martes, 14 de noviembre de 2017

Video mensaje: “Estamos llamados a formar las conciencias, no a pretender sustituirlas”


El Papa Francisco ha anunciado que “estamos llamados a formar las conciencias, pero no a pretender sustituirlas”.
Así lo dijo en el vídeo mensaje que ha enviado a los participantes en el Tercer Simposio Internacional sobre la exhortación apostólica Amoris laetitia, celebrada el pasado sábado, 11 de noviembre de 2017, en Roma y cuyo tema es: “El Evangelio del amor entre conciencia y norma”, organizado por la Oficina de la Familia de la Conferencia Episcopal Italiana.
“La familia que nace del matrimonio engendra vínculos fecundos  que son el antídoto más efectivo contra el difuso individualismo”; sin embargo –continúa Francisco– en el camino del amor conyugal y de la vida familiar, “hay situaciones que requieren decisiones arduas” que se deben tomar con rectitud.
El Papa ha explicado que en la realidad doméstica a veces hay “nudos concretos que deben abordarse con conciencia prudente por parte de cada uno”, y afirma que “es importante no dejar solos” ni a los cónyuges ni a los padres sino acompañarles en el esfuerzo  de “aplicar el Evangelio a la vida concreta”.
Mensaje en vídeo del Santo Padre
Queridos hermanos y hermanas: ¡buenos días!
Saludo cordialmente a todos vosotros que participáis en  el Tercer Simposio Internacional sobre la Exhortación Apostólica Amoris laetitia organizado por la Oficina de la Familia de la Conferencia Episcopal Italiana.
El tema que habéis propuesto: “El Evangelio del amor entre conciencia y norma”, es de gran importancia y puede iluminar el camino que están haciendo las Iglesias en Italia, también para responder al deseo de familia que surge en el alma de las jóvenes generaciones. El amor entre el hombre y la mujer está, claramente, entre las experiencia humanas más generativas, es levadura de la cultura del encuentro y aporta al mundo actual una inyección de sociabilidad: verdaderamente “el bien de la familia es decisivo para el futuro del mundo y de la Iglesia”. Efectivamente, la familia que nace del matrimonio engendra vínculos fecundos  que son el antídoto más efectivo contra el difuso individualismo; sin embargo, en el camino del amor conyugal y de la vida familiar, hay situaciones que requieren decisiones arduas que se deben tomar con rectitud. En la realidad doméstica a veces hay nudos concretos que deben abordarse con conciencia prudente por parte de cada uno. Es importante no dejar solos ni a los cónyuges ni a los padres sino acompañarles en el esfuerzo  de aplicar el Evangelio a la vida concreta. Por otro lado, somos conscientes de que “estamos llamados a formar las conciencias, pero no a pretender sustituirlas”.
El mundo contemporáneo  corre el peligro de confundir la primacía de la conciencia, que siempre debe respetarse, con la autonomía exclusiva del individuo con respecto  a las relaciones que vive.
Como dije recientemente en la Academia Pontificia para la Vida, “Hay quienes incluso hablan de egolatría, es decir, de una verdadera adoración del ego, en cuyas aras se sacrifica todo, incluyendo los afectos más queridos. Esta perspectiva no es inofensiva: dibuja un sujeto que se mira constantemente en el espejo, hasta que llega a ser incapaz de volver sus ojos a  los demás y al mundo. La propagación de esta actitud tiene repercusiones gravísimas en todos los afectos y vínculos de la vida”. Es una “contaminación” que corroe las almas y confunde las  mentes y los corazones, produciendo falsas ilusiones.
Romano Guardini, en un texto sobre el tema de la conciencia, indica el camino hacia la búsqueda del bien verdadero. Así, escribe: “De este encarcelamiento en mí mismo me libro solo si encuentro un punto, que no sea mi yo; una altura por encima de mí. Algo sólido que actúe en mi interior. Y aquí llegamos al núcleo […] , es decir a  la realidad religiosa. Ese bien […] es algo vivo. […] Es la plenitud del valor  mismo del Dios vivo”.
En lo íntimo de cada uno hay un lugar donde el Misterio se revela e ilumina a la persona haciéndola protagonista de su historia. La conciencia –recuerda el Concilio Vaticano II– es “el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que éste se siente a solas con Dios, cuya voz resuena en el recinto más íntimo de aquélla”. El cristiano debe prestar atención  para que  en esta suerte de tabernáculo no falte la gracia divina, que ilumina y fortalece el amor matrimonial y la misión paternal. La gracia llena las “ánforas” de los corazones humanos con una extraordinaria capacidad de  don , renovando para las familias de hoy el milagro de las bodas de Cana.
Comentando una vez ese  episodio evangélico dije que “ transformando en vino el agua de las ánforas utilizada para la purificación ritual de los Judios “(v. 6), Jesús da una señal elocuente: transforma la Ley de Moisés en el Evangelio, portador de alegría”. Jesús indica en particular la medicina de la misericordia, que cura la dureza del corazón, restableciendo la relación entre marido y mujer, y entre padres e hijos.
Queridos hermanos y hermanas, os  deseo todo lo mejor para vuestro trabajo en este Simposio. Ojalá ayude a la Iglesia en Italia a asimilar y desarrollar el contenido y el estilo de Amoris laetitia, contribuya a la formación de los animadores de grupos familiares en las  parroquias, asociaciones y movimientos y sostenga  el camino de tantas familias, ayudándolas a vivir la alegría del Evangelio y a ser células activas en la comunidad. Os bendigo de todo corazón  y os pido, por favor, que recéis por mí.
ZENIT

Terremoto en Irán e Irak: El Papa encomienda al Señor a las víctimas


Francisco da el pésame por las víctimas del terremoto de magnitud 7,3 que sacudió la frontera entre Irak e Irán y dejó más de 300 muertos ayer noche, 12 de noviembre de 2017.
El Papa ha enviado dos mensajes a Irak y a Irán, a través del Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano.
Irak
En el mensaje a Irak, Su Santidad expresa una “profunda tristeza” al tener noticia del grave terremoto que ha asolado en el país, y asegura a todos los afectados por esta tragedia “su solidaridad y sus oraciones”.
Así, el Papa expresa su “dolor” a todos los que lloran la pérdida de sus seres queridos y ofrece sus oraciones por los difuntos “encomendándolos a la misericordia del Todopoderoso”.
El Santo Padre invoca las bendiciones divinas del consuelo y la fortaleza sobre los heridos y las autoridades civiles y de emergencia dedicadas a las tareas de rescate y recuperación.
Irán
Con una “profunda tristeza” al tener noticia del grave terremoto que ha asolado Irán, el Papa Francisco asegura a todos los afectados “su solidaridad y sus oraciones”.
El Papa encomienda a la misericordia del Todopoderoso los difuntos en esta tragedia, expresa “su dolor” a todos los que lloran la pérdida de sus seres queridos y ofrece sus oraciones por las víctimas.
Asimismo, el Papa “invoca las bendiciones divinas del consuelo y la fortaleza” a los heridos y las autoridades civiles y de emergencia dedicadas a las tareas de rescate y recuperación.

Francisco denuncia que los profesores estén, a veces, entre los trabajadores peor pagados



El Papa ha pedido a los escolapios su aportación para rehabilitar el pacto educativo, ayudando a reconstruir a las familias «destruidas» y a que la labor de los docentes tenga un reconocimiento –y un salario– justo
Un mes escaso después de la canonización del escolapio Faustino Míguez, y 16 día antes de la clausura del Año Jubilar Calasancio con motivo del 400º aniversario de la fundación de la orden, el Papa Francisco ha pedido a esta familia religiosa que trabaje por recuperar el pacto educativo y ayudar a los jóvenes a no olvidar sus raíces en la cultura líquida digital.
El Santo Padre recibió el sábado, en el Vaticano, a los miembros del Consejo de Superiores Mayores, reunido desde el día 7 de noviembre en Roma. En un discurso improvisado, el Santo Padre solo desarrolló una de las partes del mensaje, más extenso, que había preparado para los calasancios: «educar». Las otras dos eran «anunciar y transformar».
Recomponer a las familias
«Educar en este momento es muy serio. Es un desafío grande, porque está roto el pacto educativo»que debería unir a escuela, familia y jóvenes con un proyecto común. Para reconstruirlo, es clave incluir a la familia, «como venga. Realmente hay familias destruidas», pero trabajando con los chicos «se pueden recomponer muchas cosas».
También es imprescindible reconocer la labor de los docentes, no solo de palabra sino con obras. «En muchos países los profesores son los peor pagados. Algunos tienen que trabajar dos turnos para poder tener un sueldo digno. Ese docente, cuando llegue a su casa, ¿cómo va a tener tiempo de preparar clases, de pensar y todo eso?».
Educación integral
En segundo lugar, el Pontífice pidió abandonar la idea ilustrada de una educación que solo «llena la cabeza de conceptos». «Educar es hacer madurar a la persona mediante el lenguaje de las ideas, el lenguaje del corazón y el lenguaje de las manos; que nuestros alumnos sientan lo que piensen y hagan lo que piensan y sienten».
O, lo que es lo mismo, educar en contenidos, hábitos y valores. «Si no lo hacemos así, perdemos». El Papa pidió educar a los jóvenes «en movimiento», porque «hoy no existe la juventud quieta, y si no la ponemos nosotros en movimiento, la van a poner en movimiento mil cosas».
Con los jóvenes al asilo
Entre ellas, Francisco destacó la cultura digital que hace que las nuevas generaciones –e incluso sus padres– no asuman y hagan crecer sus propias raíces. Para contrarrestarlo, el Santo Padre insistió en una petición que hace con frecuencia: «Traten de fomentar el diálogo entre abuelos y nietos. Diles: “¿Qué os parece? Vamos a tocar la guitarra en aquel asilo”. Y después no quieren salir. Empiezan a hablar, y los chicos quedan encantados».
Francisco también subrayó y felicitó a religiosos por haber acudido acompañados de laicos que viven su carisma y trabajadores de sus centros educativos. «Es lindo, una congregación religiosa tiene una familia que la rodea. Es un signo de fecundidad y humanidad».
María Martínez López
Alfa y Omega

14 de noviembre: san José Pignatelli, confesor


Santo español de la ilustre familia Pignatelli, uno de cuyos vástagos fue elevado al mismísimo puesto de sucesor de Pedro en la persona del Pontífice Inocencio XII y cuyas raíces se hunden en la historia hasta rayar la leyenda.
Nació en Zaragoza, el 27 de diciembre del año 1737. Su padre D. Antonio, de la familia de los duques de Monteleón, y su madre Doña María Francisca Moncayo Fernández de Heredia y Blanes. Fue el séptimo de nueve hermanos. Pasa la niñez en Nápoles y su hermana María Francisca es, a la vez que hermana, madre, puesto que perdió la suya cuando tenía José cuatro años.
Se forma entre Zaragoza, Tarragona, Calatayud y Manresa, primero en el colegio de los jesuitas y luego haciendo el noviciado, estudiando filosofía y cursando humanidades. Reside en Zaragoza, ejerciendo el ministerio sacerdotal entre enseñanza y visitas a pobres y encarcelados, todo el tiempo hasta que los jesuitas son expulsados por decreto de Carlos III, en 1767.
Civitacecchia, Córcega, Génova, los veinticuatro años transcurridos en Bolonia (1773-1797) dan testimonio del hombre que les pisó, sabiendo adoptar actitudes de altura humana con los hombres, y de confianza sobrenatural con Dios.
La Orden de San Ignacio ha sido abolida en 1773, sus miembros condenados al destierro y sus bienes confiscados. El último General, Lorenzo Ricci, consume su vida en la prisión del castillo de Sant’Angelo. Solo quedan jesuitas con reconocimiento en Prusia y Rusia. Allí tanto Federico como Catalina han soportado las maniobras exteriores y no han publicado los edictos papales, aunque la resistencia de Federico no se prolongará más allá del año 1776. Queda como último reducto la Compañía de Rusia con un reconocimiento verbal primero por parte del Papa Pío VI y oficial después con documento del Papa Pío VII. José de Pignatelli comprende que la restauración legal de la Compañía de Jesús ha de pasar por la adhesión a la Compañía de Rusia. Renueva su profesión religiosa en su capilla privada de Bolonia.
No verá el día en que el Papa Pío VII restaure nuevamente la Compañía de Jesús en toda la Iglesia, el día 7 de agosto de 1814, pero preparará bien el terreno para que esto sea posible en Roma, en Nápoles, en Sicilia.
Formará a nuevos candidatos, reorganizará a antiguos jesuitas españoles e italianos dispersos y buscará nuevas vocaciones que forzosamente han de adherirse, como él mismo, a la Compañía de Rusia. Esta labor la realizará mientras es consejero del duque de Parma, don Fernando de Borbón, nieto de Felipe V, y como provincial de Italia por nombramiento del vicario general de Rusia Blanca.
En este esfuerzo colosal, muere en Roma el 15 de noviembre de 1811, en el alfoz del Coliseo.
Estuvo convencido el santo aragonés de que, si el restablecimiento de su Orden era cosa de Dios, tenía que pasar por el camino de la tribulación, del fracaso, de la humillación, de la cruz, de la vida interior que no se presupone sin humildad, sin confianza.
Archimadrid.org

El país más ateo de Europa dedica un año a la Virgen de Fátima

La República Checa celebra un año dedicado a la Virgen de Fátima, desde octubre de este año hasta octubre de 2018, como gesto de «gratitud por la recuperación de la libertad tras el comunismo».
En información enviada a ACI Prensa, la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) en México indicó que durante ese año, una réplica de la imagen original de la Virgen de Fátima, entregada por el Santuario en Portugal a la Conferencia Episcopal Checa, recorrerá todas las diócesis del «país más ateo de Europa».
El pasado 13 de septiembre, en el marco de la celebración de los 100 años de las apariciones de la Virgen a los tres pastorcitos en Cova de Iría, unas 1300 personas peregrinaron al Santuario de Fátima en Portugal.
Ese día, el cardenal Dominik Duka, arzobispo de Praga, recordó que en 1989 un grupo de checos también peregrinaron al santuario mariano y que «damos gracias por la nueva generación que creció en libertad: una generación que no conoció la prisión nazi, la prisión comunista, el ultraje, la pérdida de libertad, la persecución por el ejercicio de la fe religiosa».
El también presidente de la Conferencia Episcopal Checa, afirmó que «la historia de las apariciones de Nuestra Señora está ligada a la historia de nuestra patria» y como una muestra de gratitud, dejó como obsequio al Santuario de Fátima una réplica de la imagen del Niño Jesús de Praga, una de las devociones más importantes de República Checa y para los católicos del mundo entero.
Al finalizar esta peregrinación, el Santuario de Fátima entregó a los obispos de República Checa la réplica de la imagen de la Virgen de Fátima y esta fue recibida en el país europeo con una Misa en la Catedral San Vito en Praga, para luego ser llevada en procesión por la ciudad.
ACN informó que el próximo 18 de noviembre se realizará una peregrinación al Santuario del Niño Jesús en Praga para agradecer por el «fin de la represión por el comunismo hostil a la religión».
La fundación pontificia recordó que hace 50 años durante el régimen de la Unión Soviética, una imagen de la Virgen de Fátima fue «introducida clandestinamente» en República Checa, territorio que entonces era Checoslovaquia.
Este gesto permitió que se «allanara el camino de la llamada Primavera de Praga, que trajo consigo en 1968 una cierta distensión de la situación, también para la Iglesia».
Tras la caída del régimen comunista y la creación de República Checa en 1993, ACN ha colaborado con la reconstrucción de la Iglesia Católica y en la formación de futuros sacerdotes y religiosas.
En el censo que se realizó en el año 2011, el 34% de los habitantes declararon que no pertenecían a ninguna religión, el 10,4% indicó que era católico, otro 11% señaló que pertenecían a otra confesión cristiana y otro 44% no precisó nada sobre su pertenencia a algún credo.
ACI

Madrid se suma a la I Jornada Mundial de los Pobres convocada por el Papa


El Papa Francisco ha convocado la I Jornada Mundial de los Pobres, que se celebrará este domingo, 19 de noviembre. «Es mi deseo que las comunidades cristianas, en la Jornada Mundial de los Pobres, se comprometan a organizar diversos momentos de encuentro y de amistad, de solidaridad y de ayuda concreta», ha asegurado el Pontífice. La diócesis se suma a esta jornada con un amplio programa de actos.
En colaboración con Madrimaná, se desarrollarán las siguientes actividades en la c/Serrano 104:
  • Jueves 16 de noviembre:
    18:00 horas, apertura de la exposición Pobreza, encuentro con Dios y con el hermano
    18:00 horas, encuentro La pobreza espiritual y el subdesarrollo moral, por hermanas del Instituto Mater Dei
    18:40 horas, oración por los pobres dirigida por José Luis Segovia, vicario de Pastoral Social e Innovación
    19:00 horas, preestreno de La isla de los monjes y encuentro con su directora, Anne Christine Girardot.
  • Viernes 17 de noviembre:
    10:30 horas, encuentro para escolares ¿Qué es la pobreza? El desafío de la vida en primera persona. Por Daniel Cerezo. Reservas en el email: educacion@madrimana.com
    18:00 horas, apertura de la exposición
    18:30 horas, lectura dramatizada Mi cristo roto, por el grupo Más que Teatro
    20:00 horas, encuentro Amar es obrar. Acción eclesial en contextos de pobreza. Con las aportaciones de: David López Royo, doctor en Sociología, delegado episcopal de Fundaciones; Ana Almarza, religiosa adoratriz; sor Mª Ángeles Infante, hija de la Caridad de San Vicente de Paúl; Antonio Rodríguez García, dominico, gerente de la Fundación San Martín de Porres; Cristina Martínez Herrero, psicóloga, coordinadora de la residencia Santamarca y San Ramón y San Antonio; Diego Pulido, psicólogo, coordinador de recursos de la Fundación Buen Samaritano. Modera Elizabeth Ortega, periodista de la Delegación de Fundaciones.
  • Sábado 18 de noviembre:
    15:00 horas, apertura de la exposición
    16:00 horas, actividad Dibujos por la pobreza
    16:30 horas, concierto de la Alianza Coral Madrileña
    17:30 horas, encuentro y oración Mirar la pobreza desde el Señor, por sor Cristina San Martín, de las Misioneras de María Inmaculada.
Misa en la catedral presidida por el arzobispo
Además, este sábado, 18 de noviembre, a las 19:00 horas, el cardenal Carlos Osoro, arzobispo de Madrid, celebrará una Misa en la catedral de Santa María la Real de la Almudena. A la misma están invitadas a asistir todas las personas en situación de exclusión social y quienes los acompañan desde Cáritas o proyectos de congregaciones y otras realidades eclesiales. Tras la celebración, a las 20:00 horas, habrá una merienda en comunión en la plaza San Juan Pablo II. Todos los niños y niñas que lo deseen podrán traer ese día, o hacer llegar a Actos Institucionales del Arzobispado de Madrid (c/Bailén, 8) sus dibujos y fotografías sobre la pobreza. Serán presentados durante la Eucaristía.
Al día siguiente, este domingo, 19 de noviembre, habrá distintas celebraciones en las parroquias y comunidades. En la diócesis de Madrid, esta jornada se hace coincidir con el Día de las personas sin hogar.
A lo largo de la semana, se sugiere realizar algún gesto que haga visible que no se trata solo de asistir a los pobres en sus necesidades, sino de cultivar la amistad con ellos y compartir el tesoro de la Buena Nueva.
En el contexto de esta semana, el jueves 23 de noviembre, a partir de las 11:00 horas, FACIAM animará un acto público en la plaza de Ópera. El objetivo es concienciar del drama de las personas sin hogar y la necesidad de reconocer su dignidad y derechos.
La semana dedicada a los pobres concluirá el sábado 25 de noviembre, en el Seminario Conciliar (c/San Buenaventura, 9), con la 8ª Jornada Social Diocesana. Se desarrollará a partir de las 09:30 horas con el lema Conocer a Dios es practicar la justicia. Información y reservas en depastra@gmail.com.

Carta del cardenal Osoro
Queridos hermanos y hermanas:
El Papa Francisco nos invita a celebrar la I Jornada Mundial de los pobres el próximo 18 de noviembre. Con tal motivo, ha escrito un precioso mensaje en el que nos anima a que «no amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras» (1 Jn 3,18). Tenemos que continuar escribiendo las páginas de la historia protagonizadas por «cristianos que, con toda sencillez y humildad, y con el generoso ingenio de la caridad, han servido a los hermanos más pobres». Estos últimos, en efecto, pertenecen a la Iglesia «por derecho evangélico» y obligan a una opción fundamental por ellos. Todo el camino de nuestra redención está signado por los pobres (EG 288). En último término, el Santo Padre nos convoca a algo tan sencillo y evangélico como cultivar la amistad con ellos para que se encuentren en la Iglesia como en su propia casa (NMI 50).
Con esta intención, os invito a participar juntos en la Eucaristía el sábado 18 de noviembre a las 19 horas en la catedral de Santa María la Real de la Almudena. Así se pondrá de manifiesto de manera significativa la vinculación entre la presencia real del Señor en este sacramento y su identificación con los pobres (cf. Mt 25, 40).
Os animo a que al día siguiente, el domingo 19 de noviembre, hagáis lo mismo en vuestras parroquias y comunidades y participéis en el resto de actos que se han organizado para esa semana.
Esperando encontrarnos, con afecto os bendice,
+Carlos Cardenal Osoro
Arzobispo de Madrid 

ORAR CON EL SALMO DE HOY: BENDIGO AL SEÑOR EN TODO MOMENTO





Del Salmo 33:

 Bendigo al Señor en todo momento

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloria en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren.

 Bendigo al Señor en todo momento

Los ojos del Señor miran a los justos,
sus oídos escuchan sus gritos;
pero el Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria. 

 Bendigo al Señor en todo momento

Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias;
el Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos. 

 Bendigo al Señor en todo momento

COMENTARIO DE SAN JUAN PABLO II AL EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS (17,7-10)





«Somos siervos inútiles». Seguramente el eco de estas palabras de Cristo no dejó de resonar en el corazón de los Apóstoles cuando, obedeciendo a su mandato, salieron a los caminos del mundo para anunciar el Evangelio. Iban de una ciudad a otra, de una región a otra, trabajando al servicio del Reino y conservando siempre en su interior la recomendación de Jesús: «Cuando hayáis hecho todo lo que os fue mandado, decid: Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer » (Lc 17, 10)...

Estas palabras de Jesús plantean algunos interrogantes que no es posible evitar: ¿Realmente hemos hecho lo que debíamos? ¿Y qué debemos hacer ahora? ¿Cuáles son nuestras tareas futuras? ¿Con cuáles medios y con cuáles fuerzas contamos? Las preguntas son complejas y, por tanto, la respuesta deberá ser articulada. 

...En las palabras de Pablo, de un Pablo ya probado por los años, percibimos el eco del celo apostólico de toda una vida. Cuando es ya inminente el momento de su partida (cf. 2 Tm 4, 6), escribe a su discípulo:... «El Señor me asistió y me dio fuerzas para que por mi medio se proclamara plenamente el mensaje y lo oyeran todos los gentiles» (2 Tm 4, 17). 

Los que hoy deben continuar la obra de la evangelización, pueden hallar aquí luz y consuelo. Para esta obra, que es al mismo tiempo divina y humana, hay que recurrir a la fuerza del Señor... La nueva evangelización es una tarea inmensa: universal por sus contenidos y sus destinatarios, debe diversificarse en su forma, adaptándose a las exigencias de los diferentes lugares. ¿Cómo no sentir la necesidad de la intervención de Dios en apoyo de nuestra pequeñez? 

... La fe impulsa siempre al servicio de los demás, considerados como hermanos. Y no puede haber testimonio eficaz sin una fe profundamente vivida, sin una vida enraizada en el Evangelio e impregnada de amor a Dios y al prójimo, a ejemplo de Jesucristo. Para el cristiano, dar testimonio quiere decir revelar a los demás las maravillas del amor de Dios, construyendo en unión con sus hermanos el Reino, del que la Iglesia «constituye el germen y el comienzo» (Lumen gentium, 5). 

«Si tuvierais fe... Somos siervos inútiles...». La fe no busca cosas extraordinarias, sino que se esfuerza por ser útil, sirviendo a los hermanos desde la perspectiva del Reino. Su grandeza reside en la humildad: «Somos siervos inútiles... ». Una fe humilde es una fe auténtica. Y una fe auténtica, aunque sea pequeña «como un grano de mostaza», puede realizar cosas extraordinarias. 
(De la homilía en Split (Croacia) el 4 de octubre de 1998)

EVANGELIO DE HOY MARTES: SEÑOR, SOMOS UNOS POBRES SIERVOS





Lectura del santo evangelio según san Lucas (17,7-10):

En aquel tiempo, dijo el Señor: 

«Suponed que un criado vuestro trabaja como labrador o como pastor; cuando vuelve del campo, ¿quién de vosotros le dice: "En seguida, ven y ponte a la mesa" ¿No le diréis: "Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú" ¿Tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado?

Lo mismo vosotros: Cuando hayáis hecho todo lo mandado, decid: "Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer."»

Palabra del Señor

domingo, 12 de noviembre de 2017

La familia de los que siguen a Jesús


El Día de la Iglesia Diocesana es una llamada al compromiso, a que cada uno aporte en la medida de sus posibilidades para el sostenimiento de las parroquias, o bien dedique parte de su tiempo a realizar aquel servicio que sea más acorde a su vocación. Pero antes que una invitación a hacer, el Día de la Iglesia Diocesana nos recuerda una pertenencia. Somos una gran familia CONTIGO, reza el lema de este año. Hemos visto en las últimas semanas actitudes en línea radicalmente opuesta, con llamamientos a dejar de contribuir a la financiación de la Iglesia en protesta por los pronunciamientos de algunos de sus miembros en Cataluña. Se trata de una reacción profundamente injusta, puesto que ignora la silenciosa y esforzada labor que se viene realizando para evitar que la confrontación política contamine toda la vida social en esta comunidad. Pero sobre todo refleja una concepción muy pobre de la Iglesia, como una especie de dispensario de servicios que funciona a demanda del cliente-consumidor, en lugar de como una familia de la que uno forma parte, la familia de los discípulos de Jesús.
Alfa y Omega

12 de noviembre: san Josafat


De pequeño solía leer vidas de santos y libros sobre la unidad de las iglesias. Se convirtió al catolicismo e ingresó en la Orden monástica de San Basilio. En 1614 fue ordenado sacerdote y cuatro años después fue nombrado obispo. Fueron muchos los feligreses que reciben su ejemplo de castidad, pobreza y gran generosidad. Por socorrer a los pobres se desprendía de todo, hasta de las cosas más necesarias. Muere asesinado por sus detractores. Fue canonizado en el siglo XIX
Josafat nació en 1580 en Ucrania. Fue educado fuera de la Iglesia católica. Con 15 años comienza a trabajar en un comercio. En sus ratos libros a Josafat le gusta leer, sobre todo libros de santos. También le interesa la unión de las iglesias, lo que termina provocando que Josafat se termine convirtiendo al catolicismo, aunque de rito oriental.
Josafat, ya convertido, ingresa en la Orden monástica de San Basilio. Su vida como monje la coronan la piedad y la penitencia. Sus superiores llegan a afirmar de él: «en breve tiempo llegó a ser maestro de todos, en la ciencia, en la disciplina religiosa y en todas las virtudes».
En 1614 es ordenado sacerdote. La presencia de Josafat en el monasterio consigue aumentar los deseos de santidad de sus compañeros y arden en deseos de una mayor unión con Roma.
Cuatro años después es nombrado obispo de Pólotzk. Son muchos los feligreses que reciben su ejemplo de castidad, pobreza y gran generosidad. Por socorrer a los pobres se desprendía de todo, hasta de las cosas más necesarias. Pero sus buenas maneras también le granjean enemigos, que le llaman «el apóstata papista». Le intentan matar en varias ocasiones, pero él sigue incansablemente difundiendo la fe de Cristo.
Fruto de su predicación surgen diferentes folletos en los que Josafat habla sobre el primado de Pedro, la defensa de la fe católica y sobre el bautismo de san Vladimirio.
El 12 de noviembre de 1623 sus enemigos consiguieron dar muerte a su cuerpo, disparándole y rematándole con una hoz. Su alma subió al Padre. Veinte años después de su muerte fue beatificadopor el Papa Urbano VIII y Pío IX lo canonizó en 1867.
José Calderero @jcalderero
Alfa y Omega

Evangelio del domingo: No sabéis el día ni la hora


Durante el mes de noviembre la Iglesia se detiene de forma especial en recordar a quienes nos precedieron. Al mismo tiempo, la liturgia se acerca al final del año y nos acerca a la reflexión de las realidades últimas de nuestra vida y del mundo, y a la venida gloriosa de Jesucristo resucitado. San Pablo nos llama insistentemente a la esperanza ante la suerte de los difuntos. Mientras que el mundo pagano griego vivía bastante preocupado de lo inmediato, el apóstol quiere proponer a los habitantes de Tesalónica el consuelo de la certeza de que un día estaremos para siempre con el Señor, gracias a que Jesús murió y resucitó verdaderamente. Los primeros cristianos esperaban como inminente el retorno del Señor. Pero Pablo pretende que no centren su atención en tratar de adivinar cuándo exactamente vendrá de nuevo Jesucristo, sino en vivir llenos de esperanza. La certeza de estar para siempre con el Señor y de que Dios nos llevará con Él debe ser fuente de consuelo y de esperanza, al mismo tiempo que una llamada a vivir el día a día con serenidad en la espera del futuro. En definitiva, creer no significa únicamente afirmar un conjunto de verdades, sino también esperar en ellas. Implica hacer nuestras estas verdades, asimilando que nos afectan directamente y no solo como mera teoría.
Velad
En Mateo hay cinco grandes discursos, en los que el evangelista reúne las enseñanzas más importantes del Maestro. El último se ocupa de las realidades últimas o escatología, y en él se integra la parábola de las vírgenes prudentes. Este relato aparece con la noche como escenario. Y ello responde a algo no accesorio, que encuentra su reflejo en nuestras celebraciones, puesto que si existe un tipo de acción litúrgica de especial relevancia desde los primeros siglos del cristianismo es la vigilia. No es casualidad que actualmente las celebraciones más importantes del año conserven este modo de realización, como es el caso de la Epifanía o de Pentecostés. Pero, sin duda, las más importantes son la vigilia pascual, que constituye el centro del año litúrgico, así como la Misa de medianoche o Misa del Gallo, en Navidad. Desde los inicios del cristianismo y en continuidad con la tradición judía anterior, la noche aparece como el tiempo privilegiado de la salvación. El motivo es que, frente a la oscuridad, las tinieblas y la muerte, el Señor irrumpe como la luz y la vida otorgando un valor nuevo a nuestra existencia. Si olvidamos a Dios y a Cristo, el mundo vuelve a caer en el vacío y en el sinsentido. La vigilancia de la noche está unida a otro factor: la sorpresa y lo inesperado. Estamos en vela porque, como dice el Evangelio de este domingo, «no sabéis el día ni la hora».
El aceite de las lámparas
En la parábola que escuchamos se presentan dos tipos de vírgenes. Las diez tienen lámparas, las diez se quedan dormidas. Cuando de repente se presenta el esposo, solo hay una diferencia entre las prudentes y las necias: las primeras tenían aceite y las segundas no. San Agustín y otros autores ven en el aceite de la lámpara un elemento indispensable para ser admitido al banquete nupcial, un símbolo del amor que no se puede comprar. Se recibe como un don, se conserva en lo más íntimo y se practica en las obras. Precisamente a esto nos anima el pasaje evangélico de este domingo. No nos ha de preocupar conocer cuándo será el fin del mundo o el momento en el que volverá el Señor en poder y gloria. Ni siquiera es particularmente importante prever el fin de nuestros días en la tierra. Lo verdaderamente relevante es estar siempre con las lámparas encendidas, alimentadas por el amor que se nos ha dado como un don del Espíritu Santo. En realidad, se nos está diciendo también que no debemos esperar ningún momento culminante, ya que el esposo, Cristo, se presenta cada día ante nosotros en las diversas posibilidades que tenemos de responder al amor mayor que él ha tenido con nosotros.
Daniel A. Escobar Portillo
Delegado episcopal de Liturgia adjunto de Madrid


Evangelio


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Se parecerá el reino de los cielos a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran prudentes. Las necias, al tomar las lámparas, no se proveyeron de aceite; en cambio, las prudentes se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz: “¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!”. Entonces se despertaron todas aquellas vírgenes y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las prudentes: “Dadnos de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas”. Pero las prudentes contestaron: “Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis”. Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras vírgenes, diciendo: “Señor, señor, ábrenos”. Pero él respondió: “En verdad os digo que no os conozco”. Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora».
Mateo 25, 1-13
Alfa y Omega


Encender una fe gastada

La primera generación cristiana vivió convencida de que Jesús, el Señor resucitado, volvería muy pronto lleno de vida. No fue así. Poco a poco, los seguidores de Jesús se tuvieron que preparar para una larga espera.
No es difícil imaginar las preguntas que se despertaron entre ellos. ¿Cómo mantener vivo el espíritu de los comienzos? ¿Cómo vivir despiertos mientras llega el Señor? ¿Cómo alimentar la fe sin dejar que se apague? Un relato de Jesús sobre lo sucedido en una boda les ayudaba a pensar la respuesta.
Diez jóvenes, amigas de la novia, encienden sus lámparas y se preparan para recibir al esposo. Cuando, al caer el sol, llegue el novio a tomar consigo a la esposa, los acompañarán a ambos en el cortejo que los llevará hasta la casa del esposo, donde se celebrará el banquete nupcial.
Hay un detalle que el narrador quiere destacar desde el comienzo. Entre las jóvenes hay cinco "pensatas" y previsoras que toman consigo aceite para alimentar sus lámparas a medida que se vaya consumiendo la llama. Las otras cinco son unas "necias" y descuidadas que se olvidan de tomar aceite, con el riesgo de que se les apaguen las lámparas.
Pronto descubrirán su error. El esposo se retrasa y no llega hasta medianoche. Cuando se oye la llamada a recibirlo, las sensatas alimentan con su aceite la llama de sus lámparas y acompañan al esposo hasta entrar con él en la fiesta. Las necias no saben sino lamentarse: "Que se nos apagan las lámparas". Ocupadas en adquirir aceite, llegan al banquete cuando la puerta está cerrada. Demasiado tarde.
Muchos comentaristas tratan de buscar un significado secreto al símbolo del aceite. ¿Está Jesús hablando del fervor espiritual, del amor, de la gracia bautismal...? Tal vez es más sencillo recordar su gran deseo: "Yo he venido a traer fuego a la tierra, ¿y qué he de querer sino que se encienda?". ¿Hay algo que pueda encender más nuestra fe que el contacto vivo con Jesús?
¿No es una insensatez pretender conservar una fe gastada sin reavivarla con el fuego de Jesús? ¿No es una contradicción creernos cristianos sin conocer su proyecto ni sentirnos atraídos por su estilo de vida?

Necesitamos urgentemente una calidad nueva en nuestra relación con él. Cuidar todo lo que nos ayude a centrar nuestra vida en su persona. No gastar energías en lo que nos distrae o desvía de su Evangelio. Encender cada domingo nuestra fe rumiando sus palabras y comulgando vitalmente con él. Nadie puede transformar nuestras comunidades como Jesús.

COMENTARIO DEL PAPA FRANCISCO AL EVANGELIO DE HOY:




Con la Ascensión, Jesús, el Hijo de Dios, llevó junto al Padre nuestra humanidad que Él asumió. Cristo quiere atraer a todos hacia sí, llamar a todo el mundo para que sea acogido entre los brazos abiertos de Dios, para que, al final de la historia, toda la realidad sea entregada al Padre. 

Pero existe este «tiempo inmediato» entre la primera venida de Cristo y la última, que es precisamente el tiempo que estamos viviendo. En este contexto del «tiempo inmediato» se sitúa la parábola de las diez vírgenes (cf. Mt 25, 1-13). 

... El Esposo es el Señor, y el tiempo de espera de su llegada es el tiempo que Él nos da, a todos nosotros, con misericordia y paciencia, antes de su venida final. Es un tiempo de vigilancia; tiempo en el que debemos tener encendidas las lámparas de la fe, de la esperanza y de la caridad; tiempo de tener abierto el corazón al bien, a la belleza y a la verdad; tiempo para vivir según Dios, pues no sabemos ni el día ni la hora del retorno de Cristo.

Lo que se nos pide es que estemos preparados al encuentro —preparados para un encuentro, un encuentro bello, el encuentro con Jesús—, que significa saber ver los signos de su presencia, tener viva nuestra fe, con la oración, con los Sacramentos, estar vigilantes para no adormecernos, para no olvidarnos de Dios. La vida de los cristianos dormidos es una vida triste, no es una vida feliz. El cristiano debe ser feliz, con la alegría de Jesús. ¡No nos durmamos!

... Queridos hermanos y hermanas, que contemplar el juicio final jamás nos dé temor, sino que más bien nos impulse a vivir mejor el presente. Dios nos ofrece con misericordia y paciencia este tiempo para que aprendamos cada día a reconocerle en los pobres y en los pequeños; para que nos empleemos en el bien y estemos vigilantes en la oración y en el amor. Que el Señor, al final de nuestra existencia y de la historia, nos reconozca como siervos buenos y fieles..
(De la catequesis del 24 de abril de 2013)

EVANGELIO DE HOY: VELAD, PORQUE NO SABÉIS EL DÍA NI LA HORA






Lectura del santo evangelio según san Mateo (25,1-13):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: 

«Se parecerá el reino de los cielos a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas. Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite; en cambio, las sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas. 

El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz: "¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!" Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las sensatas: "Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas." Pero las sensatas contestaron: "Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis." 

Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo: "Señor, señor, ábrenos." Pero él respondió: "Os lo aseguro: no os conozco." Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora.»

Palabra del Señor

sábado, 11 de noviembre de 2017

Capilla Hospitalaria de oración on line


Jóvenes San Juan de Dios acaba de poner en marcha una capilla on line que invita a orar juntos por aquellas realidades que hoy día más lo necesitan, como las personas refugiadas, en situación o riesgo de exclusión social, enfermas o inmigrantes. En cada una de las temáticas, el usuario podrá acceder a un texto bíblico, una canción, una oración y un espacio para dejar su petición o acción de gracias.
Orar por los pobres y por todas aquellas personas que están pasando un momento de dificultad, por los presos, por los ancianos, por los desempleados o por las personas sin hogar. Estas son algunas de las 21 temáticas que el internauta podrá elegirpara hacer una pausa y "conectar sus sentimientos con los de todos los hombres y mujeres de la tierra y presentárselos a Dios en una oración común", explica el Hno. Luis Marzo, responsable de Jóvenes San Juan de Dios.
La página web también facilita un espacio de oración por la Iglesia católica, por los misioneros que han sentido la llamada de llevar el Evangelio por todo el mundo, por las vocaciones en la Iglesia y en especial en la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios y por los jóvenes y los frutos del próximo Sínodo de 2018: Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional, entre otros.
Este espacio web pretende ser una herramienta dinámica y en permanente actualización. Periódicamente se incorporaran nuevas temáticas para orar, teniendo siempre presente la realidad de nuestro mundo.
Más información sobre Jóvenes San Juan de Dios
Jóvenes San Juan de Dios está formado por un pequeño grupo de jóvenes y Hermanos de San Juan de Dios que intentan ofrecer a otros jóvenes que lo deseen la oportunidad de entrar en contacto con el carisma de la Hospitalidad. Al mismo tiempo se encargan de promover y difundir los valores y actitudes que fomenten la sensibilización y compromiso con el mundo de la salud y la marginación. Y, para ello, ofrecen espacios y tiempos para el compromiso, el servicio y la reflexión desde la fe. Al mismo tiempo quieren hacer presente y cuidar la dimensión de la oración tanto personal como de grupo y dar conocer la posibilidad de transformar la sociedad con actitudes hospitalarias y de acogida.
(Orden Hospitalaria San Juan de Dios)

Olvidado siglo XX



Las experiencias políticas posteriores a la Primera Guerra Mundial ocasionaron una espantosa degradación moral que debe servir de severa advertencia para quienes deseen hoy traspasar los espacios de seguridad de nuestra civilización
El siglo XX fue, según Albert Camus, el siglo del miedo. Y el nuestro como hijo del anterior ha heredado, además, su gran paradoja de suma de tragedia y esperanza, de poder y abuso, de falsas libertades y sentimiento de inseguridad, de humanismo y barbarie. Las experiencias políticas posteriores a la Primera Guerra Mundial permitieron que el terror cobrara forma, adquiriera nombres, ganara adictos e, incluso, buscara dignificarse con mitos que prometían la liberación de los compatriotas mediante el exterminio de quienes habían sido designados como enemigos del pueblo. Aquellas experiencias ocasionaron una espantosa degradación moral que debe servir de severa advertencia para quienes deseen hoy traspasar los espacios de seguridad de nuestra civilización; han de actuar de cordón sanitario ante el radicalismo político y las ideologías que justifican el desprecio a la libertad individual y el envilecimiento comunitario bajo liderazgos mesiánicos y populismos desbordados.
Conmemoramos en estos días el centenario de la Revolución rusa y, con la perspectiva de un mundo tan influido por ella, el acontecimiento brinda una ocasión magnífica a los historiadores para ofrecer una interpretación adecuada del discurrir de una utopía que terminaría convirtiéndose para millones de personas en una horrible pesadilla. Ya lo había profetizado Lenin cuando dijo que la violencia acompañaría forzosamente el hundimiento del capitalismo y el parto de la sociedad comunista. Con idéntica indecencia, pero con más poesía, lo escribió Louis Aragon: «Los ojos azules de la revolución brillan con una crueldad necesaria».
Gentes sumisas que nunca reían
Después de que los bolcheviques disolvieran la Asamblea Constituyente rusa en nombre de la libertad, Rosa Luxemburgo les dijo: «La libertad de opinión es siempre la libertad de aquel que no piensa como nosotros». Su libertad es condición de la mía. Pero, lamentablemente, no fue esa la idea que empujó los vientos de la revolución. «Nosotros nunca hemos hablado de libertad sino de dictadura del proletariado… El problema no es de libertad, pues respecto de esta siempre preguntamos: Libertad, ¿para qué?». Fernando de los Ríos se debió de quedar atónito en 1920 cuando escuchó, de labios del mismísimo Lenin, el acta de defunción de una de las grandes conquistas de la humanidad. En su libro Mi viaje a Rusia, el intelectual socialista confesaría la penosa sensación que le había producido la capital de la revolución mundial, poblada de gentes sumisas que nunca reían. Su voz, sin embargo, sería acallada muy pronto por las de otros viajeros de la izquierda española, más maleables al espejismo, que recorrieron fascinados la Rusia de los soviets en trenes henchidos de pasión propagandística.
¿Queremos olvidar el siglo? ¿Olvidar sus utopías sumergidas en el terror? El amor por Stalin, el Gran timonel, el Padre de los pueblos, el Libertador de los oprimidos, el Guía supremo con los ojos prendidos del alba es uno de los capítulos más siniestros del siglo XX. En un país donde la gente que iba a trabajar se despedía de su familia todos los días porque nadie estaba seguro de regresar por la noche, Stalin obligó a los desgraciados cronistas de su despotismo a una reescritura permanente de la historia para escapar del pelotón de fusilamiento o de los campos de muerte del Gulag. Al mismo tiempo, los líderes de los partidos comunistas europeos no solo ocultaban la atroz realidad del paraíso soviético, sino que difundían por Occidente la farsante imagen de un régimen benefactor del pobre y el obrero.
Civilización sin recursos espirituales
Stalin dijo que mientras una muerte es una tragedia, un millón de muertes es simple estadística. No. Como mínimo un millón de muertes es un millón de tragedias. Como mínimo todo expediente es un destino humano descuartizado. La propaganda del estalinismo es estremecedora: innumerables intelectuales que vivían a resguardo del terror, que no se resistieron a la seducción del poder y el dinero, vitorearon a una de las mayores tiranías de todos los tiempos. ¿No escribió Alberti que sin Stalin ni siquiera el sol podía brillar como brillaba? Y cuando la opinión mundial empezaba a darse cuenta de la mentira del padrecito Stalin, del Educador de la humanidad, ¿Neruda no se había despedido de él con unos versos desmesurados «al capitán lejano que al entrar en la muerte / dejó a todos los pueblos, como herencia, su vida?».
«Te enseñaré el miedo en un puñado de polvo», escribió el gran T.S. Elliot en su Tierra baldía. Nosotros hemos aprendido la lección del miedo entre los cascotes de un siglo expoliado que dejó a toda una civilización sin los recursos espirituales para comprenderse a sí misma y preservar sus principios. Y nos defenderemos de ese vitalismo irracionalista, de esa orgía de fanatismo y envilecimiento, de esa mezcla de desesperación y utopía, de esa violencia atroz contra el sentido de las palabras que tantas veces han alumbrado en Europa las formas más perversas del populismo antiliberal. Nos protegeremos de quienes nos quieren arrebatar nuestra condición moral, la sabiduría de nuestra tradición, el legítimo orgullo y el grave deber de conservar esa herencia siempre acosada, siempre pendiente de la fuerza de nuestra voluntad.
Fernando García de Cortázar, SJ
Catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Deusto
Alfa yOmega