miércoles, 17 de junio de 2015

EL PAPA FRANCISCO DENUNCIA DE NUEVO LA SITUACIÓN DE LOS CRISTIANOS EN ORIENTE MEDIO: PARECE QUE LA VIDA DE MILES DE PERSONAS VALGA MENOS QUE EL PETRÓLEO

«En el drama de estos meses, parece que el mundo haya tenido un sobresalto de conciencia y haya abierto los ojos, dándose cuenta de la presencia milenaria de los cristianos en Oriente Medio. Se han multiplicado iniciativas de sensibilización y de ayuda para ellos y para todos los demás inocentes, golpeados injustamente por la violencia. 

Sin embargo, se debería cumplir un esfuerzo ulterior para eliminar los que aparecen como tácitos acuerdos, para los cuales, en la balanza de los intereses, la vida de miles y miles de familias – mujeres, hombres, niños, ancianos – parece pesar menos que el petróleo y las armas. Y, al tiempo que se proclama la paz y la justicia, se tolera que los traficantes de muerte actúen en esas tierras».

Papa Francisco, ayer al recibir a los participantes en la 88ª plenaria de la Reunión de las Obras para la Ayuda a las Iglesias Orientales -ROACO-.

Fuente: News.va

El arzobispo de Madrid denuncia que la recuperación económica "no ha llegado a los más pobres"

Osoro felicita a Manuela Carmena y disculpa a Rita Maestre

"No todo es legítimo en democracia", incide, pero pide "ponerlo en su lugar"
El arzobispo de Madrid y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE),Carlos Osoro, ha enviado una carta a la nueva alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, para felicitarla ante sus nuevos cometidos al frente del ayuntamiento de la capital española. Al tiempo, ha disculpado a la portavoz del Consistorio, Rita Maestre, imputada por haber irrumpido en la capilla de la Universidad Complutense de Somosaguas.
En una entrevista a Servimedia, Osoro concretó que, aunque no la conoce personalmente, le ha dedicado unas líneas tendiéndole la mano y mostrándole su cordialidad. "Es lo normal que sucede en una democracia, que haya cambios y que haya personas que se pongan a dirigir con responsabilidad lo que los ciudadanos quieren y se manifiestan", dijo.
El arzobispo, que se siente "pastor de todos", no sólo de los católicos y "no sólo de palabras, también con obras", prosiguió en esa línea de encuentro entre la Iglesia madrileña y los nuevos dirigentes, disculpando a la concejal de Ahora Madrid Rita Maestre, que irrumpió hace meses junto a otras feministas en la capilla de la Universidad Complutense en el campus de Somosaguas.
Aunque el prelado aseguró que "no todo es legítimo en democracia", pidió "ponerlo en su lugar, también las actuaciones de las personas". "Cualquier persona, si de verdad sabe quién está presente realmente en el Sagrario y en la Eucaristía, no haría esas cosas. Muchas veces hacemos muchas cosas porque no sabemos y no tenemos noticia de lo que acontece allí", excusó.

Asimismo, Carlos Osoro también se refirió al laicismo en el que se respaldan los nuevos mandatarios amparados en la marca Podemos para no participar en celebraciones religiosas, como ha ocurrido en algunos municipios españoles. "Un verdadero laicismo es aquel que no desecha a quien ha asumido como algo fundamentalmente en su vida la experiencia religiosa, sino que también la respeta y la acoge, aunque él a lo mejor no crea en lo que los demás puedan creer", dijo.
Finalmente, recordó que el 99% de los hombres y mujeres que viven en el planeta "creen en algo", y que, "por lo tanto esa dimensión de trascendencia religiosa tendrán que respetarla".

Carlos Osoro considera que hay "dos lecturas" en los datos sobre la recuperación económica que maneja el Gobierno y asegura que, por lo que percibe la Iglesia, esta recuperación "realmente no ha llegado a los más pobres".
En una entrevista con Servimedia, Osoro reconoció que, según los datos económicos, "existe y se está hablando de una recuperación", pero insistió en que "no ha llegado a los más pobres, pues esa recuperación falta".
"La Iglesia está muy presente en todos esos rincones humanos de nuestras diócesis de Madrid, como está en otros lugares y diócesis de España para acercarse a quienes más lo necesitan. Pero yo creo que no es contradictoria una cosa y otra", dijo en referencia a las expectativas del Ejecutivo en comparación con la realidad social.
El arzobispo también se refirió a la intención de la nueva alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, de luchar contra la pobreza infantil. "Todos queremos eliminar todo aquello que pone límites al desarrollo de la persona humana; y la pobreza es un límite terrible y del cual todos tenemos que sentirnos responsables", dijo.
En ese sentido, manifestó que "si alguien puede presentarse en España con una carta y unas credenciales de servicio a los pobres, creo sinceramente que es la Iglesia, porque Cáritas es la Iglesia y las órdenes religiosas que tienen comedores son la Iglesia de Jesucristo".
El vicepresidente del Episcopado también defendió que la Iglesia católica siempre intenta estar "muy cerca de aquellos que más lo necesitan", y sólo hay que ver las colas que hay demandando los servicios de Cáritas. "A la prueba me remito", aseveró.
Por eso, insistió en la necesidad de escuchar a quienes tienen "un observatorio distinto", porque están viendo "la realidad" desde los barrios y zonas "donde la pobreza todavía subsiste".
Para atajar esas desigualdades, el vicepresidente de los obispos españoles recordó que marcar la casilla de la Iglesia en la declaración del IRPF es "un derecho" de los contribuyentes y aseguró que "no es un privilegio" de la Iglesia católica.
De hecho, según la Memoria de la Iglesia presentada hace unos días, el dinero que procede de esa opción equivale prácticamente al que destina la institución a su labor asistencial.
Osoro sostuvo que incluso "los que no creen consideran que es un bien social la Iglesia en sí misma. Entrega caridad, comunión, adhesión a los que más lo necesitan, preocupación, y da luz mostrando todas aquellas situaciones en las que el ser humano necesita recuperación, porque la enfermedad de la humanidad es tener el corazón partido".
"Si no existiese la Iglesia habría que inventarla, porque es un bien social", concluyó.
Fuente: Religión Digital.

La muerte no tiene la última palabra, dijo el Papa en su catequesis

En su catequesis de la audiencia general – celebrada el tercer miércoles de junio en la Plaza de San Pedro y ante la presencia de varios miles de fieles y peregrinos procedentes de numerosos países – el Papa Francisco, prosiguió sus reflexiones sobre la familia y la vida real, centrándose, en esta ocasión, en el luto por la pérdida de alguno de sus miembros y que causa un dolor desgarrador.

Hablando en italiano el Santo Padre explicó que esta experiencia, que viven todas las familias, forma parte de la vida y, sin embargo, cuando toca los afectos familiares jamás nos parece natural. Así por ejemplo, para los padres, sobrevivir a los propios hijos es algo sumamente lacerante, que contradice la naturaleza elemental de las relaciones que dan sentido a la misma familia. Mientras una situación semejante padece el niño que se queda solo por la pérdida de uno de sus padres o de ambos.

En estos casos – afirmó el Papa Bergoglio  la muerte es como un agujero negro que se abre en la vida de las familias y representa una experiencia a la que no sabemos dar ninguna explicación. Es más, a veces se llega incluso a darle la culpa de esto a Dios.

Pero la muerte física – dijo también el Obispo de Roma – tiene algunos “cómplices” que son incluso peores, y que se llaman odio, envidia, soberbia, avaricia; en una palabra el pecado del mundo que trabaja para la muerte y la hace aún más dolorosa e injusta. “Pensemos – invitó el Papa – en la absurda normalidad con la que, en ciertos momentos y en ciertos lugares, los eventos que añaden horror a la muerte son provocados por el odio y por la indiferencia de otros seres humanos”. De ahí que Francisco haya pedido al Señor que nos libre de acostumbrarnos a esto.

Tras recordar que mediante la fe podemos consolarnos mutuamente sabiendo que el Señor ha vencido la muerte, citando un pasaje de Benedicto XVI a la hora del ángelus del 2 de noviembre de 2008, el Papa Francisco afirmó que esta fe nos protege de la visión nihilista de la muerte, como así también de las falsas consolaciones del mundo, de modo que la verdad cristiana “no corra el riesgo de mezclarse con mitologías de diverso tipo”, cediendo a los ritos de la superstición antigua o moderna.

Por esta razón afirmó el Papa que hoy es necesario que los Pastores y todos los cristianos expresen de modo más concreto el sentido de la fe ante la experiencia familiar del luto, sin negar el derecho al llanto.
(María Fernanda Bernasconi - RV).


Papa Francisco: Custodiemos el corazón del “rumor pagano”

Que el cristiano aprenda a custodiar el corazón de las “pasiones” y de los “rumores mundanos”, para estar atento y recibir en todo momento la gracia de Dios. Es la reflexión que hizo el Papa Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta.
Hay un “momento favorable” para recibir el don gratuito de la gracia de Dios y ese momento es “ahora”. El cristiano – dijo el Santo Padre – debe ser consciente de esto y, por lo tanto, tener el corazón preparado para recibir ese don, con un corazón libre “del rumor mundano” que, además, es el “rumor del diablo”.

Comprender el tiempo de Dios

Francisco se inspiró en las lecturas de la liturgia del día. De San Pablo destacó que subraya que “no hay que recibir en vano la gracia de Dios”, que se manifiesta – según afirma el Apóstol – “ahora”. Lo que significa – observó el Papa –  que “en cada tiempo el Señor nos vuelve a dar la gracia”, el “don que es gratuito”. De ahí que haya exhortado a recibirlo, estando atentos a lo que también indica Pablo cuando dice: “Por nuestra parte, a nadie damos motivo de escándalo”:

“Es el escándalo del cristiano que se dice cristiano, incluso que va a la iglesia, va los domingos a Misa, pero no vive como cristiano, vive como mundano o como pagano. Y cuando una persona es así, escandaliza. Cuántas veces hemos oído en nuestros barrios, en los negocios: ‘Mira, aquel o aquella, todos los domingos va a Misa y después hace esto, esto, esto, esto…’. Y la gente se escandaliza. Es lo que dice Paolo: ‘No recibir en vano’. ¿Y cómo debemos recibir? Ante todo es el ‘momento favorable’, dice. Nosotros debemos estar atentos para entender el tiempo de Dios, cuando Dios pasa por nuestro corazón”.

Un corazón libre de pasiones

Y el umbral de esta atención – explicó Francisco – el cristiano lo alcanza si se pone en condición de “custodiar el corazón”, “alejando todo rumor que no viene del Señor”, alejando, sugiere, las “cosas que nos quitan la paz”. Un corazón liberado de las “pasiones”, las que en el pasaje evangélico  – nota el Papa – Jesús sintetiza en el “ojo por ojo” volteando la perspectiva con el hecho de “poner la otra mejilla”:

“Estar libre de pasiones y tener un corazón humilde, un corazón dócil. El corazón es custodiado por la humildad, por la mansedumbre, jamás por las luchas, por las guerras. ¡No! Esto es el rumor: rumor mundano, rumor pagano o rumor del diablo. El corazón en paz. ‘No dar motivo de escándalo a nadie para que no sea criticado nuestro ministerio’, dice Pablo, pero también habla del ministerio del testimonio cristiano, para que no sea criticado”.

Sabios y benévolos

Custodiar el corazón para ser de Dios siempre, como dice San Pablo, “en las tribulaciones, en las necesidades, en las angustias, en las adversidades, en las prisiones, en los tumultos, en las fatigas, en las vigilias y en los ayunos”:
“Pero son cosas feas todas estas, ¿y yo debo custodiar mi corazón para recibir la gratuidad y el don de Dios? ¡Sí! ¿Y cómo lo hago? Prosigue Pablo: ‘Con pureza, con sabiduría, con magnanimidad, con benevolencia, con espíritu de santidad’. La humildad, la benevolencia, la paciencia, que sólo mira a Dios, y tiene el corazón abierto al Señor que pasa”.
(María Fernanda Bernasconi - RV).

Pequeñas semillas

Vivimos ahogados por las malas noticias. Emisoras de radio y televisión, noticiarios y reportajes descargan sobre nosotros una avalancha de noticias de odios, guerras, hambres y violencias, escándalos grandes y pequeños. Los «vendedores de sensacionalismo» no parecen encontrar otra cosa más notable en nuestro planeta.
La increíble velocidad con que se difunden las noticias nos deja aturdidos y desconcertados. ¿Qué puede hacer uno ante tanto sufrimiento? Cada vez estamos mejor informados del mal que asola a la humanidad entera, y cada vez nos sentimos más impotentes para afrontarlo.
La ciencia nos ha querido convencer de que los problemas se pueden resolver con más poder tecnológico, y nos ha lanzado a todos a una gigantesca organización y racionalización de la vida. Pero este poder organizado no está ya en manos de las personas sino en las estructuras. Se ha convertido en «un poder invisible» que se sitúa más allá del alcance de cada individuo.
Entonces, la tentación de inhibirnos es grande. ¿Qué puedo hacer yo para mejorar esta sociedad? ¿No son los dirigentes políticos y religiosos quienes han de promover los cambios que se necesitan para avanzar hacia una convivencia más digna, más humana y dichosa?
No es así. Hay en el evangelio una llamada dirigida a todos, y que consiste en sembrar pequeñas semillas de una nueva humanidad. Jesús no habla de cosas grandes. El reino de Dios es algo muy humilde y modesto en sus orígenes. Algo que puede pasar tan desapercibido como la semilla más pequeña, pero que está llamado a crecer y fructificar de manera insospechada.
Quizás necesitamos aprender de nuevo a valorar las cosas pequeñas y los pequeños gestos. No nos sentimos llamados a ser héroes ni mártires cada día, pero a todos se nos invita a vivir poniendo un poco de dignidad en cada rincón de nuestro pequeño mundo. Un gesto amistoso al que vive desconcertado, una sonrisa acogedora a quien está solo, una señal de cercanía a quien comienza a desesperar, un rayo de pequeña alegría en un corazón agobiado... no son cosas grandes. Son pequeñas semillas del reino de Dios que todos podemos sembrar en una sociedad complicada y triste, que ha olvidado el encanto de las cosas sencillas y buenas.

José Antonio Pagola

LA COSECHA

(Ez 17, 22-24; Sal 91; 2Co 5, 6-10; Mc 4, 26-34)
Siempre da alegría ir al campo para recoger el fruto del trabajo fatigoso que ha supuesto la siembra. El labrador mira el campo dorado de mieses, y aunque siempre espera mayor fruto, es el momento de cantar, pues el llanto se ha convertido en fiesta.
En los textos bíblicos que hoy nos propone la Liturgia de la Palabra, se puede observar cómo el dolor y la ofrenda están ligados al proceso de la fecundidad y del fruto: -«Arrancaré una rama del alto cedro y la plantaré. De sus ramas más altas arrancaré una tierna y la plantaré en la cima de un monte elevado; la plantaré en la montaña más alta de Israel, para que eche brotes y dé fruto y se haga un cedro noble” (Ez 17, 22-23).
A su vez, el Evangelio asegura que el fruto no depende totalmente de la voluntad del sembrador: «El reino de Dios se parece a un hombre que echa simiente en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo la cosecha ella sola” (Mc 4, 26-27).
De estos dos principios, del esfuerzo, a veces penoso, que supone disponer la tierra, cortar la rama e injertarla, y hacer la sementera, y del don gratuito de la recogida de los frutos, se deriva la esperanza y el gozo en el camino espiritual.
El proyecto de vida se parece al proceso de la semilla. De nosotros depende que seamos tierra buena, arada, descantada, abonada; pero del Creador depende el incremento y los frutos, y gracias a la misericordia divina, nos sorprendemos, tantas veces, con el resultado centuplicado comparado con nuestra ofrenda.
¡Cuántas veces el desgarro? que suponen la ofrenda y la siembra, tanto que hasta nos puede hacer pensar si será inútil, pasado el tiempo, produce el himno de alabanza y la experiencia de la generosidad de Dios!
Es bueno dejar actuar a Dios en el alma, que el Espíritu, en el silencio y la oscuridad de la noche elabore el fruto. Son horas inciertas, difíciles, porque la mente aventura la posibilidad de desgracia, de esterilidad y de pérdida del esfuerzo.
Se nos pide la confianza. Por nuestra parte, ser tierra profunda que guarde la semilla de la Palabra. Por parte del Espíritu, que fecunde nuestra esperanza, y nos permita el aliento de los frutos. El Consejo del Apóstol es oportuno: “Siempre tenemos confianza, aunque sabemos que, mientras sea el cuerpo nuestro domicilio, estamos desterrados lejos del Señor. Caminamos sin verlo, guiados por la fe” (2Co 5, 6).

Ángel Moreno de Buenafuente