jueves, 19 de octubre de 2017

19 de octubre: san Pedro de Alcántara, presbítero

Extremadura hierve en deseos de conquista y evangelización del Nuevo Mundo. Es en toda España un tiempo de lumbreras, de santos, todo son grandezas y aires de contrarreforma. Pedro de Alcántara es un religioso franciscano, que introdujo en su orden reformas importantes organizando definitivamente a los franciscanos en España.
Nació en la Extremadura alta (España), en Alcántara, de familia noble, en 1494. Sus padres son don Pedro Garabito –un conocido jurisconsulto– y Doña María Villela de Sanabria.
Estudió gramática en su ciudad natal y a los 14 años fue a Salamanca para iniciar los estudios de filosofía. De descanso en Alcántara vio a dos franciscanos que caminaban descalzos y se fue tras ellos. Solo tenía 16 años. Tomó el hábito, en 1515, en el convento de Majarretes que pertenecía a la austerísima provincia franciscana de san Gabriel, junto a Valencia de Alcántara, cercano a la frontera portuguesa. Fue enviado a fundar un convento en Badajoz del que fue superior poco después.
Se ordenó sacerdote en 1524. Nombrado provincial en 1538 impulsó la renovación de su orden.
Tan aferrado está a vivir según los criterios de Dios que no se para a pensar si su proceder agrada al mundo, ni si se adapta a sus criterios; tampoco se queda en lo meramente prudente cuando se trata de asuntos del alma propia o ajena. Una de las facetas de su singular camino hacia Dios está basada en el total y absoluto sometimiento del «hermano» cuerpo.
Avasallador en la acción. Desde los 25 años que le hicieron superior por obediencia, no para. Es predicador, misionero, consejero, confesor, director de almas ignorantes y de sabios predicadores, atiende a nobles y a reyes, le consultan obispo y muestra preocupación por los niños.
El Papa Julio III le autorizó a fundar conventos reformados que se conocen como alcantarinos. En 1556 dio comienzo a su fundación propia en el convento de El Pedroso, extendiéndose por Galicia, Castilla, Valencia y más tarde China, Filipinas y América.
Se distinguió por la penitencia y austeridad consigo mismo, hasta extremos que hoy parecen increíbles. Fiel al espíritu de san Francisco que pone toda su afición en identificarse con Cristo crucificado, saca de la penitencia las fuerzas espirituales que necesita: Nunca miró a nadie a la cara. Durante cuarenta años dispuso tener hora y media al día de sueño, y eso, o sentado en el suelo, o en hueco donde no cabía ni estirado ni de pie, y con un leño como cabecera. Comía de tres en tres días legumbres o verduras con pan seco y negro; alguna etapa la pasó alimentándose solo después de ocho días. Penitencia corporal hasta la sangre, para domar al «hermano asno», como gustaba llamar a su cuerpo. Así no extraña que, por flaco, pareciera un muerto salido del sepulcro, ni que Teresa dijera que parecía estar hecho de raíces de árboles.
A pesar de esto, se distingue por la extremada cortesía, modales finos y dulzura con los demás. Muestra una extremada delicadeza y sensibilidad con los sufrimientos de los otros, en especial con sus frailes, a los que alguna vez alimentó de modo milagroso.
Desde el inicio de la conversación, los que trataron con él se sentían atraídos por su afabilidad. Su extrema pobreza no estaba reñida con la limpieza de ropa que él mismo lava, cose o remienda. Sabe cultivar la amistad y ser amable en el trato. Personajes contemporáneos suyos de primera línea gozaron de su compañía y recurrieron a él en sus problemas: Francisco de Borja, que llamaba su «paraíso» al convento de El Pedroso, Juan de Ribera, Carlos V y su hija Juana, que quisieron tomarlo por confesor, Teresa de Jesús, a quien aconseja y alienta en su reforma del carmelo y que le admiraba por su buen juicio y por su ascetismo; también los reyes de Portugal le veneraban y le ayudaron en sus empresas.
Estuvo dotado de una inteligencia fuera de lo común con memoria privilegiada que le facilitó dominar la Sagrada Escritura.
Como místico no le faltaron arrobos y ensimismamientos en la oración que llamaron éxtasis. Sus biógrafos no ocultan que más de una vez cruzó ríos andando sobre el agua, que curó enfermos de modo milagroso y que profetizó. Pero no fue fácil la fidelidad. Tentaciones fuertes carnales tuvo que resolver de modo expedito –muy adecuado a su concepción de la ascética– revolcándose desnudo en nieve o hielo y arrojándose sin ropa a zarzas y espinos.
Murió en el convento de Arenas el 18 de octubre de 1562. A partir de entonces, el pueblo se llamó Arenas de San Pedro.
En 1669 fue canonizado.
Su vida santa, plena de mortificación y penitencia, señala dónde está la fuerza para la santidad propia y para la de los demás. Por más que en la época actual sea considerada la mortificación y la penitencia como un tabú, como algo detestable de lo que hay que huir, o como práctica perteneciente a épocas pasadas, el estilo propio del Evangelio es para siempre camino imperecedero.
Cuando falta, solo queda la oscuridad por más que relumbren los artificios obsoletos de siempre con formas nuevas.
Archimadrid.org

Entusiasmo por la evangelización.


Durante estos años de pontificado, el Santo Padre, el Papa Francisco, ha mostrado en reiteradas ocasiones su deseo de llenar de ánimo el corazón de los cristianos a la hora de llevar a Cristo con alegría, generosidad, fortaleza. Sé valiente, la misión te espera es una frase tomada de sus discursos y va a servir este año como pauta para la Jornada Mundial de las Misiones, el Domund, que celebramos, Dios mediante, este domingo
Uno de los textos que más nos pueden hacer pensar es de la exhortación apostólica Evangelii gaudium: «Cuando más necesitamos un dinamismo misionero que lleve la sal y la luz al mundo, muchos laicos sienten el temor de que alguien les invite a realizar alguna tarea apostólica, y tratan de escapar de cualquier compromiso que les pueda quitar su tiempo libre […] Pero algo semejante sucede con los sacerdotes, que cuidan con obsesión su tiempo personal […] Algunos se resisten a probar hasta el fondo el gusto de la misión y quedan sumidos en una acedia paralizante» (EG 81).
El cristiano tiene que recuperar el entusiasmo por la evangelización, por llevar a Cristo al corazón de las personas que han perdido la fe, la esperanza, y quizás también el amor. Esta jornada mundial de oración por las misiones es una oportunidad que la Iglesia nos da para renovar en nosotros el compromiso de ser valientes y aceptar nuestra condición de discípulos-misioneros. Es una llamada a meditar si estamos respondiendo al Señor a ser sus testigos entre los nuestros.
Sin duda alguna, los jóvenes, nuestros jóvenes, son los que deben sentarse delante del Señor y preguntarle, sin tapujos, sin cobardías, sin excusas, qué es lo que Dios quiere de ellos. Porque hoy la misión está presente en nuestros pueblos y en los barrios de nuestras ciudades, pero también está presente, como lo ha estado siempre, en los pueblos y ciudades remotas donde Cristo no es conocido ni ha sido predicado, en los lugares donde la escasez de sacerdotes, personas de vida consagrada o incluso de laicos cristianos que viven con seriedad la fe, ha impedido una verdadera y profunda evangelización. Hoy, como en tiempos de san Francisco Javier, Dios necesita de jóvenes que escuchen la voz del Señor que los llama y la voz de la Iglesia que les dice: Sé valiente, la misión te espera.
No podemos dejar de plantearnos en serio la necesidad que el mundo nuestro, de hoy, tiene de Dios y la falta de medios para que Cristo sea llevado a los lugares donde todavía no ha llegado. Por eso la Iglesia, de la que somos parte todos, no descansa tranquila, no renuncia a seguir animando a los cristianos a ser valientes, enfrentarse con sus pobrezas y limitaciones y decidirse por ser luz, sal y levadura de esta tierra que Dios ha puesto en nuestras manos.
Ser valientes no es ser temerarios, es fiarse de Dios y saber que nunca hacemos las cosas por mero capricho personal o por una corazonada… lo hacemos con la conciencia de estar sirviendo a Jesús y a la Iglesia que son quienes nos envían.
En esta jornada pido a Dios que bendiga a la Iglesia española y a la diócesis de Madrid con muchas vocaciones misioneras; pero pido también que todos seamos generosos con nuestra oración, magnánimos con nuestros sacrificios y espléndidos con la ayuda económica con la que queremos colaborar entre todos con nuestros misioneros.
Que la patrona de Madrid, la Virgen María de la Almudena, Reina de la Evangelización, ayude a nuestros misioneros a ser fieles a la vocación recibida y a los demás a vivir con seriedad nuestro compromiso evangelizador. ¡Que ella nos bendiga a todos!
+ Carlos Card. Osoro Sierra
Arzobispo de Madrid

Dolor del Papa por ataque en Somalia que ha dejado al menos 315 muertos

El Papa Francisco expresó hoy su «dolor» por el ataque terrorista de hace unos días en Mogadiscio, capital de Somalia, que ha causado al menos 315 víctimas mortales, convirtiéndose así en el peor atentado de la historia del país.
Después de su catequesis en la audiencia general del miércoles y tras saludar a los peregrinos participantes en varias lenguas, el Papa expresó su cercanía a las víctimas, y afirmó que «este acto terrorista merece el más firme rechazo también porque ha ocurrido en una población que ya ha sido probada tantas veces».
«Rezo por los difuntos y por los heridos, muchos de ellos niños, por sus familiares y por todo el pueblo de Somalia», añadió. Por último, imploró «la conversión de los violentos» y animó «a todos los que, con enorme dificultad, trabajan por la paz en esa tierra maltratada».
El domingo 15 de octubre, un atentado con un camión bomba se registró en las afueras de un hotel de la ciudad. Según el gobierno somalí, habría sido perpetrado por los terroristas musulmanes de Al Shabab, vinculado a Al Qaeda.
ACI/Álvaro de Juana

COMENTARIO DEL PAPA FRANCISCO AL EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS (11,47-54)





Cuando un cristiano se convierte en discípulo de la ideología, ha perdido la fe y ya no es discípulo de Jesús. Y el único antídoto contra tal peligro es la oración.
“Ay de vosotros, que os habéis apoderado de la llave de la ciencia; vosotros no habéis entrado y a los que intentaban entrar se lo habéis impedido”. En esto podemos ver la imagen de una iglesia cerrada en la que la gente que pasa delante no puede entrar, y de donde el Señor que está dentro no puede salir. De aquí la referencia a esos cristianos que tienen en su mano la llave y se la llevan, no abren la puerta; o peor, se detienen en la puerta y no dejan entrar.

¿Pero cuál es la causa de todo ello? La falta de testimonio cristiano, que se presenta aún más grave si el cristiano en cuestión es un sacerdote, un obispo, un Papa. Por lo demás, Jesús es muy claro cuando dice: “Id, salid hasta los confines del mundo. Enseñad lo que yo he enseñado. Bautizad, id a las encrucijadas de los caminos y traed a todos dentro, buenos y malos”. Así dice Jesús. ¡Todos dentro!

En el cristiano que asume esta actitud de “llave en el bolsillo y puerta cerrada” existe todo un proceso espiritual y mental que lleva a que la fe pase por un alambique transformándola en ideología. Pero la ideología no convoca. En las ideologías no está Jesús. Jesús es ternura, amor, mansedumbre, y las ideologías, de cualquier sentido, son siempre rígidas. Se corre el riesgo de hacer al cristiano discípulo de esta actitud de pensamiento antes que discípulo de Jesús.

Por ello sigue siendo actual el reproche de Cristo: Vosotros os habéis llevado la llave del conocimiento, pues el conocimiento de Jesús se ha transformado en un conocimiento ideológico y también moralista, según el mismo comportamiento de los doctores de la ley que cerraban la puerta con tantas prescripciones. 

Hay al respecto otra advertencia de Cristo —contenida en el capítulo 23 del Evangelio de Mateo— contra escribas y fariseos que lían fardos pesados y se los cargan a la gente en los hombros. Es precisamente a causa de estas actitudes que se desencadena un proceso por el que la fe se convierte en ideología ¡y la ideología espanta! La ideología expulsa a la gente y aleja a la Iglesia de la gente.

Es una enfermedad grave ésta de los cristianos ideólogos; una enfermedad no nueva. Ya había hablado de ello el apóstol Juan en su primera carta, describiendo a los cristianos que pierden la fe y prefieren las ideologías: su actitud es hacerse rígidos, moralistas, “eticistas”, pero sin bondad. 

Entonces es necesario preguntarse qué provoca en el corazón de ese cristiano, de ese sacerdote, de ese obispo, o de ese Papa una actitud así. La respuesta es sencilla: Ese cristiano no reza. Y si no hay oración, se cierra la puerta. 

Así que la llave que abre la puerta a la fe es la oración. Porque cuando un cristiano no ora, su testimonio es soberbio. Y él mismo es un soberbio, es un orgulloso, es uno seguro de sí, no es humilde. Busca la propia promoción. En cambio, cuando un cristiano ora, no se aleja de la fe: habla con Jesús.

Pero el verbo “orar” no significa “decir oraciones”, porque también los doctores de la ley decían muchas oraciones, pero sólo para hacerse ver. En efecto, una cosa es orar y otra es decir oraciones. En este último caso se abandona la fe, transformándola precisamente en ideología moralista y sin Jesús.

Quienes oran como los doctores de la ley reaccionan de igual modo cuando un profeta o un buen cristiano les reprocha, utilizando el mismo método que se usó contra Jesús: “Al salir de allí los escribas y los fariseos empezaron a acosarlo implacablemente y a tirarle de la lengua con muchas preguntas capciosas, tendiéndole trampas para cazarle con alguna palabra de su boca”. Porque estos ideólogos son hostiles e insidiosos. ¡No son transparentes! 

Pidamos al Señor la gracia de no dejar nunca de orar para no perder la fe y de permanecer humildes a fin de no transformarse en personas cerradas que cierran el camino al Señor.

(De la homilía en la Misa Matutina en Santa Marta, 17 de octubre de 2013)

EVANGELIO DE HOY: CONTRA LOS FARISEOS







Lectura del santo evangelio según san Lucas (11,47-54):


En aquel tiempo, dijo el Señor: 

«¡Ay de vosotros, que edificáis mausoleos a los profetas, después que vuestros padres los mataron! Así sois testigos de lo que hicieron vuestros padres, y lo aprobáis; porque ellos los mataron, y vosotros les edificáis sepulcros. 

Por algo dijo la sabiduría de Dios: "Les enviaré profetas y apóstoles; a algunos los perseguirán y matarán"; y así, a esta generación se le pedirá cuenta de la sangre de los profetas derramada desde la creación del mundo; desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías, que pereció entre el altar y el santuario. 

Sí, os lo repito: se le pedirá cuenta a esta generación. ¡Ay de vosotros, maestros de la Ley, que os habéis quedado con la llave del saber; vosotros, que no habéis entrado y habéis cerrado el paso a los que intentaban entrar!»

Al salir de allí, los escribas y fariseos empezaron a acosarlo y a tirarle de la lengua con muchas preguntas capciosas, para cogerlo con sus propias palabras.

Palabra de Señor

EL PAPA EMÉRITO BENEDICTO ESTÁ BIEN





Queridos amigos, en los últimos días seguramente habrán oído o leído "noticias" sobre el "grave estado de salud" de nuestro querido Benedicto XVI. El director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Greg Burke, ha respondido a los rumores con esta foto de Benedicto XVI tomada esta tarde a las 17.00, hora de Roma. Nos alegramos de poder confirmarles a ustedes que nuestro querido Benedicto, aunque muy anciano, está bien.