domingo, 2 de octubre de 2016

2 de octubre: Santos Ángeles Custodios. Ángel de mi guarda, dulce compañía


«Ángel de mi guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día, no me dejes solo que me perdería». Millones de niños en todo el mundo han recitado y recitan esta oración junto con sus padres antes de irse a dormir. El 2 de octubre se celebra la fiesta de los Santos Ángeles Custodios, una festividad que se universalizó en el siglo XVII, y que conmemora a los ángeles de la guarda.
Los custodios aparecen ya en el salmo 90: «No te alcanzará ningún mal, ninguna plaga se acercará a tu carpa, porque él te encomendó a sus ángeles para que te cuiden en todos tus caminos». Aunque los primeros vestigios de la fiesta aparecen en el siglo V, en España y Francia, donde ya se celebraba de forma particular.
La historia de los Santos Ángeles Custodios se fue extendiendo poco a poco y apareció de nuevo de forma generalizada en el año 800 en Inglaterra. Fue en 1670 cuando el Papa Clemente X estableció oficialmente el 2 de octubre como el día de la celebración de la fiesta para los Santos Ángeles de la Guarda, la fiesta de los ángeles particulares de cada persona.
Uno de los grandes santos que tuvo un especial peso en la difusión de la fiesta fue san Bernardo, quien en el año 1010 hizo un famoso sermón acerca del Ángel de la Guarda. San Bernardo asegura que los cristianos, sobre los ángeles de la guarda, respetamos su presencia, agradecemos sus favores y confiamos en su ayuda.
José Calderero @jcalderero
Alfa y Omega

TENTACIONES EN LA ORACIÓN

En momentos difíciles, una actitud religiosa es recurrir a la súplica, al grito de auxilio, a la oración para pedir que se resuelva la prueba, sane el enfermo, se reconcilien las personas… Y si no sucede según nuestra necesidad y solicitud, es posible que surja la duda sobre la eficacia de la oración, y hasta la duda de la fe en la bondad de Dios. Así habla el profeta en su desesperanza: “¿Hasta cuándo clamaré, Señor, sin que me escuches? ¿Te gritaré: «Violencia», sin que me salves? ¿Por qué me haces ver desgracias, me muestras trabajos, violencias y catástrofes, surgen luchas, se alzan contiendas?”

Pero quizá, lo más cierto es que seamos nosotros los que no sepamos comprender el mensaje que contiene el acontecimiento que nos parece negativo. El salmista nos invita a estar atentos: “Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis el corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto; cuando vuestros padres me pusieron a prueba y me tentaron, aunque habían visto mis obras.”
La duda y hasta la tentación de pensar que Dios no nos oye cuando le exponemos nuestras necesidades, cabe que se convierta en denuncia, según el Evangelio. “Los apóstoles le pidieron al Señor: -«Auméntanos la fe.» El Señor contestó: -«Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: "Arráncate de raíz y plántate en el mar." Y os obedecería”.
La fe es la que mueve las montañas; por su fe los patriarcas y los profetas obtuvieron la bendición de Dios. María es la mujer creyente, que se convirtió en Madre de Dios por su fe en la Palabra. El ciego de Jericó, el leproso samaritano, la mujer cananea, el criado del centurión se curaron por la fe que tuvieron en Jesús.
San Pablo, en su carta a Timoteo, amonesta al discípulo con palabras que bien podríamos aplicarnos: “Reaviva el don de Dios, que recibiste cuando te impuse las manos”. Aunque el apóstol se puede referir al ministerio ordenado, todos hemos recibido en el bautismo el don de la fe, y si hemos sido confirmados, también se nos impusieron las manos para confirmarnos en ella.
Cuando parece que Dios no nos oye, o tarda en responder, es momento de acrisolar la fe, de dar crédito a la bondad divina, de no dudar de su misericordia, de gozar la experiencia de que tratamos con Él por amor, y con confianza.
Ángel Moreno de Buenafuente

Auméntanos la fe

De manera abrupta, los discípulos le hacen a Jesús una petición vital: «Auméntanos la fe». En otra ocasión le habían pedido: «Enséñanos a orar». A medida que Jesús les descubre el proyecto de Dios y la tarea que les quiere encomendar, los discípulos sienten que no les basta la fe que viven desde niños para responder a su llamada. Necesitan una fe más robusta y vigorosa.
Han pasado más de veinte siglos. A lo largo de la historia, los seguidores de Jesús han vivido años de fidelidad al Evangelio y horas oscuras de deslealtad. Tiempos de fe recia y también de crisis e incertidumbre. ¿No necesitamos pedir de nuevo al Señor que aumente nuestra fe?
Señor, auméntanos la fe 
Enséñanos que la fe no consiste en creer algo sino en creer en ti, Hijo encarnado de Dios, para abrirnos a tu Espíritu, dejarnos alcanzar por tu Palabra, aprender a vivir con tu estilo de vida y seguir de cerca tus pasos. Solo tú eres quien «inicia y consuma nuestra fe».

Auméntanos la fe 
Danos una fe centrada en lo esencial, purificada de adherencias y añadidos postizos, que nos alejan del núcleo de tu Evangelio. Enséñanos a vivir en estos tiempos una fe, no fundada en apoyos externos, sino en tu presencia viva en nuestros corazones y en nuestras comunidades creyentes.

Auméntanos la fe 
Haznos vivir una relación más vital contigo, sabiendo que tú, nuestro Maestro y Señor, eres lo primero, lo mejor, lo más valioso y atractivo que tenemos en la Iglesia. Danos una fe contagiosa que nos oriente hacia una fase nueva de cristianismo, más fiel a tu Espíritu y tu trayectoria.

Auméntanos la fe 
Haznos vivir identificados con tu proyecto del reino de Dios, colaborando con realismo y convicción en hacer la vida más humana, como quiere el Padre. Ayúdanos a vivir humildemente nuestra fe con pasión por Dios y compasión por el ser humano.

Auméntanos la fe 
Enséñanos a vivir convirtiéndonos a una vida más evangélica, sin resignarnos a un cristianismo rebajado donde la sal se va volviendo sosa y donde la Iglesia va perdiendo extrañamente su cualidad de fermento. Despierta entre nosotros la fe de los testigos y los profetas.

Auméntanos la fe 
No nos dejes caer en un cristianismo sin cruz. Enséñanos a descubrir que la fe no consiste en creer en el Dios que nos conviene sino en aquel que fortalece nuestra responsabilidad y desarrolla nuestra capacidad de amar. Enséñanos a seguirte tomando nuestra cruz cada día.

Auméntanos la fe 
Que te experimentemos resucitado en medio de nosotros renovando nuestras vidas y alentando nuestras comunidades.

José Antonio Pagola

El Papa Francisco abre la puerta a un futuro viaje a Irak



"Inshallah", si Dios quiere. Esa ha sido la expresión árabe utilizada por el Papa Francisco para responder al Patriarca caldeo Louis Raphael I Sako, quién le ha expresado la esperanza de que en el futuro, el obispo de Roma pueda realizar una visita a Iraq, "porque allí necesitamos de su presencia, de su apoyo y de su ánimo".
Así lo refieren las fuentes oficiales del Patriarcado caldeo, consultadas por la Agencia Fides. El intercambio de palabras entre el Papa y el Patriarca tuvo lugar durante el encuentro que el Obispo de Roma tuvo ayer por la tarde, a las 18 horas, en Tiflis, en laiglesia de San Simon Bar Sabbae, con la comunidad asirio-caldea que reside en Gorgia.
En el encuentro, que forma parte del programa de la visita papal a Georgia y Azerbaiyán, han estado presentes 12 obispos caldeos, veteranos del Sínodo anual que se acaba de celebrar en Erbil junto con los fieles caldeos procedentes de los EE.UU., de Francia y de Canadá y de un grupo de caldeos iraquíes que actualmente están viviendo con el estado de refugiados, después de abandonar sus hogares ante el avance de los yihadistas del Estado islámico.
Durante el encuentro, la asamblea y los coros han recitado y cantado en caldeo y arameo los himnos y las oraciones de las vísperas según el rito caldeo, mientras que el Papa ha recitado una oración preparada apara la ocasión: "Señor Jesús - ha exclamado el Papa en su oración - extiende la sombra de tu cruz sobre los pueblos en guerra: que aprendan el camino de la reconciliación, del diálogo y del perdón; haz experimentar el gozo de tu resurrección a los pueblos desfallecidos por las bombas: arranca de la devastación a Iraq y Siria; reúne bajo la dulzura de tu realeza a tus hijos dispersos: sostén a los cristianos de la diáspora y concédeles la unidad de la fe y del amor".

¡Si tuvierais fe!


Lectura del santo Evangelio según san Lucas 17, 5-10
En aquel tiempo, los apóstoles le dijeron al Señor:
«Auméntanos la fe».
El Señor dijo:
«Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: "Arráncate de raíz y plántate en el mar", y os obedecería.
¿Quién de vosotros, si tiene un criado labrando o pastoreando, le dice cuando vuelve del campo, "Enseguida, ven y ponte a la mesa"?
¿No le diréis más bien: "Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú"? ¿Acaso tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: cuando hayáis hecho todo lo que se os ha mandado, decid:
"Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer"».
Palabra del Señor.