Francisco insta a la Curia romana a "que nadie se sienta aquí
ignorado o o
maltratado"
Y lo reconocerán caminando, como Jesús, al lado del pueblo. El Papa
Francisco abrió esta fría mañana de Roma el Jubileo de la Curia y del personal
del Estado vaticano peregrinando a pie desde el Aula Pablo VI hasta la basílica
de San Pedro. Y lo hizo sin atributos, con su abrigo blanco, caminando en
silencio junto a los trabajadores de la Santa Sede. No estuvo rodeado de obispos, cardenales u oropeles, sino de
varios hombres y mujeres, algunos de ellos acompañados por sus
hijos.
El día en que se celebra la
Cátedra de San Pedro, Francisco quiso dejar claro que el puesto no es lo
esencial, sino Cristo. "Cristo es la piedra sobre la
que tenemos que construir", señaló el Papa, quien insistió en
que "la Iglesia, aún agitada y golpeada por los acontecimientos de la
historia, no cae: está fundada sobre la piedra. La piedra es
Cristo".
"Dejemos que el Señor nos libere de toda tentación que aleja de lo
esencial de nuestra misión, y redescubramos la belleza de
profesar la fe", pidió el Papa, quien reclamó a la Curia romana "que
nadie se sienta ignorado o maltratado, sino que cada uno pueda experimentar
aquí el cuidado del Buen Pastor".
Ante la pregunta
"Vosotros, ¿quién decís que soy yo?", "clara y directa , frente
a la cual no se puede escapar o permanecer neutral, o retrasar la respuesta o
delegar a otra persona" Una pregunta donde "no hay nada inquisitorial, sino que está llena de amor"
y una petición a "renovar la profesión de fe", desde el Papa al
último de los hermanos.
Una profesión de fe de la
que "se deriva para cada uno de nosotros el deber de responder a la llamada de Dios". En el
caso de los pastores, "obligados a tener el mismo modelo que Dios, que
cuida de su rebaño, y va en busca de la oveja perdida (...). Un comportamiento
que no conoce fronteras, una dedicación fiel, constante, sin condiciones",
y que también comporta "dejar que el rostro de Dios, el Buen Pastor, nos
ilumine, nos purifique, nos transforme". "Que nadie
se sienta descuidado o maltratado, y que cada uno puede experimentar, en primer
lugar aquí, el amoroso cuidado del Buen Pastor".
"Estamos llamados a
ser colaboradores de Dios en una empresa tan importante y única como la de ser
testigos del Espíritu", señaló el Papa, quien pidió que "el Señor nos
libre de toda tentación que se aleje de lo esencial de nuestra misión".
"La fidelidad al ministerio se combina con la misericordia que queremos
experimentar (...). Fidelidad y misericordia son un binomio
inseparable", culminó Francisco.
(J. Bastante).-