domingo, 25 de noviembre de 2012

Te buscamos Señor, en el camino.

Te buscamos, Señor, en el camino,
necesitamos tu presencia a nuestro lado.
Qué las lágrimas vienen constantemente
a nuestros ojos.
y tu mirada es el consuelo
para esta oscuridad que nos envuelve esta noche.

Te buscamos, Señor, en nuestras horas,
aguardamos aquí
tu gesto y tu palabra.
Que el silencio sepulta
los cantos de la aurora ya perdida
en este cementerio
sin estrellas que alarguen
nuestra vigilia hacia la luz.

En la meta, Señor, te encontraremos.
Esperamos beber de tu costado
y calmar esta sed que nos ahoga.
Que estamos muy cansados y en agobios
por este largo caminar y a oscuras
y ya sólo esperamos reclinar
la cabeza en tu pecho,
que se prolonguen más los sueños y fecunden.
Amén.

Levantaos, alzad la cabeza, se acerca vuestra liberación.

El cristiano debe aprovecharse de este mundo, pero no servirse de este mundo. ¿En qué consiste esto?. En poseer como sino se poseyera.

Es eso lo que dice san Pablo: Hermanos, el momento es apremiante....Desde ahora, los que lloran como si no lloraran; los que están alegres, como si no lo estuvieran; los que compran como si no poseyeran; los que negocian en el mundo, como si no disfrutaran de él; porque la representación de este mundo se termina. Quiero que os ahorréis preocupaciones.

El que está libre de preocupaciones espera con confianza la venida de su Señor. Porque ¿ama uno a su Señor si teme su venida?.
Hermanos míos, ¿no nos avergonzamos de esto?. Le amamos ¿y tememos su venida?. Verdaderamente le amamos ¿o es que más bien amamos nuestros pecados?.

Odiemos, pues, nuestros pecados, y amemos a Aquel que ha de venir.

El Señor vino una primera vez y volverá para juzgar la tierra; entonces encontrará llenos de alegría a todos los que creyeron en su primera venida.
San Agustín