viernes, 30 de junio de 2017

Los números de la crisis


  • El 49,3 % de los hogares llega peor a fin de mes que en 2008.
  • El 59,5 % de los hogares tiene menos capacidad de ahorro que entonces.
  • El 39,9 % no tiene nada ahorrado.
  • En el 40,3 % de los hogares alguien ha aceptado un trabajo mal pagado, y en el 28,8 %, uno sin contrato.
  • El 20,9 % de los hogares se han visto forzados a compartir casa.
  • 1 de cada 3 trabajadores no tiene ni espera conseguir un contrato estable.
  • Solo el 19,9 % de los hogares cree que su situación mejorará en cinco años.
Fecha de Publicación: 29 de Junio de 2017

La mitad de las familias son más vulnerables que en 2008


La crisis no ha acabado todavía para siete de cada diez familias. Muchas han agotado sus recursos y no pueden hacer frente a más problemas. «Corremos el riesgo de pensar que esto no va a cambiar y que no pasa nada», afirman los autores del Informe FOESSA
«¿Que ya no hay crisis?», pregunta escéptica María desde La Rioja. «Pues para mí sigue. Si no hay trabajo, ni puedes alquilar un piso…». En 2008, el marido de María perdió su empleo. Como consecuencia dejaron de poder asumir la hipoteca, y no lograron negociar con el banco ni acceder a un alquiler social. En diciembre pasado dieron su casa en pago, y aunque a su marido le surgió un trabajo temporal, «con eso nadie te alquila».
Encontró ayuda en su parroquia: «Si no es por ellos, estaríamos en la calle», con dos hijos de 8 y 1 año. Ahora viven en una de las 13 viviendas que Cáritas La Rioja ofrece a familias en situaciones similares.
El 91 % de pobres sigue en crisis
Como esta familia, el 70 % de los hogares de España no ha notado en su día a día la salida de la crisis. De quienes viven bajo el umbral de la pobreza, solo el 9 % ha visto alguna mejoría. Así lo recoge el informe Desprotección social y estrategias familiares, de la Fundación FOESSA, presentado el 22 de junio por Cáritas Española. «Hemos logrado parar la extensión de la pobreza, pero la intensidad y la cronicidad se han incrementado –dijo Sebastián Mora, su secretario general–. Los más pobres siguen empobreciéndose, aunque los que tienen más posibilidades noten la mejoría».
Fernando Lorenzo, director del comité técnico de FOESSA, subrayó que «la crisis la pagaron sobre todo los más débiles, y son los que están tardando más en salir». De hecho, es difícil que se recuperen del todo. Esto hace que la desigualdad crezca y que «haya personas que se queden definitivamente fuera» de la sociedad del bienestar.
Eloísa Galarreta, técnico del programa de vivienda de Cáritas La Rioja, dibuja lo que supone esta cronificación: no solo les sigue llegando gente que no puede pagar un alquiler –los precios se están encareciendo–, sino que, en la mitad de los casos, existe una situación más compleja de fondo. Por ejemplo, problemas de salud causados por llevar tiempo desempleado: «Pasan los meses, las personas se desmotivan y se produce un deterioro. Esto influye también en los niños».
Rescate a los hogares
Una de las conclusiones del Informe FOESSA es que este debilitamiento de los hogares es un lastre de cara al futuro. El 50,1 % afirma que está peor preparado que en 2008 para resolver nuevos problemas económicos. Esto se debe a que, desde que empezó la crisis, las familias han ido agotando sus ahorros y su red de seguridad al tomar decisiones cada vez más drásticas: reducir el consumo energético –encendiendo menos la calefacción–, aceptar empleos precarios, mudarse a una casa más pequeña, compartir su vivienda o volver a casa de los padres. Todas estas vías ya están agotadas, y las soluciones para salir adelante se acaban. También alarma a los autores del informe que «estamos aceptando determinados niveles de precariedad y corremos el riesgo de pensar que esto no va a cambiar y no pasa nada», lamentó Lorenzo. De hecho, la mayoría de los encuestados cree que es inútil tanto votar (el 75,6 %) como movilizarse (61,2 %) y asociarse (56,9%) para mejorar las cosas.
Si para muchas familias se perpetúa la crisis –concluye Cáritas–, se debe a que sus causas estructurales siguen ahí. «Las estrategias de reducción de la pobreza centradas solo en el crecimiento económico están abocadas al fracaso», afirmó Mora. Por eso pidió a las administraciones «un nuevo orden de prioridades en el que destaque la lucha contra la pobreza». En este rescate a los hogares entrarían medidas como las que Cáritas propuso antes de las últimas elecciones: garantizar los ingresos en los hogares en pobreza severa y el acceso de todos a la salud; cambios estructurales que hagan realidad el derecho a la vivienda, y crear empleo justo y digno.
María Martínez López
Alfa y Omega

Oriente Medio, de nuevo en manos de María: «Protégenos de la violencia»


En el año 2013, el patriarca maronita decidió blindar a su país frente a la guerra de Siria volviendo a consagrarlo a la Virgen, una entrega que se repite cada año desde entonces. En el centenario de las apariciones de Fátima, 2.000 libaneses peregrinaron al santuario portugués para pedir a la Madre de Dios la paz para su región, y para un país donde también los musulmanes la veneran
Dos mil voces se unieron al unísono el domingo 25 en la gran basílica de la Santísima Trinidad, en Fátima, para pedir en árabe a la Virgen que derramase su «ternura sobre tu amado Líbano y todo Oriente Medio, esta región cuyo suelo fue testigo» de la redención; que intercediera para «que vivamos la comunión de amor entre nosotros y demos testimonio de los valores humanos y cristianos en nuestra familia, vida social y nacional».
Pero probablemente la petición que más resonó en los corazones era la que pedía a María: «Protege a esta región de todo lo que amenaza, de la violencia, el extremismo y las turbulencias, de la degradación de la dignidad de la persona humana y la violación de sus derechos, libertad e integridad. Te pedimos que guíes a todos los hijos de este Oriente, en su diversidad, para que sus mentes sean iluminadas» por la luz divina y «cada persona busque construir un futuro brillante sobre los cimientos de la convergencia, la participación, el amor y la justicia».
Una tradición que inició san Juan Pablo II
Lo pedían los participantes en la peregrinación para consagrar el Líbano y todo Oriente Medio al Inmaculado Corazón de María, en el centenario de las apariciones de Fátima. Entre los peregrinos, había libaneses llegados directamente de su país y de Siria, pero también de la diáspora (Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Italia, Qatar, Kuwait o Nigeria). Los actos estuvieron presididos por el cardenal Bechara Boutros Rai, patriarca maronita, pero en ellos también participaron el patriarca siro-católico Youssef III Younan y el vicario patriarcal católico armenio, Georges Assadourian.
El padre Khalil Alwan, secretario general del Consejo de Patriarcas Católicos de Oriente y organizador de la peregrinación, explica a “Alfa y Omega” que el acto celebrado en Fátima es la renovación de la consagración que celebró san Juan Pablo II en 1995, cuando en su visita al Líbano consagró este país y todo el Oriente a la Virgen. En 2004, el entonces patriarca maronita, cardenal Nasrallah Boutros Sfeir, consagró el Líbano al Inmaculado Corazón de María. El padre Alwan relaciona esta consagración con la retirada de las tropas sirias del Líbano un año después.
Una nueva amenaza
Tal vez por este motivo, el cardenal Rai quiso repetir la consagración en 2013, un año después de que el conflicto sirio llevara de nuevo la guerra a las puertas del país de los cedros. Esta consagración se renueva cada año desde entonces, y se vivió con especial intensidad en 2015, cuando la imagen peregrina de Fátima visitó el país.
Una Iglesia mariana…
El responsable de la peregrinación comparte además que «la Virgen María tiene una veneración y devoción especial en todas las Iglesias apostólicas y católicas orientales». Entre estas iglesias, la maronita «es reconocida como una Iglesia [especialmente] mariana –subraya el sacerdote libanés–. En todas las oraciones litúrgicas hay siempre un gran lugar para pedir la intercesión de María».
Por otro lado, «el rezo del rosario se conoce en oriente desde hace siglos, gracias a los cistercienses, dominicos, franciscanos, etc.». Precisamente esta oración fue una de las protagonistas del fin de semana en Fátima, como no podía ser de otra forma después de que la Virgen lo pidiera con insistencia durante sus apariciones hace un siglo.
El rosario rezado en árabe y arameo y la procesión de antorchas abrieron la vigilia del sábado, que después se prolongó hasta las tres de la madrugada con la exposición del Santísimo. Durante estos actos, se concedió al patriarca Rai, de forma excepcional, acceder a la zona de la capilla de las apariciones reservada solo para el Papa.
… y musulmanes que celebran la Anunciación
En el fin de semana en Fátima no participaron delegaciones musulmanas, pero «sí algunos individuos de esta religión a título personal», explica el padre Alwan. Los musulmanes, en cambio, sí participan en la solemnidad de la Anunciación, que es fiesta nacional en el Líbano.
«Cada año hay, por este motivo, oraciones comunes entre musulmanes y cristianos –detalla el secretario de los Patriarcas Católicos de Oriente–. Son una especie de oraciones de intercesión, o de himnos cantados por corales mixtas, o lecturas cantadas del Evangelio y el Corán. El Corán cita a María varias veces. Hay todo un capítulo dedicado a ella. Es la única mujer a la que cita».
La devoción de los musulmanes a la Virgen se puede comprobar también en el santuario de Nuestra Señora del Líbano, en Harissa, donde los mahometanos «vienen a rezar y a encender velas. Cada año se recibe a 300.000 visitantes iraníes, aparte de los musulmanes de otras naciones».
Como recuerdo del pasado fin de semana, queda en Fátima una antorcha esculpida por el artista Raffi Yedalian, y que se encendió durante el rezo del rosario internacional. Esta obra es gemela de otra que también se encendió en Fátima pero ha vuelto al santuario de Harissa.
María Martínez López
Alfa y Omega

30 de junio: Protomártires de la Iglesia Romana



Tanto el historiador pagano Tácito, en su obra Annales o Historiae –el primero de sus dos principales trabajos: la historia del Imperio romano desde el 69 hasta el asesinato del emperador Domiciano en el 96–, como el Papa Clemente, en su Carta a los Corintios, testifican que muchos cristianos sufrieron martirio en medio de indecibles tormentos con la persecución desencadenada por el emperador Nerón después del incendio de Roma, en el año 64.
En ese verano hubo en la Ciudad que llaman Eterna un pavoroso incendio, posiblemente el mayor que ha conocido Roma a lo largo de su historia, a pesar de ser tan larga y de tanta guerra y saqueo, porque, según cuentan lenguas, aquel no fue ocasional, ni bélico; se debió al desenfrenado deseo lúdico de la maldad del loco que se hacía llamar dios y deseaba tener motivo de inspiración poética digna de dioses.
Luego, para acallar los rumores populares y los ayes de la desgracia, desvió la responsabilidad soberana haciendo que las miradas se fijasen en una casta suficientemente odiada por el pueblo por sus desmesurados excesos, llamada vulgarmente como los cristianos.
El historiador pagano de los Anales refiere que «el autor de este nombre fue Cristo, el cual, imperando Tiberio, había sido ajusticiado por orden de Poncio Pilato, procurador de la Judea; y aunque por entonces se reprimió algún tanto aquella perniciosa superstición, tornaba otra vez a reverdecer, no solamente en Judea, origen de este mal, sino también en Roma».
«Fueron, pues, detenidos al principio los que profesaban públicamente esta religión, y después, por delaciones de aquellos, una multitud infinita, no tanto por el delito del incendio que se les imputaba, como por hallarse convictos de aborrecimiento al género humano. Añadióse a la justicia que se hizo de estos la burla y escarnio con que se les daba la muerte».
«A unos vestían de pellejos de fieras, para que de esta manera los despedazasen los perros; a otros ponían en cruces; a otros echaban sobre grandes rimeros de leña a los que pegaban fuego para que, ardiendo con ellos, sirviesen de alumbrar en las tinieblas de la noche».
Así se cuentan los hechos que hicieron tantos mártires cristianos anónimos, desconocidos. Aunque seguramente la mayor parte eran gente humilde, del pueblo, no es improbable que también se contaran importantes políticos, militares o ricos. No se sabe. Cierto es que Nerón empezó a castigar a los culpados de ser cristianos con todas las exquisiteces de tormentos inventadas hasta el momento. Y hasta es posible que la estupidez humana adquiriera cotas tan altas que justificara aquello como bueno. Fue por estos tiempos por los que testificaron al máximo el amor a Cristo Pedro y Pablo.
Archimadrid.org

COMENTARIO DEL EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS (1, 40 - 45) POR BENEDICTO XVI




Queridos hermanos y hermanas:

En estos domingos, el evangelista san Marcos ha ofrecido a nuestra reflexión una secuencia de varias curaciones milagrosas. Hoy nos presenta una muy singular, la de un leproso sanado (cf. Mc 1, 40-45), que se acercó a Jesús y, de rodillas, le suplicó: "Si quieres, puedes limpiarme". Él, compadecido, extendió la mano, lo tocó y le dijo: "Quiero: queda limpio". Al instante se verificó la curación de aquel hombre, al que Jesús pidió que no revelara lo sucedido y se presentara a los sacerdotes para ofrecer el sacrificio prescrito por la ley de Moisés. Aquel leproso curado, en cambio, no logró guardar silencio; más aún, proclamó a todos lo que le había sucedido, de modo que, como refiere el evangelista, era cada vez mayor el número de enfermos que acudían a Jesús de todas partes, hasta el punto de obligarlo a quedarse fuera de las ciudades para que la gente no lo asediara.

Jesús le dijo al leproso: "Queda limpio". Según la antigua ley judía (cf. Lv 13-14), la lepra no sólo era considerada una enfermedad, sino la más grave forma de "impureza" ritual. Correspondía a los sacerdotes diagnosticarla y declarar impuro al enfermo, el cual debía ser alejado de la comunidad y estar fuera de los poblados, hasta su posible curación bien certificada. Por eso, la lepra constituía una suerte de muerte religiosa y civil, y su curación una especie de resurrección.

En la lepra se puede vislumbrar un símbolo del pecado, que es la verdadera impureza del corazón, capaz de alejarnos de Dios. En efecto, no es la enfermedad física de la lepra lo que nos separa de él, como preveían las antiguas normas, sino la culpa, el mal espiritual y moral. Por eso el salmista exclama: "Dichoso el que está absuelto de su culpa, a quien le han sepultado su pecado". Y después, dirigiéndose a Dios, añade: "Había pecado, lo reconocí, no te encubrí mi delito; propuse: "Confesaré al Señor mi culpa", y tú perdonaste mi culpa y mi pecado" (Sal 32, 1.5).

Los pecados que cometemos nos alejan de Dios y, si no se confiesan humildemente, confiando en la misericordia divina, llegan incluso a producir la muerte del alma. Así pues, este milagro reviste un fuerte valor simbólico. Como había profetizado Isaías, Jesús es el Siervo del Señor que "cargó con nuestros sufrimientos y soportó nuestros dolores" (Is 53, 4). En su pasión llegó a ser como un leproso, hecho impuro por nuestros pecados, separado de Dios: todo esto lo hizo por amor, para obtenernos la reconciliación, el perdón y la salvación.

En el sacramento de la Penitencia Cristo crucificado y resucitado, mediante sus ministros, nos purifica con su misericordia infinita, nos restituye la comunión con el Padre celestial y con los hermanos, y nos da su amor, su alegría y su paz.

Queridos hermanos y hermanas, invoquemos a la Virgen María, a quien Dios preservó de toda mancha de pecado, para que nos ayude a evitar el pecado y a acudir con frecuencia al sacramento de la Confesión, el sacramento del perdón, cuyo valor e importancia para nuestra vida cristiana hoy debemos redescubrir aún más.
ÁNGELUS   Domingo 15 de febrero de 2009


Si quieres, puedes limpiarme



Lectura del santo Evangelio según san Mateo 8, 1-4
Al bajar Jesús del monte, lo siguió mucha gente.
En esto, se le acercó un leproso, se arrodilló y le dijo:
«Señor, si quieres, puedes limpiarme».
Extendió la mano y lo tocó, diciendo:
«Quiero, queda limpio».
Y en seguida quedó limpio de la lepra.
Jesús le dijo:
«No se lo digas a nadie, pero ve a presentarte al sacerdote y entrega la ofrenda que mandó Moisés, para que les sirva de testimonio».
Palabra del Señor.