lunes, 1 de diciembre de 2014

SEÑOR, NO SOY DIGNO DE QUE ENTRES EN MI CASA


Evangelio según San Mateo 8,5-11.


Al entrar en Cafarnaún, se le acercó un centurión, rogándole: "Señor, mi sirviente está en casa enfermo de parálisis y sufre terriblemente".



Jesús le dijo: "Yo mismo iré a curarlo".



Pero el centurión respondió: "Señor, no soy digno de que entres en mi casa; basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará.

Porque cuando yo, que no soy más que un oficial subalterno, digo a uno de los soldados que están a mis órdenes: 'Ve', él va, y a otro: 'Ven', él viene; y cuando digo a mi sirviente: 'Tienes que hacer esto', él lo hace".

Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que lo seguían: "Les aseguro que no he encontrado a nadie en Israel que tenga tanta fe.

Por eso les digo que muchos vendrán de Oriente y de Occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob, en el Reino de los Cielos".

News.va

Primer domingo de Adviento

Juan Pablo II, Angelus, 1 de diciembre de 2002

Amadísimos hermanos y hermanas: Comienza hoy, con el primer domingo de Adviento, un nuevo Año litúrgico. El Dios de la alianza se reveló en la historia, y en la historia la Iglesia celebra su misterio de salvación: la encarnación, la pasión, la muerte y la resurrección del Señor Jesucristo. Así, el camino de los creyentes se renueva continuamente, en tensión entre el "ya" realizado por Cristo y el "todavía no" de su manifestación plena
.
Dios es el futuro del hombre y del mundo. Si pierde el sentido de Dios, la humanidad se cierra al futuro y pierde inevitablemente la perspectiva de su peregrinación en el tiempo. ¿Por qué nacer?, ¿por qué morir?, ¿por qué sacrificarse?, ¿por qué sufrir?

El cristianismo ofrece a estos interrogantes una respuesta satisfactoria. Por eso Cristo es la esperanza de la humanidad. Él es el sentido verdadero de nuestro presente, porque es nuestro futuro seguro.

El Adviento nos recuerda que vino, pero también que vendrá. Y la vida de los creyentes es espera continua y vigilante de su venida. 
De: News.va

VAMOS ALEGRES A LA CASA DEL SEÑOR


Del Salmo 121:

Vamos alegres a la casa del Señor
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.


Vamos alegres a la casa del Señor

Allá suben las tribus, las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David.


Vamos alegres a la casa del Señor

Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios.»


Vamos alegres a la casa del Señor

Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo».
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.


Vamos alegres a la casa del Señor

LA VERDADERA NAVIDAD