miércoles, 26 de julio de 2017

Para ayudar 30.000 personas en un total de 13 países Cáritas destinó más de dos millones de euros a proyectos de Europa, África, Asia y América Latina


Cáritas Española ha librado una partida de 2.218.430 € de fondos propios destinados a 29.806 personas en 13 países de Europa, África, Asia y América Latina. Cáritas Grecia será la receptora de una partida de 189.000 € destinados al apoyo y atención a refugiados, migrantes y población local en situación vulnerable, en total 3.805 personas.
En Latinoamérica 1.407.299 € han sido destinados para apoyar proyectos mejora de las condiciones de vida en Haití y Nicaragua; mejorar la seguridad alimentaria en República Dominicana; atención a las víctimas de la inundaciones en Perú y en Bolivia, facilitar el acceso a la justicia  a personas privadas de libertad en cuatro jurisdicciones eclesiásticas del país y fortalecimiento de los equipos parroquiales en Honduras. El número total de beneficiarios en los países mencionados será de 10.198 personas.
Los proyectos de refuerzo educativo y construcción de la paz en Sur Sudán; reducción de riesgos de desastres naturales en Mozambique, seguridad alimentaria en Senegal y refuerzo institucional en Mauritania, son los que se verán apoyados por un importe total de 451.211 € en África para 4.378 personas.
En Asia, migración y prevención del tráfico de personas en Tailandia y Birmania recibirán una partida de 170.920 euros para 11.425 personas.
 Cáritas

La Virgen María vuelve a reinar en la liberada Mosul


En diciembre de 2014, el cardenal arzobispo de Lyon, Philippe Barbarin, visitaba Erbil, en el Kurdistán iraquí, para acompañar a los cristianos que habían tenido que abandonar sus ciudades, como Qaraqosh o Mosul, a causa de la presencia del Daesh. Entonces, les prometió que volvería cuando Mosul fuese liberada y llevaría una imagen de la Virgen de Fourvière, la patrona de Lyon. Este martes, el purpurado francés cumplió su promesa. A hombros de varios jóvenes, escaló el muro de la antigua catedral de la ciudad y colocó la imagen de la Virgen en un hueco habilitado para ello.
Durante la estancia en el país, que se extiende desde el domingo hasta este mismo miércoles, el cardenal francés visitó Erbil, Qaraqosh  y Mosul, justo tres años después de su primera visita y de que naciese el hermanamiento entre Lyon y las ciudades y pueblos de la zona. Le acompañaron algunos sacerdotes y obispos, que fueron recibidos por el patriarca caldeo, Louis-Raphael Sako, y por el obispo de Mosul y Qaraqosh, Petros Mouché.
Además de la colocación de la Virgen en Mosul, también se vivieron momentos especialmente emotivos en otros lugares. Es el caso de Qaraqosh. Allí, en la iglesia de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción, la comitiva francesa, junto con la local, celebró una Eucaristía entre muros ennegrecidos, impactos de bala y escombro, sin apenas símbolos cristianos, destruidos por los terroristas. De nuevo, se produjo otra imagen para el recuerdo: los obispos, antes de entrar al templo, pusieron rodilla en tierra y besaron el suelo. Los cristianos aplaudían y gritaban de júbilo. El cardenal Barbarin invitó a los presentes a sembrar el mensaje de esperanza del Evangelio entre los vestigios de la guerra.
En la comitiva participó el padre Pascal Gollnisch, director general de la asociación católica francesa L’Oeuvre d’Orien, que durante la semana pasada recorrió los pueblos y ciudades de la Llanura de Nínive para la colocación de alrededor de 15 imágenes de la Virgen de Lourdes. La idea surgió de un viaje de un viaje de Gollnisch a la zona, en la que encontró un gran número de cruces y estatuas de María y Jesús profanadas y destruidas por los terroristas.
Las estatuas fueron transportadas en camión desde Lourdes hasta Irak y la ceremonia de colocación de las estatuas en las parroquias, santuarios y zonas comunes de las ciudades contaron con la participación de obispos, sacerdotes, religiosos y laicos, muchos de los cuales acaban de regresar a sus ciudades natales después de pasar tres años como desplazados y refugiados.
Alfa y Omega

Los cristianos de Tierra Santa, en peligro por ola de violencia entre Israel y Palestina

La ola de violencia entre israelíes y palestinos que afecta a Jerusalén y a otros lugares de Tierra Santa desde hace una semana pone de relieve la gran vulnerabilidad de los cristianos locales, la mayoría de ellos árabes.
En declaraciones a ACI Prensa, el P. David Neuhaus, Vicario para los católicos de lengua hebrea del Patriarcado Latino de Jerusalén, recordó que «los cristianos son solo entre el 2 y el 3% de la población y la constante inestabilidad y violencia los hace especialmente vulnerables».
Señaló que «la mayor parte de los cristianos locales son árabes y se ven como miembros de un único pueblo junto con sus hermanos y hermanas musulmanes. Sin embargo, algunos cristianos viven en zonas judías. Esta división se vuelve especialmente dolorosa cuando se intensifica el conflicto», como en estos días.
A pesar de las dificultades, «los cristianos están decididos a luchar por su completa integración en la sociedad, ya sea palestina o israelí, exigiendo los mismos derechos y el respeto mutuo. En tiempos de conflicto, los cristianos son incluso más insistentes en sus oraciones por la paz», aseguró.
El P. David Neuhaus afirmó que la situación de minoría en que viven los cristianos les priva también de capacidad de influencia durante los estallidos violentos. «Lo único que podemos hacer es llorar por las víctimas y rezar para que el Señor cure los corazones rotos, inspire a los líderes con sabiduría y que abran los ojos de una vez por todas para ver la humanidad de la otra parte».
«¿Por qué motivo resulta tan complicado encontrar una solución a este conflicto?», se preguntó el Vicario. «Tal vez una parte de la dificultad sea que cada una de las dos partes se cree en la absoluta justicia de su causa y es incapaz de escuchar con empatía a la otra parte».
Entre esos motivos se encuentran el miedo y el odio. «Los israelíes parecen vivir en un miedo perpetuo, miedo cuyas raíces se encuentran en la trágica historia del pueblo judío en el siglo XX, especialmente en Europa, pero también hay un miedo manipulado con fines políticos por la élite política israelí».
Por su parte, «los palestinos parecen vivir con una ira incesante, una ira que tiene sus raíces en la pérdida de Palestina en 1948 y en la falta de voluntad de la comunidad internacional para hacer de la justicia a los palestinos una prioridad».
«Elementos radicales en cada lado explotan el miedo y la ira para promover la división y el rechazo al otro. Desafortunadamente, aquellos que hablan la lengua de la razón y del entendimiento, son incapaces de conseguir el respaldo de las masas que compran lemas simplistas procedentes de las élites políticas dominantes», lamentó.
Sobre las denuncias por parte de las autoridades palestinas de que Israel pretende alterar el statu quo de la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén, el tercer lugar santo más importante del islam, y convertirlo en un lugar de culto judío, el P. David indicó que «es difícil discernir qué es cierto y qué es falso en un conflicto en el que cada parte formula su visión ignorando, con frecuencia, la verdad».
No obstante, reconoció que «aunque las autoridades políticas de Israel han repetido que no van a cambiar el statu quo, e insisten en ello de forma especial ante la comunidad internacional, radicales en Israel que de forma explícita defienden la modificación del statu quo cuentan con el respaldo de voces oficiales, incluso entre ministros».
«El problema central es el miedo a que los israelíes pretendan reemplazar la mezquita de Al-Aqsa por un templo judío. Todo cambio en el statu quo, aunque sea menor, es percibido como una preparación para llevar a cabo el plan maestro que los palestinos, y todo el mundo musulmán, percibe como la mayor de sus pesadillas. Los israelíes son plenamente conscientes de que siempre que se ha amenazado el statu quo en el pasado han surgido violencias similares».
Los lugares santos cristianos
Sobre la posibilidad de que estos movimientos políticos puedan afectar también al statu quo de los lugares santos cristianos, el encargado pastoral de los católicos de lengua hebrea aseguró que «el statu quo de los lugares santos cristianos está menos amenazado porque la mayor parte de ellos, como la Basílica del Santo Sepulcro, la Basílica de la Natividad o la Basílica de la Anunciación, no están reclamados por los judíos».
«El problema está con la mezquita de Al-Aqsa, que los palestinos denominan Haram al-Sharif, el Noble Santuario, y que los judíos veneran como el lugar donde se encontraba el Templo de Jerusalén».
«Cuando dos comunidades religiosas reclaman la misma área, es una bomba de relojería, sobre todo si los miembros de esas dos comunidades están envueltos en un conflicto político, territorial e histórico».
Aunque los cristianos, salvo excepciones como la iglesia de la Última Cena, no tienen lugares santos que reclame el judaísmo, también se han visto afectados por el fundamentalismo judío. «Los extremistas judíos han manifestado que rechazan la coexistencia con los cristianos en Tierra Santa, y han atacado iglesias y otros lugares santos cristianos», denunció.
El P. David Neuhaus destacó el importante papel jugado por la Iglesia en la reconciliación de las comunidades israelí y palestina. «La Iglesia tiene una especial vocación en Israel / Palestina. Sin ningún tipo de poder, la Iglesia permanece libre de los juegos políticos y puede ser una voz que clame por la verdad, la justicia y la paz».
«La Iglesia tiene dos importantes virtudes que pueden contribuir a construir una justicia y una paz real sobre la guerra y la violencia dominantes», subrayó. «Una es el modo de hablar de la Iglesia, con palabras prudentes, palabras que están sustentadas en la verdad, que muestran respeto y que promueven la justicia y la paz. Ese lenguaje no es de tipo diplomático, más bien es un lenguaje que trabaja por la reconciliación en el respeto a la verdad».
La otra virtud «es el gran trabajo realizado por las instituciones de la Iglesia, con colegios, universidades, hospitales, hogares para ancianos, huérfanos, minusválidos. El discurso de la Iglesia es que esas instituciones católicas estén al servicio de todos, sin ningún tipo de discriminación, mostrando que la coexistencia sustentada en el respeto mutuo no sólo es posible, sino que incluso es la vía para poder abrir un futuro, para poder ofrecer esperanza a las próximas generaciones», concluyó.
ACI/Miguel Pérez Pichel

Vaticano: acuñan medallas por el quinto año del pontificado de Francisco



La medalla del V año del pontificado del papa Francisco estará disponible desde el 28 de julio de 2017. Lo indicó la Oficina de prensa de la Santa Sede, precisando que se encontrarán sea en la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica en la Ciudad del Vaticano y en los locales de la Librería Editora del Vaticano.
En la cara de la moneda está el escudo del papa Francisco y con escrito entorno: FRANCISCUS P.P. ANNO V MMXVII. Y debajo el nombre del artista. En el borde lleva gravado: CIVITATE VATICANA con el número de la medalla.
En el dorso: la mano extendida es símbolo de acogida hacia quienes huyen de su patria en busca de un futuro mejor: “Hospes eram et collegistis me (Mt 25,35)”.
Sentado en el piso y casi confundiéndose con la gente está un hombre que se asemeja a Cristo: “Lo que han hecho a uno solo de estos hermanos más pequeños, lo han hecho a mi (Mt 25.40)”.
La medalla es obra de Mariangela Crisciotti y cada ejemplar tiene un certificado de garantía. Las de bronce son 1.500; hay 50 de oro y 50 de plata.
ZENIT

Al final de la calle, el martirio


Un año después de su asesinato, la hermana del padre Jacques Hamel narra las horas previas al martirio y las reacciones posteriores. Ya está en marcha la fase diocesana del proceso de beatificación, que, en estos momentos, recopila testimonios
Hace justo un año, todo el mundo tenía la mirada puesta en una pequeña población del norte de Francia de apenas 30.000 habitantes, Saint-Étienne-du-Rouvray. Allí había sido asesinado el padre Jacques Hamel a manos de dos terroristas del Daesh tras entrar en su iglesia durante la Eucaristía del día, que había comenzado a las 9:00 horas. Hamel se resistió a arrodillarse y gritó a sus asesinos: «Vete, satanás». Se convertía así en el primer sacerdote mártir en suelo europeo en el siglo XXI. Doce horas antes, el sacerdote cenaba en su casa con su familia, que acababa de llegar para echarle una mano en su última semana de trabajo; el mes siguiente lo pasarían juntos en Auvernia de vacaciones.
Aquel día, víspera de su asesinato, la familia, con su hermana Roselyne, se retrasaron; Jacques estaba inquieto. Vestía la camisa que ella misma le había regalado el verano anterior, porque siempre decía que no tenía tiempo para ir de compras. «Nos sentamos en la mesa –la ventana abierta, a través de la que se veían sus rosales y entraba el sol– y durante la cena, dijo: “Me va a costar un par de días habituarme, pero estoy muy feliz de que estéis aquí”. Eran sobre las ocho. Hacía calor. A las diez ya estaba descansando, pues se levanta muy temprano para la Eucaristía», recuerda Roselyne en un extenso testimonio en el semanario francés La Vie.
Con el nuevo día, el padre Hamel se levantó, preparó café y fue a comprar pan, que dejó encima de la mesa», narra su hermana. La familia se levantó poco después de la partida de Jacques hacia la iglesia; las nietas de Roselyne veían los dibujos animados cuando sonó el teléfono. Llegaban las primeras noticias, aunque una aturdida Roselyne aún no era consciente de lo que estaba pasando. Cuando lo fue, salió corriendo hacia el templo. Se encontró con los militares, que la pararon y la llevaron a una especie de tanatorio al lado de la iglesia. Allí estuvo dos horas en silencio. Entonces, llegó la responsable de la funeraria y le dijo: «Todo ha terminado, hay un herido y un muerto, que es su hermano».
No todo había terminado, pues como afirma monseñor Lebrun, «la complejidad de esta historia reside en que, muerto, el padre Hamel está más vivo que nunca». Aunque a su hermana Roselyne le costó tiempo aceptarlo. Al oír hablar de la posibilidad de que Jacques alcanzase la santidad, se preguntó por qué no le dejaban en paz, por qué no le permitían descansar. Y lloró. Hoy lo ve de otra manera: «Sé que el Papa quiere que mi hermano sea reconocido santo. Lo merece por la muerte que ha sufrido, el martirio, y por cómo luchó con 87 años». Reconoce que la fe le ha ayudado mucho y que ahora tiene claro que su misión de aquí en adelante es la de «dar testimonio de Jacques». «Quiero que sea el bastón de peregrino que me ayude en el camino hasta mi último suspiro», confiesa.
«Un hombre fiel»
Lo cierto es que el proceso que puede llevar a Hamel hasta los altares ya está en marcha con el apoyo explícito del Papa Francisco, quien, casi dos meses después del asesinato, durante su homilía de la Misa matutina en Santa Marta, dijo que «ya era beato». En aquella Eucaristía estuvo presente Dominique Lebroun, arzobispo de Ruan, la diócesis del padre Hamel, y que luego pudo hablar con el Pontífice: «Me dijo que pusiese la foto en la iglesia para que fuese venerada. Al ver la expresión de mi cara, añadió que si alguien protestaba, yo mismo le dijese que había sido el Papa quien lo había mandado».
En estos momentos, se instruye la fase diocesana del proceso de beatificación tras la dispensa del Pontífice de esperar los cinco años reglamentarios. Abierta el pasado 13 de abril, la primera reunión tuvo lugar el 20 de mayo, una vista de procedimiento donde se estableció la composición del tribunal y que contó con la presencia de familiares, testigos del martirio, amigos musulmanes… Ahora se están escuchando testimonios sobre la muerte, pero también sobre la vida del padre Hamel, que, según el obispo Lebroun, revelan a una persona «de la que habría que hablar durante mucho tiempo, como tantos sacerdotes». «Un hombre que simplemente ha sido fiel hasta el final. […] Todo lo que toca a Hamel se desarrolla sin tensiones, sin levantar la voz, sin escándalo. Un remanso de luz y paz», reconoce.

Sin resentimiento hacia los musulmanes
La hermana de Jacques Hamel tiene palabras para los musulmanes, señalados del algún modo por los asesinos de su hermano: «No tengo resentimiento hacia los musulmanes, sí contra aquellos que destrozan el cerebro de los jóvenes». En el funeral de Hamel, aprovechando la presencia de un grupo de musulmanes de la comunidad local, quiso verlos: «Quería decirles que no se culpabilizaran por el horror cometido por un individuo, que en mí no había cólera ni odio. Se lo pude decir y fue un alivio».
Fran Otero @franoterof
Alfa y Omega

26 de julio: santa Ana y san Joaquín, padres de la Virgen María



Como no los tiene paternos, Joaquín y Ana son los abuelos maternos de Jesús; aquellos por los que se hicieron verdad las promesas de futuro que hizo Dios a lo largo del tiempo, y que anhelaba el Pueblo de Dios conociéndolas, y toda la humanidad sin saberlo, quizá intuyéndolo y desde luego necesitándolo. Y es que Dios no improvisa; sabe lo que quiere; puede ver el incierto futuro-lejano-oscuro para el hombre en presente y actualizar el pasado –sin necesidad de moviola– en su existir divino permanente sin movimiento.
Había alentado por los Patriarcas y Profetas de Israel la sed de esperanza en el que había de poner remedio a la lejana-enemistad-distante que puso obstáculo insalvable entre el Amor y los amados por el orgullo primero culpable de tantas penas, males y desenfrenos. Eligió a Abrahán y le prometió hijos en número sin cuento que de Isaac salieron; luego repitió a Jacob la promesa del Hijo venidero que llegaría por Judá dando nombre a un Pueblo; David sería la familia regalante al cosmos del Don sin precio.
José hizo de eslabón último para que por María, la Virgen fecundada por el Espíritu Santo, nos diera Dios su Verbo, humanado, hecho hombre, cercano, amable, redentor, señuelo para el Cielo que se entregó en la cruz y resucitó para bien del mundo entero. Por eso, de José sabemos su árbol genealógico, expresado con cabezas que señalan hitos históricos, remontándose hasta el origen del tiempo y demostrando que lo prometido Dios lo cumple sin merma y en su momento.
Pero… siempre hay un «pero», ¿qué de los padres de María? ¿Qué se puede hablar de la genealogía de la Madre que engendra a la Vida y da a luz la Luz para que cada ser humano pueda gozarla en plenitud exuberante?
Poco. Tan poco que es nada. De la genealogía de María no se puede decir cosa segura. Ni un hilo, ni una huella hay en el Evangelio por fugaz que se quisiera. De los abuelos maternos de Jesús se sabe que existieron y es seguro que fueron buenos; pero no hay rastro de lugar, de nombres, de tiempo ni de condiciones existenciales que los humanos buscamos para identificarnos y conocernos. Dios ha querido cubrir con este velo la personalidad de quienes engendraron a María, diciendo nada sobre ellos.
Ciertamente que los Padres de la Iglesia Oriental echaron mano de antiguas tradiciones, de leyendas y recuerdos para saciar de algún modo la fina curiosidad de los cristianos que ansiaban conocer la línea materna silenciada en el Evangelio. San Epifanio y San Juan Damasceno quisieron decir algo; en el siglo IV ya había algún cuerpo escrito sobre Ana y Joaquín, pretendiendo firmarse en apoyos que se remontaban hasta el final del siglo II; luego, en la Edad Media, Jacobo Vorágine y Vicente Beauvais recogieron los trozos dispersos que pudieron y se encargaron de difundirlos por Occidente; pero el resultado de todo este legítimo y laborioso intento se esfuma como vaho, hálito inconsistente y nube blanda ante el rigor de la historia.
Es la literatura apócrifa, y concretamente el Protoevangelio de Santiago, la que sitúa en el espacio y tiempo a los padres de la Virgen, dándoles nombres, haciéndolos naturales de Nazaret y señalando minuciosamente la edad veinteañera de Joaquín al casarse; afirma el apócrifo que Joaquín era rico hacendado con muchos pastores a sus órdenes que cuidaban sus ovejas y, además, que solo de mayores –casi ancianos– tuvieron los esposos a la Virgen por la prolongada esterilidad de Ana que fue cambiada en fecundidad milagrosa por el impensado y repentino retiro de Joaquín al monte, donde pasó cuarenta días dedicado al ayuno y oración suplicante para que Dios les librara del oprobio que suponía no tener descendencia. Imaginación, mito, resonancias bíblicas vetero-testamentarias, fábula… todo lo propio de los apócrifos en mescolanza más o menos piadosa que traba mejor o peor lo verosímil con lo sobrenatural improbable, pero con ninguna señal de garantía histórica.
También los cruzados vinieron diciendo que había nacido Joaquín en el pequeño asentamiento humano de Séforis, en Galilea; incluso sobre el nombre supuesto Joaquín, el dado al padre de María, hay también otras versiones que prosperaron menos, llamándole Cleofás, Jonachir o Sadoch. El mismo Damasceno se aventuró a dar el nombre del padre de Joaquín, llamándole Barpanter.
Es una muestra más de los notables contrastes con los que Dios da lecciones a los hombres tan amigos de grandezas. No quiso que se consignara a la posteridad el perfil humano de los abuelos de Jesús. El Espíritu Santo no se tomó la molestia de hacérnoslos saber. Y quizá hasta se pueda descubrir en este silencio el subversivo pensamiento de Dios, dispar en tantas ocasiones del de los hombres; quizá este vacío de datos nos esté enseñando algo genuino de la tradición espiritual cristiana: la importancia de las personas –en este caso los que veneramos con los nombres de Joaquín y Ana– y su influjo beneficioso en los demás no están en dependencia del pensamiento de otros, ni siquiera del juicio de la historia.
Archimadrid.org

Cayó en tierra buena y dio grano


Lectura del santo Evangelio según san Mateo 13, 1-9
Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla.
Les habló mucho rato en parábolas:
«Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, una parte cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron.
Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda brotó en seguida; pero en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó.
Otra cayó entre abrojos, que crecieron y la ahogaron.
Otra cayó en tierra buena y dio fruto: una, ciento; otra sesenta; otra, treinta.
El que tenga oídos, que oiga».
Palabra del Señor.