viernes, 27 de noviembre de 2015

"El Papa nos hace vivir con la mirada puesta en los últimos y sabiendo que podemos hacer mucho por ellos"

Carlos Osoro: "Francisco no se conforma con que denunciemos las situaciones; el Papa busca cambiar las cosas"

El Papa Francisco ha iniciado un viaje apostólico a África para llevar la Buena Noticia, la que engendra encuentro y no división, paz y no guerra, amor y no odio. Va como el Buen Pastor de la parábola del Evangelio: a buscar a quienes olvidaron que se construye dando vida o que hay muchos hermanos en aquel continente que sufren.
El Papa nos hace vivir con la mirada puesta en los últimos y sabiendo que podemos hacer mucho por ellos. Estos días, durante el viaje del Santo Padre, estemos con él acompañándolo en la oración y en la responsabilidad de hacerles llegar nuestra ayuda, para que todos vivan con la dignidad que Dios mismo les dio y que se manifestó plenamente en Jesucristo. Devolvámosles lo que les pertenece; no consintamos que se robe la dignidad de ningún ser humano.
Francisco visitará tres países: Kenia, Uganda y la República Centroafricana. Quiere llevar a estas tierras, que padecen el maltrato de la pobreza y de la guerra, el mensaje del Evangelio; y mostrará que, lo que el Señor pidió a los primeros discípulos, «id y anunciad el Evangelio», lo sigue haciendo hoy Pedro en su persona. Va a dar rostro a Nuestro Señor Jesucristo, llevando y acercando la alegría del Evangelio, que es transformadora de los corazones de los hombres porque les devuelve la esperanza y los fortalece con la fuerza del amor mismo de Dios.
Con este viaje, el Papa desea decirles que no están solos. Y, al mismo tiempo, invita a toda la humanidad a viajar con él África desde el corazón y, a aquellos que pueden, a que hagan todo lo que esté de su parte «para que haya paz y prosperidad en esos países», como pedía el domingo pasado en el rezo del Ángelus.
La audacia evangelizadora del Papa le lleva a decir que el mensaje de Jesús es este: la misericordia. Mensaje que va a proclamar en aquel «paisaje humano», pero que nos da a contemplar a todos. Va a estas tierras, por una parte, para que quienes allí viven sientan la cercanía de Cristo a través del Sucesor de Pedro, a quien encomendó el cuidado de la Iglesia y de todos los hombres.
 Por otra parte, va para hacernos caer en la cuenta de que hemos de ayudar a quienes más padecen. Por eso, encomendémonos a la misericordia de Dios. No es fácil porque es un abismo incomprensible. Pero hay que hacerlo, a Él le gusta que le contemos lo que nos pasa. ¿Por qué no le abrimos el corazón mientras acompañamos con la oración al Papa Francisco? Es bueno que le digamos lo que dejamos de hacer o hacemos mal, que, entre otras cosas, es lo que provoca la pobreza, la guerra, la miseria o el hambre.
Y no tengamos miedo. Reconociendo que hemos tenido cerrada la vida a nuestros propios intereses, dejemos que Jesucristo nos bese, nos abrace y nos diga: «tampoco yo te condeno, anda y en adelante no peques más», es decir, no te olvides de tu hermano, de los que más sufren. Él nunca se cansa de darnos su perdón y rehabilitarnos para hacer el bien; lo que ocurre es que, como nos recuerda Francisco, muy a menudo,somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón.
Con su ejemplo, el Santo Padre nos regala la actitud de Jesús, que conmueve: sus palabras son de amor, de misericordia, e invitan a la conversión; nos muestra el rostro de un Dios que siempre tiene paciencia. No tengamos miedo a acoger la ternura de Dios, a ser custodios de la misma. Esta ternura nos lleva a ocuparnos los unos de los otros, a preocuparnos por todos, especialmente por los más frágiles. Así nos lo pidió y nos lo enseñó el Señor: nos confió la custodia del hombre.
Estoy convencido de que, en este viaje, el mensaje más fuerte para todos los hombres va a ser precisamente que custodiemos con la ternura de Dios a los que encontramos por el camino de la historia y de la vida, especialmente a los más rotos y tirados, a los desahuciados y descartados. Nos dirá que no nos quedemos solo en ver, sino que también actuemos con la fuerza, la gracia y el amor de Jesús y que este amor llegue a quienes viven en Kenia, Uganda y República Centroafricana.


Carlos Osoro

¿Qué camino elegís?, ¿dejarte vencer por las dificultades o vencer los desafíos?, el Papa a los jóvenes en Kenia

 El problema del tribalismo; la corrupción; cómo puede ser padre Dios si hay tantas tragedias; como ayudar a los jóvenes que no tienen el cariño de la familia; como evitar el reclutamiento de seres queridos; fueron temas tratados por Francisco en el encuentro con los jóvenes en el Estadio de Kasarani en Nairobi. jesuita Guillermo Ortiz -RV

La oración: "Un hombre, una mujer, pierde lo mejor de su ser humano cuando se olvida de rezar, porque se siente omnipotente, porque no siente necesidad de pedir ayuda delante de tantas tragedias".

Los jóvenes tienen que elegir: "Ustedes quieren superar los desafíos o dejarse vencer los desafíos. O son como aquellos que ya vendieron la victoria a los otros y se pusieron la plata en el bolsillo". "Si ustedes no dialogan y no se escuchan entre ustedes siempre existirá el tribalismo que es como una polilla que roe la sociedad".

La corrupción: "No solo en la política, en todas las instituciones, incluso en el Vaticano hay casos de corrupción. La corrupción es algo que se nos mete adentro. Es como el azúcar, es dulce, nos gusta, es fácil y después terminamos mal y terminamos diabéticos o nuestro país termina diabéticos. Cada vez que aceptamos una coima y la metemos en el bolsillo destruimos nuestro corazón, destruimos nuestra personalidad y destruimos nuestra patria. Por favor no le tomen el gusto a esa azúcar que se llama corrupción".

Dios Padre y las tragedias: "¿Cómo puedo ver la mano de Dios en una tragedia de la vida? Hay una sola respuesta que no es respuesta, es un camino: mira al Hijo de Dios. Dios lo entregó para salvarnos a todos. Dios mismo se hizo tragedia. Dios mismo se dejó destruir en la cruz. Y cuando estés que no entendes algo cuando se te viene el mundo encima mirá la cruz. Ahí está el fracaso de Dios, la destrucción de Dios pero ahí está un desafío a nuestra fe, la esperanza porque la historia no termino en ese fracaso sino en el resurrección que nos renovó a todos".

"Uso de los medios de comunicación: El primer medio de comunicación es la palabra, el gesto, la sonrisa, es la cercanía, el primer gesto de comunicación es buscar la amistad. Si ustedes hablan bien entre ustedes, se sonríen, se acercan como hermanos. Si ustedes están cerca uno de otros aunque san de diversas tribus y si ustedes se acercan al que necesitan, al anciano, al abandonado, al enfermo que nadie visita, esos gestos de comunicación son más contagiosos que cualquier red de comunicación".

"Problemas de los jóvenes: Si un joven no tiene trabajo qué futuro le espera y ahí entra la idea de dejarse reclutar. Si un joven no tiene posibilidades de educación incluso de emergencia, de pequeños oficios, que puede hacer, ahí está el peligro es un peligro social que está más allá de nosotros incluso más allá del país, porque depende de un sistema internacional que es injusto, que tiene al centro de la economía no a la persona sino al Dios dinero. Qué puedo hacer para ayudarlo o hacerlo volver. Primero rezar por él, rezar fuerte, Dios es más fuerte que todo reclutamiento. Y después hablarle con cariño, con simpatía, con amor y con paciencia, invitarlo a ver un partido de futbol, invitarlo a pasear, invitarlo a estar juntos en el grupo. No dejarlo solo".

Las «tres T»: tierra, techo y trabajo. No es filantropía, es una obligación de todos, el Papa en el campo de Kangemi


Una voz de denuncia se elevó desde el campo de Kangemi, uno de los barrios más pobres de Kenia, para que sea escuchada por el mundo entero. En la capital de este país, más del 60% de los habitantes, viven en estos barrios pobres. Así, dirigiendo sus palabras a los hermanos y hermanas que “tienen un lugar preferencial” en la vida y opciones del pontífice, el Papa Bergoglio reflexionó sobre la sabiduría de los barrios populares: «Ustedes son capaces de tejer lazos de pertenencia y de convivencia que convierten el hacinamiento en una experiencia comunitaria donde se rompen las paredes del yo y se superan las barreras del egoísmo» (ibíd, 149), les dijo.

Reivindicando los valores que se practican en los barrios populares, “valores que no cotizan en Bolsa” y “que no tienen precio de mercado”, destacó que este reconocimiento “no implica el desconocimiento de la atroz injusticia de la marginación urbana”, heridas que “son provocadas por minorías que concentran el poder, la riqueza y derrocan con egoísmo”, mientras “crecientes mayorías deben refugiarse en periferias abandonadas, contaminadas, y descartadas”.

Haciendo referencia a al acaparamiento de las tierras por parte de los “desarrolladores privados”, recordó que “Dios ha dado la tierra a todo el género humano para que ella sustente a todos sus habitantes sin excluir a nadie ni privilegiar a ninguno”, y subrayó el problema de la falta de acceso a las infraestructuras y servicios básicos, y aquel del agua potable, al cual hizo referencia como “una deuda social con los pobres” porque es “negarles el derecho a la vidaradicado en su dignidad inalienable”.

En un contexto de indiferencia y hostilidad que se agrava cuando la violencia se generaliza y las organizaciones criminales, al servicio de intereses económicos o políticos, utilizan a niños y jóvenes como «carne de cañón» para sus negocios ensangrentados, la voz del Sucesor de Pedro se elevó para proponer, una vez más, una respetuosa integración urbana. “Ni erradicación, ni paternalismo, ni indiferencia, ni mera contención.  Necesitamos ciudades integradas y para todos – dijo. Necesitamos superar la mera proclamación de derechos que en la práctica no se respetan, concretar acciones sistemáticas que mejoren el hábitat popular y planificar nuevas urbanizaciones de calidad para albergar a las futuras generaciones”.
Finalmente un llamamiento a todos los cristianos para que renueven el impulso misionero, tomen la iniciativa frente a las injusticias, y se involucren con los problemas de los vecinos, acompañándolos en sus luchas, cuidando  los frutos de su trabajo comunitario y celebrando juntos cada pequeña o gran victoria.
«Los pobres son los destinatarios privilegiados del Evangelio» reiteró con las palabras de su amado predecesor, Benedicto XVI.

(GM – RV)

Cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 21, 29-33
En aquel tiempo, expuso Jesús una parábola a sus discípulos:
-«Fijaos en la higuera o en cualquier árbol: cuando echan brotes, os basta verlos para saber que el verano está cerca. Pues, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios. Os aseguro que antes que pase esta generación todo eso se cumplirá. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán.»
Palabra del Señor.