miércoles, 24 de agosto de 2011

Confianza en el consuelo que viene de Dios

“Yo cambiaré su duelo en risas, los consolaré y transformaré en alegría su dolor.”
Jeremías 31, 13

“Yo haré que cicatrice tu llaga, y sanaré tus heridas.” Jeremías 30, 17

“El que anda a oscuras y carece de claridad confíe en el nombre del Señor y apóyese en su Dios.”
Isaías 50, 10

“En lo excelso y sagrado yo moro, y estoy también con el humillado y abatido de espíritu, para avivar el espíritu de los abatidos, para avivar el ánimo de los humillados”.
Isaías 57, 15

“Clamarás, y Yahvé te responderá; pedirás socorro y dirá «aquí estoy».”
Isaías 58, 9

“Seréis alimentados, en brazos seréis llevados, sobre las rodillas seréis acariciados. Como aquél a quien su madre consuela, así yo os consolaré”. Isaías 66, 12-13

“¿Sufre alguno entre vosotros? Que ore.”
Santiago 5, 13
ORACIÓN
Lo que Jesús nos ofrece:
Si lloras, estoy deseando consolarte.
Si eres débil, te daré mi fuerza y mi energía.
Si nadie te necesita, yo te busco.
Si eres inútil, yo no puedo prescindir de ti.
Si estás vacío, mi plenitud te colmará.
Si tienes miedo, te llevo sobre mis espaldas.
Si quieres caminar, iré contigo.
Si me llamas, vengo siempre.
Si te pierdes, no duermo hasta encontrarte.
R. Prieto
Fuente: Catholic.net

San Bartolomé

Bartolomé es un sobrenombre o segundo nombre que le fue añadido a su antiguo nombre que era Natanael (que significa "regalo de Dios") Muchos autores creen que el personaje que el evangelista San Juan llama Natanael, es el mismo que otros evangelistas llaman Bartolomé. Porque San Mateo, San Lucas y San Marcos cuando nombran al apóstol Felipe, le colocan como compañero de Felipe a Natanael.

"Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño.»


-Le dice Natanael: «¿De qué me conoces?»
-Le respondió Jesús: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.»


-Le respondió Natanael: «Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.»
-Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores.» Y le añadió: «En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.» (Jn 1:47-51)

El libro muy antiguo, y muy venerado, llamado el Martirologio Romano, resume así la vida posterior del santo de hoy: "San Bartolomé predicó el evangelio en la India. Después pasó a Armenia y allí convirtió a muchas gentes. Los enemigos de nuestra religión lo martirizaron quitándole la piel, y después le cortaron la cabeza".

Para San Bartolomé, como para nosotros, la santidad no se basa en hacer milagros, ni en deslumbrar a otros con hazañas extraordinarias, sino en dedicar la vida a amar a Dios, a hacer conocer y amar mas a Jesucristo, y a propagar su santa religión, y en tener una constante caridad con los demás y tratar de hacer a todos el mayor bien posible.