jueves, 26 de octubre de 2017

En camino hacia la unidad


«El gran progreso ecuménico de los últimos decenios», decía Benedicto XVI, fue pasar de la insistencia en las deferencias, a valorar la comunión imperfecta pero real ya existente
El 31 de octubre se cumplen 500 años de la Reforma luterana, cuando aquel monje agustino clavó sus célebres tesis en Witemberg. Lo novedoso y esperanzador de esta conmemoración será el marcado acento ecuménico de los actos en la ciudad sajona, impensable hasta fechas muy recientes. Es el fruto de décadas de diálogo ecuménico, coronadas por los últimos gestos de cercanía del Papa hacia los evangélicos, especialmente su viaje a la ciudad sueca de Lund.
La efeméride llega marcada por el reciente estudio del Centro de Investigación Pew que demuestra que, para muchos fieles, las diferencias doctrinales aducidas hace cinco siglos se han relativizado o prácticamente son inexistentes. Una mayoría de protestantes contradice la doctrina de la justificación y considera que tan importante para la salvación son la fe como las obras. El obstáculo más complejo sigue siendo la concepción de los sacramentos, de lo cual se deriva también una diferente visión sobre el ministerio en las iglesias. Sin embargo, en los últimos tiempos se aprecia un cierto movimiento de regreso de los hijos de Lutero a la Eucaristía. El cisma, en realidad, no cuestionó la presencia real de Cristo en el pan y el vino, pero algunos matices –que resultan hoy tan incomprensibles o más para una mayoría de fieles que los de la doctrina de la justificación– han provocado, de facto, una desacralización de las celebraciones evangélicas y una relativización del sacramento por excelencia.
No es una buena noticia para nadie que la pertenencia a una u otra iglesia tenga a veces más que ver con una herencia cultural que con una convicción personal. Todo lo cual no hace sino reforzar el mensaje lanzado por Benedicto XVI a la comunidad evangélica en Erfurt, asegurando que no es con «tácticas» negociadoras como se logrará la unidad, sino desde la fidelidad a Jesús. «El gran progreso ecuménico de los últimos decenios», aseguró, ha sido pasar de la insistencia en las deferencias, a valorar la comunión imperfecta pero real ya existente, reforzando la oración conjunta y el compromiso de dar «testimonio común del Dios de Jesucristo en este mundo».
Alfa y Omega

Carta semanal del arzobispo de Madrid: Por el desarrollo humano integral



Dios nos envió a Cristo para que formuláramos nuestra vida y nuestra convivencia según esa condición de hijos de Dios que nos ha regalado
El Papa Francisco nos recuerda que «evangelizar es hacer presente en el mundo el Reino de Dios […], en el corazón mismo del Evangelio está la vida comunitaria y el compromiso con los otros […], nadie puede exigirnos que releguemos la religión a la intimidad secreta de las personas, sin influencia alguna en la vida social y nacional, sin preocuparnos por la salud de las instituciones de la sociedad civil, sin opinar sobre los acontecimientos que afectan a los ciudadanos. […] Una auténtica fe –que nunca es cómoda e individualista– siempre implica un profundo deseo de cambiar el mundo, de transmitir valores, de dejar algo mejor detrás de nuestro paso por la tierra. […] La tierra es nuestra casa común y todos somos hermanos» (cfr. EG 176-183).
En esta línea, el apóstol san Juan nos ofrece una formulación sintética de lo que ha de ser la existencia cristiana: «Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él». Sabemos que su amor ha sido tan grande que hizo el ser humano a «su imagen y semejanza». Y cuando los hombres estropeamos esta imagen, Dios nos envió a su Hijo Jesucristo para devolvérnosla por gracia; de tal forma que pudiéramos formular nuestra vida, nuestras relaciones y nuestra convivencia con esa condición de hijos de Dios que con tanta belleza nos ha regalado Cristo. ¡Qué bien nos lo expresó el Papa Benedicto XVI cuando nos decía: «No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva» (DC 1)!
El nuestro es un tiempo para vivir y realizar una nueva forma de la caridad. Al renovar la Curia para el servicio de la Iglesia universal, el Papa Francisco ha creado el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral. Porque ante los retos actuales, no podemos vivir al margen de situaciones que afectan al desarrollo integral. Hemos de ver y actuar frente al desequilibrio ecológico que está haciendo inhabitables y enemigas del hombre bastas áreas de nuestra casa común. No podemos permanecer con los oídos y los ojos cerrados ante los problemas de la paz que hacen imposible la vida en algunas zonas de la tierra o amenazan relaciones entre personas de una misma nación o entre las naciones. No podemos asistir sin más al vilipendio de los derechos humanos fundamentales de tantas personas, como inmigrantes y refugiados, entre ellos muchos niños.
Deseo convocaros a todos a promover todas las dimensiones humanas, a poner todo al servicio del hombre creado por Dios a su imagen y semejanza, a comprometernos en la defensa del respeto a la vida de cada persona desde la concepción hasta la muerte. Pero permitidme dirigir mi voz de forma especial a vosotros, los jóvenes. Es posible hacer un mundo distinto, es posible convivir, es posible detectar las dimensiones reales del ser humano. No intento confundiros. No creáis que lo que hago es imponer, no. No confundamos lo que es una imposición con una propuesta de libertad y de vida que os quiero hacer desde la fe. Pues estoy convencido de que todos los hombres y mujeres de buena voluntad deseamos colaborar en interpretar y defender los valores radicados en la naturaleza misma del ser humano, haciendo de la caridad un servicio a la cultura, a la economía, a la política, a la familia… y, en definitiva, al ser humano.
Para lograr este desarrollo humano integral os hago tres propuestas:
1. Asumamos el compromiso de ser luz del mundo: muchos estáis abiertos a la luz de Cristo, pero hay otros que no. Precisamente por ello, tenemos el maravilloso y exigente cometido de ser su reflejo. Los padres de la Iglesia hablaban del mysterium lunae y, con esta imagen, nos decían que la Iglesia dependía de Cristo que es el Sol, del cual ella refleja su luz. Tengamos la valentía en este momento de la historia de abrirnos y exponernos a la luz de Cristo, convencidos de que esta luz atrae a todos los hombres, también a los que no creen.
2. Asumamos el compromiso de vivir en diálogo con el mundo: en una situación como la que vivimos, de un marcado pluralismo cultural, el diálogo es muy importante, y la Iglesia debe ir al diálogo con el mundo en el que le toca vivir. Como recordaba el beato Pablo VI, «la Iglesia debe ir hacia el diálogo con el mundo. La Iglesia se hace palabra; la Iglesia se hace mensaje; la Iglesia se hace coloquio». Con qué fuerza nos animaba a entrar en diálogo con todas las situaciones del hombre, después de hacer un recuerdo de san Juan XXIII: «Antes de convertirlo, más aún para convertirlo, el mundo necesita que nos acerquemos y le hablemos». Apropiémonos con todas nuestras fuerzas de esas palabras de Jesús que nos recuerda el Evangelio de san Juan: «No envió Dios a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él» (Jn 3, 17).
3. Asumamos el compromiso de vivir en diálogo con todo lo que es humano: ciertamente el diálogo no puede basarse en la indiferencia religiosa; los discípulos de Cristo tenemos el deber de desarrollarlo ofreciendo el pleno testimonio de la esperanza. Nuestro anuncio gozoso de Cristo es un don para todos y propone el mayor respeto a la libertad de cada uno. Nuestro diálogo tiene el encargo de, en nombre de Jesucristo, promover la unidad, el amor y la paz en el mundo. La geografía que debe tener el diálogo tiene esta orografía: a) Todo lo que es humano es objeto de diálogo; b) Los cristianos hemos de conversar con la mirada y la palabra de Cristo. La nuestra no es una mirada política, económica o de cualquier otro tipo, es la mirada de un Dios que quiere dar vida y da la vida por todos los hombres, y c) El diálogo no es una palabra abstracta, es abrir puertas, corazón y oídos a todas y cada una de las personas con las que nos encontremos por la vida. Es encuentro de hermanos dispuestos a superar egoísmos, a vivir en el respeto y construyendo libertad.
Con gran afecto, os bendice,
+Carlos, Card. Osoro

Arzobispo de Madrid

Cáritas ve «indecente» que su ayuda al desarrollo triplique al aumento previsto para 2018 por el Estado



Cáritas Española presentó este miércoles su memoria anual correspondiente al año 2016, donde se pone de manifiesto todo el trabajo que esta entidad eclesial ha realizado en nuestro territorio y fuera de él. De hecho, uno de los puntos en los que más énfasis se hizo fue el de la Cooperación al Desarrollo.
En este sentido, Cáritas no dejó de poner el foco en canalizar hacia los países del Sur los recursos necesarios para erradicar la pobreza y luchar contra el cambio climático, entre otras cosas. Fueron, en total, más de 1,7 millones de personas las atendidas en este ámbitos, una cifra que se mantiene más o menos estable desde el año 2007. Desde entonces, Cáritas Española ha puesto en marcha fuera de nuestras fronteras, en 45 países, un total de 500 proyectos con una inversión superior a los 150 millones de euros.
En este sentido, el secretario general de Cáritas, Sebastián Mora, lamentó que las ayudas del Estado no hayan seguido la misma línea. De hecho, calificó de «indecente» que en el proyecto de presupuestos la partida destinada a cooperación al desarrollo solo se plantee aumentarla en 11 millones de euros, tres veces menos de lo que dedicó Cáritas en 2016.
En nuestro país, Cáritas atendió a casi 1,8 millones de personas, lo que suman, con la ayuda al desarrollo, 3,5 millones y medio de personas beneficiadas por la entidad caritativa. En estas cifras se esconde una pequeña buena noticia: que fueron 200.000 personas menos las que necesitaron la atención de Cáritas. Para atender a este volumen de persona, la entidad contó con casi 85.000 voluntarios, lo que supone 14.220 más en los últimos cinco años, y 4.800 trabajadores contratados.
En cuanto a recursos invertidos, la cifra global asciende a 358 millones de euros, un incremento aproximado del 9 % respecto al año anterior, o lo que es lo mismo, 29,5 millones de euros. Fondos que se obtienen fundamentalmente de las aportaciones privadas, que suponen un 75,3 % del total, siendo la primera vez que se alcanza este porcentaje en 10 años. Además, los fondos privados crecieron 76 millones de euros en los últimos cinco años. Esto contrasta con el descenso de fondos públicos, que en el año 2016 fue del 2,5 %.
Por proyectos, el grueso de la financiación se la llevan los programas de Acogida y Asistencia y el de Empleo y Economía Social. En el primero, se dedicaron 80,3 millones de euros, lo que muestra la importancia que tienen en su conjunto las Cáritas parroquiales y diocesanas para garantizar los derechos más básicos de las personas. En el segundo, la inversión superó los 73 millones de euros y el resultado, que más de 16.500 personas encontraron un empleo y que hay una red de 49 entidades de economía social que ofrecieron un total de 1.445 personas.
En la presentación estuvo presente el obispo responsable de Cáritas y auxiliar de Santiago de Compostela, Jesús Fernández, que apeló a «la urgencia de redescubrir la dimensión comunitaria como punto de partida para superar nuestros intereses individuales, los comportamientos autorreferenciales y colaborar con el Señor en la construcción de un mundo donde la experiencia del amor de Dios nos permita, como sociedad, vivir la comunión y construir un modelo de convivencia más justo y fraterno».
F. Otero
Alfa y Omega

Irak: Enfrentamientos armados obligan a cristianos a huir otra vez de la Llanura de Nínive


Cientos de cristianos iraquíes que trataban de reconstruir sus vidas en la Llanura de Nínive tras la expulsión del Estado Islámico (ISIS), se vieron forzados a huir de nuevo de sus hogares ante los enfrentamientos entre la milicia kurda y el ejército iraquí.
Según informó el periódico iraquí Ankawa, en la tarde del 24 de octubre, ambos bandos se enfrentaron en las aldeas de Bakofa y Teleskuf, también llamada Tesqopa.
En Teleskuf estos ataques dejaron dos muertos y varios heridos, incluyendo niños.
Una fuente que desea permanecer anónima dijo a Fox News que en Teleskuf «un emisario del gobierno iraquí dijo a la gente de la aldea que tenían hasta el amanecer para evacuar» y que «el ejército iraquí y la milicia shiíta han dicho que desalojarán por la fuerza a los Peshmerga (milicia kurda) por la mañana».
Tras esta orden, unas mil familias cristianas se fueron. El diario Ankawa señaló que en Bakofa también huyeron cientos de cristianos.
La mayoría de los refugiados de estas dos localidades se dirigió a la ciudad de Alqosh, donde la Iglesia Católica Caldea abrió sus templos para albergarlos y algunos ciudadanos ofrecieron sus casas para recibirlos.
La organización de ayuda francesa SOS Chrétiens d´Orient, que realiza proyectos a favor de los cristianos en Irak, señaló que muchos de los que huyeron de Teleskuf habían regresado a sus hogares en los últimos meses luego de pasar tres años de exilio luego de que el ISIS invadiera la Llanura de Nínive.
Aunque los ciudadanos evacuaron la aldea durante la noche del 24 de octubre, hubo sacerdotes que decidieron quedarse allí. Uno de ellos, el P. Salar Kajo, dijo que «si la guerra llega de nuevo a la ciudad, no sé si las familias mantendrán la fe. Probablemente será el final».
Ante la incertidumbre y el dolor que produjo esta situación, varias páginas en Facebook, como This Is Christian Iraq (Este es el Irak cristiano) y SOS Chrétiens d´Orient, pidieron rezar para que Dios conceda la paz a la Llanura de Nínive y proteja la región de la destrucción.
El 25 de octubre el gobierno regional de Kurdistán emitió un comunicado donde anunció «un alto al fuego» a los enfrentamientos que se produjeron tras las tensiones ante el referéndum de independencia que celebraron para independizarse como nación.
«Los ataques y confrontaciones entre las fuerzas iraquíes y los peshmerga comenzaron el 16 de octubre de 2017, especialmente los enfrentamientos de hoy, han causado daños a ambas partes y podrían conducir a un continuo derramamiento de sangre, infligiendo dolor y malestar social entre los diferentes componentes de la sociedad iraquí», indicaron.
Por ello, además, de realizar «un alto al fuego y detener todas las operaciones militares en la región del Kurdistán», también se «congelarán los resultados del referéndum conducido en el Kurdistán iraquí» y «se abrirá un diálogo entre el Gobierno Regional de Kurdistán y el Gobierno Federal Iraquí».
Fox News señaló que tras ser liberada del ISIS en octubre de 2016, Teleskuf era considerada como «un modelo para la rehabilitación de las pequeñas aldeas» en la Llanura de Nínive y que el gobierno de Hungría había invertido unos dos millones de dólares para reconstruirla.
ACI/María Ximena Rondón

Papa Francisco: El Paraíso no es un cuento ni un jardín encantado, sino el abrazo con Dios


La nueva catequesis del Papa Francisco en la Audiencia General del miércoles trató sobre el Paraíso, un lugar que es «el abrazo con Dios» y donde ya no habrá preocupaciones. El mismo Pontífice anunció que es la última catequesis sobre la esperanza después de unos meses con este tema.
La catequesis comenzó recordando el momento de Jesús en la cruz. «Junto a él, a izquierda y derecha, hay dos hombres de mala fama». Uno de ellos es el buen ladrón, que reconoce su pecado. «Es la única vez que la palabra ‘paraíso’ aparece en los evangelios. Jesús se lo promete a un ‘pobre diablo’ que en la cruz ha tenido la valentía de dirigirle la más humilde de las peticiones: ‘acuérdate de mí cuando estés en tu Reino’».
«El buen ladrón nos recuerda nuestra verdadera condición ante Dios: que somos sus hijos, que Él tiene compasión por nosotros, que Él está desarmado cada vez que manifestamos la nostalgia de su amor».
El Pontífice recordó que «en las habitaciones de muchos hospitales, o en las celdas de las prisiones este milagro se repite innumerables veces: no hay persona, que haya causado el mal, al que le quede solo la desesperación y le sea prohibida la gracia».
«El paraíso no es un lugar de cuento y tampoco un jardín encantado. El paraíso es el abrazo con Dios, amor infinito, y entramos en él gracias a Jesús, que ha muerto en la cruz por nosotros». «Donde está Jesús, está la misericordia y la felicidad: sin Él hay frío y tinieblas», añadió.
Francisco dijo que cuando un cristiano se encuentra en la hora de la muerte, debe repetir a Jesús: ‘Acuérdate de mí’. «Y si no hubiese ninguno que se acordara de nosotros, Jesús está ahí, al nuestro lado».
«Quiere llevarnos al lugar más hermoso que existe. Nos quiere llevar allí con el poco o mucho bien que hemos hecho en nuestra vida, porque nada se pierde de aquello que ya había salvado».
Y «en la casa del Padre llevará también todo aquello que en nosotros tiene necesidad todavía de ser rescatado: las faltas y los errores de toda una vida. Y esta es la meta de nuestra existencia, que todo se cumpla y venga transformado en amor».
«Si creemos esto –continuó–, la muerte dejará de darnos miedo, y podemos también esperar partir desde aquí». Y en la muerte, «en ese instante, finalmente, no necesitaremos nada más, no veremos más las cosas de manera confusa. No lloraremos inútilmente, porque todo ha pasado».
En este enlace se puede leer el texto completo de la catequesis del Papa Francisco.
ACI/Álvaro de Juana

No he venido a traer paz, sino división





Lectura del santo Evangelio según san Lucas 12, 49-53

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«He venido a prender fuego a la tierra, ¡y cuánto deseo que ya esté ardiendo! Con un bautismo, tengo que ser bautizado, ¡y qué angustia sufro hasta que se cumpla!
¿Pensáis que he venido a traer a la tierra? No, sino división. Desde ahora estarán divididos cinco en una casa: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra».
Palabra del Señor.

El Papa en Santa Marta: hay que entrar en el misterio de Jesús


El centro del misterio de Jesucristo es que “me amó” y “se entregó a sí mismo” a la muerte, por mí. Lo recordó el Papa Francisco  en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta el cuarto martes de octubre. Y para entrar en este misterio sugirió meditar sobre la Pasión del Señor en el Vía Crucis. Está bien ir a Misa, rezar, ser buenos cristianos – dijo – pero la pregunta central es si hemos entrado en el misterio de Jesucristo.
El Santo Padre  comenzó su reflexión a partir de la Primera Lectura tomada de la Carta a los Romanos, en la que San Pablo usa contraposiciones – pecado, desobediencia; gracia, perdón – para tratar de “llevarnos a comprender algo”. Se siente “impotente” para explicar” lo que quiere decir.
Detrás de todo esto está la historia de la salvación. Y dado que no contaba con palabras suficientes para explicar a Cristo, Pablo “va más allá” – dijo Francisco – “nos arroja, para que caigamos en el misterio” de Cristo. Y añadió que estas contraposiciones son sólo pasos en el camino para sumergirnos en el misterio de Cristo, que no es fácil de entender, porque es “tan sobreabundante”, “tan generoso”, que no se puede comprender con argumentaciones porque éstas llevan hasta cierto punto. Mientras para entender “quién es Jesucristo para ti”, “para mí”, “para nosotros”, el Papa exhortó hundirnos en este misterio.
En otro pasaje, San Pablo mirando a Jesucristo dice: “Me amó y se entregó a sí mismo por mí”.  Y destacó que, difícilmente, se encuentra a alguien dispuesto a morir por una persona justa, pero sólo Jesucristo quiere dar la vida “por un pecador como yo”. Con estas palabras, San Pablo trata de hacernos entrar en el misterio de Cristo. No es fácil, “es una gracia”. No sólo los Santos canonizados lo entendieron, sino también tantos santos “escondidos en la vida cotidiana”, gente humilde que sólo pone su esperanza en el Señor. Y que entraron en el misterio de Jesucristo crucificado, “que es una locura”, dice Pablo, pero notando que si tuviera que vanagloriarse de algo, sólo podría vanagloriarse “de sus pecados y de Jesucristo crucificado”, no del estudio con Gamaliel en la sinagoga. “Otra contradicción”, ésta, que nos conduce al misterio de Jesús crucificado, “en diálogo con mis pecados”.
Francisco, evidenció asimismo que cuando vamos a Misa, sabemos que Él está en la Palabra, que Jesús viene, pero esto – advirtió el Papa – no es suficiente para poder entrar en el misterio:
“Entrar en el misterio de Jesucristo es algo más, es dejarse caer en aquel abismo de misericordia donde no hay palabras: sólo el abrazo del amor. El amor que lo condujo a la muerte por nosotros. Cuando nosotros vamos a confesarnos porque tenemos pecados – ‘sí, debo quitarme los pecados’, decimos; o ‘que Dios me perdone los pecados’ – decimos los pecados al confesor y estamos tranquilos y contentos. Si hacemos así, no hemos entrado en el misterio de Jesucristo. Si yo voy, voy a encontrar a Jesucristo, a entrar en el misterio de Jesucristo, a entrar en aquel abrazo de perdón del que habla Pablo; de aquella gratuidad del perdón.
A la pregunta acerca de “¿quién es Jesús para ti?”, se podría responder diciendo: “El Hijo de Dios”; se podría decir todo el Credo, todo el Catecismo, y es verdad, pero se llegaría a un punto en el que  no lograríamos explicar el centro del misterio de Jesucristo, aquel “me amó” y “se entregó a sí mismo por mí”. “Comprender el misterio de Jesucristo no es una cuestión de estudio” – advirtió el Papa – porque “a Jesucristo sólo se lo entiende por pura gracia”.
De ahí que el Obispo de Roma haya indicado un ejercicio de piedad que ayuda: el Vía Crucis, que consiste en caminar con Jesús en el momento en que nos da “el abrazo del perdón y de la paz”.
Es bello hacer el Vía Crucis. Hacerlo en casa, pensando en los momentos de la Pasión del Señor. También los grandes Santos aconsejaban siempre comenzar la vida espiritual con este encuentro con el misterio de Jesús Crucificado. Santa Teresa aconsejaba a sus monjas: para llegar a la oración de contemplación, la alta oración que ella tenía, comenzar con la meditación de la Pasión del Señor. La Cruz con CristoCristo en la Cruz. Comenzar y pensar. Y así tratar de comprender con el corazón que “me amó a mí y que se entregó por mí”, “se dio a sí mismo a la muerte por mí”.
El Papa Bergoglio reafirmó que en la Primera Lectura, San Pablo quiere llevarnos al abismo del misterio de Cristo:
“Yo soy un buen cristiano. Voy a Misa los domingos. Hago obras de misericordia. Rezo las oraciones. Educo bien a mis hijos. Esto está muy bien. Pero yo pregunto: “¿Tú haces todo esto, pero has entrado en el misterio de Jesucristo? ¿Aquello que tú no puedes controlar?... Pidamos a San Pablo, un verdadero testigo, uno que ha encontrado a Jesucristo y que se dejó encontrar por Él y que entró en el misterio de Jesucristo: pidámosle a él, a Pablo, que nos dé la gracia de entrar en el misterio de Jesucristo – que nos amó, que se entregó a sí mismo a la muerte por nosotros, que nos ha hecho justos ante Dios, que ha perdonado los pecados a todos, incluso las raíces del pecado – pidámosle entrar en el misterio del Señor”.
La invitación conclusiva del Obispo de Roma fue precisamente a mirar al Crucificado, “icono del mayor misterio de la creación, de todo”: “Cristo crucificado, centro de la historia, centro de mi vida”.
(María Fernanda Bernasconi).
(from Vatican Radio)

Papa: Donde está Jesús, está la misericordia y la felicidad

 
En su Audiencia General del cuarto miércoles de octubre el Santo Padre concluyó su serie de catequesis sobre la esperanza cristiana, centrándose en el paraíso, cual meta de nuestra esperanza.
Hablando en italiano, el Francisco explicó que precisamente “paraíso” es una de las últimas palabras que Jesús pronunció en la cruz al dirigirse al “buen ladrón”. Invitando a la audiencia a detenerse en esa escena, el Papa destacó que el Señor no estaba solo en la cruz, puesto que tanto a la derecha como a la izquierda había dos malhechores. Y agregó que es posible que al pasar ante las tres cruces izadas sobre el Gólgota, algunas personas hayan pensado que finalmente se hacía justicia.
Al recordar que junto a Jesús se encontraba un delincuente que había reconocido merecer aquel terrible suplicio, el Papa Bergoglio afirmó que lo llamamos “el buen ladrón”, en contraposición al otro puesto que dice: “Recibimos lo que nos hemos merecido por nuestras acciones”, tal como se lee en el Evangelio de San Lucas.
Refiriéndose a aquel viernes trágico y santo en el CalvarioFrancisco dijo que Jesús llega al punto máximo de su encarnación y de su solidaridad con nosotros que somos pecadores. Y también allí el Señor tiene la última cita con un pecador, para abrirle de par en par, también a él, las puertas de su Reino.
De hecho – prosiguió explicando el Santo Padre – es la única vez que la palabra “paraíso” aparece en los Evangelios. Y el Hijo de Dios lo promete a un “pobre diablo” que en el madero de la cruz tuvo el valor de dirigirle la más humilde de las peticiones: “Acuérdate de mí cuando entrarás en tu Reino”. Naturalmente el Papa destacó que no tenía obras de bien para hacer valer y, sin embargo, se encomienda a Jesús, reconociéndolo inocente, bueno y tan diverso de él. Por esta razón – dijo Francisco – fue suficiente aquella palabra de humilde arrepentimiento, para tocar el corazón de Jesús.
Por eso el “buen ladrón” nos recuerda nuestra verdadera condición ante Dios. La de ser sus hijos por quienes tiene compasión y a quien desarmaos cada vez que le manifestamos la nostalgia de su amor. Sí, como sucede en las tantas habitaciones de los hospitales o en las celdas de las cárceles. Se trata de un verdadero “milagro” que se repite constantemente puesto que no hay una sola persona, por más mal que haya vivido, que permanezca sola con su desesperación dado que a la gracia es para todos.
Después de destacar que ante Dios nos presentamos todos con las manos vacías, como aquel publicano de la parábola que se había detenido a rezar en el fondo del templo, el Papa Bergoglio afirmó que “cada vez que un hombre, haciendo el último examen de conciencia de su vida, descubre que sus faltas superan tanto las obras de bien, no debe desanimarse, sino encomendarse a la misericordia de Dios.
Por otra parte, debemos comprender que Dios es Padre y, como tal, espera hasta el último instante para que regresemos a Él, como el hijo pródigo que cuando comienza a confesar sus culpas, el padre le tapa la boca con un abrazo.
Del paraíso Francisco explicó que no es un lugar de fábula ni un jardín encantado; sino el abrazo con Dios, Amor infinito, en el que entramos gracias a Jesús, que murió en la cruz por nosotros.
Donde está Jesús, está la misericordia y la felicidad. Sin Él hay frío y tinieblas. En la hora de la muerte – dijo también el Papa Francisco – el cristiano repite a Jesús: “Acuérdate de mí”. Y si no hubiera nadie que se acordara de nosotros – añadió – Jesús estará allí, junto a nosotros. Si creemos esto – concluyó diciendo el Santo Padre – dejaremos de temer la muerte y podemos esperar también en partir de este mundo con serenidad y tanta confianza.
(María Fernanda Bernasconi - RV). 
(from Vatican Radio)