martes, 28 de octubre de 2014

El nuevo arzobispo de Madrid habla del “desafío de una espiritualidad misionera”

Monseñor Carlos Osoro, que tomó posesión de la archidiócesis de Madrid el pasado sábado 25 de octubre, mantuvo ayer lunes 27, un encuentro con periodistas en el que habló del “desafío de una espiritualidad misionera”, que nos ayude a vencer el “individualismo” y la “caída de fervor”. 

Para monseñor Osoro, “una iglesia particular que se encierra en sí misma no es la Iglesia de Cristo”, por eso, aunque todavía no conoce bien la situación de los misioneros madrileños, consideró “prioritaria” la tarea misionera, porque la Iglesia, “o es misionera, o no es la Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo”. 

El arzobispo de Madrid afirmó que “siempre” ha vivido como propio el mandato misionero de ir por el mundo y anunciar el Evangelio y realizó un recorrido por las diócesis en las que ha sido obispo, para testimoniarlo. Así, habló del compromiso de Orense con la diócesis de Portoviejo, en Ecuador, que calificó como “un bien para la Iglesia diocesana”; de Oviedo, con Benín, o de la presencia de misioneros de Valencia en América Latina, sobre todo en la zona minera de Chile. 

Monseñor Osoro comparte con el Papa Francisco la necesidad de una “Iglesia en salida”, pero argumentó que la salida a las periferias debe producirse siempre desde “el centro, que es Cristo”, porque “si se sale de otra manera, se hará mal”. El prelado habló de la necesidad de “llevar la alegría” del Evangelio, que es “la gran noticia para el hombre”, una noticia “liberadora y transformadora, con capacidad para hacernos salir de nosotros a los hombres y salir por los caminos de la historia”. 


Aunque reconoció que el hombre contemporáneo sufre lo que él llama la enfermedad de las tres “D” (el desdibujamiento, de la imagen de Dios, que es amor; el desencanto, de no encontrar razones para vivir; y la desorientación, porque vive como un vagabundo sin metas en lugar de como un peregrino), monseñor Osoro propone “métodos evangelizadores” que ayuden al hombre a descubrir el “diseño concreto” que Cristo ha hecho en él, pero que no son los métodos “de la condena, de derrotar al otro”. 

“El ser humano cambia cuando conoce a Jesús”, el que hoy es arzobispo de Madrid, lo descubrió siendo un joven universitario, entonces, el encuentro con Jesucristo, le cambió la vida.

Papa: gracias por poner ante Dios y la Iglesia el clamor silenciado de los pobres

El Papa Francisco agradeció a los participantes en el Encuentro Mundial de Movimientos Populares - celebrado en el Vaticano desde el 27 al 29 de octubre - «¡por haber aceptado esta invitación para debatir tantos graves problemas sociales que aquejan al mundo hoy, Ustedes que sufren en carne propia la desigualdad y la exclusión!»... «Porque el mundo se ha olvidado de Dios, que es Padre; se ha vuelto huérfano porque dejó a Dios de lado».

«Tierra, techo y trabajo. Es extraño pero si hablo de esto para algunos resulta que el Papa es comunista», destacó el Obispo de Roma, recordando que «el amor a los pobres está al centro del Evangelio» y la doctrina social de la Iglesia,  tras señalar que este encuentro con el Papa «no responde a una ideología», recordando que la palabra solidaridad, «que no cae bien», es «un modo de hacer la historia y eso hacen los movimientos populares».

«Jesús les diría hipócritas» a los que abordan «el escándalo de la pobreza promoviendo estrategias de contención que únicamente tranquilice y convierta a los pobres en seres domesticados e inofensivos», destacó también el Papa Bergoglio, añadiendo que es «triste ver cuando detrás de supuestas obras altruistas, se reduce al otro a la pasividad, se lo niega o peor, se esconden negocios y ambiciones personales». Y  «qué lindo es en cambio cuando vemos en movimiento a Pueblos, sobre todo, a sus miembros más pobres y a los jóvenes. Entonces sí se siente el viento de promesa que aviva la ilusión de un mundo mejor. Que ese viento se transforme en vendaval de esperanza».
Y con su agradecimiento también al Cardenal Turkson por su acogida, su trabajo y sus palabras, el Obispo de Roma señaló este martes que el «encuentro de Movimientos Populares es un gran signo: vinieron a poner en presencia de Dios, de la Iglesia, una realidad muchas veces silenciada. ¡Los pobres no sólo padecen la injusticia sino que también luchan contra ella! No se contentan con promesas ilusorias, excusas o coartadas. Tampoco están esperando de brazos cruzados la ayuda de ONGs, planes asistenciales o soluciones que nunca llegan… Ustedes sienten que los pobres ya no esperan y quieren ser protagonistas, se organizan, estudian, trabajan, reclaman y sobre todo practican esa solidaridad tan especial que existe entre los que sufren, entre los pobres y que nuestra civilización parece haber olvidado».

Tierra, Techo y Trabajo, sin olvidar la Paz y la Ecología, sobre la cual está preparando una Encíclica. El Papa Francisco se detuvo sobre cada uno de los  tres temas elegidos como consigna para este encuentro, que «responde a un anhelo muy concreto, algo que cualquier padre, cualquier madre quiere para sus hijos; un anhelo que debería estar al alcance de todos pero hoy vemos con tristeza cada vez más lejos de la mayoría».
«Digamos juntos desde el corazón ¡Ninguna familia sin vivienda! ¡Ningún campesino sin tierra! ¡Ningún trabajador sin derechos! ¡Ninguna persona sin la dignidad que da el trabajo!», exhortó el Papa, alentando a los queridos hermanos para que «sigan con su lucha, nos hace bien a todos». Y dejándoles de regalo y con su bendición unos rosarios que fabricaron artesanos, cartoneros y trabajadores de la economía popular de América Latina.
«Y en este acompañamiento – concluyó - rezo por Ustedes, rezo con Ustedes y quiero pedirle a nuestro Padre Dios que los acompañe y los bendiga, que los colme de su amor y los acompañe en el camino dándoles abundantemente esa fuerza que nos mantiene en pie: la esperanza que no defrauda».(CdM – RV)


Estar dentro de la Iglesia, no detenernos en la recepción, dijo el Papa

A la Iglesia “la hace Jesús”, que no ve el pecado del hombre sino su corazón, al que busca para curarlo. Fue la reflexión del Papa Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la Capilla de la Casa de Santa Marta.

El “trabajo” lo ha hecho Jesús hace dos mil años, cuando eligió a doce columnas para construir la Iglesia y poniéndose a sí mismo como “base” y “piedra angular”. Después, esa Iglesia abrió de par en par sus puertas a todos, sin distinción, porque a Cristo le interesa amar y curar los corazones, y no contar los pecados. El Papa Francisco reflexionó con el Evangelio del día, que relata el nacimiento de la Iglesia y la llamada de los Apóstoles, y con la Lectura de Pablo, que describe a la Iglesia como un edificio que crece “bien ordenado” sobre sus cimientos. En particular, el Obispo de Roma dirigió su atención a las acciones que marcan la fundación de la Iglesia. Jesús que se retira en oración. Después elige a los doce y, al mismo tiempo, acoge y cura a quien tan sólo trata de tocarlo:
“Jesús ora, Jesús llama, Jesús elige, Jesús envía a los discípulos, Jesús cura a la muchedumbre. En este templo, este Jesús que es la piedra angular hace todo este trabajo: es Él quien lleva adelante la Iglesia de este modo. Como decía Pablo, esta Iglesia está edificada sobre el fundamento de los Apóstoles. Este que Él ha elegido aquí: eligió a doce. Todos pecadores, todos. Judas no era el más pecador: no sé quién haya sido el más pecador… Judas, pobrecito, es aquel que se cerró al amor y por esto se convirtió en traidor. Pero todos escaparon en el momento difícil de la Pasión y dejaron solo a Jesús. Todos son pecadores. Pero Él los eligió”.


Jesús  – dijo también el Papa Francisco citando a San Pablo – nos quiere “dentro” de la Iglesia, y no como huéspedes o extranjeros, sino “con el derecho de un ciudadano”. E insiste en que en la Iglesia “no estamos de paso, estamos enraizados allí. Nuestra vida es allí”:

“Nosotros somos ciudadanos, conciudadanos de esta Iglesia. Si nosotros no entramos en este templo y formamos parte de esta construcción a fin de que el Espíritu Santo habite en nosotros, nosotros no estamos en la Iglesia. Nosotros estamos en la puerta y miramos: ‘Pero, qué bello… sí, esto es bello…’. Cristianos que no van más allá de la recepción de la Iglesia: sólo allí, en la puerta… ‘Pero sí, soy católico, sí, pero no demasiado… así…”.
Un modo de hacer esto, que no tiene sentido con respecto al amor y a la misericordia totales que Jesús tiene por cada persona. La demostración es la actitud de Cristo con Pedro. Incluso si la primera de las columnas traiciona a Jesús, el Señor responde perdonando y dejándolo en su lugar:
“A Jesús no le importó el pecado de Pedro: buscaba su corazón. Pero para encontrar este corazón y para curarlo. Jesús que reza y Jesús que cura, también por cada uno de nosotros. Nosotros no podemos comprender a la Iglesia sin este Jesús que reza y sin este Jesús que cura. Que el Espíritu Santo nos haga comprender, a todos nosotros, esta Iglesia que tiene la fuerza en la oración de Jesús por nosotros y que es capaz de curarnos. A todos nosotros”.

(María Fernanda Bernasconi - RV).

Francisco en la Academia Pontificia de las Ciencias subraya la responsabilidad del ser humano con la creación

El Santo Padre se ha desplazado esta mañana a la Casina Pío IV en el Vaticano, en ocasión de la Asamblea Plenaria de la Academia Pontificia de las Ciencias y la inauguración de un busto en honor a Benedicto XVI al que ha definido como un gran Papa. ''Grande por la fuerza y la penetración de su inteligencia, grande por su importante contribución a la teología, a su gran amor por la Iglesia y los seres humanos, grande por su virtud y religiosidad''. Asimismo el Papa ha recordado que Benedicto XVI fue el primero en invitar a un Presidente de esta Academia a participar al Sínodo sobre la nueva evangelización ''consciente de la importancia de la ciencia en la cultura moderna''.


 Francisco no ha querido entrar en el complejo tema que actualmente trata la Academia: ''La evolución del concepto de naturaleza''; sólo ha señalado ''que Dios y Cristo caminan con nosotros, y están presentes también en la naturaleza''. ''Cuando leemos en el Génesis el relato de la creación,-ha dicho- creemos imaginar que Dios es un mago, que con una varita mágica ha hecho todas las cosas. Pero no es así. Él ha creado a los seres y les ha dejado desarrollarse según las leyes internas que dio a cada uno, para que.. alcanzasen su propio desarrollo. Dio la autonomía a los seres del universo al mismo tiempo que les aseguraba su continua presencia, dando el ser a toda realidad. Y así la creación ha proseguido su marcha por siglos y siglos, milenios y milenios hasta que se ha convertido en lo que hoy conocemos; exactamente porque Dios no es un mago sino el Creador que da el ser a todas las cosas. 

El inicio del mundo no es obra del caos que debe a otro su origen, sino que se deriva directamente de un Principio supremo que crea por amor. El Big-Bang, que hoy se sitúa en el origen del mundo, no contradice la intervención de un creador divino, al contrario, la requiere. La evolución de la naturaleza no contrasta con la noción de creación, porque la evolución presupone la creación de los seres que evolucionan''.

''En cuanto al ser humano, -ha continuado-, hay un cambio y una novedad. Cuando, en el sexto día de la historia del Génesis, llega la creación del hombre, Dios da al ser humano otra autonomía, una autonomía diferente a la de la naturaleza, que es la libertad. Y dice al hombre que ponga nombre a todas las cosas y siga hacia delante en el curso de la historia. Le hace responsable de la creación, para que domine la creación, para que la desarrolle y así hasta el final de los tiempos. 


Por eso al científico, y sobre todo al científico cristiano corresponde la actitud de interrogarse sobre el futuro de la humanidad y de la tierra y, como ser libre y responsable, de contribuir a prepararlo, a defenderlo, y a eliminar los riesgos del medio ambiente, sean naturales que humanos. Pero, al mismo tiempo, el científico debe estar movido por la confianza en que la naturaleza esconda, en sus mecanismos evolutivos, potenciales que toca a la inteligencia y a la libertad descubrir y poner en práctica para llegar al desarrollo que está en el diseño del Creador. Entonces, por muy limitada que sea, la acción del hombre participa de la potencia de Dios y es capaz de construir un mundo apropiado para su doble vida corporal y espiritual; construir un mundo humano para todos los seres humanos y no para un grupo o clase de personas privilegiadas.

''Esta esperanza y confianza en Dios, Autor de la naturaleza, y en la capacidad del espíritu humano -ha concluido- pueden proporcionar al investigador una nueva energía y una serenidad profunda. Pero también es cierto que la acción del hombre, cuando su libertad se convierte en autonomía - que no es libertad, sino autonomía - destruye la creación y el hombre usurpa el lugar del Creador. Y este es el gran pecado contra Dios Creador''.