sábado, 21 de mayo de 2011

Pérdida de nuestra paz interior

Señor, a veces perdemos nuestra paz interior por nuestro mal comportamiento, pero otras veces el comportamiento de nuestros semejantes es la causa . Y, nosotros no sabemos responder de la forma que tú deseas.

En el libro ibro "La paz interior", he leído lo siguiente:
"La inquietud ante cualquier mal que amenace o atente contra nuestra persona o contra nuestr prójimo es uno de los motivos más frecuentes de perder la paz interior.

La respuesta es el abandono en las manos de Dios, que nos libra de todo mal o que, si lo permite, nos da la fuerza para soportarlo y transformarlo en beneficio nuestro. He de hacer todo lo que se me ocurra para ayudar a mejorar a los demás, serena y tranquilamente, y dejar el resto en las manos del Señor, que sabrá sacar provecho de todo.

Pero muchas veces fallamos en estos casos. Debemos velar no por desear cosas buenas en sí mismas, sino también por quererlas de un modo bueno. Debemos asegurarnos de que es bueno nuestro modo de quererlas y buenas las disposiciones de nuestro corazón. Es decir, que nuestro querer debe seguir siendo sereno, pacífico, desprendido, abandonado en Dios. No debe ser un querer impaciente, demasiado precipitado, inquieto, irritable, etc.

En la vida espiritual suele ocurrir que nuestra actitud es defectuosa: ciertamente no somos de los que quieren cosas malas, contrarias a Dios; deseamos cosas buenas, en conformidad con la voluntad de Dios, pero todavía las queremos de un modo que no es “el modo de Dios”, es decir, el del Espíritu Santo, que es dulce, pacífico y paciente, sino a la manera humana: tenso, precipitado, y defraudado sino logra inmediatamente aquello hacia lo que tiende."

Señor, ayudános a  abandonarnos en Tí  y saber desear las cosas de una forma paciente, pacífica y dulce.
MEMM

ORACIÓN A NUESTRA MADRE LA VIRGEN MARÍA



Santisima Virgen, Madre de la Eucaristia, Madre de Jesús y Madre nuestra, Tú nos invitas a acercarnos a Jesús , a su Morada Eucarística y a adorarlo sin cesar , como tú lo adoras.

Que entendamos, Madre, que en cada hora de adoración Jesucristo nos sana,nos bendice,disipa las nubes de dolor y soledad y quita nuestra tristeza regalándonos paz y amor.

Acompáñanos y haz de nosotros esos adoradores que busca el Padre: en espíritu y verdad.

Ruega por nosotros Santa Madre de Dios. Amen
 
ISABEL