martes, 4 de julio de 2017

El Papa y líderes religiosos invitan a hacer amistad con personas de otros credos


El papa Francisco y los principales líderes religiosos del mundo invitan a todos a hacer amistad con personas de otras religiones. Un mensaje transversal para evitar que los credos sean manipulados por grupos violentos, que usan en vano nombre de Dios para sus fines políticos o de poder. El video de tres minutos reúne diversos testimonios y está realizado por’The Elijah Board of World Religious Leaders.
Así el patriarca ecuménico Bartolomeo I afirma que “estamos llamados, como nos gusta decir, a mirar en los ojos del otro para ver más profundamente y reconocer la belleza de Dios en todos los seres humanos.
Por su parte el ayatollah Sayyid Fadhel Al-Milani indica que “nuestro consejo es entablar amistad con fieles de todas las religiones”.
En su turno el papa Francisco señala que la amistad con personas de otros credos “es muy importante porque mi vida religiosa se ha enriquecido mucho con las explicaciones de él (refiriéndose al rabino Skorka), y supongo que lo mismo le habrá sucedido a él”.
“Fue nuestra vocación religiosa –indica el rabino Abraham Skorka, a continuación– la que propició el que nos encontramos en la vida”.
Bhai Sahib Mohinder Sing, líder Sick con su turbante y barba blanca señala: “No importa por cuál lado de la montaña subes, nos tenemos que ayudar mutuamente para llegar arriba. Por eso la gente tiene que encontrar amigos”.
El gran Mufti Shawki Allam por su parte señala que hay que tener amigos, “sin centrarse en la búsqueda de las diferencias entre grupos religiosos”. El Dalai Lama añade que “a través del contacto personal y de la amistad personal, podemos intercambiar un nivel de experiencia más profundo; mientras que el hindú Sri Sri Ravi Shankar propone: “Honra a todas las religiones como a la tuya.
El Ayatollah Sayyid Hassan Al-Qazwini señala: “Tenemos que reunirnos y conocernos, descubrir e investigar los puntos que tenemos en común”.
La arzobispa anglicana Antje Jackelen, indica que con la amistad comienza un proceso en el que desaparecen los prejuicios, hay nuevas perspectivas que se crean y básicamente nace la esperanza.
El arzobispo y teólogo anglicano Justin Welby, añade que “no es complicado, y le diría a todo el mundo ‘inicia compartiendo todo lo que compartimos, o sea placer de la conversación’”.
El rabino jefe Jonathan Sacks asegura que “una de las mejores cosas de pasar el tiempo con personas totalmente diferentes de uno, es descubrir todas las cosas que tenemos en común, los mismos miedos, las mismas esperanzas, las mismas preocupaciones”; y  Khandro Rinpoche, mujer tibetana budista señala es que “probablemente sea el momento de hablar menos y escuchar más”. Mata Amritanandamayi, religiosa india, concluye deseando “que la amistad universal se convierta en una realidad”.
ZENIT

El Hospital Bambino Gesú se ofrece para recibir al pequeño Charlie

 
La presidenta del Hospital Pediátrico Bambino Gesu’, Mariella Enoc, dijo este lunes en un comunicado que esta dispuesta a recibir a Charlie Gard en Roma, en esta estructura que depende del Vaticano, si los padres lo desean y si su estado lo permite.
Ella cita en el comunicado, el tweet que el papa Francisco publicó en su cuenta en italiano el pasado 30 de junio: “La defensa de la vida humana, sobre todo cuando se ve perjudicada por la enfermedad, es una compromiso de amor que Dios confía a cada hombre”.
“Las palabras del Santo Padre, en referencia al pequeño Charlie, resumen la misión del hospital Bambino Gesu’. Por eso le pregunté al director de control de salud y al Hospital Great Ormond Street en Londres, donde se encuentra hospitalizado el recién nacido, si existen las condiciones sanitarias para una posible transferencia de Charlie en nuestra estructura. Sabemos que el caso no tiene remedio y que no hay al parecer, terapias eficaces”.
La Sra. Enoc le expresa a los padres: “Estamos cercanos con la oración y si ese es su deseo, estamos disponibles para proteger a su hijo en este hospital, por el tiempo que le queda de vida”.
Francisco ha enviado la noche del domingo 2 de julio un mensaje a los padres Charlie Gard, a través de su portavoz, Greg Burke: “El Santo Padre sigue con afecto y emoción el caso del pequeño Charlie Gard y expresa su cercanía a sus padres”. Francisco indicaba que “reza por ellos con la esperanza de que no se descuide su deseo de apoyar y cuidar a su hijo hasta el final”.
Charlie Gard nació el 4 de agosto de 2016, y está sufriendo de una enfermedad mitocondrial rara que daña su cerebro y depende de un respirador. Pero no recibe otros tratamientos. Sólo se hidrata y se alimenta por una sonda.
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos rechazó la solicitud de los padres el hecha el 27 de junio pasado, de llevar a su hijo a Estados Unidos para un tratamiento experimental y el Tribunal Supremo británico dictaminó detener  la asistencia respiratoria, la hidratación y la nutrición, lo que significa según los expertos, como indicó el cardenal Elio Sgreccia, la eutanasia.

Delitos de odio y libertad religiosa. Más de 50 millones de personas en el mundo son perseguidas por sus creencias


Más de 50 millones de personas en el mundo son perseguidas por sus creencias, lo que iguala el número de refugiados de toda la Segunda Guerra Mundial. Esta es la principal conclusión de un Informe Internacional sobre libertad religiosa, presentado recientemente (Fundación Ayuda a la Iglesia que Sufre, julio 2016) en la Universidad colombiana de La Sabana. Tras un ligero repunte a la baja —indica el Pew Forum en sus informe de abril de 2017— las restricciones impuestas a la libertad religiosa en muchos países parecen incrementarse.
El cristianismo, la religión con más seguidores del mundo es, paradójicamente, una de las más perseguidas. Según el Informe, 394 millones de cristianos viven en países donde no hay libertad religiosa. Un ejemplo es el caso de la Iglesia en Yemen. En la mañana del viernes 4 de marzo de 2016, un grupo de extremistas musulmanes identificados con el Estado Islámico entraron en la casa de las Misioneras de la Caridad en la ciudad de Adén y acabaron con la vida de 4 religiosas y 11 personas, que atendían un albergue para ancianos discapacitados.
El cristianismo es la religión más perseguida
Como anécdota, el documento de la Sabana resalta que en julio de 2014 los yihadistas expulsaron de Mosul, ciudad del norte de Iraq que habían tomado un mes antes, a todas las comunidades religiosas, incluidos los musulmanes no suníes. Obligaron a los cristianos a elegir entre convertirse o marcharse. Les impusieron una fecha límite y el Estado Islámico declaró que para quienes no cumpliesen la orden “solo quedaba la espada”. Una ciudad que hasta hace poco albergaba a 30 mil cristianos, de repente ya no tiene ninguno y por primera vez en 1.600 años no se celebra misa o liturgia dominical.
Otro informe, este de la Comisión de Estados Unidos para la Libertad Religiosa (USCIRF, 2017) , es taxativo : “La Comisión concluye que el estado de la libertad religiosa en el mundo empeora, tanto en la extensión como en la intensidad de las violaciones observadas”. Este año, el informe evalúa a cuarenta países. La USCIRF propone al Departamento de Estado de Estados Unidos una lista negra de dieciséis estados “especialmente preocupantes”, donde la represión contra la religión es más fuerte que en otros lugares. Entre los habituales de la lista negra, se encuentran Birmania, China, Eritrea, Irán, Corea del Norte, Arabia Saudí, Sudán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán
Según el Observatorio sobre la Intolerancia y la Discriminación contra los Cristianos en Europa (2016),existen actualmente 241 casos de persecución a creyentes en este espacio territorial, entre ellos la bomba que explotó en 2013 en la Basílica del Pilar de Zaragoza (España) y el cóctel molotov lanzado contra una iglesia recién reformada en Lucca (Italia).
En España los ataques a la libertad religiosa han aumentado
Si nos centramos ahora en España, los ataques a la libertad religiosa han aumentado un 11% respecto de 2015. Así lo recoge el informe del Observatorio para la Libertad Religiosa y de Conciencia 2016. Según este estudio, de 187 agresiones contra la religión en 2015 se ha pasado a 205 (cuando solo 91 tuvieron lugar en 2014). Las agresiones a los lugares de culto (39) y el escarnio a la religión (39) completaron el esquema de los ataques más frecuentes a la libertad religiosa. Las pintadas en mezquitas y templos fueron las más comunes, seguidas de las profanaciones y robos en las iglesias.
El documento revela que de los 208 ataques, 152 se han dirigido contra cristianos (el 73 % del total) y, en concreto,147 a católicos (el 70%). Respecto a otras religiones, doce de las agresiones se realizaron contra los musulmanes y siete tuvieron como objetivo los judíos. Según el Informe, la libertad religiosa está amenazada en España, ya que “el miedo a manifestar las propias creencias crece debido a los diferentes tipos de ataques: desde vejaciones a la persona hasta violencia contra lugares de culto”.
Dos últimos eventos lo confirman. Me refiero al ataque físico contra una religiosa en Granada (el agresor gritó: “¡por ser monja!”), cuando acababa de acompañar a un grupo de niños a una escuela cercana. El segundo es el lanzamiento de artefactos incendiarios contra la capilla de la Universidad Autónoma de Madrid, acompañado con pintadas de este tenor: “la iglesia que ilumina es la que arde”.
Un doble estandar
Si me he permitido estas referencias a estos informes solventes, es porque el crecimiento de hechos intolerantes, se acompaña en el plano jurídico de un auténtico boom de litigios in re religiosa: desde el Tribunal Supremo de Estados Unidos al Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, pasando por Tribunales Supremos y Cortes intermedias de Justicia de prácticamente toda Europa, Latinoamérica y partes muy definidas de Asia.
La razón de esta catarata de hechos y sentencias en materia religiosa es compleja, pero tal vez una de ellas es la proliferación de una especie de derecho “líquido”, que de tan adaptable pierde con frecuencia su consistencia. Es el triunfo del llamado “double standard” que, como recuerda el profesor Martínez–Torrón, implica la actitud “inconsciente, pero siempre inconsistente” de aplicar un doble rasero. Afrentas y provocaciones que no se aceptarían en materia de raza o de orientación sexual se admiten sin problema cuando se trata de religión, especialmente si es la mayoritaria. Una especie de abdicación social ante determinadas intolerancias, que la democracia no puede permitir y debe hacer lo posible por erradicar. Se trata de combatir tanto los gobiernos totalitarios como sus correlatos, encarnados en visiones totalizadoras del poder público.
Un fenómeno contradictorio
En otras palabras: abandonar esa visión sesgada del poder político como instrumento primordialmente diseñado para imponer una “filosofía” beligerante por la vía legislativa. Esta filosofía —todavía hay zonas de Europa Occidental donde se conserva— tiende a sustituir la antigua teocracia por una nueva ideocracia . Una religión tal vez incompleta, sin Dios y sin vida después de la muerte, pero que quiere ocupar en las almas de los ciudadanos el lugar de las convicciones morales. Más en concreto, el problema estriba en que algunos sectores políticos entienden que el Estado debe resumir en sí todas las verdades posibles. Como me decía con buen humor un colega: es un intento de “volver a meter a Jonás en el oscuro vientre de la ballena”.
Lo curioso de esa postura es la contradicción en que incurre. Por un lado, hace razonablemente de la democracia una herencia preciosa que salvaguardar; de la libertad, la atmósfera que permite respirar sin la intoxicación de las nieblas totalitarias; de la solidaridad, un objetivo prioritario en el marco de una política que despierte y estimule. Y a pesar de los repetidos asaltos que han sufrido de diversas ideologías, siempre acaban reapareciendo en las diversas etapas de la evolución del pensamiento jurídico. La razón de esta permanencia —y he aquí la contradicción de los agresores del fenómeno religioso— es que precisamente lo que atacan (la tradición jurídica judeo-canónica ) ha aportado a Occidente el básico patrimonio común de derechos fundamentales que hoy lo estructuran. Los derechos del hombre no comienzan con la Revolución Francesa, sino que hunden sus raíces en aquella mezcla de hebraísmo y cristianismo que configura el rostro psicológico y social de Europa. La misma modernidad europea, que ha dado al mundo el ideal democrático y los derechos humanos, toma los propios valores de su herencia cristiana. Norberto Bobbio- filósofo agnóstico, ideólogo del socialismo liberal- insiste en este punto cuando afirma que el gran cambio en el reconocimiento del hombre como persona “tuvo inicio en Occidente con la concepción cristiana de la vida, según la cual todos los hombres son hermanos en cuanto hijos de Dios”. Algunos intentan disminuir —cuando no anular— el peso específico de esta aportación, de modo que difunden la idea de que hoy no merecería mayor atención que la de los anatomistas en torno a un cadáver. Para ellos, el progreso iría acorralando a la religión en guetos rodeados de altos muros, difíciles de escalar. De ahí las agresiones al sentimiento religioso y de ahí su continuo retorno.
Mientras a través de una adecuada educación cívica no se muestre la conexión entre el cristianismo y los grandes ideales de la democracia occidental, los “delitos de odio” continuarán zigzagueando, movidos —sobre todo— por minorías cuya intolerancia descansa sobre una profunda ignorancia.
Rafael Navarro-Valls, catedrático, académico y presidente de la Conferencia Permanente de Academias Jurídicas y Sociales de Iberoamérica
ZENIT

El relevo de Müller y el factor humano en la Iglesia



La decisión del Papa de no renovar al cardenal Gerhard Müller, al frente de la Congregación para la Doctrina de la Fe, es un hecho relevante en el gobierno de la Iglesia pero no es algo extraordinario, y tampoco un drama. Müller había sido nombrado en 2012 por Benedicto XVI y, como sucede con todos los prefectos, su mandato se extendía durante un quinquenio. Al inicio de su pontificado, Francisco pudo cambiarle, pero prefirió mantenerlo en su puesto aun sabiendo que su escuela y su estilo eran diferentes. Es algo que se ha puesto de manifiesto con frecuencia durante estos cuatro años, en los que Müller ha sido un colaborador leal que no ha dejado de expresar sus puntos de vista, incluso cuando podían resultar polémicos. La relación entre el Papa y los prefectos de las congregaciones tiene que ser de una gran confianza pero no de coincidencia total en todos los asuntos, estando claro que al final es al Papa a quien corresponde decidir. Creo que así ha sido la relación entre Müller y Francisco: una relación leal en la que no han faltado tensiones.
Sólo el Papa conoce exactamente las razones que le han llevado a no renovar al prefecto Müller en su cargo, y no tiene por qué explicarlas. Lo que es evidente es que Francisco ha preferido abrir una nueva etapa, en la que habrá continuidad pero también un neto cambio de estilo. El arzobispo Luis Ladaria, que ahora asume el timón, era secretario de la CDF ya desde el final del pontificado de Benedicto XVI. No hay ningún salto en el vacío, pero ni su perfil público ni su sensibilidad teológica coinciden con las de Müller. Tampoco hay nada extraño en que Francisco quiera configurar un equipo más ajustado a sus prioridades de fondo y a su estilo pastoral.
No es para escandalizarse que se desboque la literatura sobre el trasfondo de la decisión del Papa, pero no todo vale. Por ejemplo, es una vacuidad (por más que la usen conspicuos vaticanistas) definir al cardenal como «teólogo conservador». Aparte de ser una simpleza que no ayuda a entender nada, resulta que Müller siempre ha estado preocupado por las implicaciones sociales de la fe. Es algo que asimiló en su propio crecimiento en la fe, dentro de la matriz del catolicismo social en su Renania natal. Ha mantenido un intenso diálogo con la mejor teología de la liberación y es conocida su amistad con el peruano Gustavo Gutiérrez, con el que ha colaborado en varias obras. Es evidente su vínculo personal e intelectual con Joseph Ratzinger, pero en mi modesta opinión eso no es signo de conservadurismo teológico sino todo lo contrario. La costumbre de etiquetar y colocar a la gente en trincheras, que por desgracia está lejos de haber sido superada en la Iglesia, ha empujado a la figura de Müller a una u otra orilla en los últimos años, desdibujando su verdadero perfil.
Desde luego nunca ha sido un hombre que se pliegue a la opinión dominante o que se haya buscado un lugar bajo el sol de los medios. Su franqueza al hablar (algunos dirán su escasa diplomacia) y su disposición a la pelea le convertían en una rara avis entre sus colegas romanos, y han sido históricas (y memorables) algunas discusiones públicas con otros cardenales alemanes en torno a la naturaleza de la Iglesia, al papel de las conferencias episcopales y a la función del Magisterio. Esta claridad, y el brío con que la exponía, le han supuesto la acusación de «soberbio», pero no merece la pena detenerse mucho en esto. Desde hace tiempo, Müller se había convertido en diana de los improperios de algunos que antes siempre saludaban la discrepancia y el debate como signo de un catolicismo adulto. Quizás la incomodidad en torno a algunas intervenciones del prefecto ha sido mayor en algunos círculos que se autoproclaman intérpretes de Francisco que en el propio Papa.
Creo que resulta banal la etiqueta de «conservador», mientras que la acusación de soberbia me produce una sonrisa irónica; pero lo que resulta infamante es que se presente a Müller como tejedor de conspiraciones contra el Papa. Francisco ha dicho siempre que no quería cortesanos ni chismosos a su alrededor, sino colaboradores capaces incluso de llevarle la contraria, que estuvieran movidos sólo por el amor a Cristo y a su Iglesia. A Müller le cuadra bien ese «identikit». En las únicas declaraciones que hasta el momento se conocen, ofrecidas al diario Allgemeine Zeitung, el cardenal ha manifestado que no tiene discrepancias de fondo con el Papa (recordemos su contundente afirmación de que la exhortación Amoris Laetitia es clara en su doctrina y coherente con la tradición), pero ha dejado ver que sobre el funcionamiento de la Congregación sí ha existido alguna fricción en los últimos tiempos. En fin, situaciones de este tipo recorren la vida de la Iglesia desde los tiempos apostólicos, porque el Señor guía a la Iglesia mediante hombres que siempre llevan consigo su propio bagaje histórico, sicológico y cultural. Y no puede ser de otra forma.
Hace pocas semanas Francisco subrayaba que la unidad en la diversidad es el signo de la Iglesia movida por el Espíritu, y pedía desterrar las murmuraciones que siembran cizaña y las envidias que envenenan, porque ser hombres y mujeres de Iglesia significa ser hombres y mujeres de comunión. Müller está próximo a cumplir 70 años, y ha anunciado su intención de permanecer en Roma para desarrollar su investigación teológica y para dedicarse al trabajo pastoral directo. A una Iglesia viva y en salida no le sobrará en ningún caso esa contribución.
José Luis Restán/PáginasDigital.es

El Papa atribuye el hambre a «la inercia de muchos» y al «egoísmo de unos pocos»


En un mensaje con motivo de la apertura de la 40ª conferencia de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Francisco ha pedido «una cultura de la solidaridad» para «erradicar el hambre en el mundo»
El Papa Francisco atribuyó este lunes el hambre en el mundo a «la falta de una cultura de la solidaridad», a «la inercia de muchos» y al «egoísmo de unos pocos», en un mensaje con motivo de la apertura de la 40ª conferencia de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
«Todos somos conscientes de que no basta la intención de asegurar a todos el pan cotidiano, sino que es necesario reconocer que todos tienen derecho a él», dijo el pontífice en su mensaje, leído por su secretario de Estado, Pietro Parolin, en la sede de la FAO.
Francisco aseguró que el hambre y la malnutrición «no son solamente fenómenos naturales o estructurales de determinadas áreas geográficas, sino que son el resultado de una más compleja condición de subdesarrollo, causada por la inercia de muchos o por el egoísmo de unos pocos».
A su juicio, las guerras, el terrorismo y los desplazamientos forzados de personas no son «fruto de la fatalidad», sino más bien «consecuencia de decisiones concretas».
En ese sentido, criticó la merma diaria de las ayudas a los países pobres, a pesar de los «reiterados llamamientos de crisis cada vez más destructoras» que se suceden en el mundo.
El Santo Padre aseguró que la FAO y las demás instituciones intergubernamentales deben tener la capacidad de intervenir con acciones solidarias cuando un país no sea capaz de ofrecer respuestas al hambre por «su grado de desarrollo, sus condiciones de pobreza, los cambios climáticos o las situaciones de inseguridad».
Ayudar de forma concreta
El Papa consideró que el compromiso de cada país por mejorar la agricultura, aumentar la producción de alimentos y su distribución efectiva «no basta», ya que la erradicación del hambre y la pobreza depende «del deber que tiene toda la familia humana de ayudar de forma concreta a los necesitados».
Para alentar a los gobiernos, el pontífice mostró su interés en hacer una contribución «simbólica» al programa de la FAO para proporcionar semillas a las familias rurales que viven en zonas afectadas por la violencia y la sequía.
«Solo un esfuerzo de auténtica solidaridad será capaz de eliminar el número de personas malnutridas y privadas de lo necesario para vivir», dijo en el mensaje leído por Parolín, que anunció la participación del Papa en la próxima celebración del Día Mundial de la Alimentación, el 16 de octubre, en la FAO.
EFE/Alfa y Omega

Se puso en pie, increpó a los vientos y al mar y vino una gran calma


Lectura del santo Evangelio según san Mateo 8, 23-27
En aquel tiempo, subió Jesús a la barca, y sus discípulos lo siguieron.
En esto se produjo una tempestad tan fuerte, que la barca desaparecía entre las olas; él dormía. Se acercaron los discípulos y lo despertaron, gritándole:
«¡Señor, sálvanos, que perecemos!».
Él les dice:
«¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?».
Se puso en pie, increpó a los vientos y al mar y vino una gran calma. Los hombres se decían asombrados:
«¿Quién es este, que hasta el viento y el mar lo obedecen?».
Palabra del Señor.

Mensaje del Papa a la FAO: ante egoísmo e inercia, urge una cultura de la solidaridad para la real erradicación del hambre en el mundo


Mensaje completo del Papa Francisco

Señor Presidente:
Me complace dirigirle mi deferente y cordial saludo, así como a cada uno de ustedes, Representantes de los Estados miembros de la FAO, reunidos para la cuadragésima Conferencia de la Organización.
Extiendo también mi saludo al Director General de la FAO y a los Responsables de los otros Organismos internacionales presentes en esta reunión, que está llamada a dar respuestas precisas al sector agrícola y alimentario, de las que dependen las expectativas de millones de personas.

1.      No pudiendo esta vez estar con ustedes, según la consolidada tradición que se remonta al inicio de esta sede de la FAO en Roma, he pedido al Señor Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado, llevar mi palabra de estímulo y apoyo, y manifestarles toda mi estima y consideración por la ardua tarea que deben realizar.

La Santa Sede sigue con mucha atención la actividad internacional y quiere cooperar a orientarla para favorecer no un simple progreso u objetivos teóricos de desarrollo, sino una real erradicación del hambre y de la malnutrición. Todos somos conscientes de que no basta la intención de asegurar a todos el pan cotidiano, sino que es necesario reconocer que todos tienen derecho a él y que deben por tanto beneficiarse del mismo. Si los continuos objetivos propuestos quedan todavía lejos, depende mucho de la falta de una cultura de la solidaridad que no logra abrirse paso en medio de las actividades internacionales, que permanecen a menudo ligadas solo al pragmatismo de las estadísticas o al deseo de una eficacia carente de la idea de compartir.

El compromiso de cada País por aumentar el propio nivel de nutrición, por mejorar la actividad agrícola y las condiciones de las poblaciones rurales, se concreta en el impulso del sector agrícola, en el incremento de la producción o en la promoción de una distribución efectiva de los alimentos. Pero esto no basta. En efecto, dichos objetivos lo que están pidiendo es que se considere cada día que el derecho de cada persona a ser liberada de la pobreza y del hambre depende del deber que tiene toda la familia humana de ayudar de forma concreta a los necesitados.

Entonces, cuando un País no sea capaz de ofrecer respuestas adecuadas porque no lo permita su grado de desarrollo, sus condiciones de pobreza, los cambios climáticos o las situaciones de inseguridad, es necesario que la FAO y las demás Instituciones intergubernamentales puedan tener la capacidad de intervenir específicamente para emprender una adecuada acción solidaria. A partir de la conciencia de que los bienes que nos ha entregado Dios Creador son para todos, se requiere urgentemente que la solidaridad sea el criterio inspirador de cualquier forma de cooperación en las relaciones internacionales.

2.      Una mirada a la situación actual del mundo no nos ofrece imágenes consoladoras. No podemos, sin embargo, permanecer únicamente preocupados o acaso solo resignados. Este momento de evidente dificultad debe hacernos también más conscientes de que el hambre y la malnutrición no son solamente fenómenos naturales o estructurales de determinadas áreas geográficas, sino que son el resultado de una más compleja condición de subdesarrollo, causada por la inercia de muchos o por el egoísmo de unos pocos. Las guerras, el terrorismo, los desplazamientos forzados de personas que cada vez más impiden o, al menos, condicionan fuertemente incluso las actividades de cooperación, no son fruto de la fatalidad, sino más bien consecuencia de decisiones concretas. Se trata de un mecanismo complejo que fustiga ante todo a las categorías más vulnerables, excluidas no solo de los procesos productivos, sino también obligadas a menudo a dejar sus tierras en busca de refugio y esperanza de vida. Como también están determinados por decisiones tomadas en plena libertad y conciencia los datos relativos a las ayudas a los Países pobres, que siguen mermando cada día, no obstante los reiterados llamamientos ante las situaciones de crisis cada vez más destructoras que se manifiestan en diferentes áreas del planeta.

Hay que ser conscientes de que en estos casos la libertad de elección de cada uno se conjuga con la solidaridad hacia todos, en relación con las necesidades, cumpliendo de buena fe los compromisos asumidos o anunciados. A este respecto, animado también por el deseo de alentar a los Gobiernos, quisiera unirme con una contribución simbólica al programa de la FAO para proveer de semillas a las familias rurales que viven en áreas donde se han juntado los efectos de los conflictos y de la sequía. Este gesto se suma al trabajo que la Iglesia viene realizando, según su vocación de estar de parte de los pobres de la tierra y acompañar el compromiso eficaz de todos en favor suyo.

Este compromiso nos lo pide hoy la Agenda para el Desarrollo 2030, cuando reitera el concepto de seguridad alimentaria como objetivo impostergable. Pero solo un esfuerzo de auténtica solidaridad será capaz de eliminar el número de personas malnutridas y privadas de lo necesario para vivir. Es un desafío muy grande para la FAO y para todas las Instituciones de la Comunidad internacional. Un reto en el que también la Iglesia se siente comprometida en primera línea.

Deseo, por tanto, que las sesiones de esta Conferencia puedan dar un nuevo impulso a la actividad de la Organización y ofrecer aquellos instrumentos deseados y esperados por millones de hermanos nuestros que ven en la acción de la FAO no sólo una contribución técnica para aumentar los recursos y para distribuir los frutos de la producción, sino también el signo concreto, a veces único, de una fraternidad que les permite confiar en el futuro.

Que la bendición de Dios todopoderoso, rico en misericordia, descienda sobre ustedes y sus trabajos y les dé la fuerza necesaria para contribuir a un auténtico progreso de la familia humana.

Vaticano, 3 de julio de 2017