sábado, 22 de enero de 2011

SEGUIR A JESUCRISTO

"Caminando por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores, y les dice: «Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres.» Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron. Caminando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo arreglando sus redes; y los llamó. Y ellos al instante, dejando la barca y a su padre, le siguieron." ( Mt 4, 18-22) Jesús eligió primero a cuatro pescadores: Simón, Andrés, Santiago y Juan. Eligió a unos hombres buenos, trabajadores, humildes, sin estudios especiales y sin ninguna influencia en la sociedad. Y les dice: "venid conmigo". Y ellos aceptan la invitación, aceptan seguir a Jesús, aceptan un reto arriesgado, aceptan un nuevo oficio "ser pescadores de hombres".


Jesús también nos elige a nosotros. Nos elige porque nos quiere, no porque seamos más listos, no porque tengamos muchas habilidades, no porque seamos hijos de alguien importante. Se ha fijado en ti y en mí y Él sabrá por qué. Jesús te hace una pregunta muy concreta: ¿quieres seguirme? [...] ¿Quieres ser mi discípulo? [...] ¿Quieres ser mi ayudante en la construcción del Reino de Dios? Mira que hay mucho trabajo por hacer y te necesito. Necesito tu vitalidad, tu energía, tu sinceridad, tu imaginación, tu oración.... Jesús está esperando una respuesta. Sólo puede ser sí o no. Él conoce nuestras limitaciones, como también las tenían los apóstoles, pero sólo quiere que pongamos toda nuestra voluntad en marcha y que dejemos al Espíritu Santo capacitarnos. El Espíritu Santo es el que nos da las capacidades y suple nuestras limitaciones.


Simón, Andrés, Santiago y Juan no le pusieron excusas a Jesús. No dijeron es que ahora estoy arreglando estas redes que están rotas, luego voy, es que mañana tenemos una gran pesca, es que mi padre necesita ayudantes, es que estoy muy a gusto así y no quiero cambiar, es que... No le ponen ninguna excusa, ni siquiera le dijeron "me lo pienso y mañana te contesto". No, el evangelista dice: "al instante le siguieron".

REFLEXIONES SOBRE NUESTRO CRISTIANISMO

El Evangelio te pide amar a Dios sobre todas las cosas. "Bien. Sí. Sobre todas las cosas menos sobre mi juguete preferido". O sea, cristianismo con ketchup.

El Evangelio te pide tomar la cruz. "Bien, de acuerdo, pero pásame un buen cojín para el hombro, contrátame tres ayudantes fieles para que la carguen por mí, y que la cruz sea de la madera más ligera del mercado". O sea, cristianismo con azúcar.

El Evangelio te dice que los limpios de corazón son los que verán a Dios. "Bien pero no es para tanto, tranquilo, no hay que ser exagerado, si todo el mundo lo hace no tiene que estar tan mal". O sea, cristianismo con miel silvestre.

El Evangelio te pide amar a tu enemigo. "Sí. Estoy de acuerdo. Sólo a este desgraciado lo odiaré toda mi vida". O sea, cristianismo con mayonesa.

El Evangelio te pide perdonar setenta veces siete. "Bien pero a este no. Es que es un caso especial. Lo que me hizo es imperdonable". O sea, cristianismo con leche condensada.

El Evangelio te pide desapegarte de tus posesiones. "Sí. Lo que pasa es que estamos en el siglo del consumismo, y por lo mismo tengo que comprar y comprar, da igual si no lo necesito". O sea, cristianismo con tomate.

El Evangelio te invita a la oración. "Sí, es importante, pero no hay tiempo, ¿no ves que soy una persona muy ocupada? El tiempo libre debe ser más bien para un café, un cigarro, una fiesta". O sea, cristianismo con relleno sabor chocolate.

El Evangelio te pide interrumpir tu camino para curar al que está tirado en la calle. "Lo sé. Pero hoy en día es peligroso. No sabes lo que puede pasar. Igual le ayudas y luego no te agradece." Cristianismo con leche descremada y un poco de mermelada.

El Evangelio te pide fidelidad. "Bien pero uno debe tener sus propias ideas, yo comparto muchas cosas de las que dice Jesús, pero no estoy de acuerdo en algunos puntos de la moral." O sea, cristianismo con grageas multicolores.

El Evangelio te dice que estás de paso, que la vida es un soplo, que la aproveches minuto a minuto. "Sí, bien, pero tampoco hay que amargarse, hay que aprovechar la vida haciendo lo que a uno le gusta, no sabes lo bien que yo me llevo con la pereza." O sea, cristianismo con mostaza. ¡Cristianismo con mostaza por favor!

A su Evangelio,Cristo no le puso ketchup ni mayonesa ni tomate. Él no le agregó azúcar ni miel silvestre ni grageas multicolores. Él no lo cubrió con un relleno sabor chocolate ni mermelada. Él no le añadió leche condensada ni descremada. Cristo no neutralizó su Evangelio con mostaza.

El cristianismo se sirve solo. O se vive como es o no es cristianismo.

Fuente: Catholic.net