martes, 20 de junio de 2017

20 de junio: san Silverio, Papa


Hormisdas se había casado; fue tan ejemplar esposo y tan buen padre que, a la muerte de Símaco y ya viudo, lo eligieron Papa.
Silverio, natural de la Campania italiana, era hijo de Hormisdas de Frosinone. Lo eligieron Papa en el año 536 con el apoyo de Teodato, rey de los godos, aunque su fuerza estaba ya menguando en Italia. Los godos se habían civilizado tanto que habían recogido y multiplicado los vicios que encontraron; de hecho, Teodato solo entendía de caza, de mujeres y hablaba algo de Platón. De Silverio sabemos poco, pero, entre esas pocas cosas, conocemos que tuvo un pontificado breve (1 jun. 536-11 nov. 537) y tumultuoso.
Belisario desembarcó en Italia y de manera fulminante la agregó al Imperio de Bizancio.
El Papa Silverio quiso ser neutral en el problema entre los godos y los orientales, pero su intento resultó inútil. Hubo dos mujeres intrigantes y un clérigo ambicioso que lo habían sentenciado a muerte.
Una de las mujeres era la primera dama de Oriente, la mujer de Justiniano, piadosa sentimental, firme y temible, se llamaba Teodora. Era amiga de ermitaños ayunantes a pan y agua y de monjes que no se lavaban jamás justo los que eran proclives al monofisismo eutiquiano que se había condenado en el concilio de Calcedonia y protectora de los encubridores de la herejía contra la doctrina oficial; con esto estaba posibilitando que los hasta hace poco perseguidos monofisitas estuvieran presentes en la corte y ocuparan las primeras sedes –alguna la habían ocupado con violencia–; ya estaban en Alejandría y en Constantinopla. Teodora pensó que para la sede romana vendría como anillo al dedo el diácono Vigilio, por su falta de escrúpulos y su ansia de poder. Consiguió que, en el año 532, el Papa Bonifacio II nombrase a Vigilio su sucesor; comprar al clero romano con dinero no fue nada difícil para que apoyase la decisión papal, confirmándola. Bonifacio II se arrepintió de la monstruosidad anticanónica que había hecho y ese mismo año, antes de morirse, quemó el decreto ante la Confesión de San Pedro. Resultado: cuando Vigilio llegó a por su sede, ya estaba consagrado obispo de Roma Silverio. Era el papa. Y, además, había afirmado que no revocaría las decisiones de su antecesor Agapito, «antes perdería el pontificado y la vida que deshacer lo que tan santamente había hecho su predecesor».
La otra mujer era Antonina, altiva y sin respeto. La mujer del general Belisario gestionaba los asuntos en Roma como Teodora en Constantinopla.
Resistió Silverio a las pretensiones de Belisario; no entregó el papado a Vigilio, no renunció, ni abdicó. Como los planes que se habían hecho en Oriente se habían torcido y el obstáculo era el Papa, Antonina comenzó a moverse a pleno rendimiento poniendo a funcionar toda la capacidad de intrigas palaciegas para lograr echarlo.
Inventaron una carta en la que el Papa Silverio entregaba Roma a los godos. Hicieron presos a los clérigos fieles y a Silverio lo insultaron y vejaron acusándolo de alta traición; pretendieron que firmara una declaración de culpabilidad, lo despojaron de sus vestiduras papales, lo vistieron de monje y comunicaron al pueblo que el Papa salía de Roma para vivir en un monasterio. Ya no se le vio más. En realidad, lo pusieron bajo la custodia del obispo de Patara, en Licia.
Un buen día, este obispo se presentó en el palacio imperial de Constantinopla poniendo firme y llamando al orden al mismísimo emperador Justiniano por el atropello cometido contra la persona del obispo de Roma, que es obispo universal. El asustado emperador mandó revisar el caso y reponer a Silverio en su sede, llegado el caso. Pero las nuevas hábiles intrigas de Antonina y Vigilio consiguieron una flamante condena para el Papa Silverio, que fue debidamente transportado a una pequeña isla de la costa italiana donde murió en noviembre del 537 de hambre y miseria por irreductible. Por eso siempre fue venerado en la Iglesia como mártir.
¿Vigilio? No se sabe muy bien, pero quizá su arrepentimiento y lágrimas hayan conseguido borrar y lavar la sangre; vivió infeliz, apesadumbrado, cobarde ante la emperatriz, avergonzado por sus propios métodos indignos de un papa, de un obispo, de un diácono, de un cristiano y de un hombre. De todos modos, como subió a su cargo de una manera innoble e indigna, renunció al papado; no obstante, lo eligieron Papa debidamente a la muerte de Silverio y quiso mantener el tipo ante la emperatriz no concediendo lo imposible, pero su papado fue tan indeciso, vacilante, inseguro y mudable que servía de contraste con el de Silverio. Por no resultar tan maleable como esperaba Teodora, también le tocó gustar la amargura del insulto y de la infamia; fue ultrajado, golpeado, y las cadenas le hicieron primero heridas y luego callos.
Archimadrid.org

Día Mundial de los Refugiados: una huida por la supervivencia


El drama de los refugiados hunde sus raíces más profundas en causas políticas y económicas y es el resultado de las ansias de poder y de influencia de algunos países
En el Día Mundial de los Refugiados, Manos Unidas se une a la preocupación de la comunidad internacional ante un drama, que, de manera general, «hunde sus raíces más profundas en causas políticas y económicas y es el resultado de las ansias de poder y de influencia de algunos países», asegura Fidele Podga, coordinador de Estudios de Manos Unidas. «Además, las enormes desigualdades generadoras de pobreza, la falta de respeto a los derechos fundamentales y a las libertades públicas y el egoísmo y la violencia humana son también factores que acrecientan una tragedia ante la que nadie debería mostrarse indiferente», incide Podga.
En 2016, un año de tristes records, Naciones Unidas cifra en 65 millones las personas que se vieron obligadas a dejar sus hogares en todo el mundo. De ellos, 21,3 millones son ahora refugiados, la mayoría menores de 18 años. «Todas estas personas abandonan sus raíces impulsados por el deseo de huir de la guerra, de la persecución, del racismo o de la violencia y con la mente puesta únicamente en sobrevivir», dice el coordinador de Estudios de Manos Unidas, quien describe el periplo que cada año emprenden millones de personas desesperadas: «Muchos de ellos se quedan, literalmente, en el camino, donde la debilidad, las inclemencias del tiempo y la falta de recursos se encargan de poner fin a sus sueños de libertad. Otras veces, estos deseos se ahogan en las aguas de unos mares que engullen las destartaladas embarcaciones sobrecargadas de mercancía humana. Y, en otras ocasiones, los que consiguen llegar a su ansiado de destino de paz se dan de bruces con barreras infranqueables y muros donde lamentar su mala suerte».
«Manos Unidas no puede olvidar que en el mundo hay muchos conflictos no resueltos que siguen alimentando la cifra de personas que huyen para sobrevivir. La devastación provocada por las guerras en países como Afganistán, Somalia, Sudán del Sur, Sudán, Irak, Yemen, Nigeria, Ucrania, República Democrática del Congo, República Centroafricana y Colombia impulsa a millones de ciudadanos a dejar sus hogares para salvar su vida», afirma Podga.
Por ello, en los tres últimos años Manos Unidas ha apoyado 37 proyectos destinados únicamente a población refugiada y desplazada, por un importe superior a los dos millones de euros.
Trabajo de Manos Unidas con los Refugiados en Oriente Medio
Aunque el drama y la crisis de refugiados no se reducen únicamente a Siria, es este país el que, en los últimos años, ha generado más refugiados. Por ello, «Manos Unidas está desarrollando una labor de defensa y apoyo a los refugiados en Oriente Medio en la que el acceso a la educación es una prioridad absoluta», señala África Marcitllach, responsable de proyectos de Manos Unidas en la zona, recién llegada de un viaje a Líbano. «El que los niños tengan una rutina es fundamental para sus vidas», añade.
«En Manos Unidas tratamos de acompañar los procesos vitales de estas personas apoyando programas y proyectos que cubran sus necesidades básicas y les ayudamos a conseguir resiliencia, a través de educación formal y no formal para niños y jóvenes. Además, apoyamos a las mujeres que han huido solas y que, ahora, se ven con la responsabilidad de sacar adelante a sus hijos sin ayuda de nadie», explica Marcitllach. «En este sentido –asegura- una de las cosas que más me emocionan es oír a estas mujeres decir que, con los cursos de alfabetización que están recibiendo, ahora son capaces de entender lo que pone en los paquetes del supermercado o de entender lo que dicen los carteles de las calles».
Dar respuesta a las necesidades de los niños es uno de los principales objetivos del trabajo de Manos Unidas en la zona. «Para nosotros es de especial importancia la que llaman “generación perdida”; todos esos niños que se encuentran con que su vida se paró cuando estalló la guerra y para quienes la violencia forma parte destacada de la rutina», asegura Marcitllach. «Incentivar la educación es incentivar la paz, la resiliencia, el progreso y el futuro. Porque el mayor problema con el que nos estamos enfrentando en nuestro trabajo diario es la falta de esperanza», sostiene África Marcitllach.
«Todas las noches, cuando me acuesto, sueño con volver a Siria»
Algunos de estos niños son los nietos de Fátima, a quien encontramos en la última vivienda de Imán, el refugio en que se hacinan entre 30 y 40 familias provenientes de Siria. Fátima y su familia fueron los primeros en llegar a este complejo de viviendas abandonadas, un «campo de refugiados vertical», que se localiza a las afueras de la localidad libanesa de Abra, cerca de Sidón. Al principio, sus únicos vecinos eran los lobos y los perros salvajes que merodeaban la zona.
«Todo fue muy difícil. De la noche a la mañana tuvimos que malvender todas nuestras pertenencias para escapar del peligro. Nos vimos aquí, solos y desprotegidos, intentando hacernos a un lugar desconocido en un país extraño», relata Fátima que, a sus 63 años, se ha visto convertida en el sostén de parte de su familia. Junto a ella descansa un bebé, su última nieta: una niña a la que han llamado Hiba, «regalo de Dios».
Además de la pequeña Hiba, en la casa viven otras diez personas: el marido de Fátima, Abed El Kader, de 77 años, que, con la mente rota por la guerra, vive en «su propio mundo» y Maher, el menor de los seis hijos del anciano matrimonio, que huyó de Siria con su segunda mujer y sus seis chavales. De ellos, los tres mayores, fruto de su primer matrimonio, presentan graves deficiencias físicas y psicológicas.
Manos Unidas

El Papa se reúne con refugiados acogidos en parroquias de Roma


El Papa se ha reunido con refugiados acogidos en parroquias de la capital italiana antes de inaugurar el Congreso eclesial de la diócesis de Roma en la Basílica de San Juan de Letrán, en el marco de la Jornada Mundial del Refugiado que se celebra este martes 20 de junio.
Se trata de una iniciativa puesta en marcha por las iglesias católicas después de que el mismo pontífice pidiera que las parroquias abrieran sus puertas a los refugiados el pasado 6 de septiembre de 2015.
En Italia son un total de 38 las comunidades parroquiales y los institutos religiosos que en estos dos años han hospedado a un total de 121 emigrantes han pedido asilo y protección internacional. Cáritas se encarga de ofrecer asistencia a estas personas.
El Papa defendió durante el ángelus de este domingo que el «encuentro personal con los refugiados disipa los miedos y las ideologías que distorsionan, y se convierte en factor de crecimiento en humanidad capaz de abrir espacio a los sentimientos de apertura y de construcción de puentes».
Aquel día pidió que todas las parroquias, comunidades religiosas, monasterios y santuarios de Europa, acojan a las familias de refugiados que llegan al continente al huir de la persecución religiosa y las guerras de sus países, entre ellos Siria e Irak.
Europa Press

Papa Francisco: La adolescencia no es una patología y no se debe afrontar como si lo fuera


En un discurso pronunciado en la Basílica de San Juan de Letrán en Roma, ante los participantes en el congreso eclesial diocesano, el Papa Francisco animó a afrontar la adolescencia de los hijos con comprensión y teniendo presente la importancia de esa fase que no debe ser vista con temor, porque «la adolescencia no es una patología».
El Santo Padre reflexionó sobre el tema en el que se centrará el Congreso y que considera «importante para la vida de nuestras familias: acompañar a los padres en la educación de los hijos adolescentes».
El Papa hizo referencia al dialecto propio de la ciudad de Roma para hablar de las características, dificultades y bondades de construir una familia en una gran ciudad y educar en ella a los hijos, «con toda su riqueza, sus oportunidades, su variedad y al mismo tiempo sus retos».
«La vida de las familias y la educación de los adolescentes en una gran metrópoli como esta exige poner una especial atención en los pilares», afirmó. «No podemos tomarla a la ligera, porque no es lo mismo educar o ser una familia en un pequeño pueblo que en una metrópoli», agregó.
Francisco detalló algunas de las experiencias que le han transmitido en sus visitas pastorales: «la distancia entre casa y el trabajo que en algunos casos llega a dos horas de viaje; la falta de lazos familiares cercanos debido a la necesidad de trasladarse para encontrar un trabajo o para poder pagar un alquiler; el vivir siempre ‘al céntimo’ para poder llegar a fin de mes porque el ritmo de vida es muy costoso; el tiempo tantas veces insuficiente para conocer a los vecinos donde vivimos; el tener que dejar muchas veces a los hijos solos en casa».
Por todo ello, animó a reflexionar sobre la familia y la educación de los hijos «en romanesco», teniendo presente los rostros de familias concretas.
En segundo lugar, el Obispo de Roma mostró su preocupación por el desarraigo presente en la sociedad. «Familias y personas que poco a poco van perdiendo su arraigo, sus vínculos, esa red vital tan importante para sentirse parte unos de otros, para participar con los demás en un proyecto común».
El Papa resaltó «la experiencia de saber que pertenecemos a los demás, en el sentido más noble del término. Es importante tener en cuenta este clima de desarraigo» que genera «una cultura desarraigada, una familia desarraigada, una familia sin historia, sin memoria, sin raíces».
«Por ello –recomendó–, una de las primeras cosas en las que debemos pensar como padres, como familias, como pastores, es el escenario donde arraigarnos, donde establecer vínculos, donde encontrar raíces, donde hacer crecer esa red vital que nos permite sentirnos en ‘casa’».
El Pontífice recordó que la adolescencia es un período de la vida en la que se permanece en movimiento, en transición: «es una fase ‘puente’, y por ese motivo los adolescentes no son de ni aquí ni de allí, están en camino, en tránsito. No son niños y no quieren ser tratados como tales, y tampoco son adultos pero quieren ser tratados como tales, especialmente a nivel de los privilegios».
«Buscan siempre la comparación, preguntan, lo discuten todo, buscan respuestas, atraviesan diversos estados de ánimo, y las familias con ellos».
No obstante, también destacó el valor positivo de la adolescencia: «Es un tiempo precioso en la vida de vuestros hijos. Un tiempo difícil, sí. Un tiempo de cambios y de inestabilidad, sí. Una fase que presenta grandes riesgos, sin duda. Pero, sobre todo, es un tiempo de crecimiento para ellos y para toda la familia».
Por eso quiso ser tajante al afirmar que «la adolescencia no es una patología y no podemos afrontarla como si lo fuese».
Asimismo, animó a plantear la educación de los adolescentes con una «alfabetización socio-integrada, es decir, una educación basada en el intelecto (la cabeza), los afectos (el corazón) y las habilidades (las manos). Esto ofrecerá a nuestros jóvenes la posibilidad de crecer de forma armónica no sólo a nivel personal, sino también social».
El Papa advirtió que «hoy los jóvenes encuentran mucha competición y pocas personas con las que compararse». Atribuyó este fenómeno a la cultura de la «eterna juventud». «Parece que crecer, envejecer, estacionarse es un mal. Un sinónimo de vida frustrada o agotada».
«Hoy parece que todo se enmascara o se disimula, como si el mismo hecho de vivir no tuviese sentido (...). Me da pena cuando veo… a los que se tiñen el pelo. Me da pena que se quiera hacer un lifting al corazón. Hoy se usa más la palabra lifting que la palabra corazón».
«Estas arrugas me han costado toda la vida, son preciosas», dijo el Santo Padre, y lamentó que hoy en día «encontramos muchos padres adolescentes, muchos que quieren jugar a ser adolescentes para siempre».
Esta realidad «puede aumentar la tendencia natural que tienen los jóvenes a aislarse o a frenar su proceso de crecimiento ante la falta de un referente en el que reflejarse».
El Santo Padre recordó la urgencia de «recuperar el principio espiritual de la austeridad» frente a un contexto de consumismo extremo.
«Hemos entrado en una vorágine de consumo y hemos sido inducidos a creer que valemos tanto como lo que somos capaces de producir y de consumir». «Educar en la austeridad es una riqueza incomparable», finalizó.
ACI/Miguel Pérez Pichel

El arzobispo, en la Cumbre Bíblica de Nueva York: «Jesucristo no hace cosméticas, cambia el corazón y las relaciones entre los hombres»



El pasado sábado, 17 de Junio, se llevó a cabo la VII Cumbre Bíblica en la ciudad de Nueva York, con el lema Discípulos Misioneros. Llevando la Palabra de Dios al Mundo entero. Los dos conferenciantes principales fueron el cardenal Thomas Collins, arzobispo de Toronto (Canadá), en inglés, y cardenal Osoro en español.
  
El arzobispo de Madrid llegó a Nueva York el miércoles 14 de junio por la tarde con una apretada agenda de visitas, en las que estuvo acompañado por el vicario de Pastoral Social e Innovación, José Luis Segovia, y el padre Tomás del Valle, sacerdote español que trabaja con la comunidad hispana de la ciudad.
  
Sus primeros dos encuentros se llevaron a cabo el jueves 15. Por la mañana se trasladó al Bronx para visitar la comunidad de las Siervas de María, donde fue recibido por la hermana Emma Muñoz, superiora de la comunidad. Toda la comunidad esperaba en la capilla para celebrar la Eucaristía. A su conclusión, compartieron la comida y una amena y sencilla tertulia en la que el cardenal Osoro pudo conocer de primera mano la obra pastoral que las hermanas llevan a cabo entre los enfermos y descartados de la sociedad neoyorquina.
El segundo encuentro tuvo lugar también en el Bronx, en la parroquia del Espíritu Santo. El párroco, Ricardo Fajardo, invitó a los sacerdotes hispanos a una cena-encuentro con el arzobispo de Madrid. La treintena de sacerdotes que pudieron asistir compartieron alegría y esperanzas a la vez que las penas y tristezas del ministerio. Fue destacada la presencia de viejos pastores, curtidos por los años, junto a jóvenes sacerdotes. Ambos grupos agradecieron la presencia del prelado, quien se hizo una idea de la dura  vida de los sacerdotes en una ciudad hostil como es Nueva York.
El viernes 16 de junio la agenda fue bastante extensa. Por la mañana hubo una visita de cortesía al embajador de España ante las Naciones Unidas, Román Oyarzun, quien puso al tanto al cardenal del día a día de la misión y los esfuerzos destacados de España por hacerse presente en los organismos internacionales. De la misión de España se pasó a la misión de la Santa Sede ante las Naciones Unidas. Allí fue informado de la presencia del Vaticano en los diversos organismos de la ONU, para terminar con una comida fraterna.
Por la tarde se desplazó a residencia del nuncio ante las Naciones Unidas, el arzobispo  donde participó, como invitado especial en un programa de televisión que se emitirá en los próximos días. En la misma residencia se llevó a cabo una cena en honor del arzobispo de Madrid a la cual asistieron destacadas personalidades del mundo financiero, eclesiástico y diplomático. Entre estos últimos destacaba la presencia del nuncio del Vaticano ante los Estados Unidos y la Organización de los Estados Americanos, el arzobispo de origen francés Christophe Pierre, venido de Washington para participar en la cena. Entre los invitados estaba igualmente el Dr. Roy Peterson, presidente de la Sociedad Bíblica Americana –organizadora de la Cumbre Bíblica junto al departamento de Catequesis la archidiócesis de Nueva York–.
El sábado a primera hora de la mañana, el cardenal Osoro se trasladó desde la residencia del nuncio ante las Naciones Unidas, donde se hospedó durante su estancia en Nueva York, al Centro Católico de Nueva York, en cuyos salones académicos se llevó a cabo la VII Cumbre Bíblica. El apretado horario comenzó con una conferencia de saludo, introducción y testimonio a cargo del Dr. Roy Peterson. A continuación se celebró una Eucaristía presidida por el nuncio en Estados Unidos y concelebrada por los cardenales de Toronto y Madrid junto con el obispo hispano de la diócesis de Brooklyn y un numeroso grupo de sacerdotes asistentes a la cumbre. Concluida la celebración de la Misa, dieron comienzo a las dos ponencias principales del día, la dictada en inglés por el cardenal Collins y la dictada en español por el cardenal Osoro.
En su intervención, el arzobispo de Madrid incidió en que «somos discípulos y misioneros de una Iglesia en salida» en un contexto de globalización, en el que hay que trabajar por «un mundo acogedor y seguro» y ello exige «salir de la indiferencia.  «Jesucristo no hace cosméticas, cambia el corazón y las relaciones entre los hombres», aseveró.
Al concluir ambas presentaciones se procedió al rezo del ángelus y a un breve receso, para luego dar paso a los diversos talleres tanto en inglés como español. El arzobispo de Madrid no pudo quedarse en estas actividades porque debía volver a Madrid para participar en las celebraciones del Corpus Christi.
Texto y fotos: Padre Tomás del Valle / Infomadrid

El arte de amar a los enemigos. PAPA FRANCISCO.



Amar a nuestros enemigos, a quienes nos persiguen y nos hacen sufrir, es difícil; ni siquiera es un «buen negocio». Sin embargo es el camino indicado y recorrido por Jesús para nuestra salvación. 

En su homilía del 18 de junio el Pontífice recordó que la liturgia propone estos días reflexionar sobre los paralelismos entre «la ley antigua y la ley nueva, la ley del monte Sinaí y la ley del monte de las Bienaventuranzas». Entrando en las lecturas —de la segunda carta de san Pablo a los Corintios (8, 1-9) y del Evangelio de Mateo (5, 43-48)—, el Santo Padre se detuvo en la dificultad del amor a los enemigos, preguntándose cómo es posible perdonar: «También nosotros, todos nosotros, tenemos enemigos, todos. Algunos enemigos débiles, algunos fuertes. También nosotros muchas veces nos convertimos en enemigos de otros; no les queremos. Jesús nos dice que debemos amar a los enemigos».

«Jesús nos dice dos cosas —expresó el Papa afrontando la cuestión de cómo amar a los enemigos—: primero, mirar al Padre. Nuestro Padre es Dios: hace salir el sol sobre malos y buenos; hace llover sobre justos e injustos. Su amor es para todos. Y Jesús concluye con este consejo: “Sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial”». Por lo tanto, la indicación de Jesús consiste en imitar al Padre en «la perfección del amor. Él perdona a sus enemigos. Hace todo por perdonarles. Pensemos en la ternura con la que Jesús recibe a Judas en el huerto de los Olivos», cuando entre los discípulos se pensaba en la venganza.

«Jesús nos pide amar a los enemigos -insistió-. ¿Cómo se puede hacer? Jesús nos dice: rezad, rezad por vuestros enemigos». La oración hace milagros; y esto vale no sólo cuando tenemos enemigos; sino también cuando percibimos alguna antipatía, «alguna pequeña enemistad».

Es cierto: «el amor a los enemigos nos empobrece, nos hace pobres, como Jesús, quien, cuando vino, se abajó hasta hacerse pobre». Tal vez no es un «buen negocio» —agregó el Pontífice—, o al menos no lo es según la lógica del mundo. Sin embargo «es el camino que recorrió Dios, el camino que recorrió Jesús» hasta conquistarnos la gracia que nos ha hecho ricos.

Fuente: L’Osservatore Romano, ed. sem. en lengua española, n. 25, viernes 21 de junio de 2013

Amad a vuestros enemigos


Lectura del santo Evangelio según san Mateo 5, 43-48

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Habéis oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo" y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.
Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto».
Palabra del Señor.