En su exposición, el Cardenal de Madrid ha afirmado que “era muy necesario que
hubiese una encíclica sobre la fe. Y que el título fuese ese. La fe termina en
la apertura de la luz para el conocimiento del hombre’. “Se trata de una
interesantísima Encíclica, con una doble actualidad eclesial, porque sale
materialmente hablando de un período histórico marcado por el Papa Benedicto
XVI”, y “se publica y se hace documento de magisterio pontificio por parte y a
cargo del Papa sucesor, viviendo el primero”.
Algo que “nos remite a lo que
podíamos llamar la tradición viva del magisterio pontificio, del magisterio de
la Iglesia, que no se interrumpe, que continúa, que siempre se renueva pero que
nunca pierde la línea de fidelidad que le caracteriza a través de los siglos. Y
especialmente este ejercicio de magisterio entre el Papa Benedicto XVI y el Papa
Francisco con el Concilio Vaticano II”. Una línea “de magisterio vivo, de
magisterio fiel y siempre renovado, fiel a los orígenes” y “al servicio del
hombre”, que, teniendo en cuenta la fecha de su publicación, le aporta “una
especie de acento muy atractivo y muy actual”.
“A partir del Vaticano
II, ha dicho, la Iglesia ha querido hacer al hombre contemporáneo la renovada
propuesta de la vida cristiana, de ser cristiano y de cómo se es cristiano”, en
un momento histórico “en que el hombre había quedado destrozado físicamente y
materialmente”. “En ese intento de renovar y restaurar, abriendo horizontes de
futuro no conocidos, surge el Vaticano II”, que “renueva la propuesta cristiana
de la vida, que gira en torno a tres grandes virtudes: la virtud de la fe, la
virtud de la esperanza y la virtud de la caridad”.
“Era muy necesario que hubiese una encíclica sobre la fe y que el título fuese
ese: la luz de la fe. La fe no es una fuente de enigmas, no plantea enigmas para
el hombre, sino soluciones”, ha asegurado. “No termina un conocimiento
indescifrable, sino que termina en la apertura de la luz para la inteligencia y
para el corazón del hombre. Es lo que el Papa Francisco nos muestra en su
encíclica de una forma muy bella y muy actual para los tiempos que corremos,
sobre todo para la gente joven”.
También ha hecho una valoración muy positiva del Pontificado del Papa Francisco,
asegurando que “estamos muy agradecidos”. El Papa actual “viene de lejanas
tierras, y ha traído un aire fresco, renovado, de estilos espontáneos… He tenido
ocasión de tener una entrevista larga con él, y de estar a su lado en la
celebración de la Eucaristía del domingo en San Pedro, para seminaristas y
novicias/os de todo el mundo, y es una gracia poder acompañarle”. “Creo que nos
va a ayudar a hacer una traducción espiritual profunda en relación con toda esa
propuesta de renovación de la Iglesia que comienza con el Vaticano II dándole
hondura, verdad y posibilidad de ser vivida a través de una gran una conversión
a Cristo. Cuando habla me parece un gran padre espiritual para la Iglesia y de
la Iglesia en este momento”.