martes, 9 de julio de 2013

La mies es abundante y los obreros pocos.

Jesús envía a setenta y dos discípulos a la gran mies que es el mundo, invitándoles a rezar para que el Señor de la mies, mande obreros a su mies; pero no les envía con medios potentes sino "como corderos en medio de lobos", sin bolsa ni cayado, ni sandalias. 

San Juan Crisóstomo, en una de sus homilías, comenta: "Siempre que seamos corderos, venceremos y aunque estemos rodeados de muchos lobos, conseguiremos superarlos. Pero si nos convertimos en lobos, seremos derrotados, porque nos faltará la ayuda del Pastor [...] 

Jesús envió a los "setenta y dos discípulos" y estos partieron con una sensación de miedo por el posible fracaso de su misión. 

También Lucas destaca el rechazo recibido en las ciudades en las que el Señor ha predicado y ha realizado signos prodigiosos. Pero los setenta y dos vuelven llenos de alegría, porque su misión ha tenido éxito; han constatado que, con la potencia de la palabra de Jesús, los males del hombre son vencidos, 

(Benedicto XVI, 26 de octubre y 7 de diciembre de 2011

También nosotros debemos evangelizar, en nuestras familias, en nuestro trabajo, en el mundo en que vivimos. Y debemos ir con humildad, practicando la caridad y las buenas obras, que vean en nosotros el amor del Padre. Y con la confianza puesta totalmente en el Señor.