lunes, 29 de febrero de 2016

La capilla de la Crucifixión en el Santo Sepulcro recupera su esplendor


Nada más entrar en el Santo Sepulcro, a la derecha, dos escaleras de piedra muy empinadas suben a las capillas del Gólgota, el lugar del suplicio de Jesucristo. Se encuentran a unos cinco metros de altura sobre el nivel de la basílica.
En la capilla que pertenece a los franciscanos, la undécima estación del Vía Crucis, se hace memoria de la crucifixión. La Custodia de Tierra Santa acaba de restaurar su decoración y mosaicos de cristal de colores brillantes, para rememorar la historia medieval del lugar de oración. Allí donde se veía un techo manchado por el polvo y el aceite quemado, ahora se puede ver un azul profundo salpicado por teselas de oro.
En la llamada capilla de la Crucifixión, sus arcos y cúpulas están llenos de símbolos y figuras bíblicas del Antiguo y del Nuevo Testamento. Del siglo XII es el medallón que representa la Ascensión, y que ya había sido restaurado en 2001. El altar, en bronce plateado, es un regalo del gran duque de Toscana Fernando de Médici (1588). Entre las dos capillas se encuentra el altar de la Dolorosa. El medio busto de la Virgen es un presente de la reina María de Portugal (1778).
La basílica del Santo Sepulcro encierra los lugares físicos de la crucifixión y la resurrección de Jesús bajo un mismo techo. Este emplazamiento fue descubierto en la esquina del foro occidental de la ciudad Aelia Capitolina, de la época de Adriano, por la reina Elena, la madre de Constantino, que derribó el templo y construyó una enorme basílica consagrada en el día de Pascua del año 326.
La iglesia fue reconstruida parcialmente en el siglo siguiente por Justiniano, y se mantuvo intacta hasta 1009, cuando el califa Hakim la destruyó casi en su totalidad. Fue reparada parcialmente por un monje llamado Robert, pero cuando los Cruzados llegaron a la ciudad en torno al año 1099, el templo se reconstruyó solo con la mitad de sus dimensiones originales, y así ha llegado hasta nuestros días.
En el exterior, la basílica está formada por varios volúmenes superpuestos y añadidos, entre los que destaca un campanario truncado; sobre ese cúmulo de edificaciones y terrazas, se levantan dos cúpulas, una mayor que la otra, que caracterizan el perfil de Jerusalén. El interior está configurado como un conjunto complejo de altares y capillas, grandes y pequeñas, cerradas con muros o abiertas, dispuestas en diferentes niveles comunicados por escaleras.
El templo está custodiado por diversas confesiones cristianas. En esta línea, el Santo Sepulcro es la sede del patriarca ortodoxo de Jerusalén y es la catedral del Patriarcado Latino de Jerusalén. La distribución de las distintas capillas y lugares es un laberinto. Por ejemplo, el lugar de la Crucifixión así como el Santo Sepulcro como tal está custodiado por los griegos ortodoxos, mientras que los armenios tienen, entre otros, el templete desde donde la Virgen María contempló cómo moría su Hijo. Y en una gruta, los franciscanos veneran el lugar donde santa Elena descubrió la cruz del Señor.

(ZENIT – Madrid)

Las "preguntas desnudas del Evangelio", tema de los ejercicios de la Curia

Con diez preguntas para preparar la Pascua, el Papa Francisco y los miembros de la Curia romana reflexionarán durante el periodo de retiros espirituales, del 6 al 11 de marzo, en la Casa Divino Maestro de Ariccia (Italia). El padre Ermes Ronchi, de la orden de los Siervos de María, dirigirá la meditación sobre las "preguntas desnudas del Evangelio".
La primera meditación de este retiro espiritual será sobre la pregunta: "Jesús se dio la vuelta y vio que lo seguían, les dijo: ¿Qué buscan?" (Jn 1, 38). Sucesivamente reflexionaran las preguntas:
"¿Por qué tienen miedo, no tienen fe?" (Mc, 4, 40);
"Ustedes son la sal de la tierra. ¿Pero si la sal pierde sabor, luego será salada con qué? "(Mt, 5, 13)";
Pero, ¿quién dicen que soy yo?" (Lc 9, 20);
 "Y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: ¿ves a esta mujer?" (Lc 7, 44);
"Jesús dijo a sus discípulos: ¿Cuántos panes tienen?" (Mc 6, 38; Mt 15, 34);
"Entonces Jesús se levantó y dijo: mujer, ¿dónde están tus acusadores? ¿alguien te ha condenado?" (Juan 8, 10);
"Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?" (Jn 20, 15);
"Simón, hijo de Juan, ¿me amas?" (Jn 21, 16);
 "María dijo al ángel: ¿Cómo puede ser esto?" (Lc 1, 34).
El retiro espiritual comenzará el primer día con la adoración Eucarística, y el rezo de las Vísperas. Y los siguientes días comenzarán la jornadas con el rezo de Laudes, posteriormente una meditación, y posteriormente la celebración de la Misa. Por las tardes, se llevará a cabo la segunda meditación que precederá la adoración Eucarística y las Vísperas. El último día, está prevista solo una meditación.

Durante el periodo de retiro, como de costumbre, se suspenden las audiencias privadas y especiales, incluyendo la audiencia general del miércoles.

MI ALMA TIENE SED DEL DIOS VIVO


Del Salmo 41:

Mi alma tiene sed del Dios vivo:
¿cuándo veré el Rostro de Dios?

Como busca la cierva
corrientes de agua,
así mi alma te busca
a ti, Dios mío.

Mi alma tiene sed del Dios vivo:
¿cuándo veré el Rostro de Dios?

Tiene sed de Dios,
del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver
el Rostro de Dios?

Mi alma tiene sed del Dios vivo:
¿cuándo veré el Rostro de Dios?

Envía tu luz y tu verdad:
que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada.

Mi alma tiene sed del Dios vivo:
¿cuándo veré el Rostro de Dios?

Que yo me acerque al altar de Dios,
al Dios de mi alegría;
que te dé gracias al son de la cítara,
Dios, Dios mío.


Mi alma tiene sed del Dios vivo:
¿cuándo veré el Rostro de Dios?

San Juan Crisóstomo, Sermón sobre Elías, la viuda y la limosna


La viuda de Sarepta acoge al profeta Elías con toda generosidad y agota toda su pobreza en su honor, aunque sea un extranjero de Sidón. Jamás había escuchado lo que dicen los profetas sobre el mérito de la limosna, y menos todavía la palabra del Cristo: ” Tuve hambre y me disteis de comer ” (Mt 25,35).

¿Cuál será nuestra excusa, si después de de tales exhortaciones, después de la promesa de recompensas tan grandes, después de la promesa del Reino de cielos y de su felicidad, no alcanzamos el mismo grado de bondad que esta viuda? Una mujer de Sidón, una viuda, encargada del cuidado de una familia, amenazada por el hambre y que ve venir la muerte, abre su puerta para acoger a un hombre desconocido y le da la poca harina que se le queda…

¿Pero nosotros, que hemos sido instruidos por los profetas, que escuchamos las enseñanzas de Cristo, que tenemos la posibilidad de reflexionar sobre el futuro, que no estamos amenazados por el hambre, que poseemos mucho más que esta mujer, tendremos excusa, si no nos atrevemos a compartir nuestros bienes? ¿ Descuidaremos nuestra propia salvación?…


Manifestemos pues hacia los pobres una gran compasión, con el fin de ser dignos de poseer para la eternidad los bienes futuros, por gracia y amor de nuestro Señor Jesucristo.

NINGÚN PROFETA ES BIEN RECIBIDO EN SU TIERRA


Evangelio según San Lucas 4,24-30. 

Cuando Jesús llegó a Nazaret, dijo a la multitud en la sinagoga: "Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra. 

Yo les aseguro que había muchas viudas en Israel en el tiempo de Elías, cuando durante tres años y seis meses no hubo lluvia del cielo y el hambre azotó a todo el país. Sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en el país de Sidón. 

También había muchos leprosos en Israel, en el tiempo del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue curado, sino Naamán, el sirio". 

Al oír estas palabras, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron y, levantándose, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la que se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo. 

Pero Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su camino.