo tenía heridas profundas que me marcaron y me hicieron vivir con un modo de pensar equivocado. Cambiar la forma de pensar y de vivir requiere mucho empeño y la ayuda de un profesional adecuado.
También es importante saber que uno puede hacer mucho por uno mismo. El deprimido suele ser una persona herida que acusa instintivamente a otros de su mal. Yo misma acusaba a mi padre y a mi hermano por sus suicidios, al hombre que me violó… Pero uno tiene que darse cuenta y decir: «Mi vida es mía, y yo me hago cargo de ella y del peso de mi sufrimiento». A mí me impresionan las palabras del Evangelio: «Venid a Mí los que estéis cansados y agobiados, que yo os aliviaré. Tomad sobre vosotros mi yugo y aprended de Mí». Coger la cruz de la depresión para seguir a Jesús al final puede ser algo ligero.
¿Hay sitio entonces para Dios en las consultas?
El paciente psiquiátrico ha sido reducido por la psiquiatría moderna a un conjunto de síntomas. Los fármacos no curan, solo controlan los síntomas hasta un punto. Hay multitud de profesionales que no consideran el camino interior de la persona para su sanación, cuando en realidad la dimensión espiritual es fundamental en el hombre. La psiquiatría y la terapia psicológica funcionan mejor cuando tienes la base del amor de Dios, estoy convencida.
Usted reconoce haber tenido varios intentos de suicidio. En Europa, esta es ya la primera causa de muerte entre los adolescentes. ¿Por qué pasa esto? ¿Por qué a los más jóvenes?
En mi provincia, los casos de suicidio son el doble de la media nacional, y la edad de es cada vez es más baja. Yo hablo a menudo a los adolescentes, y creo que en la raíz de esto está la pérdida de identidad colectiva. Hay un vacío existencial en el que crecen los niños. Las tradiciones se han perdido completamente, no tienen raíces en absoluto, especialmente la tradición familiar y la religiosa. No tienen detrás una razón de ser en el mundo. Cuando hablo con ellos les planteo las preguntas fundamentales: «¿De dónde venimos? ¿Para qué vivimos? ¿Dónde vamos?» Y ellos no saben responderlas. No saber qué responder a esto supone no tener la base fundamental de la vida de cualquier ser humano, y conlleva el riesgo de caer en una fragilidad extrema. Las nuevas generaciones crecen sin modelos de referencia, muchos tienen solo un padre o una madre, a quien apenas ven porque están absorbidos por el trabajo. Los niños llegan a casa y pasan muchas horas solos, no saben qué hacer, ven la tele, se meten en la realidad virtual… Ni siquiera bajan a la calle para jugar con otros niños. Es la destrucción del proyecto de Dios para ellos. Creo que es esto lo que está pasando hoy con los jóvenes.

Juan Luis Vázquez
Alfa y Omega

Nace la Comisión diocesana para una vida libre de violencia contra las mujeres

El pasado mes de diciembre, el Arzobispado de Madrid y la Fundación Luz Casanova organizaron la primera jornada STOP Violencia contra la mujer. El vicario de Pastoral Social e Innovación, José Luis Segovia, subrayó que «la Iglesia de Madrid toma partido de manera incondicional por las víctimas de la violencia machista». Al hilo de los trabajos de aquel día, se ha puesto en marcha la Comisión diocesana para una vida libre de violencia contra las mujeres, que se dará a conocer este sábado, 22 de julio, en la fiesta de santa María Magdalena.
La Comisión diocesana está formada, en estos momentos, por la directora de la Fundación Luz Casanova, Julia Almansa; la directora del Proyecto Esperanza Adoratrices, Ana Almarza; la delegada de Pastoral Penitenciaria de Madrid, María Yela; la religiosa apostólica del Sagrado Corazón Pepa Torres; la vedruna Cova Orejas Fernández; Elena Valverde, de la Fundación Luz Casanova; la trabajadora social y experta en temas de violencia contra la mujer Inés Abril, y la abogada Nilda Jiménez.
Van a trabajar «para la erradicación de la violencia machista y por la reacción de las comunidades cristianas ante la lacra que constituye esta violencia en nuestra diócesis» y, en este sentido, se proponen:
  • Sensibilizar y visibilizar en las comunidades cristianas e instituciones de la Iglesia católica que la violencia contras las mujeres es radicalmente opuesta al Evangelio de Jesús, y que como cristianos y cristinas es urgente comprometernos en su su erradicación y posicionarnos al lado de las mujeres que la sufren.
  • Favorecer que las comunidades cristianas sean un lugar seguro donde se garantice a las mujeres que sufren violencia y a sus hijas e hijos un lugar de protección, respeto y empoderamiento para enfrentarla y tomar decisiones en libertad.
  • Eliminar lenguajes y prácticas excluyentes discriminatorias que justifiquen el empobrecimiento y la violencia contra las mujeres.
  • Visibilizar y participar con otros colectivos y redes mujeres de la sociedad civil en la denuncia y en la reivindicación de medidas sociales, legales, económicas y educativas para la erradicación de la violencia contra las mujeres.
Sus principales líneas de actuación serán:
  • Sensibilización y formación: jornadas cursos, congresos en parroquias, grupos, seminarios...
  • Elaboración de materiales.
  • Realización de gesto simbólico de visibilización, solidaridad y denuncia.
  • Presencia en medios de comunicación.
  • Realización de campañas.
  • Escucha, acompañamiento y derivación.
  • Impulso de herramientas y protocolos de acción y acompañamiento para las mujeres que se acercan a la Iglesia buscando seguridad apoyo y acompañamiento, libres de juicios y prejuicios, evitando la revictimización.
  • Participación como Comisión diocesana en redes de mujeres de la sociedad civil implicadas en este tema, animando a las comunidades cristianas a participar en estas convocatorias.

Infomadrid

Discriminación contra cristianos en Medio Oriente no termina con derrota del ISIS

El secretario vaticano para las Relaciones con los Estados, monseñor Paul R. Gallagher, advirtió que la discriminación que sufre la minoría cristiana en Medio Oriente no terminará con la derrota del Estado Islámico (ISIS), sino cuando se reconozca plenamente el derecho a la libertad religiosa, parte importante de los derechos humanos.
El representante vaticano dijo estas palabras durante la conferencia internacional sobre protección de las comunidades religiosas realizada en la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores italiano el pasado 13 de diciembre, días después de que el gobierno de Irak anunciara la liberación de Mosul, ciudad que estuvo controlada por el ISIS por más de tres años.
Según informó L’Osservatore Romano en su edición del 14 de julio, monseñor Gallagher recordó que ya antes «de la barbarie del así llamado Estado Islámico los cristianos y las demás minorías se sentían ciudadanos de segunda clase».
«Se necesita ser claros: la narrativa ideológica discriminatoria no será derribada con la simple derrota del llamado Estado Islámico en Medio Oriente. Reconstruir los edificios en Irak será la parte más fácil, pero reconstruir la sociedad iraquí será mucho más difícil», advirtió.
Monseñor Gallagher reafirmó el interés de la Santa Sede en la protección y defensa de las minorías independientemente de la raza o pertenencia étnica y religiosa, pero tiene además, indicó, «una particular atención por el destino de las comunidades cristiana, especialmente en Medio Oriente, el lugar de nacimiento de la cristiandad».
Si bien esto «da un sentido de solidaridad espiritual, (la Iglesia) no es ciega al sufrimiento y a las persecuciones de los demás grupos», afirmó. «Cuando una comunidad religiosa o étnica está amenazada, esto daña a todas las comunidades, incluso aquellas que puede ser la fuente de tales amenazas», explicó.
En ese sentido, reafirmó la importancia de defender el derecho a la libertad religiosa combatiendo ante todo el radicalismo y fomento de violencia, incluyendo en ámbitos como internet y las nuevas tecnologías donde los mensajes errados se difunden a gran velocidad.
«La libertad religiosa es importante ya que es una parte de los derechos humanos, que son conexos e indivisibles», señaló monseñor Gallagher.
El secretario vaticano para las Relaciones con los Estados dijo que los líderes religiosos deben «ayudar a las personas a entender que reconocer la dimensión religiosa del extremismo violento, o bien la manipulación de la religión para objetivos violentos, no significa poner en el mismo plano las religiones o un religión particular, o una entera comunidad religiosa, y la violencia».
Según el diario vaticano, con ocasión de la conferencia, el Ministerio de Relaciones Exteriores italiano anunció la creación de un observatorio para las minorías en el mundo. Un organismo que, según la red diplomática, deberá «señalar los casos más significativos y advertir sobre las situaciones más críticas para la tutela de las libertades religiosas», afirmó el dicasterio.
ACI

El Hijo del hombre es señor del sábado


Lectura del santo Evangelio según san Mateo 12, 1-8

En aquel tiempo, atravesó Jesús en sábado un sembrado; los discípulos, que tenían hambre, empezaron a arrancar espigas y a comérselas.
Los fariseos, al verlo, le dijeron:
«Mira, tus discípulos están haciendo una cosa que no está permitida en sábado».
Les replicó:
«¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios y comieron de los panes de la proposición, cosa que no les estaba permitida ni a él ni a sus compañeros, sino sólo a los sacerdotes.
¿Y no habéis leído en la ley que los sacerdotes pueden violar el sábado en el templo sin incurrir en culpa?
Pues os digo que aquí hay uno que es más que el templo.
Si comprendierais lo que significa "quiero misericordia y no sacrificio", no condenaríais a los inocentes. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado».
Palabra del Señor.

LA DEVOCIÓN DEL ESCAPULARIO DE LA VIRGEN DEL CARMEN, PROMESA DE SALVACIÓN



Como la devoción a la Virgen del Carmen y la tradición del escapulario pueden ser una válida ayuda en nuestro camino hacia el Cielo, hemos decidido publicarlo hoy, aunque la fiesta haya pasado. Esperamos que les guste y lo encuentren útil:
La Virgen María en su advocación de Nuestra Señora del Carmen, es muy querida en todo el mundo. Hoy hablaremos de la historia de la devoción; del escapulario del Carmen y la promesa de la Virgen de que quien muera con él, se salvará; y terminaremos con la oración de consagración a la Virgen del Carmen.
Breve historia
A finales del siglo XII o principios del XIII, nacía en el monte Carmelo (Palestina), la Orden de los Carmelitas. Pronto se vieron obligados a emigrar a Occidente. En Europa, tampoco fueron muy bien recibidos por todos. Por ello el Superior General de la Orden, San Simón Stock, suplicaba con insistencia la ayuda de la Santísima Virgen.
El escapulario del Carmen
El escapulario del Carmen es un signo exterior de la relación especial, filial y confiada, que se establece entre la Virgen, Reina y Madre del Carmelo, y los devotos que se confían a ella con total entrega, y recurren con toda confianza a su intercesión maternal; recuerda la primacía de la vida espiritual y la necesidad de la oración.
Consiste en dos pequeños rectángulos de tela marrón -uno con la imagen de la Virgen y el otro suele llevar el escudo de los carmelitas o el Sagrado Corazón de Jesús- unidos por dos cordoncillos, de forma que, al pasarlo por la cabeza, la imagen de Nuestra Señora del Carmen queda delante y el escudo detrás. Se puede conseguir fácilmente en las iglesias de los carmelitas.
El escapulario ha de ser bendecido por un sacerdote, que lo impone a quien desea llevarlo en una breve celebración. Para la bendición e imposición debe usarse el Escapulario del Carmen en su forma tradicional de tela. Después puede sustituirse por la medalla-escapulario.
El escapulario se impone con un rito particular de la Iglesia, en el que se declara que "recuerda el propósito bautismal de revestirse de Cristo, con la ayuda de la Virgen Madre... para que llevando el vestido nupcial, lleguemos a la patria del Cielo".
La imposición del escapulario del Carmen, como la de otros escapularios, "se debe reconducir a la seriedad de sus orígenes: no debe ser un acto más o menos improvisado, sino el momento final de una cuidadosa preparación, en la que el fiel se hace consciente de la naturaleza y de los objetivos de la asociación a la que se adhiere y de los compromisos de vida que asume".
Al vestir el escapulario, y durante toda la vida, es muy importante que sepamos apreciar su profundo y rico significado, con obligación de vivir según su rica espiritualidad.
Quien lleva el escapulario debe procurar tener siempre presente a la Santísima Virgen y tratar de imitar sus virtudes, su vida y obrar como Ella, María, obró, según sus palabras: "He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra". El escapulario del Carmen es un memorial de todas las virtudes de María.
Cada escapulario tiene sus privilegios o gracias particulares, pero todos pueden sustituirse por la medalla-escapulario. La medalla-escapulario debe tener por una parte la imagen de Jesús con el Corazón, y por la otra una imagen de la Virgen bajo cualquier advocación. Lo mismo que los escapularios, ha de estar bendecida por un sacerdote.
Consagración a La Virgen del Carmen (oración del Papa Pío XII):
“Oh, María, Reina y Madre del Carmelo, vengo hoy a consagrarme a Ti, pues toda mi vida es como un pequeño tributo por tantas gracias y bendiciones como he recibido de Dios a través de tus manos.
Y porque Tú miras con ojos de particular benevolencia a los que visten tu Escapulario, te ruego que sostengas con tu fortaleza mi fragilidad, ilumines con tu sabiduría las tinieblas de mi mente y aumentes en mí la fe, la esperanza y la caridad, para que cada día pueda rendirte el tributo de humilde homenaje.
El Santo Escapulario atraiga sobre mí tus miradas 
misericordiosas, sea para mí prenda de particular protección en la lucha de cada día, de modo que pueda seros fiel a tu Hijo y a Ti.

Que Él me tenga apartado de todo pecado y constantemente me recuerde el deber de pensar en Ti y revestirme de tus virtudes.
De hoy en adelante me esforzaré por vivir en suave unión con tu espíritu, ofrecerlo todo a Jesús por tu medio, por y convertir mi vida en imagen de tu humildad, caridad, paciencia, mansedumbre y espíritu de oración.
Oh Madre amabilísima, sosténme con tu amor indefectible, a fin de que a mí, pecador indigno, me sea concedido un día cambiar tu Escapulario por el Eterno vestido nupcial y habitar contigo y con los santos del Carmelo en el Reino de tu Hijo. Así sea.”
(Con información del sitio oficial de la Orden de los Carmelitas)