Mientras escribo esta carta están siendo liberados la mayoría de los barrios de Alepo ocupados por los terroristas; se han despejado las calles de todo lo que impedía la comunicación entre las partes de la ciudad.
Mientras que muchos rebeldes armados aprovecharon la amnistía para rendirse y a pesar de todas las llamadas (mundiales y locales) para evacuar Alepo, un grupo de terroristas (especialmente del frente Al Nusra) se negó a rendirse. Siguen obstinados e intensifican el bombardeo de los barrios de la zona oeste de la ciudad.
Asistimos a un nuevo desplazamiento. Miles de familias abandonan la zona este de la ciudad y vienen a refugiarse en las zonas más seguras.
Se escuchan voces que hablan de que antes de Navidad toda la ciudad de Alepo estará reunificada. Esperamos que ello signifique el fin de las hostilidades, el fin de la pesadilla, el fin del terror y, especialmente, la instauración de la paz tan esperada desde hace casi cinco años (en Alepo).
En el aspecto humano de los habitantes de la ciudad, ¿quedará mucho trabajo por hacer? ¿Cómo ayudar a que la gente vuelva, se reinstale, confíe en el otro, acepte la reconciliación? ¿Qué decir a los padres de los mártires, de los heridos, de los que presenciaron la destrucción de sus casas? ¿Cómo dirigir la mirada cuando se sospecha que son nuestros enemigos? ¿Podremos confiar en un futuro de paz? ¿Qué garantía se puede ofrecer a los desplazados y a los refugiados que han dejado todo atrás y se han trasladado al extranjero donde han rehecho sus vidas? ¿Qué respuesta dar a los que desconfían, a los que tienen dudas, a los que anuncian nuevos males?
¿Estamos preparados para iniciar un nuevo camino? Si la esperada paz se establece entre nosotros, ¿cómo despertar en las personas sus responsabilidades, sus deberes cívicos y sociales?
Todas estas preguntas y muchas otras inundan nuestra mente. Tal vez sea pronto para darles una respuesta, pero hay que compartirlas y empezar a pensar.
Estos días, los habitantes de la zona oeste de Alepo salen a la calle y caminan por lugares antes peligrosos o que estaban prohibidos. Algunos van descubriendo la situación en que han quedado sus tiendas, sus casas, sus lugares de culto. La guerra pasó dejando su huella: todo ha sido robado, todo ha sido destruido, a veces todo ha desaparecido o está desfigurado.
Tomamos fotos, nos indignamos, lloramos... Miramos a ver si podemos recuperar algo: ¿un recuerdo, un libro, algo que no se han llevado los señores de la guerra? La gente se imaginaba el daño que se estaba causando pero la realidad supera muchas veces lo imaginado y les hace descubrir el horror de los crímenes cometidos.
Aún queda el trabajo de eliminación de las minas. Una docena de niños han empezado a jugar en un parque público. Una mina acabó con sus vidas... hay que evitar circular por zonas en las que ha habido combates.
Los barrios de la zona oeste de la ciudad continúan recibiendo su bombardeo diario de metralla, de cohetes, de morteros y de misiles. La muerte continúa causando estragos. El miedo no para de crecer.
Hace tres semanas, una escuela primaria fue alcanzada por un misil. Al menos 8 alumnos murieron y más de 100 personas fueron hospitalizadas mientras se producía un vergonzoso silencio de los grandes de este mundo y una breve y tímida alusión de los medios de comunicación.
Hace unos días, el Dr. Nabil nos invitaba a mantenernos vigilantes. La desinformación continúa: entre otras cosas, algunos medios de comunicación informan de "la caída de Alepo" en vez de decir que "Alepo ha sido liberada".
Cuando escuchamos a los desplazados que llegan desde el este de la ciudad, para los que estamos a su lado, la realidad de la liberación no es suficiente para expresar el fin de la pesadilla que viven. Estaban tomados como rehenes por personas armadas. Se les prohibió salir, abandonar el lugar. Cuando llegó el ejército se sintieron seguros. Querían marcharse cuanto antes. ¿Cómo conseguir que los medios de comunicación reflejen la realidad tal cual es?
El domingo 30 de octubre, durante su día "libre", el equipo de animación de los Maristas Azules fue a visitar a cuatro familias de las más pobres entre las que podemos atender. Dedicó un tiempo a compartir con ellos y a orar. Hemos insistido en la importancia de la escucha y del respeto a toda persona y nos estamos orientando cada vez más hacia las familias más pobres.
El día 12 de noviembre de 2016, en un programa especial "Ajrass Al Mashreq" -"Las campanas del levante"- de la cadena de TV Al Mayadin, el Dr. Nabil presentó "la profundidad y el sentido de la acción solidaria en tiempo de guerra".