"No
vayas a pensar que por el hecho de que los ricos no paguen aquí sus
injusticias, están libres de pecado. Si fuera posible castigar con justicia a
los ricos, las cárceles estarían llenas de ellos." (San Juan Crisóstomo)
"Siempre que
posees algo superfluo, posees lo ajeno... Quizá ése a quien acoges es justo y
si él necesita pan, tú necesitas verdad, él necesita techo y tú el cielo, él
carece de dinero y tú de justicia.” (San Agustín)
Por tanto, si
tu enemigo tiene hambre, dale de comer, si tiene sed, dale de beber.
Actuando así harás que enrojezca de vergüenza.
San Pablo
La pobreza, el desprendimiento de todo lo que nos ata y
nos aleja de Dios, sea o no material, nos deja vacíos, para que Dios puede
entrar plenamente en nuestro corazón.
Teresa de Calcuta
En un mundo donde hay tantas riquezas,
tantos recursos para dar de comer a todos, es imposible entender qué haya
tantos niños que pasan hambre, tantos niños sin educación, tantos pobres. La
pobreza hoy es un grito”. Papa Francisco
Lo que da realmente valor definitivo a nuestra vida y
actuación en este mundo— dependerá de la actitud que haya tenido cada persona
frente a la hermana o hermano en necesidad. Pues la pregunta decisiva con la
que nos veremos confrontados al encontrarnos al final de la vida con Jesús
resucitado será: “¿Tuve hambre y me
disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me
acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la
cárcel, y vinisteis a verme?” (cf. Mt 25,35-36). Y esa pregunta será tan
decisiva para todo el mundo, creyente o no, porque según la presentación que de
Jesús nos hace Mateo, en toda persona que padece necesidad, lo sepamos o no,
allí está presente Jesús. Lo sepamos o no, el pobre, el necesitado, el
excluido, es el sacramento universal de Jesús en este mundo.