martes, 30 de agosto de 2016

Francotiradores en la Iglesia


Corren malos tiempos para lo religioso. Hacia afuera, pero especialmente hacia adentro. La imagen que desde algunos sectores se está dando del funcionamiento de la Iglesia, o de los católicos, es sencillamente lamentable.
No faltan días en los que los adalides de la ortodoxia, del "Iglesia sólo soy yo", los nostálgicos de la hoguera, colocan en su diana a aquella persona a la que asaetear desde su atalaya de dominación y fariseismo.
Da igual que sea un cura de pueblo, un sacerdote conocido, una monja mediática, un pobre religioso que deja su vida por los más pobres (pero no usa clergyman), un obispo "moderado", un cardenal reformador, o hasta el mismísimo Papa (o antipapa, o usurpador, o traidor, según el caso).
Tampoco importa el modo: robando fotos, colándose en eventos privados, mintiendo, falseando la realidad... Lo realmente relevante es la satisfacción que se produce en sus glándulas mientras apuntan... y disparan. Después, como todo francotirador a sueldo, desaparecen sin dejar rastro, únicamente el reguero de sangre de la víctima.
Lamentablemente, todo esto sucede en esta nuestra Iglesia. Ante el silencio o, lo que es peor, el miedo cómplice, de algunos, que actúan al son del terror de pensar que, si no les hago caso, el próximo seré yo.
Quién sabe, tal vez el próximo sea usted, o yo. O, seguramente, el mismísimo Jesucristo. Por fortuna, las balas se vuelven contra ellos... Las repele el Evangelio. Y la buena gente.
Jesús Bastante

Tiempo para la Creación. "Cuidar el don de la creación"


El respeto, la apreciación y la contemplación de la Creación son una preocupación común de las Iglesias cristianas. El Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa (CCEE) y la Conferencia de las Iglesias Europeas (KEK), con motivo del Día de la Creación, piden oraciones comunes y reforzar la labor ecuménica para el cuidado de la Creación.
Según el Evangelio, la responsabilidad por el medio ambiente no se puede separar de la responsabilidad por los demás seres humanos: hacia nuestro prójimo, hacia los pobres o los olvidados, todo ello con un verdadero espíritu de solidaridad y de amor. Respetar la creación no quiere decir sólo proteger y salvaguardar la tierra, el agua y otros componentes del mundo natural. También consiste en expresar respeto por los seres humanos que comparten esos dones y tienen la responsabilidad de los mismos. Por lo tanto, junto a todos los cristianos, nos esforzamos con alegría en ser testigos de Jesucristo, «porque en él fueron creadas todas las cosas, en el cielo y en la tierra» (Col 1, 16).
Recordamos el pensamiento de Dietrich Bonhoeffer, quien dice que el problema más urgente que afecta a nuestras Iglesias es la forma en la que vivimos nuestra vida cristiana de frente a los desafíos sociales y culturales contemporáneos. Esto significa que tenemos que relacionarnos entre nosotros en el contexto del mundo en el que vivimos. Se trata de una definición original de "oikos" que significa "la casa". La "casa común" de la que nos ocupamos está formada ya sea del mundo natural que de las relaciones humanas.
El Tiempo para la Creación, desde el 1 de septiembre al 4 de octubre (la fiesta de San Francisco de Asís en la tradición occidental) es un período especial en los calendarios litúrgicos de un número cada vez mayor de Iglesias en Europa. En este período recordamos el don de la creación y nuestra relación con ella. La celebración de este tiempo y su lugar en el ciclo de oraciones y de formas de culto cristiano fue recomendada por la Tercera Asamblea Ecuménica Europea, Sibiu 2007.
La Red Cristiana Europea para el Medio Ambiente (ECEN) fue fundamental en animar a los cristianos a rezar juntos con espíritu de cooperación ecuménica y en promover acciones para el cuidado de la Creación. La iniciativa de celebrar un día de oración por la Creación de Dios, el 1 de septiembre, que en la tradición bizantina es el principio del Año Eclesial, fue establecida en 1989 por el Patriarca ecuménico Dimitrios. Siguiendo la misma línea, en el 2015 el Papa Francisco decidió que el 1 de septiembre se celebrase el Día Mundial de Oración por la Salvaguardia de la Creación en la Iglesia católica.
Tenemos que afrontar desafíos urgentes en términos de degradación del medio ambiente y de cambio climático, y animados por las palabras de la carta encíclica del Papa Francisco Laudato si, a reconocer nuestra responsabilidad compartida. Invitamos calurosamente a todos los cristianos europeos, a las Iglesias miembros de la KEK y a las Conferencias Episcopales del CCEE, a las parroquias, a las comunidades cristianas y a todas las personas de buena voluntad a adherir al Tiempo para la Creación, a celebrar juntos el Tiempo de la Creación en el ámbito de nuestras respectivas tradiciones litúrgicas, y a sostener la común fe cristiana en Dios Creador. Les exhortamos, cada uno en su propio ambiente, a ofrecer oraciones por el don de la Creación, y a unirse a nosotros rezando juntos:
Oh Señor, enséñanos a cuidar toda la Creación,
para proteger cualquier forma de vida y compartir los frutos de la tierra.
Enséñanos a compartir nuestro trabajo humano con nuestros hermanos y hermanas,
especialmente con los pobres y los necesitados.

Concédenos ser fieles a tu Evangelio
y ofrecer con alegría a nuestra sociedad en los diferentes países de todo el continente
el horizonte de un futuro mejor
pleno de justicia, paz, amor y belleza.
Amén.

P. Heikki Huttunen Mons. Duarte da Cunha Rev. Dr. Peter Pavlovic
Secretario general KEK Secretario general CCEE Secretario ECEN

De cómo se va al cielo


Yo creo en la Vida Eterna y creo en el Reino de los Cielos (la Nueva Jerusalén). Creo en el Reino prometido donde veremos más gente de la que pensamos. Dicen que "los primeros serán los últimos y los últimos los primeros". Y creo que ese Reino comenzó aquí con Jesús de Nazaret, y que sigue en nuestras manos y en los proyectos que liberan y humanizan al hombre.
Pero también creo, como dice el Señor, que  existen condiciones para pasar a esa Gran Fiesta. Es por ello que dedico hoy un momento para pensar quiénes son esa multitud de seres humanos que luchan hoy por vivirlo ya y que al final participarán del Gran y Eterno Banquete. Un Banquete Festivo donde veremos colmadas todas las aspiraciones bellas, justas y liberadoras de la humanidad.
Yo creo que al cielo no se entra sin unas humildes y desgastadas alpargatas, con las que hayamos recorrido los caminos del mundo al encuentro con los pequeños, los últimos, los desheredados de la tierra. No podremos entrar en el con los lustrosos zapatos del poder por el poder. No entraremos luciendo el calzado realizado con la piel y la vida de aquellos a los que estamos llamados a servir y no a servirnos de ellos.
Pienso que para entrar hay que enseñar las manos encallecidas y selladas por el sello de los pobres, de los que tienen hambre y sed de justicia. Unas manos vacías y desprendidas de todo apego al dinero.

Difícil será participar de esta Eterna Vida Plena sin haber servido, con verdad, a la causa de Dios: el hombre y sus causas justas; el amor y cuidado por la Madre Tierra que nos alimenta; la distribución equitativa de la riqueza del planeta. No, no se entra al cielo despreciando o siendo indiferente a los deseos de Dios, claros y contundentes en su Palabra. Sin interpretaciones "torticeras", exclusivas, hipócritas e interesadas.
No seremos de los invitados al Banquete sin acudir primero en auxilio del enfermo; sin dar en justicia de comer, de lo suyo, al hambriento; sin calmar la sed -con el agua del respeto de la dignidad humana- del sediento; sin dar techo al que no lo tiene por falta de recursos; sin compartir mi manto para vestir al desnudo; sin visitar a los presos y escuchar miles de historias quebradas por el pecado personal y social; sin recoger los cristales rotos de un egoísmo y soberbia desmedida que nos lleva, en algunos casos, a tratar a las personas como cosas, pisoteando su dignidad; sin tratar dignamente a los difuntos, restos sagrados de una vida, que es don de Dios
Sin enseñar al que no sabe, permitiendo así que se le siga "manoseando", precisamente porque no sabe; sin dar buen consejo al que lo necesita, a riesgo que por ello, pongan nuestra cabeza en una bandeja o nuestra vida a los pies de los caballos; sin corregir con amor al que se equivoca o actúa con conciencia maliciosa; sin perdonar las ofensas que nos hacen y las que hacemos a otros; sin consolar a los que lloran o contienen con rabia sus lágrimas por razones justas y honradas; sin llevar pacientemente los defectos soportables del prójimo; sin rezar a Dios más por los vivos que existen y tienen necesidades concretas, que por los difuntos. No olvidemos que nuestro Dios es un Dios de Vivos, pues para Él todos viven.
No cruzaremos la puerta de la Nueva Vida sin una túnica blanca e inmaculada y una felicidad enorme por habernos gastado por el Reino. No participaremos de él amargados y habiendo amargado la vida de los demás. Entraremos en él, felices porque fuimos pobres en espíritu y pobres por nuestro desapego a tantos "becerros de oro" a quienes nos vendemos por tres cuartos.
Seremos parte de la Multitud de los Elegidos porque lloramos con aquellos que lloran e hicimos nuestras sus lagrimas; porque fuimos humildes y sencillos como el mismo Dios; porque hicimos lo posible por compartir en nuestras carnes el hambre y sed de justicia de un pueblo que aún espera ser saciado; porque nuestra meta fue vivir siendo misericordiosos; porque en nuestros ojos se dejó ver que fuimos trasparentes y de limpio corazón; porque procuramos la Paz, de por dentro y de por fuera; porque fuimos "perseguidos" por querer plantar en el planeta un ordenamiento económico más humano y justo, donde todos seamos y nos tratemos de verdad como hermanos y no como siervos; porque nos insultaron, difamaron, calumniaron con falsedad y maldad por decir la verdad con rodeos o sin ellos.
(Antonio Ramos Ayala, sacerdote) Religión Digital

Sé quién eres: el Santo de Dios


Lectura del santo Evangelio según san Lucas 4, 31-37

En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba.
Se quedaban asombrados de su enseñanza, porque su palabra estaba llena de autoridad.
Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu de demonio inmundo y se puso a gritar con fuerte voz:
-«¡Basta! ¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios».
Pero Jesús le increpó diciendo:
-«¡Cállate y y sal! de él».
Entonces el demonio, tirando al hombre por tierra en medio de la gente, salió sin hacerle daño.
Quedaron todos asombrados y comentaban entre sí:
-« ¿Qué clase de palabra es esta? Pues da órdenes con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y salen».
Y su fama se difundía por todos los lugares de la comarca.
Palabra del Señor.

Video-mensaje de Francisco por el Jubileo del continente americano: "Fui misericordiado"

Pastores que sepan tratar y no maltratar”, “el Alzheimer espiritual” o el hecho de ser “misericordiado”, fueron algunos de los términos que utilizó Papa Francisco en el vídeo mensaje dirigido a los participantes del Jubileo extraordinario de la Misericordia en el continente americano que se lleva a cabo en Bogotá del 27 al 30 de agosto. Se trata de uno de los vídeos mensajes más largos que ha hecho Papa Francisco durante su pontificado y en el que incide en varias ideas siempre relacionadas con la misericordia.
El Obispo de Roma recuerda la palabra del apóstol Pablo en su carta a Timoteo (1 Tm, 1,12-16a), donde resalta como Pablo utiliza la voz pasiva, el “fui misericordiado”. “La pasiva lo deja a Pablo en situación de receptor de la acción de otro, él no hace nada más que dejarse misericordiar. El aoristo del original nos recuerda que en él esa experiencia aconteció en un momento puntual que recuerda, agradece, festeja”, dice Francisco.
Pero advierte a su vez que “cuando nos olvidamos cómo el Señor nos ha tratado, cuando comenzamos a juzgar y a dividir la sociedad”, llegamos al Alzheimer espiritual. “Nos invade una lógica separatista que sin darnos cuenta nos lleva a fracturar más nuestra realidad social y comunitaria. Fracturamos el presente construyendo «bandos». Está el bando de los buenos y el de los malos, el de los santos y el de los pecadores. Esta pérdida de memoria, nos va haciendo olvidar la realidad más rica que tenemos y la doctrina más clara a ser defendida”.
En su video mensaje el Santo Padre pregunta a los participantes del Jubileo del continente americano si en nuestras catequesis, en nuestros seminarios “enseñamos a los seminaristas el camino de tratar con misericordia”. “En esto se juega nuestra acción misionera, nuestros planes pastorales. En esto se juegan nuestras reuniones de presbiterios e inclusive nuestra forma de hacer teología: en aprender a tener un trato de misericordia, una forma de vincularnos que día a día tenemos que pedir —porque es una gracia—, que día a día somos invitados a aprender”.
Finalmente Papa Francisco detalla que este encuentro que ha sido organizado conjuntamente por la Comisión Pontificia para América Latina (CAL) y el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), en colaboración con los episcopados de Estados Unidos y Canadá, “no es un congreso, un meeting, un seminario o una conferencia, es una celebración: fuimos invitados a celebrar el trato de Dios con cada uno de nosotros y con su Pueblo”.
(MZ-RV)