Un
cristiano siempre debe custodiar en sí la “memoria” de su primer encuentro con
Cristo y la “esperanza” en Él, que lo impulsa a ir adelante en la vida con el
“coraje” de la fe. Lo afirmó el Papa Francisco en su homilía de la Misa
matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta.
No
ama verdaderamente quien no recuerda “los días del primer amor”. Y un cristiano
sin memoria de su primer encuentro con Jesús es una persona vacía,
espiritualmente inerte, come sólo saben ser los “tibios”.
Cristianos
tibios, un fracaso.
La
frase inicial de la Carta a los Hebreos, en la que el autor invita a llamar “a
la memoria aquellos primeros días”, aquellos en los que han recibido – dice –
“la luz de Cristo”, orientó la reflexión del Papa Francisco. En especial “el
día del encuentro con Jesús” – observó el Pontífice – jamás debe olvidarse
porque es el día de “una alegría grande”, de “unas ganas de hacer cosas
grandes”. Y junto a la memoria – pidió – jamás perder el “coraje de
los primeros tiempos” y el “entusiasmo”, la “franqueza” que nacen del recuerdo
del primer amor:
“La
memoria es muy importante para recordar la gracia recibida, porque si nosotros
perdemos este entusiasmo que viene de la memoria del primer amor, este
entusiasmo que viene del primer amor, llega ese peligro tan grande para los
cristianos: la tibieza. Los cristianos ‘tibios’, ¡eh! Pero están allí,
detenidos, y sí, son cristianos, pero han perdido la memoria del primer amor. Y
sí, han perdido el entusiasmo. También han perdido la paciencia, ese ‘tolerar’
las cosas de la vida con el espíritu del amor de Jesús; ese ‘tolerar’, ese
‘cargar sobre los hombros’ las dificultades… Los cristianos tibios, pobrecitos,
son un grave peligro”.
Atención
al mal que llama
Al
pensar en los cristianos tibios, el Papa Bergoglio refiere dos imágenes tan
incisivas cuanto desagradables. La evocada por Pedro, del “perro que vuelve a
su vómito”, y la otra de Jesús, para quien hay personas que al decidir seguir
el Evangelio sí han echado de ellas al demonio, pero cuando éste vuelve con
fuerza le abren la puerta sin estar en guardia y así el demonio “toma posesión
de aquella casa” inicialmente limpia y bella. Que es como decir, volver al
“vómito” de aquel mal en un primer tiempo rechazado. Viceversa, afirmó
Francisco:
“El
cristiano tiene estos dos parámetros: la memoria y la esperanza. Llamar a la
memoria para no perder aquella experiencia tan bella del primer amor, que
alimenta la esperanza. Tantas veces la esperanza es oscura, pero va adelante.
Cree, va, porque sabe que la esperanza no decepciona, para encontrar a Jesús.
Estos dos parámetros son precisamente el marco en el que podemos custodiar esta
salvación de los justos que viene del Señor”.
Memoria
y esperanza es igual a fe
Una salvación – afirmó el
Papa citando un pasaje del Evangelio – que debe ser protegida “para que
la pequeña semilla de mostaza crezca y dé su fruto”:
“Causan
pena, hacen mal al corazón tantos cristianos – ¡tantos cristianos! – a mitad de
camino, tantos cristianos fracasados en este camino hacia el encuentro con
Jesús, partiendo del encuentro con Jesús. Este camino en el que han perdido la
memoria del primer amor y no tienen esperanza”.
“Pidamos
al Señor – fue la oración conclusiva del Santo Padre en esta homilía –
la gracia de custodiar el regalo, el don de la salvación”.
(María Fernanda Bernasconi -
RV).