martes, 3 de diciembre de 2013

La Iglesia es alegre en la esperanza, el Papa el martes en Santa Marta


La Iglesia debe ser siempre alegre como Jesús. Lo afirmó el Papa Francisco en la Misa del martes en la Casa de Santa Marta. El Pontífice subrayó que la Iglesia está llamada a transmitir la alegría del Señor a sus hijos, una alegría que dona la verdadera paz.

Paz y alegría. El Papa Francisco desarrolló su homilía deteniéndose sobre este binomio. En la primera Lectura tomada del Libro de Isaías, observó, notamos el deseo de paz que todos albergamos. Una paz que, dice Isaías, nos llevará al Mesías. En el Evangelio, en cambio, “podemos percibir un poco el alma de Jesús, el corazón de Jesús: un corazón alegre”:

“Pensamos siempre en Jesús cuando predicaba, cuando sanaba, cuando caminaba, iba por las calles, también durante la Última Cena… Pero no estamos tan acostumbrados a pensar en Jesús sonriente, alegre. Jesús estaba lleno de alegría: lleno de alegría. En aquella intimidad con su Padre: ‘Exultó de alegría en el Espíritu Santo y alabó al Padre’. Es precisamente el misterio interno de Jesús, aquella relación con el Padre en el Espíritu. Es su alegría interna, su alegría interior que Él nos da”.

“Y esta alegría – observó – es la verdadera paz: no es una paz estática, quieta, tranquila”. No, “la paz cristiana es una paz alegre, porque nuestro Señor es alegre”. Y, también, es alegre “cuando habla del Padre: ama tanto al Padre que no puede hablar del Padre sin alegría”. Nuestro Dios, recalcó, “es alegre”. Y Jesús “ha querido que su esposa, la Iglesia, también fuese alegre”:

“No se puede pensar en una Iglesia sin alegría y la alegría de la Iglesia es justamente eso: anunciar el nombre de Jesús. Decir: ‘Él es el Señor. Mi esposo es el Señor. Es Dios. Él nos salva, Él camina con nosotros. Y aquella es la alegría de la Iglesia, que en esta alegría de esposa se convierte en madre. Pablo VI decía: la alegría de la Iglesia es precisamente evangelizar, ir adelante y hablar de su Esposo. Y también transmitir esta alegría a los hijos que ella hace nacer, que ella hace crecer”.

Y así, agregó, contemplamos que la paz de la que nos habla Isaías “es una paz que se mueve tanto, es una paz de alegría, una paz de alabanza”, una paz que podemos definir “ruidosa, en la alabanza, una paz fecunda en la maternidad de nuevos hijos”. Una paz, subrayó Francisco, “que viene justamente de la alegría de la alabanza a la Trinidad y de la evangelización, de ir a los pueblos a decir quién es Jesús”. “Paz y alegría”, ha resaltado el Pontífice. Y subrayó sobre aquello que dice Jesús, “una declaración dogmática”, cuando afirma: “Tú has decidido así, de revelarte no a los sabios sino a los pequeños”:

“También en las cosas tan serias, como ésta, Jesús es alegre, la Iglesia es alegre. Debe ser alegre. También en su viudez - porque la Iglesia tiene una parte de viuda que espera el regreso de su esposo - también en la viudez, la Iglesia es alegre en la esperanza. Que el Señor nos dé a todos esta alegría, esta alegría de Jesús, alabando al Padre en el Espíritu. Esta alegría de nuestra madre Iglesia en el evangelizar, en el anunciar a su Esposo”.


(Traducción del italiano: Raúl Cabrera- Radio Vaticano)

Toda la vida en un encuentro con Jesús. Papa Francisco

Ciudad del Vaticano, 1 diciembre 2013 (VIS).-La parroquia romana de San Cirilo Alejandrino, que cuenta con un gran número de inmigrantes, ha recibido esta tarde, a las 16,00. la visita del Papa que ha encontrado a los niños que este año recibirán la primera comunión, a los bautizados y a sus padres y a los enfermos. Francisco, antes de celebrar la santa misa, ha confesado a siete parroquianos y, en el curso de la celebración eucarística, ha administrado el sacramento de la confirmación a nueve niños. Es la segunda vez que en su pontificado el Santo Padre va una parroquia de la capital, la primera que lo recibió en el mes de mayo fue la de Santa Isabel y San Zacarías.

Nuestra vida es un camino que tenemos que recorrer para llegar al encuentro con Jesús. Lo más importante que le puede pasar a una persona es encontrarse con Jesús... que nos quiere, nos ha salvado y dio su vida por nosotros”, ha dicho el Papa, dirigiéndose sobre todo a los nuevos confirmados. “Podemos preguntarnos: ¿Pero cuando encontramos a Jesús? ¿Sólo al final?: ¡No!... Toda la vida es un encuentro con Jesús, cuando rezamos, cuando vamos a misa y cuando hacemos obras buenas; cuando visitamos a los enfermos y cuando ayudamos a un pobre; cuando pensamos en los demás, cuando no somos egoístas, cuando somos amables... En estas cosas encontramos siempre a Jesús. Y el camino de la vida es éste: caminar para encontrar a Jesús”.
Acordaos siempre: la vida es un camino. Un camino para encontrar a Jesús. Al final y siempre. Un camino donde no encontramos a Jesús no es un camino cristiano... “Pero alguno me dirá -ha improvisado Francisco- tu sabes que este camino para mi es difícil, porque soy un pecador, he cometido tantos pecados... ¿cómo puedo encontrar a Jesús?. ¿Sabéis que las personas que Jesús buscaba eran sobre todo pecadores? Y ésto es lo que reprochaba la gente, las personas que se creían justas. Decían: éste no es un verdadero profeta ¡fíjate que compañía lleva! Estaba con los pecadores. Y El decía: Yo he venido para los que necesitan salud, para los que necesitan ser curados; y Jesús nos cura los pecados. Y en el camino... todos somos pecadores. E incluso cuando nos equivocamos...Jesús sale al encuentro y nos perdona. Y ese perdón que recibimos en la confesión es también un encuentro con Jesús; lo encontramos siempre”.
Y caminemos así por la vida, como dice el profeta, hasta el monte, hasta el día del encuentro definitivo. ..Esta es la vida cristiana: caminar, ir adelante, unidos, como hermanos, queriéndonos unos a otros. Sed valientes, no tengáis miedo. La vida es este camino”, ha concluido el Papa, que una vez acaba la misa, ha departido con algunos grupos de fieles para volver al Vaticano poco antes de las ocho de la tarde.