En este tiempo todas las miradas de los fieles católicos se dirigen a Roma, la sede del sucesor del Apóstol San Pedro.
Después que Simón Pedro confesó su fe en Jesús: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo", Jesús le dijo: "¡Bienaventurado eres tú, Simón, hijo de Jonás, porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Ahora yo te digo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrocará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y, lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos" (Mt 16, 16-19)
Como en otros textos bíblicos el cambio de nombre indica la encomienda de una tarea o de una misión. Jesús cambia a Simón este nombre por el de "Pedro", que traduce del arameo Kefas y quiere decir "Roca". De este modo señala la construcción de una casa o templo, de una nueva comunidad, en la que Pedro, discípulo de Jesús, va a tener un papel fundamental. Este papel se describe con la expresión "atar y desatar" y la imagen de "las llaves".
El Papa Benedicto XVI ha sido el sucesor de Pedro en Roma. Él mismo ha declarado públicamente su renuncia. Es tiempo de orar por él, por su sucesor y por toda la Iglesia.
Elías Yanes
Arzobispo Emérito de Zaragoza