sábado, 16 de julio de 2016

Necesitados de la experiencia y la caricia de los mayores. Don Carlos Osoro.


Esta semana quiero fijar la atención en los mayores, en los ancianos. También a ellos quiero decirles unas palabras en este tiempo de vacaciones. Todos debemos pensar en ellos; no son una carga, sino un tesoro. Ya os dije en otras ocasiones que la familia es el tesoro más grande, es el patrimonio de la humanidad más bello y el que mejor garantiza el crecimiento y desarrollo de la persona humana, ya desde antes del nacimiento y por supuesto desde su nacimiento hasta su muerte.
Estamos todos llamados a trabajar para que la familia asuma su ser y su misión. Y en ese ser y misión, no podemos olvidar a los ancianos.En mi vida he experimentado que los abuelos ocupaban un lugar especial y creo que esto pertenece al dinamismo del Evangelio.
¡Cómo no recordar aquel encuentro en el templo del Dios hecho hombre con aquellos dos ancianos: Simeón y la profetisa Ana! Cuando era un Niño recién nacido en Belén, sus padres lo presentan en el templo como era costumbre de los judíos. Él, que es la Vida y se asoma a la historia hecho hombre, se encontró con aquellos ancianos. Por una parte, Dios nos manifiesta así la necesidad de este encuentro con los mayores y, por otra, los ancianos manifiestan y constatan la necesidad del Niño entre los hombres, en la historia.
En esa imagen maravillosa, Dios nos quiere decir algo que pertenece a la esencia de la familia: niños y ancianos construyen el futuro de la humanidad. De ahí el cuidado de ambos y la necesidad de nos separarlos, pues los unos se enriquecen con los otros: unos dan esperanza y futuro; otros dan experiencia y serenidad, contagian confianza dando aquello que después de los años consideran y han visto que es lo más fundamental. Cuando no se da importancia a unos y a otros al mismo tiempo, el futuro está comprometido.
Nuestros mayores mejor que nadie saben tocar, acariciar y curar las heridas de Jesús que encuentran en los que les rodean. Dejemos que estén a nuestro lado, no los retiremos. Urge tener especialistas en tocar, acariciar y curar las heridas profundas del hombre; los mayores son especialistas en esta tarea, pues ellos:
1. Son testigos del pasado.
2. Son maestros de sabiduría para el presente.
3. Son cimientos fuertes del futuro.
4. Nos ayudan a clarificar la escala de valores humanos.
5. Nos hacen ver la continuidad de las generaciones y la interdependencia.
6. Rompen barreras de las generaciones y crean puentes.
7. Regalan cariño, comprensión, amor con sus ojos, palabras y caricias.
Con gran afecto, os bendice,
+Carlos, arzobispo de Madrid

El arzobispo de Barcelona defiende el diálogo entre católicos y musulmanes en aras de la paz


El arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, aboga por el diálogo y las buenas relaciones entre la religión católica y el islam para que las dos grandes religiones se impliquen en trabajar por la distensión y la paz en el mundo.
Bajo el título de "El necesario diálogo con el Islam", el prelado dedica su carta dominical que mañana publicará la Hoja Parroquial de la archidiócesis de Barcelona, escrita antes del atentado de Niza (Francia) del pasado día 14, a alentar el diálogo interreligioso.
Omella recuerda en su glosa semanal que el pasado mes de mayo se produjo en el Vaticano un encuentro histórico entre el gran imán de la Universidad de Al-Azhar, Ahmad Al-Tayeb, máxima autoridad del islam suní, y el Papa Francisco.
"Con un abrazo se reanudaba el diálogo que se interrumpió en 2011, a raíz de unas declaraciones de Benedicto XVI tras un atentado en la catedral copta de Alejandría. Entonces, el papa alemán habló sobre la responsabilidad de las autoridades locales en la defensa de los cristianos, lo que desde la Universidad de Al Azhar se consideró una interferencia occidental indebida", recuerda Omella.
El arzobispo de Barcelona rememora que "el discurso de Benedicto XVI en la universidad de Ratisbona también contribuyó a dificultar el diálogo y el acercamiento entre las dos religiones".

Francisco muestra su "profunda tristeza" y "proximidad" ante "la violencia ciega" que ha golpeado de nuevo a Francia


Inmediatamente informado de lo ocurrido en Niza, el Papa Francisco dirigió un telegrama de pésame al pueblo francés enviado al Obispo de Niza, Mons. André Marceau, por el Cardenal Secretario de Estado Pietro Parolin. A continuación el texto del mismo.
Mensaje del Cardenal Secretario de Estado
Monseñor André Marceau,
Obispo de Niza
Mientras que Francia celebraba su fiesta nacional, la violencia ciega ha golpeado una vez más al país, esta vez en Niza, causando numerosas víctimas entre las cuales niños. Condenando nuevamente estos actos, Su Santidad el Papa Francisco manifiesta su profunda tristeza y su proximidad espiritual al pueblo francés. Él confía a la misericordia de Dios las personas que han perdido la vida, y se asocia a los sufrimientos de las familias en duelo. Expresa su cercanía a las personas heridas, así como a todas aquellas que han contribuido a su socorro, pidiendo al Señor sostener a cada uno en esta prueba. Implorando de Dios el don de la paz y de la concordia, él invoca sobre las familias probadas y sobre todos los Franceses los parabienes de las Bendiciones divinas.
Cardenal Pietro Parolin
Secretario de Estado de Su Santidad

La Virgen del Carmen



En las palabras de Benedicto XVI, 15,VII,06: 

"El Carmelo, alto promontorio que se yergue en la costa oriental del Mar Mediterráneo, a la altura de Galilea, tiene en sus faldas numerosas grutas naturales, predilectas de los eremitas.
El más célebre de estos hombres de Dios fue el gran profeta Elías, quien en el siglo IX antes de Cristo defendió valientemente de la contaminación de los cultos idolátricos la pureza de la fe en el Dios único y verdadero. 

Inspirándose en la figura de Elías, surgió la Orden contemplativa de los «Carmelitas»,familia religiosa que cuenta entre sus miembros con grandes santos, como Teresa de Ávila, Juan de la Cruz, Teresa del Niño Jesús y Teresa Benedicta de la Cruz (en el siglo, Edith Sean).

Los Carmelitas han difundido en el pueblo cristiano la devoción a la Santísima Virgen del Monte Carmelo, señalándola como modelo de oración, de contemplación y de dedicación a Dios.

Los marineros, antes de la edad de la electrónica, dependían de las estrellas para marcar su rumbo en el inmenso océano. De aquí la analogía con La Virgen María quien como, estrella del mar, nos guía por las aguas difíciles de la vida hacia el puerto seguro que es Cristo.

Por la invasión de los sarracenos, los Carmelitas se vieron obligados a abandonar el Monte Carmelo.

Una antigua tradición nos dice que antes de partir se les apareció la Virgen mientras cantaban el Salve Regina y ella prometió ser para ellos su Estrella del Mar.  Por ese bello nombre conocían también a la Virgen porque el Monte Carmelo se alza como una estrella junto al mar.

LAS NACIONES ESPERARÁN EN EL NOMBRE DE JESÚS




Lectura del santo Evangelio según san Mateo 12,14-21.

En aquel tiempo, los fariseos, al salir, planearon el modo de acabar con Jesús. Pero Jesús se enteró, se marchó de allí y muchos le siguieron. Él los curó a todos, mandándoles que no lo descubrieran. 

Así se cumplió lo que dijo el profeta Isaías: «Mirad a mi siervo, mi elegido, mi amado, mi predilecto. Sobre Él he puesto mi Espíritu para que anuncie el derecho a las naciones. 

No porfiará, no gritará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará, hasta implantar el derecho; en su Nombre esperarán las naciones».