lunes, 20 de enero de 2014

SEMANA DE ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS (18-25 DE ENERO). REFLEXIÓN DEL PAPA FRANCISCO Y ORACIÓN


«Hoy en día, el camino ecuménico y las relaciones entre los cristianos están atravesando cambios significativos, debidos en primer lugar al hecho de que hemos de profesar nuestra fe en el contexto de sociedades y culturas en las que cada vez está menos presente la referencia a Dios y a todo lo que recuerde la dimensión trascendente de la vida. Lo notamos sobre todo en Europa, pero no sólo. 

Precisamente por este motivo, es necesario que nuestro testimonio se concentre en el núcleo de nuestra fe, en el anuncio del amor de Dios que se ha manifestado en Cristo su Hijo. Encontramos aquí espacio para crecer en la comunión y en la unidad entre nosotros, promoviendo el ecumenismo espiritual, que nace directamente del mandamiento del amor dejado por Jesús a sus discípulos. A esta dimensión se refiere también el Concilio Vaticano II: “Esta conversión del corazón y santidad de vida, juntamente con las oraciones privadas y públicas por la unidad de los cristianos, han de considerarse como el alma de todo el movimiento ecuménico, y con razón puede llamarse ecumenismo espiritual” (Decr. Unitatis redintegratio, 8). 

El ecumenismo es, de hecho, un proceso espiritual que se realiza en la obediencia fiel al Padre, en el cumplimiento de la voluntad de Cristo y bajo la guía del Espíritu Santo». Papa Francisco, discurso a la Delegación ecuménica de Finlandia, 17 de enero.

Oración por la unidad: 

Señor, tómanos desde donde estamos actualmente
y condúcenos allá donde Tú quieres que vayamos. 
Haz que no seamos solo los encargados de una herencia,
sino las señales vivas de tu reino que viene. 
Enciéndenos la pasión por la justicia y la paz
entre todos los pueblos.

Llénanos de fe, de esperanza y de amor 
que están en el corazón del Evangelio 
y háznos UNO en el poder del Espíritu Santo: 

Que el mundo crea, 
que tu nombre sea santificado en tu Pueblo, 
que tu Iglesia pueda reconocerse efectivamente reunida en un único cuerpo. 
Nos comprometemos a amarte, servirte y seguirte 
no como extranjeros unos de otros, sino como peregrinos. 
Amén.

Fuente: News.va

¿Soy dócil a la Palabra de Dios? El Papa este lunes en Santa Marta

La libertad cristiana está en la “docilidad a la Palabra de Dios”. Lo afirmó el Papa Francisco en la Misa de esta mañana en la Casa de Santa Marta. El Pontífice subrayó que debemos estar siempre listos a acoger la “novedad” del Evangelio y las “sorpresas de Dios”.

“La Palabra de Dios es viva y eficaz, discierne los sentimientos y los pensamientos del corazón”. El Santo Padre partió de esta consideración para desarrollar su homilía, subrayando que para acoger verdaderamente la Palabra de Dios tenemos que tener una actitud de “docilidad”. “La Palabra de Dios - observó – es viva y por eso viene y dice aquello que quiere decir: no aquello que yo espero que diga o aquello que yo quiero que diga”. Es una Palabra “libre”. Y es también “sorpresa, porque nuestro Dios es el Dios de las sorpresas”. Es “novedad”:

“El Evangelio es novedad. La Revelación es novedad. Nuestro Dios es un Dios que siempre hace las cosas nuevas y pide de nosotros docilidad a su novedad. En el Evangelio, Jesús es claro en esto, es muy claro: vino nuevo en odres nuevas. El vino lo trae Dios, pero debe ser recibido con apertura a la novedad. Y esto se llama docilidad. Podemos preguntarnos: ¿soy dócil a la Palabra de Dios o hago siempre aquello que yo creo sea la Palabra de Dios? ¿O hago pasar la Palabra de Dios por un alambique y al final es otra cosa con respecto a aquello que Dios quiere hacer?”.

Si hago esto, agregó el Papa, “termino como el pedazo de tela nuevo sobre el vestido viejo, y el remendón es peor”. Y evidenció que “aquello de adecuarse a la Palabra de Dios para poder recibirla” es “toda una actitud ascética”:

“Cuando quiero tomar la electricidad de la fuente eléctrica, si el aparato que tengo no es adecuado, busco un adaptador. Debemos buscar siempre adaptarnos, adecuarnos a esta novedad de la Palabra de Dios, estar abiertos a la novedad. Saúl, precisamente el elegido de Dios, ungido de Dios, había olvidado que Dios es sorpresa y novedad. Había olvidado, se había cerrado en sus pensamientos, en sus esquemas, y así razonó humanamente”.

El Papa reflexionó sobre la Primera Lectura, recordando que, al tiempo de Saúl, cuando uno vencía una batalla tomaba el botín y con parte de él se cumplía el sacrificio. “Estos animales tan bellos – afirma Saúl – serán para el Señor”. Pero, constató Francisco, él “razonó con su pensamiento, con su corazón, cerrado en sus costumbres”, mientras “nuestro Dios, no es un Dios de costumbre: es un Dios de sorpresas”. Saúl “no obedeció a la Palabra de Dios, no fue dócil a la Palabra de Dios”. Y Samuel le reprochaba justamente esto, “le hace sentir que no ha obedecido, no ha sido siervo, ha sido señor, él. Se ha adueñado de la Palabra de Dios”. “La rebelión, no obedecer a la Palabra de Dios – remarcó el Obispo de Roma – es pecado de adivinación”. Y agregó: “La obstinación, la no docilidad a hacer lo que tú quieres y no aquello que quiere Dios, es pecado de idolatría”. Y esto, prosiguió, “nos hace pensar” sobre “qué cosa es la libertad cristiana, qué cosa es la obediencia cristiana”:

“La liberad cristiana y la obediencia cristiana son docilidad a la Palabra de Dios, es tener aquel coraje de convertirse en odres nuevos, para este vino nuevo que viene continuamente. Este valor de discernir siempre: discernir, digo, no relativizar. Discernir siempre qué cosa hace el Espíritu en mi corazón, qué cosa quiere el Espíritu en mi corazón, a dónde me lleva el Espíritu en mi corazón. Y obedecer. Discernir y obedecer. Pidamos hoy la gracia de la docilidad a la Palabra de Dios, a esta Palabra que es viva y eficaz, que discierne los sentimientos y los pensamientos del corazón”. (RC-RV)