lunes, 29 de mayo de 2017

Arturo Sosa, General de los Jesuitas: "He sentido la serenidad de quien se pone en las manos del Señor y de los compañeros"



Apenas unos meses después de acceder al cargo, el P. Arturo Sosa, Prepósito General de la Compañía de Jesús, nos concede esta entrevista en la que nos deja rasgos absolutamente originales de quien ejerce un liderazgo
 tan significativo y resonante en la Iglesia y el mundo. Incide Arturo Sosa en el valor explícito de la pluralidad con el texto en el cual hay que saber leer en este presente la misión. Este jesuita, venezolano, doctor en ciencias políticas, representa bien el perfil de la vida consagrada con porvenir: deseuropeizada, integradora de nuevos carismas, iluminada desde las periferias y capaz de dialogar con el presente.
¿Cómo se encuentra el P. Sosa tras estos primeros meses como General de la Compañía de Jesús?
Acabo de cumplir siete meses desde la elección. Ha sido una temporada intensa desde todo punto de vista. Afectivamente me ha supuesto el proceso que todos vivimos cuando recibimos inesperadamente una nueva misión comprometedora.
Inmediatamente he tenido que tomar las responsabilidades del cargo, al mismo tiempo que continuaban los trabajos de la Congregación General (duró un mes más). Es una experiencia de aprendizaje sobre la marcha, solo posible por el apoyo cualificado del equipo de Consejeros, Asistentes, Secretarios, compañeros y compañeras que hacen de la Curia General un auténtico equipo de consulta y discernimiento. Me he sentido también espiritualmente consolado y desafiado. He sentido la serenidad de quien se pone en las manos del Señor y de los compañeros. He sentido profundamente lo que significa pertenecer a la Compañía de Jesús. Un grupo de compañeros dispuestos a 
servir la misión de Cristo, por tanto, confiados en que es Jesús quien se ocupa de ella, nos acompaña todos los días e inspira nuestro discernimiento.

¿Considera el P. Sosa que en la vida consagrada estamos decididos a ganar en agilidad para responder mejor a los retos de la pobreza en el mundo? ¿Estamos liberándonos de inmuebles del pasado para servir a la misión?
En la vida religiosa percibo dos actitudes distintas. Unos son los que se ubican ante los cambios del mundo, la Iglesia y las congregaciones de vida consagrada resignados a aceptar lo inevitable, aunque no siempre deseado. Otros, en cambio, los viven como llamada a contribuir a sembrar el evangelio en tierra nueva y desean adentrarse en la situación cambiante, aunque asuste no conocer bien el terreno. La primera se alimenta de la nostalgia del pasado y se resigna a "hacer lo que se puede" en el presente, con menos personal, instituciones con menor impacto social y sociedades secularizadas. Se plantean, entonces, los reacomodos necesarios para prolongar el testimonio y el servicio.
La segunda acepta el consejo del Concilio Vaticano II de ir a las fuentes carismáticas, al origen de cada congregación, y se dispone a escuchar el llamado que le hace hoy el Espíritu. Se preocupa menos del número de personas con las que cuenta o de la preservación de obras (inmuebles incluidos) que de responder con creatividad a lo que nos indican los signos de los tiempos. Se plantea, entonces, nuevas formas de vida comunitaria, de organización apostólica y de vinculación con la Iglesia y el mundo.
Considero que la vida religiosa está en un proceso de descubrir su identidad propia en la "Iglesia en salida" que propone el papa Francisco. Una vida religiosa que contribuya al fortalecimiento de una Iglesia Pueblo de Dios, en la que los laicos (hombres, mujeres, jóvenes, niños y niñas) constituyen el sujeto eclesial, con sacerdotes y obispos pastores, con consagrados y consagradas creativamente fieles a los carismas que el Espíritu Santo regala a la historia humana a través de ellos.
Usted es venezolano, pero lleva años sirviendo a la compañía desde la curia general. ¿Siguen siendo nuestras instituciones eurocéntricas? ¿Qué se puede hacer para "descentralizarlas" adecuadamente?
La clave está en mantener los binomios propios de la vida religiosa: discernimiento-obediencia e inculturación-interculturalidad. Son binomios en tensión creativa que hacen posible la apertura a la novedad de Dios y la estabilidad necesaria para la vida humana. 

El discernimiento permite ponernos en sintonía con la voluntad de Dios, adquirir la libertad personal e institucional que hace posible la disponibilidad para la misión, o sea, para la obediencia. Los signos de los tiempos nos llevan hacia la periferia, nos descentralizan interiormente y también apostólicamente.

La inculturación comienza por tomar conciencia crítica de la propia cultura, permite relativizarla y entrar en relación con otras culturas a la luz del evangelio. La evangelización comienza por casa, comienza por recibir el evangelio. Por tanto, descentraliza, te saca de tu propio centro, para iluminar con la luz del Señor la propia realidad y poder ver de otra manera la propia cultura. También ilumina el descubrimiento de las otras culturas como oportunidad de enriquecimiento de la propia y de compartir la alegría de la Buena Noticia.
En estos tiempos en los que la globalización impulsa la imposición de unos mismos modos de comportarse que lleva a empobrecer las expresiones humanas, la vida religiosa puede ser testimonio de "universalidad inclusiva", resultado de su propia descentralización.
Las congregaciones religiosas admiten en su seno diversas culturas. Los misioneros de unas partes se integran fraternalmente en otras. Disfrutamos de nuestra multiculturalidad. Si avanzamos hacia la interculturalidad, es decir, la experiencia continuada de enriquecimiento mutuo, podremos también ser signos de cómo la globalización puede ser enriquecedora.
Formamos parte de un plan de Dios. El Espíritu está suscitando las vocaciones que quiere y como quiere. ¿Entendemos en la vida religiosa esta reducción drástica de nuestros números? ¿Estamos trabajando para recrear una nueva vida consagrada que comparta vida y misión con otras formas de seguimiento?
Con todos los cristianos buscamos hacernos discípulos del Señor Jesús y compartimos la misión evangelizadora. Con muchos otros seres humanos nos comprometemos en la tarea de humanizar este mundo roto por la injusticia social, la explotación personas y pueblos, la pobreza, las guerras, la violencia cotidiana... La fecundidad de la vida religiosa depende más de la calidad de su compromiso cristiano que del número de sus miembros. La reducción del número podemos leerla como una llamada a la radicalidad de nuestra consagración, preocuparnos más del ser que del hacer. Seguimos deseando muchas vocaciones y pidiéndoselas al Señor. Al mismo tiempo nos esforzamos en mejorar nuestra calidad de vida consagrada y colaborar generosamente en la misión de toda la Iglesia en la que cada quien responde a su vocación.

Como un monje de Silos, durante una semana



¿Vivir en un monasterio sin ser monje? Se puede, en la Abadía benedictina de Santo Domingo de Silos. Los requisitos: tener entre 18 y 45 años y pensar «que el Señor te puede estar llamando a la vida monástica». La próxima experiencia monástica se celebrará del 31 julio al 6 de agosto
Si eres hombre, tienes entre 18 y 45 años y te interesa la vida monástica puedes tener una experiencia monástica en el monasterio benedictino de Santo Domingo de Silos, de la Congregación de Solesmes.
Los participantes se incorporarán progresivamente en el ora et labora de la vida monástica:«Trabajarán con los monjes y recibirán charlas de formación» en las que se les introducirá en los principales aspectos de la vida monástica: «oración litúrgica mediante el canto gregoriano, lectio divina, silencio, vida fraterna…».
El objetivo último de la experiencia es dar a conocer la vida monástica benedictina a quienes puedan estar interesados en ella. Se trata, apuntan desde la congregación, de «orientar y ayudar a aquellos que se sienten llamados a una vida de seguimiento radical del Señor».
La experiencia monástica es gratuita al estar financiada en su totalidad por el monasterio. Quien se inscriba, según el dossier que los monjes han preparado para la ocasión, solo necesitará una Biblia y un cuaderno, así como ropa adecuada para la realización de actividades en el monasterio y en la naturaleza (chándal, zapatillas de deporte y/o botas) y útiles de aseo personal.
La iniciativa se desarrollará del lunes 30 de julio hasta el domingo 6 de agosto y estará sujeta al siguiente horario:
06:00 Vigilias
07:30 Laudes
08:10 Desayuno
09:00 Eucaristía
10:30 Conferencia
12:00 Actividad de la mañana
13:45 Sexta
14:00 Comida/Recreo/Descanso
16:10 Nona
16:30 Conferencia/Actividad de la tarde
19:00 Vísperas
19:50 Lectivo divina compartida
20:30 Cena/Recreo
21:40 Completas
22:15 Descanso nocturno
Quienes deseen participar en la iniciativa, pueden inscribirse a través del correo electrónico info@sermonje.eu, en el teléfono 947 390 049 (de 10:30 a 13:30 y de 16:30 a 18:30) o a través del formulario de contacto de la página web sermonje.eu.
J. C. de A

El Papa recuerda a las víctimas de los atentados de Egipto y Manchester




Francisco rezó durante el Regina Coeli por las 29 víctimas del atentado del viernes en Egipto y los 22 asesinados el lunes anterior en el Reino Unido
El Papa reiteró este domingo a su a la comunidad copta ortodoxa por el atentado del viernes 26 de mayo, que provocó la muerte de 29 fieles egipcios, entre ellos varios niños, que se dirigían al monasterio de San Samuel, asesinados tras haberse negado a renunciar a su fe cristiana:
«Deseo volver a expresar mi cercanía al querido hermano el papa Tawadros y a toda la nación egipcia, que hace dos días sufrió otro acto de violencia feroz», dijo el Papa a los firles congregados en la plaza de San Pedro para el rezo del Regina Coeli. «Las víctimas, entre las cuales también niños, son fieles que se dirigían hacia un santuario para rezar, y fueron asesinados después de que se negaron a renunciar a su fe cristiana. Que el Señor reciba en su paz a estos testigos valientes, estos mártires, y convierta los corazones de los terroristas».
«Rezamos también por las víctimas del horrible atentado del lunes pasado en Manchester, donde tantas jóvenes vidas fueron cruelmente destrozadas», prosiguió Francisco. «Estoy cerca de las familias y de todos los que lloran su pérdida».
El Papa recordó también que en el Domingo de la Ascensión se celebra la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. Según el Papa, «los medios de comunicación social ofrecen la posibilidad de compartir y difundir inmediatamente noticias de manera capilar; estas noticias pueden ser bonitas o feas, verdaderas o falsas; recemos para que la comunicación, en todas sus formas, sea efectivamente constructiva, al servicio de la vida rechazando los prejuicios, y difunda esperanza y confianza en nuestro tiempo».
Alfa y Omega

«El Papa Francisco ha ganado en transparencia»


El sacerdote y periodista Manuel Bru presenta su libro «Diez cosas que el Papa Francisco propone a los periodistas»
El sacerdote y periodista Manuel Bru acaba de presentar su nuevo libro, «Diez cosas que el Papa Francisco propone a los periodistas». La publicación, editada por Publicaciones Claretianas, forma parte de una colección en el que se recoge de una manera ágil y breve el magisterio del Santo Padre sobre temas muy concretos como la familia, la ecología, el sacerdocio…
Para el también delegado de Catequesis de la Archidióceis de Madrid, este libro es «una síntesis de la propuesta esperanzadora del Papa Francisco a todos los periodistas». Su presentación estos días coincide con la celebración de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales.

Juan Pablo II y Benedicto XVI se han preocupado por la labor de los medios de comunicación, ¿podemos decir que ese interés es mayor en el Papa Francisco?
Yo no me atrevería a decir que es mayor porque todos los papas contemporáneos han tomado conciencia, cada uno en el momento que les ha tocado vivir, del desarrollo de las comunicaciones. Creo que el Papa Francisco sí aporta un cierto giro, al centrarse más en la dimensión humanística de la comunicación. No renuncia a dar un mensaje ético de la comunicación, la infoética, de la que tanto habló Benedicto XVI, pero prefiere detenerse en temas más de fondo.

¿Cuáles son esos temas de fondo?
Se trata de las preguntas fundamentales de la comunicación. Para qué comunicar, qué es noticia y qué relación establecen los medios de comunicación y los comunicadores con la realidad social y personal del mundo en el que vivimos. Yo creo que ahí está la novedad de Francisco. Es curioso porque contrasta con el mensaje que muchas veces se da de que Francisco no es un papa sabio como Benedicto XVI o con un Pontificado tan hondo como el de Juan Pablo II. El pontificado de Francisco, siendo muy comunicativo, conciso y directo es igual o más hondo que el de sus antecesores. La hondura filosófica de su magisterio también se manifiesta en sus mensajes sobre la comunicación social. Ningún Papa, por ejemplo, había insistido tanto en la vinculación que hay entre la comunicación social y los trascendentales del ser, como son la verdad, la bondad y la belleza. Esa visión, donde lo estético forma parte de lo ético y forma parte también de la relación con la verdad de los hechos, es un mensaje muy hondo y muy novedoso.

El Papa Francisco, ¿es crítico con la labor de los medios de comunicación?
Es crítico pero creo que es suave en las formas porque lo que plantea es una visión mucho más propositiva sin esconder una visión de fondo. Lo que pasa es que a diferencia de sus antecesores ha puesto el acento en otras cosas, como el colonialismo cultural del que ya había hablado Juan Pablo II o los temas sociales relacionados con la comunicación. Por ejemplo, qué parte de responsabilidad tiene el mundo de los medios de comunicación con un mundo en el cual aunque haya un desarrollo económico hay cada vez una separación mayor entre pobres y ricos. Este es un tema que ya había tratado sobre todo Juan Pablo II pero en Francisco es evidente. Son críticas muy serias pero la manera de plantearlas no es en clave de confrontación sino en una clave de proposición.

¿Qué es la «comunicación de proximidad» de la que tanto habla el Santo Padre?
La comunicación de proximidad tiene que ver con su propia impronta teológica. Tiene que mucho que ver con los principios de la Teología del Pueblo. Es parte de una visión muy sociológica que hace una crítica a las desigualdades sociales en la clave exclusión e inclusión. No se basa tanto en la distinción entre opresores y oprimidos que es más típica del lenguaje marxista y más propio de la Teología de la Liberación. La Teología del Pueblo abraza y reconoce también la opresión porque no deja de ser una exclusión pero es mucho más integradora de la complejidad de las relaciones sociales. Aquí se trata de si existen sectores sociales, grupos o personas excluidas o se busca más bien la integración. La integración tiene como mecanismo la proximidad. La gran labor de la comunicación social a favor de la integración es la proximidad, en contacto con la realidad de la gente. El único modo de poder contar la realidad es vivir y estar inmersos en la realidad. No el periodismo de despacho. La proximidad siempre favorecerá la integración frente a la exclusión. Todo lo que tenga que ver con estar próximo a la realidad, buscando que esa realidad se integre en la sociedad ya se está haciendo un periodismo comprometido y solidario.

En cuatro años de Pontificado, Francisco se ha referido a los medios de comunicación en un centenar de mensajes y discursos, ¿pero cómo es la relación del Papa con los medios de comunicación?
Yo creo que los trata con mucho respeto, con naturalidad. Todos los papas han ido ganando en naturalidad con respecto a los medios de comunicación, pero este mucho más. No hace falta más que ver las conversaciones en los aviones con los periodistas. Creo que ha ganado en transparencia. Eso no quiere decir que todavia puede haber muchas limitaciones pero creo que ha ganado en transparencia. Todavía queda mucho recorrido pero yo creo que se está avanzando mucho.

Una información subrayaba estos días lo permisivas que son algunas redes sociales como Facebook con contenidos que hacen apología de la violencia o que se saltan las leyes contra el honor, ¿cree que hace falta un magisterio sobre estos nuevos medios que también se han convertido en editores de contenido?
Tiene que seguir desarrollándose. El magisterio de la Iglesia está haciéndose, está en ciernes. El tema de las redes sociales lo afrontó de forma muy clara Benedicto XVI. El Papa Francisco está haciendo una valoración global, pero todavía no ha hecho una valoración más detenida. Desde el punto de vista global, su reflexión es muy acertada y tiene que ver esa visión ambigua –no en sentido negativo sino necesariamente ambigua– que plantean las redes sociales. Por un lado se plantean que las posibilidades que abren son inmensamente positivas, pero por otro se advierten que los peligros también pueden ser enormes. El Papa sigue insistiendo en esa idea pero hay nuevas situaciones que todavía no se ha afrontado.

Laura Danielle (ABC)

Tened valor: yo he vencido al mundo


Lectura del santo Evangelio según san Juan 16,29-33
En aquel tiempo, dijeron los discípulos a Jesús:
- «Ahora sí que hablas claro y no usas comparaciones. Ahora vemos que lo sabes todo y no necesitas que te pregunten; por ello creemos que saliste de Dios».
Les contestó Jesús:
- ¿Ahora creéis? Pues mirad: está para llegar la hora, mejor, ya ha llegado, en que os disperséis cada cual por su lado y a mí me dejéis solo. Pero no estoy solo, porque está conmigo el Padre. Os he hablado de esto, para que encontréis la paz en mí. En el mundo tendréis luchas; pero tened valor: yo he vencido al mundo».
Palabra del Señor.

«Anunciar al mundo el Evangelio es el mayor honor en la Iglesia», el Papa en la fiesta de la Ascensión

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Hoy se celebra, en Italia y en otros países, la Ascensión de Jesús al cielo, que tuvo lugar cuarenta días después de Pascua. El pasaje del Evangelio de hoy (Mt 28,16-20), con el cual concluye el Evangelio de Mateo, presenta el momento de la despedida final del Resucitado a sus discípulos.
La escena se desarrolla en Galilea, lugar donde Jesús les había llamado a seguirlo para formar el primer núcleo de su nueva comunidad. Aquí por tanto, los discípulos han pasado por el "fuego" de la pasión y de la resurrección; a la vista del Señor resucitado se postran ante Él, aunque algunos siguen todavía dudosos. A esta comunidad llena de miedo, Jesús deja la inmensa tarea de evangelizar el mundo; y concreta este encargo con la orden de predicar y bautizar en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (cf. v. 19).
Por tanto, la Ascensión de Jesús al cielo constituye el fin de la misión que el Hijo ha recibido del Padre y el inicio de la continuación de esta misión por parte de Iglesia. De hecho, a partir de este momento, la presencia de Cristo en el mundo es mediada por sus discípulos, aquellos que creen en Él y lo proclaman. Esta misión durará hasta el final de la historia y gozará de la ayuda del Señor resucitado, el cual asegura: “Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo” (v. 20) .
Su presencia aporta fortaleza en la persecución, consuelo en el sufrimiento, apoyo en las situaciones de dificultad a las que se enfrentan la misión y el anuncio del Evangelio. La Ascensión de Jesús nos recuerda de esta ayuda de Jesús y de su Espíritu que da confianza y seguridad a nuestro testimonio cristiano en el mundo. Nos revela porqué existe la Iglesia: ¡existe para anunciar el Evangelio!, ¡sólo para ésto! La Iglesia somos todos nosotros, los bautizados. Hoy, estamos invitados a comprender mejor que Dios nos ha dado una gran dignidad y la responsabilidad de anunciarlo al mundo, de "hacerlo accesible a la humanidad". Esta es nuestra dignidad, ¡este es el mayor honor en la Iglesia!
  En esta fiesta de la Ascensión, mientras volvemos nuestra mirada al cielo, donde Cristo ascendió y está sentado a la derecha del Padre, fortalecemos nuestros pasos sobre la tierra para continuar con entusiasmo y coraje nuestro camino, nuestra misión de testimoniar y vivir el Evangelio en cualquier entorno. Sin embargo, somos conscientes de que ésto no depende, ante todo, de nuestras fuerzas ni de la capacidad de organización o de los recursos humanos. Sólo con la luz y el poder del Espíritu Santo podemos cumplir eficazmente nuestra misión de dar a conocer y experimentar cada vez más a los demás, el amor y la ternura de Jesús.
  Pidamos a la Virgen María que nos ayude a contemplar los bienes celestiales, que el Señor nos promete, y a convertirnos en testigos más creíbles de la resurrección, de la verdadera Vida.
(from Vatican Radio)