miércoles, 7 de octubre de 2015

Cuando la tristeza se transforma en alegría


Para comprender la tristeza que se transforma en alegría – dijo el Papa – Jesús toma el ejemplo de la mujer que da a luz: “Es verdad, en el parto la mujer sufre tanto, pero después, cuando el niño está con ella, se olvida”. Lo que queda, por tanto, es “la alegría de Jesús, una alegría purificada”. Esa es “la alegría que queda”. 
Una alegría – reconoció Francisco – “escondida en algunos momentos de la vida, que no se siente en los momentos feos, pero que viene después: una alegría en la esperanza”. Éste, por tanto, “es el mensaje de la Iglesia de hoy: ¡no tener miedo!”:

“Ser valeroso en el sufrimiento y pensar que después viene el Señor, después viene la alegría, después de la oscuridad sale el sol
Que el Señor nos de a todos nosotros esta alegría en la esperanza. Y el signo de que nosotros tenemos esta alegría en esperanza es la paz. Cuántos enfermos, que están en el final de la vida, con los dolores, tienen esa paz en el alma… Ésta es la semilla de la alegría, ésta es la alegría en la esperanza, la paz. ‘¿Tú tienes paz en el alma en el momento de la oscuridad, en el momento de las dificultades, en el momento de las persecuciones, cuando todos se alegran por tu mal? ¿Tienes paz? Si tienes paz, tú tienes la semilla de aquella alegría que vendrá después’. Que el Señor nos haga comprender estas cosas”.

«CONVIENE MEDITAR LOS MISTERIOS DE SALVACIÓN»

De los sermones de san Bernardo, abad: 


La Palabra se hizo carne y ha acampado ya entre nosotros; ha acampado, ciertamente, por la fe en nuestros corazones, ha acampado en nuestra memoria, ha acampado en nuestro pensamiento y desciende hasta la misma imaginación. 

En efecto, ¿qué idea de Dios hubiera podido antes formarse el hombre, que no fuese un ídolo fabricado por su corazón? Era incomprensible e inaccesible, invisible y superior a todo pensamiento humano; pero ahora ha querido ser comprendido, visto, accesible a nuestra inteligencia.

¿De qué modo?, te preguntarás. Pues yaciendo en un pesebre, reposando en el regazo virginal, predicando en la montaña, pasando la noche en oración; o bien pendiente de la cruz, en la lividez de la muerte, libre entre los muertos y dominando sobre el poder de la muerte, como también resucitando al tercer día y mostrando a los apóstoles la marca de los clavos, como signo de victoria, y subiendo finalmente, ante la mirada de ellos, hasta lo más íntimo de los cielos.

¿Hay algo de esto que no sea objeto de una verdadera, piadosa y santa meditación? Cuando medito en cualquiera de estas cosas, mi pensamiento va hasta Dios y, a través de todas ellas, llego hasta mi Dios. 

A esta meditación la llamo sabiduría, y para mí la prudencia consiste en ir saboreando en la memoria la dulzura que la vara sacerdotal infundió tan abundantemente en estos frutos, dulzura de la que María disfruta con toda plenitud en el cielo y la derrama abundantemente sobre nosotros.

(Sermón sobre el acueducto: Opera omnia, edición cisterciense, 5 [1968], 282-283)

Fuente: News.va

La familia es una red que libera de las aguas del abandono, el Papa en su catequesis

Al celebrar la audiencia general del primer miércoles de octubre en la Plaza de San Pedro y ante miles de fieles y peregrinos de numerosos países, el Papa Francisco prosiguió su catequesis semanal sobre la familia, centrándose, en esta ocasión, en el “espíritu familiar”.

Al recordar los trabajos del Sínodo de los Obispos sobre “la vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo”, Francisco – hablando en italiano –  destacó que la familia que camina en la senda del Señor resulta fundamental en el testimonio del amor de Dios, razón por la cual merece toda la dedicación de la que la Iglesia es capaz.

El Santo Padre afirmó que el Sínodo está llamado a interpretar esta solicitud y atención de la Iglesia, por lo que invitó a acompañar el desarrollo sinodal de modo especial con la oración. Y explicó que en este período las catequesis serán reflexiones inspiradas en algunos aspectos de la relación indisoluble entre la Iglesia y la familia, con el horizonte abierto al bien de la entera comunidad humana.

El Papa Bergoglio afirmó asimismo que “los hombres y mujeres de hoy necesitan una inyección de espíritu de familia”, y destacó que ante el débil reconocimiento y apoyo a la persona en las diversas relaciones sociales, la familia abre una perspectiva más humana, que permite establecer vínculos de fidelidad, sinceridad, cooperación y confianza.

Además, el Obispo de Roma dijo que la familia ofrece a la sociedad una perspectiva mucho más humana, puesto que abre los ojos de la mirada y los demás sentidos de sus hijos sobre la vida representando una visión de la relación humana basada en la libre alianza del amor. De ahí que la familia – dijo el Papa  –además de promover relaciones de fidelidad, sinceridad, cooperación y respecto, anime a proyectar un mundo habitable y a creer en las relaciones de confianza, incluso en condiciones difíciles enseñando a honrar la palabra dada, y el respecto a cada individuo, compartiendo los límites personales y de los demás.

El Santo Padre también destacó que a la familia no se le da su debido peso, reconocimiento y apoyo en la organización política y económica de la sociedad contemporánea hasta el extremo de no generar más aprendizaje…

De ahí que el Papa haya afirmado que la Iglesia individua el sentido histórico de su misión con respecto a la familia y del auténtico espíritu familiar y comparó a las familias como las redes más importantes para la misión de Pedro y de la Iglesia. No una red que aprisiona, sino que libera de las aguas malas del abandono y de la indiferencia, que ahogan a muchos seres humanos en el mar de la soledad y de la indiferencia.

Y concluyó esta catequesis manifestando su esperanza de que el entusiasmo de los Padres Sinodales, animados por el Espíritu Santo, fomente el impulso de una Iglesia que abandona sus viejas redes y se pone a pescar confiando en la Palabra de su Señor.


(María Fernanda Bernasconi - RV).

Cáritas española advierte de que tener trabajo no garantiza salir de la pobreza

 Cáritas española puede presumir, aunque no lo haya hecho en la presentación de su Memoria 2014, de una hoja de servicios presidente, Rafael del Rio. Porque, a su juicio, "Cáritas, que es la Iglesia, llega a donde no llega nadie en el servicio a los últimos. Y sin competir con nadie".

Y es que, siguiendo la estela del Papa Francisco, la Iglesia española quiere ser, como reza el título de su reciente documento, "servidora de lo pobres". Y, por eso, el obispo responsable de Cáritas, Atilano Rodríguez, comenzó su intervención, en la rueda de prensa, pidiendo disculpas. "Pedimos disculpas por no haber sabido estar a la altura de las circunstancias y prometemos seguir trabajando al servicio de los más pobres".

Una dedicación completa y a fondo perdido. Porque, según el obispo de Sigüenza-Guadalajara, "la caridad de la Iglesia no puede reducirse a determinados momentos y a determinados aspectos". Entre otras cosas, porque "el campo de la pobreza se dilata y surgen nuevas pobrezas, como la soledad, los ancianos, la trata de mujeres, los emigrantes, los refugiados y aquellos que pierden el sentido de Dios y de la vida".


De ahí que el prelado pida que tanto Cáritas como la Iglesia "sigan abriendo el corazón a los más pobres" e insta a la colaboración necesaria para conseguirlo. Primero, la colaboración, ya en ciernes entre las diversas instituciones eclesiales de solidaridad, como Confer, Conferencia episcopal, la Compañía de Jesús o Justicia y Paz. Después, la ineludible colaboración con todas las instancias sociales y políticas. Porque la mies de los pobres es cada vez más abundante, y los obreros pocos.

Perdónanos nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden

«La quinta petición implora para nuestras ofensas la misericordia de Dios, la cual no puede penetrar en nuestro corazón si no hemos sabido perdonar a nuestros enemigos, a ejemplo y con la ayuda de Cristo.» (2862)

«En esta nueva petición, nos volvemos a él, como el hijo pródigo (Lucas 15,11-32) y nos reconocemos pecadores ante él como el publicano (Lucas 18,13). Nuestra petición empieza con una “confesión” en la que afirmamos al mismo tiempo nuestra miseria y su Misericordia. Nuestra esperanza es firme porque, en su Hijo, “tenemos la redención, la remisión de nuestros pecados” (Colosenses 1,14; Efesios 1,7).» (2839)

«Ahora bien, este desbordamiento de misericordia no puede penetrar en nuestro corazón mientras no hayamos perdonado a los que nos han ofendido. El Amor, como el Cuerpo de Cristo, es indivisible; no podemos amar a Dios a quien no vemos, si no amamos al hermano, a la hermana a quien vemos (cf 1 in 4, 20). Al negarse a perdonar a nuestros hermanos y hermanas, el corazón se cierra, su dureza lo hace impermeable al amor misericordioso del Padre; en la confesión del propio pecado, el corazón se abre a su gracia.» (2840)


«Perdónanos: por tu inefable misericordia, por la virtud de la pasión de tu amado Hijo y por los méritos e intercesión de la beatísima Virgen y de todos tus elegidos. Así como nosotros y lo que no perdonamos plenamente, haz tú, Señor, que ple namente lo perdonemos, para que por ti amemos de verdad a los enemigos y en favor de ellos intercedamos devotamente ante ti, no devolviendo a nadie mal por mal, y para que procuremos ser en ti útiles en todo.» (San Francisco de Asís)

Señor, enseñanos a orar.


Evangelio según San Lucas 11,1-4. 
Un día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: "Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos". 


El les dijo entonces: "Cuando oren, digan: 


Padre, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino; danos cada día nuestro pan cotidiano; perdona nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a aquellos que nos ofenden; y no nos dejes caer en la tentación".