viernes, 26 de septiembre de 2014

POR DELANTE DE NOSOTROS. JOSÉ ANTONIO PAGOLA

Mt 21, 28-32


Un día Jesús pronunció estas duras palabras contra los dirigentes religiosos de su pueblo:“Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del reino de Dios”. Hace unos años pude comprobar que la afirmación de Jesús no es una exageración.

Un grupo de prostitutas de diferentes países, acompañadas por algunas Hermanas Oblatas, reflexionaron sobre Jesús con la ayuda del libro Jesús. Aproximación histórica. Todavía me conmueve la fuerza y el atractivo que tiene Jesús para estas mujeres de alma sencilla y corazón bueno. Rescato algunos de sus testimonios.

- “Me sentía sucia, vacía y poca cosa, todo el mundo me usaba. Ahora me siento con ganas de seguir viviendo porque Dios sabe mucho de mi sufrimiento...

 Dios está dentro de mí. Dios está dentro de mí. Dios está dentro de mí. ¡Este Jesús me entiende!...”.

- “Ahora, cuando llego a casa después del trabajo, me lavo con agua muy caliente para arrancar de mi piel la suciedad y después le rezo a este Jesús porque él sí me entiende y sabe mucho de mi sufrimiento... Jesús, quiero cambiar de vida, guíame porque tú solo conoces mi futuro...”

- “Yo pido a Jesús todo el día que me aparte de este modo de vida. Siempre que me ocurre algo, yo le llamo y él me ayuda. Él está cerca de mí, es maravilloso... Él me lleva en sus manos, él me carga, siento la presencia de él...”

- “En la madrugada es cuando más hablo con él. Él me escucha mejor porque en este horario la gente duerme. Él está aquí, no duerme. Él siempre está aquí. A puerta cerrada, me arrodillo y le pido que merezca su ayuda, que me perdone, que yo lucharé por él...
- “Un día yo estaba apoyada en la plaza y dije: Oh, Dios mío, ¿será que yo solo sirvo para esto? ¿Solo para la prostitución?... Entonces es el momento en que más sentí a Dios cargándome, ¿entendiste?, transformándome. Fue en aquel momento. Tanto que yo no me olvido. ¿Entendiste?...”

- “Yo ahora hablo con Jesús y le digo: aquí estoy, acompáñame. Tú viste lo que le sucedió a mi compañera (se refiere a una compañera asesinada en un hotel). Te ruego por ella y pido que nada malo suceda a mis compañeras, Yo no hablo, pero pido por ellas pues ellas son personas como yo...”

- “Estoy furiosa, triste, dolida, rechazada, nadie me quiere, no sé a quién culpar, o sería mejor odiar a la gente y a mí, o al mundo. Fíjate, desde que era niña yo creí en Ti y has permitido que esto me pasara... Te doy otra oportunidad para protegerme ahora. Bien, yo te perdono, pero por favor no me dejes de nuevo...”


José Antonio Pagola

TÚ ERES EL MESÍAS DE DIOS



Evangelio según San Lucas 9,18-22.

Un día en que Jesús oraba a solas y sus discípulos estaban con él, les preguntó: "¿Quién dice la gente que soy yo?".

Ellos le respondieron: "Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los antiguos profetas que ha resucitado".
"Pero ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy yo?". 

Pedro, tomando la palabra, respondió: "Tú eres el Mesías de Dios".
Y él les ordenó terminantemente que no lo dijeran a nadie.

"El Hijo del hombre, les dijo, debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día". 

También como Herodes, queremos ver a Jesús. Comentario del Evangelio por San Pedro Crisólogo


Lectura del santo Evangelio según San Lucas 9, 7-9.

En aquel tiempo, el virrey Herodes se enteró de lo que pasaba y no sabía a qué atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado, otros que había aparecido Elías, y otros que había vuelto a la vida uno de los antiguos profetas. Herodes se decía: "A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es éste de quien oigo semejantes cosas?". Y tenía ganas de verlo.

Comentario del Evangelio por San Pedro Crisólogo 

El amor no consiente no ver al que ama. ¿No es cierto que todos los santos han tenido por cosa insignificante, sea lo que fuere que consiguieran, si no podían ver a Dios? [...] Por eso Moisés se atreve a decir: “Si he hallado gracia ante ti, muéstrame tu rostro” (Ex 33,13). Y el salmista: “Muéstrame tu rostro” (Sal 79,4). ¿No es por esta misma razón que los paganos se hacen ídolos? En el seno mismo del error, con sus propios ojos ven al que adoran.

Dios conocía el tormento que sufren los mortales por el deseo de verle. Lo que él ha escogido para mostrarse era grande en la tierra y no es menor en el cielo. Porque eso que, sobre la tierra, Dios ha hecho semejante a él, no podía quedar sin ser honorado en el cielo: “Hagamos, dice, al hombre a nuestra imagen y semejanza” (Gn 1,26) […] Que nadie, pues, piense que Dios se ha equivocado al venir a los hombres por medio un hombre: Se ha hecho carne entre nosotros para ser visto por nosotros.

"No a los cristianos vanidosos, son como una bola de jabón", el Papa

Cuidémonos de la vanidad que nos aleja de la verdad y nos hace parecer como una burbuja de jabón. Lo dijo el Papa Francisco en la misa de la mañana de este jueves en la Casa Santa Marta. El Pontífice, basándose en el pasaje del libro de Eclesiastés en la primera lectura, señaló que, aun cuando lo hacen bien, los cristianos deben evitar la tentación de aparentar, de “hacerse ver".

Si tú, "no tienes algo consistente, también tú pasarás como todas las cosas”. 

Papa Francisco tomó el ejemplo del libro de Eclesiastés para detenerse sobre la vanidad. Una tentación, señaló, que existe no sólo para los paganos, sino también para los cristianos, para "la gente de fe." Jesús, recordó el Papa, "regañó mucho" a los que se jactaban. Para los doctores de la ley, añadió, decía que no deben "pasearse por las plazas" con "ropa de lujo" como "príncipes". Cuando tu rezas, ponía en guardia el Señor: "Por favor, no te hagas ver, no reces porque te vean”, “ora en secreto, entra en tu cuarto”

Lo mismo, dijo el Papa, se debe hacer cuando ayudas a los pobres: "No toques trompeta, hazlo a escondidas”. “El Padre lo ve, es suficiente".«Pero el vanidoso: ‘pero mira, yo doy este cheque para las obras de la Iglesia’ y hace ver el cheque; luego estafa por otra parte a la Iglesia. Es lo que hace el vanidoso: vive para aparentar. ‘Cuando ayunes – les dice el Señor a éstos – por favor no te hagas el melancólico, el triste, para que todos se den cuenta. Haz penitencia con alegría, para que nadie se dé cuenta. Y la vanidad es así: es para aparentar, vivir para hacerse ver.»"Los cristianos que viven así - continuó – para aparentar, por la vanidad, parecen pavos, se pavonean”. Se dice “yo soy cristiano, yo soy familiar de aquel cura, de aquella monja, de ese obispo, mi familia es una familia cristiana”. "Se jactan". Pero - pregunta el Papa – ¿tu vida con el Señor? ¿Cómo rezas? Tu vida con las obras de misericordia, ¿cómo va? ¿Visitas a los enfermos? “La verdad”.

Es por esto que Jesús añadió, “nos dice que debemos construir nuestra casa, es decir, nuestra vida cristiana sobre la roca, en la verdad." En cambio, fue su advertencia, "los vanidosos construyen la casa sobre la arena y la casa ​​cae, la vida cristiana se cae, resbala, porque no es capaz de resistir a las tentaciones":"Cuántos cristianos viven para aparentar. Su vida parece como una burbuja de jabón. ¡Es hermosa la burbuja de jabón! ¡Con todos los colores que tiene! Pero dura un segundo y luego ¿qué? También cuando nos fijamos en algunos monumentos fúnebres, pensamos que es vanidad, porque la verdad es volver a la tierra desnuda, como decía el Siervo de Dios Pablo VI. Nos espera la tierra desnuda, ésta es nuestra verdad final. Mientras tanto ¿me enorgullezco o hago algo? ¿Hago el bien? ¿Busco a Dios? ¿Rezo? Las cosas que tienen consistencia. Y la vanidad es una mentirosa, es imaginativa, se engaña a sí misma, engaña a los vanidosos, porque primero finge que es algo, pero  luego con el tiempo llega a creerse lo que en su opinión era. Se la cree, ¡pobrecito!

Y 'esto, subrayó, es lo que le pasaba al tetrarca Herodes, que, como leemos en el Evangelio de hoy, se preguntaba con insistencia sobre la identidad de Jesús "La vanidad, -dijo el Papa - siembra un mal malestar, quita la paz. Es como aquellas personas que se maquillan mucho y luego temen que la lluvia les quite todo”. "No nos da paz la vanidad -señaló- sólo la verdad nos da la paz". Por lo tanto, Francesco ha reiterado que la única roca sobre la que construimos nuestra vida es Jesús. "Y pensamos” - dijo – “en esta propuesta del diablo, del demonio, que también tentó a Jesús en el desierto, la vanidad", y dijo: "Ven conmigo , subamos al templo, hagamos el espectáculo; te tiras abajo y todos creemos en ti ". El diablo había presentado a Jesús "la vanidad en una bandeja." La vanidad, dijo el Papa, "es una enfermedad espiritual muy grave":"Los Padres egipcios del desierto decían que la vanidad es una tentación contra la que hay que luchar toda la vida, porque siempre vuelve a sacarnos la verdad. Y para entender esto decían es como la cebolla. La agarras y la empiezas a pelar. Y pelas la vanidad hoy, un poco de vanidad mañana y toda la vida pelando la vanidad para vencerla. Y al final eres feliz: me quité la vanidad, pelé la cebolla, pero el olor se queda en tu mano. Pidamos al Señor la gracia de no ser vanidosos, de ser verdaderos, con la verdad de la realidad y del Evangelio.