En el año 2016 han sido asesinados en todo el mundo 28 agentes pastorales católicos. Por octavo año consecutivo, el número más alto se ha registrado en América, incrementándose dramáticamente el número de religiosas asesinadas, que este año son 9, más del doble en comparación con el año 2015.
Según la información recopilada por la Agencia Fides, durante el año 2016 han sido asesinados de forma violenta 14 sacerdotes, 9 religiosas, 1 seminarista y 4 laicos. En cuanto a la división continental, en América han sido asesinados 12 agentes de pastoral (9 sacerdotes y 3 religiosas); en África han perdido la vida 8 agentes de pastoral (3 sacerdotes, 2 religiosas, 1 seminarista y 2 laicos); en Asia han sido asesinados 7 agentes de pastoral (1 sacerdote, 4 religiosas y 2 laicos); en Europa ha sido asesinado 1 sacerdote.
Como viene sucediendo en los últimos años, la mayor parte de los agentes pastorales han sido asesinados como resultado de intentos de robo o hurto, y en algunos casos agredidos con ferocidad, una señal del clima de decadencia moral, de pobreza económica y cultural, que genera violencia y desprecio por la vida misma.
En estas situaciones, similares en todas las latitudes del mundo, los sacerdotes, las religiosas y los laicos asesinados formaban parte de esas personas que denuncian a gritos la injusticia, la discriminación, la corrupción, la pobreza, en el nombre del Evangelio. Por esta razón también ellos lo han pagado con dolor, como en el caso del sacerdote José Luis Sánchez Ruiz, de la diócesis de San Andres Tuxtla (Veracruz, México), secuestrado y luego liberado con «signos evidentes de tortura», según un comunicado de la diócesis. En los días anteriores al secuestro había recibido amenazas, sin duda por su dura crítica contra la corrupción y el crimen rampante (véase Fides 14/11/2016). Como ha señalado el Papa Francisco en la fiesta del primer mártir San Esteban, «el mundo odia a los cristianos por la misma razón que odiaba a Jesús porque Él trajo la luz de Dios y el mundo prefiere la oscuridad para ocultar sus malas obras» ( Ángelus 26.12.2016).
Todos ellos vivían en la vida cotidiana dando su testimonio: administrando los sacramentos, ayudando a los pobres y los marginados, cuidando de los huérfanos y de los drogadictos, siguiendo proyectos de desarrollo o simplemente tendiendo la mano a quienes pudiesen necesitarlo. Algunos fueron asesinados por las mismas personas a las que ayudaban. Es difícil que las investigaciones llevadas a cabo por las autoridades locales puedan conducir a la identificación de los autores o de los instigadores de estos homicidios o ha descubrir los motivos.
Genera gran preocupación la suerte de los agentes pastorales secuestrados o desaparecidos, de los cuales no se han recibido noticias desde hace tiempo.
La lista anual de Fides, que sin duda es incompleta, no se refiere sólo de los misioneros ad gentes en sentido estricto, sino a todos los agentes pastorales asesinados de forma violenta. No se utiliza el término «mártires», si no sólo en su sentido etimológico de «testigos» para no entrar en el juicio que la Iglesia podrá dar a algunos de ellos, y también por las pocas noticias que se consigue recoger sobre su vida y las circunstancias de la muerte.
A la lista provisional realizada anualmente por la Agencia Fides, siempre hay que añadir la larga lista de aquellos muchos, de los cuales tal vez nunca se tendrá noticia o de los que ni siquiera se sabrá el nombre, que en todos los rincones del planeta sufren y pagan con sus vidas, su fe en Jesucristo. El Papa Francisco nos recuerda a menudo que «hoy en día hay cristianos asesinados, torturados, encarcelados, sacrificados porque no reniegan a Jesucristo»… «los mártires de hoy son más numerosos que los de los primeros siglos».
Agencia Fides
Zenit