El Papa Francisco anunció este viernes, 13 de marzo de 2015, en la Basílica
de San Pedro, la celebración de un Año Santo extraordinario. Este Jubileo de la
Misericordia se iniciará el presente año con la apertura de la Puerta Santa en
la Basílica Vaticana durante la solemnidad de la Inmaculada Concepción y
concluirá el 20 de noviembre de 2016 con la solemnidad de Nuestro Señor
Jesucristo, Rey del Universo. El Santo Padre, al inicio del año, exclamó:
“Estamos viviendo el tiempo de la misericordia. Éste es el tiempo de la
misericordia. Hay tanta necesidad hoy de misericordia, y es importante que los
fieles laicos la vivan y la lleven a los diversos ambientes sociales.
¡Adelante!”
El anuncio se realizó en el segundo
aniversario de la elección del Papa Francisco, durante la homilía de la
celebración penitencial con la que el Santo Padre dio inicio a la 24 horas para
el Señor, iniciativa propuesta por el Pontificio Consejo para la promoción de
la Nueva Evangelización para promover en todo el mundo la apertura
extraordinaria de las iglesias y favorecer la celebración del sacramento de la
Reconciliación. El tema de este año ha sido tomado de la carta de San Pablo a
los Efesios: “Dios rico en misericordia” (Ef 2,4).
La apertura del próximo Jubileo adquiere
un significado especial ya que tendrá lugar en el quincuagésimo aniversario de
la clausura del Concilio Vaticano II, ocurrida en 1965. Será por tanto un
impulso para que la Iglesia continúe la obra iniciada con el Vaticano II.
Durante el Jubileo las lecturas para los domingos del tiempo ordinario serán
tomadas del Evangelio de Lucas, conocido como “el evangelista de la
misericordia”. Dante Aligheri lo definía “scriba mansuetudinis Christi”,
“narrador de la mansedumbre de Cristo”. Son bien conocidas las parábolas de la
misericordia presentes en este Evangelio: la oveja perdida, la moneda
extraviada, el padre misericordioso.
El anuncio oficial y solemne del Año Santo
tendrá lugar con la lectura y publicación junto a la Puerta Santa de la Bula,
el Domingo de la Divina Misericordia, fiesta instituida por San Juan Pablo II
que se celebra el domingo siguiente a la Pascua.
Antiguamente, para los hebreos el jubileo era un año declarado santo, que
recurría cada 50 años, y durante el cual se debía restituir la igualdad a todos
los hijos de Israel, ofreciendo nuevas posibilidades a las familias que habían
perdido sus propiedades e incluso la libertad personal. A los ricos, en cambio,
el año jubilar les recordaba que llegaría el tiempo en el que los esclavos
israelitas, llegados a ser nuevamente iguales a ellos, podrían reivindicar sus
derechos. “La justicia, según la ley de Israel, consistía sobre todo en la
protección de los débiles (S. Juan Pablo II, Tertio Millennio Adveniente 13).
La Iglesia católica inició la tradición del
Año Santo con el Papa Bonifacio VIII, en el año 1300. Este Pontífice previó la
realización de un jubileo cada siglo. Desde el año 1475 – para permitir a cada
generación vivir al menos un Año Santo – el jubileo ordinario comenzó a
espaciarse al ritmo de cada 25 años. Un jubileo extraordinario, en cambio, se
proclama con ocasión de un acontecimiento de particular importancia.
Los Años Santos ordinarios celebrados
hasta hoy han sido 26. El último fue el Jubileo del año 2000. La costumbre de
proclamar Años Santos extraordinarios se remonta al siglo XVI. Los últimos de
ellos, celebrados el siglo pasado, fueron el de 1933, proclamado por Pío XI con
motivo del XIX centenario de la Redención, y el de 1983, proclamado por Juan
Pablo II por los 1950 años de la Redención.
La Iglesia católica ha dado al jubileo
hebreo un significado más espiritual. Consiste en un perdón general, una
indulgencia abierta a todos, y en la posibilidad de renovar la relación con
Dios y con el prójimo. De este modo, el Año Santo es siempre una oportunidad
para profundizar la fe y vivir con un compromiso renovado el testimonio
cristiano.
Con el Jubileo de la Misericordia, el Papa Francisco pone al centro de la
atención el Dios misericordioso que invita a todos a volver hacia Él. El
encuentro con Él inspira la virtud de la misericordia.
El rito inicial del jubileo es la apertura
de la Puerta Santa. Se trata de una puerta que se abre solamente durante el Año
Santo, mientas el resto de años permanece sellada. Tienen una Puerta Santa las
cuatro basílicas mayores de Roma: San Pedro, San Juan de Letrán, San Pablo
Extramuros y Santa María Mayor. El rito de la apertura expresa simbólicamente
el concepto que, durante el tiempo jubilar, se ofrece a los fieles una “vía
extraordinaria” hacia la salvación.
Después de la apertura de la Puerta Santa
en la Basílica de San Pedro, serán abiertas sucesivamente las puertas de las
otras basílicas mayores. La misericordia es un tema muy sentido por el Papa
Francisco quien ya como obispo había escogido como lema propio “miserando
atque eligendo”. Se trata de una cita tomada de las homilías de san Beda el
Venerable, el cual, comentando el episodio evangélico de la vocación de San
Mateo, escribe: “Vidit ergo lesus publicanum et quia miserando atque eligendo
vidit, ait illi Sequere me” (Vio Jesús a un publicano, y como le miró con
sentimiento de amor y le eligió, le dijo: Sígueme). Esta homilía es un homenaje
a la misericordia divina. Una traducción del lema podría ser: “Con ojos de
misericordia”.
En el primer Ángelus después de su
elección, el Santo Padre decía que: “Al escuchar misericordia, esta palabra
cambia todo. Es lo mejor que podemos escuchar: cambia el mundo. Un poco de
misericordia hace al mundo menos frío y más justo. Necesitamos comprender bien
esta misericordia de Dios, este Padre misericordioso que tiene tanta paciencia”
(Ángelus del 17 de marzo de2013).
También este año, en el Ángelus del 11 de
enero, manifestó: “Estamos viviendo el tiempo de la misericordia. Éste es el
tiempo de la misericordia. Hay tanta necesidad hoy de misericordia, y es
importante que los fieles laicos la vivan y la lleven a los diversos ambientes
sociales. ¡Adelante!”. Y en el mensaje para la Cuaresma del 2015, el Santo
Padre escribe: “Cuánto deseo que los lugares en los que se manifiesta la
Iglesia, en particular nuestras parroquias y nuestras comunidades, lleguen a
ser islas de misericordia en medio del mar de la indiferencia”.
En el texto de la edición española de la
exhortación apostólica Evangelii Gaudium el término misericordia aparece 29
veces.
El Papa Francisco ha confiado al
Pontificio Consejo para la promoción de la Nueva Evangelización la organización
del Jubileo de la Misericordia.
Lista de los años jubilares con los
respectivos papas:
1300: Bonifacio VIII
1350: Clemente VI
1390: proclamado por Urbano VI,
presidido por Bonifacio IX
1400: segundo jubileo de Bonifacio
IX
1423: Martín V
1450: Nicolás V
1475: proclamado por Pablo II,
presidido por Sixto IV
1500: Alejandro VI
1525: Clemente VII
1550: proclamado por Pablo III,
presidido por Julio III
1575: Gregorio XIII
1600: Clemente VIII
1625: Urbano VIII
1650: Inocencio X
1675: Clemente X
1700: Abierto por Inocencio XII,
concluido por Clemente XI
1725: Benedicto XIII
1750: Benedicto XIV
1775: proclamado por Clemente XIV,
presidido por Pío VI
1825: León XII
1875: Pío IX
1900: León XIII
1925: Pío XI
1933: Pío XI
1950: Pío XII
1975: Pablo VI
1983: Juan Pablo II
2000: Juan Pablo II
2015: Francisco
En los años 1800 y 1850 no hubo jubileo a
causa de las circunstancias políticas de la época.