Las palabras del santo pontífice se produjeron apenas unas horas después de que en su homilía durante la Misa del Gallo celebrada el viernes por la noche en el Vaticano, donde asegurara que “Cristo ha entrado en el mundo, haciéndose uno entre nosotros para atraernos a todos a sí. Benedicto XVI ha pedido a Dios que “cumpla su promesa” y termine “con el tiempo de las túnicas ensangrentadas” para erigir en el mundo su reino “de justicia, de amor y de paz”.
Ante miles de peregrinos reunidos en la Basílica de San Pedro, el Papa señaló que en la noche de Belén “ha quedado superada la distancia infinita entre Dios y el hombre”. Benedicto XVI rogó al Niño de Belén que ayude a los cristianos “a reconocer su rostro en el otro que lo necesita, en los que sufren o están desamparados” y en “todos los hombres” para convertir al mundo “en su familia”. El Papa aseguró que Dios “ha llamado al hombre a una libre respuesta de amor” y que el hombre no puede “con su buena voluntad redimirse a sí mismo” sino que necesita la gracia del amor de Dios y la respuesta libre del hombre para su salvación, que Dios espera “y que incluso ruega en el nacimiento de su Hijo”.
El Pontífice insistió en que Dios “no deja de buscar” a cada hombre y de levantarlo cada vez que lo necesita. Según declaró el Papa en su homilía, Dios “no abandona a la oveja extraviada en el desierto” y no se deja “confundir por el pecado” sino que vuelve “a comenzar” con cada hombre. Benedicto XVI asegurado que Dios ama a los hombres “para que puedan convertirse en personas que aman junto con Él y así haya paz en la tierra”.