martes, 19 de febrero de 2013

Cuaresma, tiempo de conversión



Como cada año, en el primer Domingo de Cuaresma, se presenta el evangelio de las tentaciones de Jesús en el desierto. Fue a partir de este pasaje que el papa centró su enseñanza, recordando que “al comenzar su ministerio público, Jesús tuvo que desenmascarar y rechazar las falsas imágenes del Mesías que el tentador le proponía”. 
Hoy, dijo, “estas tentaciones son también imágenes falsas del hombre, que en todo tiempo socavan la conciencia, disfrazándose de propuestas convenientes y eficaces, incluso buenas”. 
En el relato de los evangelistas Mateo y Lucas, se presentan tres tentaciones de Jesús, “cuyo núcleo central consiste siempre en instrumentalizar a Dios para los propios intereses, dando más importancia al éxito o a los bienes materiales”, explicó el papa. 
De esta manera, continuó, “Dios se vuelve secundario, se reduce a un medio, al final se convierte en irreal, ya no importa, se desvanece”. Ante esto el catequista universal preguntó a los fieles: “En los momentos decisivos de la vida (..) ¿o bien queremos seguir el yo, o a Dios? ¿El interés individual o el verdadero Bien, aquello que es realmente bueno?” 
 
A fin de vivir a salvo del tentador, Benedicto XVI recordó que Jesús, “es la mano que Dios ha tendido al hombre, a la oveja perdida, para que vuelva a salvo (..) no tengamos miedo de afrontar también nosotros la lucha contra el espíritu del mal: lo importante es lo que lo hacemos con Él, con Cristo, el vencedor”. 
BenedictoXVI